Maldita prensa

BARNEY, 05/06/2021

De todo lo que dice Zidane en la famosa carta publicada en el diario As, lo más doloroso para mí es todo lo referido a la maldita prensa. Todo. Deja varios recados, a cual peor. A todos esos periodistas que no querían hablar de fútbol porque le «hubiera gustado que las preguntas no fueran siempre dirigidas hacia la polémica», pero a esos ya los conocemos, son lamentables, olisqueadores de morbo y una vergüenza para la profesión. Mucho más grave es lo que señala respecto a los «mensajes filtrados intencionalmente a los medios de comunicación» porque «creaban interferencias negativas con la plantilla». Lamadreque… nunca quise creerlo, pero parece que era verdad. Tienes una panda de buitres carroñeros merodeando y resulta que desde la directiva se les daba carnaza para aumentar la presión sobre el entrenador. ¡Sobre el Zidane de las tres Copas de Europa! Creo que el hecho de que Zidane elija el puñetero As de Relaño para su carta, el medio del enemigo irreconciliable de Florentino Pérez, no es casual.

¿Tan importante es la prensa para un entrenador? Podemos pensar que no debería ser así, que un técnico del más alto nivel debería tener la capacidad suficiente como para evadirse de la presión que supone tener todo el día a alimañas acechando en las ruedas de prensa, pero se ve que afecta. Y creo que afecta porque sus comentarios crean confianza o desconfianza para poder trabajar. No solo eso, sino que además hay millones de seguidores que van al fútbol con el As o el Marca bajo el brazo creyendo a pies juntillas lo que dicen, y este año no se ha notado mucho por la ausencia de público en los estadios, pero tengo claro que de haber estado el Bernabéu a reventar, Zidane no habría llegado a diciembre tras las derrotas en casa frente al Cádiz, el Alavés o el Shaktar. Claro que influye la prensa para trabajar.

Hay muchos ejemplos cercanos. Al Cholo Simeone no se le critica nada, por ejemplo, pese a ser el entrenador mejor pagado del mundo. Sí, este año ha ganado la Liga «de aquella manera», pero se ha pasado años practicando un juego horrible y viviendo de la excusa del presupuesto, cuando infrautiliza a jugadores como Joao Félix (125 millones) o Lemar (75 millones). Aprovecho para dejar aquí mi explicación de lo ocurrido este año en LaLiga, un campeonato con un guion escrito desde la primera jornada en el que se sabía que «el malo», el enemigo de Tebas, no podría hacerse jamás con el título:

La Liga en ocho capítulos

El capítulo octavo

El Cholo tiene tantos «amigos» entre los periodistas que cuando entró en la sala de prensa en Lisboa tras la final de 2014 comenzaron todos a aplaudirle. ¿Por qué? No es solo que olvidaran el lamentable juego y el bochornoso espectáculo de fingimiento y pérdida de tiempo desplegado durante más de una hora, sino que aplaudieron también al tipo que en los últimos minutos de partido saltó al campo como el macarra que siempre fue para agredir a un chaval de 21 años entonces, Raphael Varane. Lo que siempre se critica al entrenador del Real Madrid, sea quien sea, se convierte en aplausos cuando del Cholo se trata.

Otro ejemplo de prensa babosa a su alrededor es Pep Guardiola, que puede gastar más de mil millones de euros en fichajes y no conseguir nada en Europa. Lo sé, habrá quien recuerde sus dos Champions con el Barça (2009 y 2011), pero con ese equipazo se consiguieron también antes (Rijkaard, 2006) y después (Luis Enrique, 2015). El Bayern de Munich logró la Champions antes de Pep (2013) y después de Pep (2020), pero no con Pep, pese a todos los fichajes realizados. La semana pasada se le aplaudió la genialidad de salir a jugar la final de Champions sin medio centro defensivo, lo mismo que se le aplaude hacer que un lateral vaya hacia el centro del campo o que juegue sin delantero centro.

Se le va a aplaudir todo lo que haga (recordad El sexto sinsentido) y si pierde, también será porque él es el responsable de los logros de su rival. Por cierto, el MVP de la final fue el medio centro defensivo del Chelsea, Kanté.

No deja de ser curioso el doble rasero de la prensa para alabar a Simeone, Guardiola, Klopp, Tuchel o incluso Pochettino mientras se critica todo lo que hace Zidane, cuyo palmarés habla por sí solo. ¿Desde cuándo está la prensa detrás de la cabeza de Zidane? En realidad no ha habido entrenador del Madrid que haya escapado de los ataques de la prensa: Del Bosque era un gestor de grupo sin conocimientos tácticos (dos Champions, un Mundial y una Eurocopa, entre otros títulos), Lopetegui por cómo se produjo, Benítez porque no era el perfil, Solari porque pasaba por allí y no daba la talla, Mourinho era un tipo arisco y maleducado que jugaba al contraataque (100 puntos y 121 goles en una sola temporada),… y Zidane es un alineador con flor. Con todo lo que ha tenido que aguantar este año con las lesiones, sin fichajes y con las salidas de jugadores en mitad de la temporada. Tras el descalabro frente al Alcoyano se pidió su cabeza, ya se hablaba de que no tenía margen o la situación era límite:

Recuerdo las desagradables portadas y anuncios del Marca con los nombres de los supuestos entrenadores para cuando se echara a Zidane. Solo pensar que algunos directivos podían tener interés en que se filtraran estas noticias me revuelve el estómago:

Siempre Pochettino, igual que Allegri. ¡Ni que hubiera ganado tres Champions y dos Ligas! Josep Pedrerol, a cuyo programa acudió Florentino Pérez en persona a explicar el proyecto de la Superliga, se pasó varias semanas atacando al técnico madridista. Octubre de 2020:

Apenas hacía tres meses de la consecución del título de Liga, pero la memoria es muy corta y frágil, como comentaba Zidane en otro de los puntos de su carta. Tras caer en agosto con el City volvieron las críticas al entrenador:

Los méritos del entrenador para alzarse con la que quizás sea la Liga más complicada de la historia, tras el parón por el confinamiento y la pandemia, ya se habían olvidado. Si me sigo remontando hacia atrás en el tiempo, compruebo que Zidane nunca dejó de estar cuestionado para la prensa, para toda, también la que algunos llaman madridista. Durante la misma temporada 2019-20 y tras la derrota en Mallorca (qué más darán los penaltis no pitados ese día):

En la pretemporada de ese mismo año 2019, el Real Madrid fue vapuleado 3-7 en Washington. Repito, era un amistoso de pretemporada, pero se volvió a utilizar para cuestionar la idoneidad de Zidane para el puesto de entrenador.

Zidane había vuelto al equipo unos meses antes para tratar de enderezar el desaguisado que habían dejado Lopetegui y Solari, pero tras una mala racha de resultados y apenas tres meses en el cargo era cuestionado de nuevo. Mayo de 2019:

Zidane había abandonado el Real Madrid en mayo de 2018 en lo más alto, tras conquistar su tercera Champions consecutiva eliminando al Paris Saint Germain, el Bayern de Múnich, la Juventus de Turín y derrotando 3-1 al Liverpool que había arrasado la Premier. Nada, tampoco era suficiente. Zidane se fue agotado, un tanto a la manera de Ulises o Aragorn, o como Gladiator y el descanso del guerrero. ese tipo cansado que solo quería volver a casa y reposar tras tanta batalla. Esa misma temporada había sido muy complicada para el técnico tras la eliminación en Copa frente al Leganés y la mala marcha del equipo en Liga:

Lo que no se contaba era por qué el Madrid estaba a 14 puntos del Barça en esos momentos, tras un arranque de campeonato tan vergonzoso como lo ha sido todo este campeonato. Villar estaba en chirona, el Madrid había hecho doblete de Liga y Champions unos meses antes, y había arrasado 1-5 al Barça en la Supercopa pese al calamitoso arbitraje de De Burgos Bengoetxea. El Villarato morirá matando.

Uno podría pensar que tras ese doblete y tras jugar una final de Champions espectacular contra la Juventus en Cardiff (4-1) a Zidane se le reconocerían sus logros como entrenador. Pues resulta que tampoco. El equipo ganaba porque la plantilla era la mejor, nunca por los méritos del entrenador. Junio de 2017:

Lo que hizo Zidane aquel año fue arriesgado, novedoso, innovador… Espectacular. El famoso equipo A y equipo B, que logró tener enchufada a toda la plantilla y alcanzar un doblete que se le escapaba al Madrid desde hacía más de cincuenta años. Pero para la prensa siempre ha quedado esa sensación de que Zidane «pasaba por allí, puso a sus cuatro amigos y tuvo suerte». Zidane fue nombrado primer entrenador del Real Madrid en enero de 2016 y en marzo de ese mismo año la prensa ya especulaba con su salida (Entrenador nuevo, blanco seguro) y proponía los eternos candidatos:

Otra vez Pochettino, otra vez Allegri. Y de regalo, Ernesto Valverde, entonces entrenador del Athletic de Bilbao. Siempre pensé que eran especulaciones absurdas de la prensa, pero me preocupa pensar que podían ser filtraciones interesadas. Concluyo ya con la famosa crítica de Isaac Fouto, el vendedor de humo de la supuesta infalibilidad del VAR, ya antes de que Zidane tomara posesión de su cargo como entrenador del club:

Este post se titula por algo «Maldita prensa», porque creo que buena parte del hartazgo de Zidane se debe a la misma y por eso resulta más imperdonable la posibilidad de que la directiva haya estado tras esos mensajes de crítica, como desviando la atención de la responsabilidad del club en algunas de las decisiones tomadas. Tras la marcha de Zizou se han deslizado sobre todo cuatro nombres: Conte, Raúl y los habituales Pochettino y Allegri. Ninguno. De manera sorpresiva se ha elegido a Calo Ancelotti. No sé si me motiva o no, con él al frente el equipo jugó maravillosamente bien durante varios meses, se conquistó la Décima, pero desde luego tiene personalidad y experiencia, aunque no sé si es el adecuado para acometer la drástica renovación que necesita la plantilla. ¿Qué ha hecho la prensa tras su primera rueda de prensa, en la que se habló entre otros de Gareth Bale? Volver a meter mierda, volver a los ataques hacia uno de sus objetivos preferidos:

Otra vez hablando del «golfista», y buscando una foto de un futbolista en su tiempo libre, qué asco dan. Bale sodomiza periodistas, como dije en su día, y come carne picada de hijos de periodistas, solo así se entiende el odio que le tienen. La noticia es del 4 de junio, y parece que no les importa que hace ya más de una semana el agente del jugador hubiera dicho lo contrario:

La verdad les importa muy poco. Como el análisis riguroso de los datos o la veracidad de la información. Por esta razón, y puesto que es una guerra abierta contra el club, lo último que he escrito para La Galerna son mis propuestas para el contrato del entrenador del Real Madrid, las obligaciones que el club debería cumplir para garantizar que el entrenador pueda trabajar a gusto y sin interferencias:

Desde el mismo día en que firmó me subo al carro de Carletto, ojalá el club lo blinde y ojalá cumpla los tres años de contrato que ha firmado. Será señal de que ha podido trabajar pese a todo ese entorno perjudicial.

¿El mejor de todos los tiempos?

BARNEY, 29/11/2020

¿Maradona, Michael Jordan y Federer? Hay quien prefiere a Messi, LeBron James o Nadal. O a Pelé, Magic Johnson y Djokovic. O a tantos y tantos otros.

Con cierta frecuencia surge el debate sobre quién era el mejor de todos los tiempos en un determinado deporte, ya sea el tenis, el fútbol o el baloncesto. O el atletismo, el boxeo y el ajedrez. The GOAT, como dicen los americanos, «Greatest Of All Time». Si el debate ya resulta imposible de contrastar en deportes individuales, no digamos lo absurdo que parece discutir sobre este asunto en deportes de equipo. Le veo poco sentido y no suelo participar por dos razones:

  • Huyo de las verdades absolutas en esto del deporte porque creo que hay muy pocas, y en este tema suelen pesar más las preferencias o las filias de cada uno. No es solo una cuestión de títulos. Este año, por ejemplo, Carlos Sáinz ha sido elegido «mejor piloto de la historia del Mundial de Rallys», pese a que solo ganó dos mundiales, muchos menos que el francés Sebastian Loeb (nueve títulos). Pero el madrileño ha añadido el París-Dakar a su palmarés y, sobre todo, que sus títulos se produjeron en un momento en el que el mundial de Rallys tenía una enorme competencia de marcas y pilotos.
  • Y en segundo lugar, porque afirmar con rotundidad que Messi es mejor que Maradona, Cristiano Ronaldo o Di Stéfano, o que LeBron James está por encima de Michael Jordan, o que «Federer es el más grande de la historia», supone comparar jugadores distintos en momentos diferentes del deporte. Con condiciones incomparables, tanto en lo técnico, como en lo físico, o incluso en las reglas del juego, que también tienen su importancia.

A todo ello le añado que la mayoría de nosotros no ha visto jugar a todos los futbolistas o tenistas que en la historia ha habido como para establecer de manera pretenciosa quién ha sido el más grande de todos ellos. O ellas, no me vaya a criticar la señora ministra.

Con la muerte de Maradona esta semana, se ha vuelto a abrir el debate sobre si se ha ido «el mejor de la Historia», «el D10S del fútbol», «el más grande» y todos esos titulares sensacionalistas que hemos leído estos días. Por diversas circunstancias este año se puede discutir sobre quiénes han sido los mejores de siempre en varios de mis deportes favoritos, y de eso va el post de hoy. Siento defraudar a quien espere verdades absolutas porque no las va a encontrar. Salvo dos: Michael Phelps es el mejor nadador de la historia por títulos y marcas, y Pau Gasol es, sin ninguna duda, el mejor jugador de baloncesto español de la historia.

Tenis

Durante muchos años hemos escuchado que el suizo Roger Federer era «el mejor de la historia» del tenis. Sus 20 títulos de Grand Slam le avalaban, pero ya en su día dije que nuestro Rafa Nadal podía competir perfectamente por ese título, y ya le ha igualado en esa veintena de títulos. No tengo claro el orden, pero sí afirmo que los tres mejores de la historia lo componen el Big Three que hemos disfrutado durante casi dos décadas: Nadal, Federer y Novak Djokovic. Pete Sampras nunca logró ganar sobre tierra batida y sus 14 grandes quedan muy lejos de este trío. Bjorn Borg, Rod Laver, Roy Emerson, Jimmy Connors y André Agassi estarían (para mí) con Sampras en ese segundo nivel.

El Big Three ha logrado 57 de los 69 Grand Slams disputados desde 2003, lo cual es una salvajada descomunal, teniendo en cuenta que durante ese tiempo han coincidido con grandísimos tenistas como Andy Murray, Del Potro, Wawrinka o la nueva hornada de los Thiem, Zverev o Medvedev. Pero, ¿quién es el mejor del Big Three? Yo presento la candidatura de Rafa Nadal y quizás en un par de años le supere Novak Djokovic, pero ahora mismo estos son mis argumentos:

  • Nadal ha logrado más Grand Slam (20) que Nole (17), y tiene más Masters 1000 (35) que Roger Federer (28). Nole tiene 36.
  • Ha logrado acabar 12 temporadas entre los dos mejores del mundo, superando al mismísimo Federer en esa estadística. Es incombustible, pese a que muchos le pronosticaron una carrera breve.
  • Ha ganado el oro olímpico individual y en dobles. Federer solo lo logró en dobles y Nole no lo ha logrado en ninguna de las dos categorías.
  • Ha ganado cinco Copas Davis, por solo una de Federer y Djokovic.
  • En sus enfrentamientos directos con el tradicionalmente considerado el mejor de todos los tiempos, Federer, domina 24-16.

Entenderé a quien considere que el suizo sigue siendo el más grande, porque a Nadal le sigue faltando el torneo de maestros, el ATP Masters que Federer se ha llevado en 6 ocasiones. Djokovic se lo ha llevado en 5 ocasiones, es el más joven y el que tiene más pinta de poder seguir aumentando su palmarés. El serbio tiene además a su favor que domina los enfrentamientos directos con sus dos rivales: 27-23 frente a Federer y 29-27 contra Nadal. Federer y Djokovic superan a Nadal en semanas como número uno del mundo, pero nuestro Rafa puede mirar a los ojos a ambos y discutir apoyado en varias razones quién ha sido el más grande de todos los tiempos.

Baloncesto

Con la victoria de Los Ángeles Lakers sobre Miami Heat en la final de la NBA en Orlando, se ha abierto de nuevo el debate sobre quién era el The Goat en este deporte: LeBron James o Michael Jordan. La unanimidad que parecía existir sobre Jordan se cuestiona tras el cuarto título de LeBron con su tercera franquicia (tras lograrlo con Miami y Cleveland). Los jóvenes han sido fundamentales en este cambio de tendencia, como se vio en una reciente encuesta en los Estados Unidos en los que LeBron era considerado por delante de Jordan en 29 de los 50 estados del país. Los que siguieron la serie que dedicamos mi hijo y yo a los playoffs y finales de la NBA verían cómo Ibra, que sabe mucho más que yo de esto, se decantaba por James, mientras que «los ancianetes» seguimos creyendo que Jordan fue el más grande.

Nuevamente si hablamos de títulos o estadísticas hay otros jugadores que superan a ambos, como Bill Russell, con 11 anillos de la NBA, o John Havlicek, con 8. Wilt Chamberlain fue elegido por la NBA como «el jugador más dominante de la historia», ya que promedió más de 30 puntos y 20 rebotes por partido a lo largo de toda su carrera. Si hablamos de revolucionar el juego, es indudable el peso que tuvieron Magic Johnson (5 títulos) y Larry Bird (3) para relanzar una NBA que andaba de capa caída a finales de los setenta y principios de los ochenta. Kareem Abdul-Jabbar sigue siendo el jugador con más MVP de una temporada regular, seis, seguido por Michael Jordan y Bill Russell con cinco, y Chamberlain y LeBron con cuatro.

Mi favorito sigue siendo Michael Jordan, seguido por Kobe Bryant y Magic, aunque puedo comprender a los (jóvenes) defensores de LeBron. The last dance es una obra maestra de las series documentales que narra cómo Jordan fue trabajando y puliendo su cuerpo, mejorando su técnica, cómo exigía más a su entorno, hacía mejorar a sus compañeros, para lograr lo que logró: dos «threepeat». Acabar con la dinastía de Lakers y Celtics, y destrozar a los Bad boys de Detroit. Seis títulos en seis finales, pese a los dos años de descanso que se tomó para jugar al béisbol en medio de los éxitos. Dos oros olímpicos (1984 y 1992), y la sensación de dominio del juego y de control de la situación que no he visto ni siquiera en Magic y Bird, que eran dos grandes en esto.

LeBron tiene cuatro títulos de la NBA obtenidos en las diez finales que ha disputado. ¡Diez!, una animalada, nueve de ellas consecutivas. También ha ganado dos oros olímpicos (2008 y 2012), aunque recuerdo sus fracasos en Atenas 2004 y el mundial de Japón 2006, solo bronce en unos campeonatos en los que el oro era obligatorio para los norteamericanos. Pero lo que hace muy grande para mí a LeBron es haber sido capaz de ganar el título con tres equipos diferentes. No acomodarse a una franquicia y saber reinventarse. En un nuevo equipo, adaptarse a otros compañeros y entrenadores, y progresar en su juego año tras año: en defensa, en tiro exterior o esta temporada como máximo asistente.

Fútbol

No lo tengo nada claro. ¿Es Maradona el mejor de todos los tiempos? Al mismísimo Diego se lo preguntaron hace tiempo y dijo que el más grande había sido Alfredo Di Stéfano. El brasileño Pelé coincidía con Maradona acerca de Don Alfredo como el más grande que había visto. Di Stéfano era el mejor delantero, medio centro, defensa, extremo y lo que hiciera falta, porque los que lo conocieron destacan que su voracidad hacía que se multiplicara en el campo para recuperar, distribuir y marcar los goles que su equipo necesitara. ¿Y qué opinaba el propio Alfredo Di Stéfano? Pues nos sorprendió a todos cuando dijo que para él, que de esto sabía un rato, el más grande había sido el paraguayo Arsenio Erico:

«Erico es diferente a todo lo que vi. Un jugador notable. Todo lo que engloban, sin exagerar, las cinco letras de la palabra crack. Para mí, un malabarista de circo, un artista. Perdón, un gran artista. Tenía un salto único y valía la pena comprar una entrada para verlo jugar».

Años después, en 2008, Di Stéfano dijo que el mejor de la historia sin duda había sido Maradona, aunque por aquel entonces la carrera de Messi estaba en sus principios. Otro candidato que nunca aparece en estos listados es el húngaro Ferenc Puskas, por palmarés y por figurar como el «mejor goleador histórico en Ligas» para la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS). Si hubieran ganado aquella final del Mundial de 1954… la victoria alemana fue denominada «el milagro de Berna», una de esas maravillosas historias del deporte que conviene conocer.

Yo no vi jugar a Di Stéfano ni a Puskas, y muy poco a Pelé, aunque he visto varios documentales suyos sobre su carrera y el espectáculo que debió ser el mundial de Brasil de 1970. Y por supuesto Evasión o victoria, película madridista donde las haya. A Johan Cruyff le he visto incluso en el Bernabéu, la primera vez que fui al estadio, pero para mí está en el siguiente escalón de los más grandes. Ganó tres Copas de Europa con el Ajax, ocho ligas holandesas, pero solo una en España y acabó jugando con el Levante. Con la selección holandesa alcanzó el subcampeonato del mundo en 1974.

Por palmarés y por mis gustos personales (y como tales gustos, son discutibles), hay otro holandés que supera a Cruyff, que es Marco Van Basten, el delantero centro más elegante que he visto nunca. Tres ligas holandesas, tres italianas en los años en los que el Scudetto era el campeonato más potente del mundo, dos Copas de Europa y la Eurocopa con la selección. Los mismos balones de Oro que Cruyff, con tres.

Para mí, Maradona es otra cosa. Es como lo que comentaba acerca de Michael Jordan, el jugador que controlaba el tempo del partido. Nunca nadie ha controlado lo que hacían los otros veintiún jugadores sobre el terreno de juego como lo hacía él. Su palmarés no es el más brillante, puesto que nunca ganó la Copa de Europa, por ejemplo, y «solo» ganó dos Ligas italianas, una Copa italiana y una UEFA con el Nápoles. Pero es que logró todo eso con el Nápoles, un equipo recién ascendido compitiendo en los años en los que la Juventus (campeona de Europa en 1985) y los equipos de Milán fichaban a los mejores jugadores del mundo. Consiguió también una liga argentina con Boca Juniors, una Copa del Rey con el Barcelona y el Mundial juvenil con su selección.

Pero donde fue auténticamente grande fue con la albiceleste. Su exhibición en el Mundial de México 86 es, quizás, la mayor exhibición individual de toda la historia de los mundiales. En Italia 90 llevó a Argentina a la final contra pronóstico y no logró más en España 82 por la veintena de faltas de Gentile y porque coincidió con la espectacular selección brasileña de Zico, Eder, Sócrates y Falcao.

No se puede comparar a Maradona con los futbolistas actuales porque en aquellos tiempos sufrió marcajes que hoy resultan imposibles de ver. Uno pone «Maradona y patadas» en YouTube y encuentra un festival salvaje de carnicería y caza al hombre. La entrada criminal de Goikoetxea sigue provocando escalofríos más de treinta años después. Igualito que el fútbol de hoy como para poder comparar. Fue grande además, jugando en unos campos infames, y en Barcelona, Nápoles, Argentina y con la selección. Os dejo uno de tantos vídeos sobre leñazos, uno en concreto que trata de explicar por qué Maradona caminaba (y saltaba, añadiría yo) de ese modo:

En el siguiente escalón a Maradona (y todo es discutible, por supuesto), están, junto a otros, Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Messi es un talento puro y CR7 representa el esfuerzo constante que, unido a un gran talento, compite de cara a cara con los mejores de la historia. En palmarés y estadística supera a Leo Messi, aunque sé que esto reventará a los amiguetes no madridistas que aún me quedan. Sí, lo sé, Messi ha ganado más Ligas y Copas que Ronaldo a lo largo de su carrera, pero este ha ganado 5 Champions, por 4 del argentino. Que siendo estrictos en lo que al peso en el título se refiere, serían solo 3, puesto que en la de 2006, Messi solo anotó un gol y no jugó de cuartos de final en adelante.

Cristiano Ronaldo es el máximo goleador de la historia de la Champions, el segundo mayor a nivel de selecciones, y ha sido determinante con el Manchester, el Real Madrid, la Juventus y la selección, con la que ha logrado una Eurocopa y una Nations League. Messi tiene el oro olímpico y un Mundial sub-20, pero no ha logrado nada con la absoluta, ni ha sido capaz de ser determinante con la albiceleste, motivo por el cual está claramente por debajo de Diego Maradona en cuanto a consideración de sus compatriotas. En eliminatorias de Champions, las estadísticas de Cristiano son muy superiores a las de Leo Messi, que en sus últimos años ha deambulado por Roma, Liverpool, Turín o Lisboa mientras su equipo era vapuleado.

Cuestión de opiniones. Yo no digo que Cristiano sea mejor que Messi, es un debate que no me interesa. Hablo de presencia en el juego, de competitividad, mejora continua, personalidad, hacer más fuertes a tus compañeros y ahí Ronaldo está varios cuerpos por delante de Messi, aunque este pueda tener mayor talento y habilidad técnica. Y protección. Sí, protección, la que Messi siempre ha gozado en los años más duros del Villarminiato, que para mí devalúan varios de los títulos nacionales obtenidos. Por eso no ha salido nunca de ese círculo de protección del que goza en Barcelona. Protección mediática, institucional y arbitral. Además, Messi ganó todo mientras tuvo a Xavi, Iniesta, Alves, Puyol o Neymar jugando a su lado. Sin ellos ha bajado muchos enteros, mientras que los jugadores españoles mencionados fueron decisivos para ganar un Mundial y dos Eurocopas.

No puedo cerrar este post sin hablar de otros dos grandes, que para mí también merecen estar en el peldaño siguiente a Maradona: Zinedine Zidane y Ronaldo Nazario. El francés es otro de esos talentos determinante en varios clubes (Girondins, Juventus y Real Madrid) y en la selección (un Mundial, una Eurocopa, un subcampeonato del mundo), talento en estado puro, elegancia y el único jugador al que he visto dominar un partido como a Maradona en un Mundial: el célebre Francia-Brasil de 2006, un partido que disfruté en directo con la boca abierta:

Ronaldo Nazario es el delantero más bestial que he visto en un terreno de juego, por potencia y por técnica, y siempre nos quedará la duda de qué habría sido de su carrera sin las lesiones que lo apartaron dos años de los terrenos de juego. Pero el Ronaldo de los años previos a su lesión, en Holanda, en el Barça, el Inter y la selección, es de lo mejor que he visto en mis años de espectador de fútbol.

Todo es debatible, y por supuesto, estaré encantado de confrontar opiniones con los lectores que quieran. DEP, Maradona (el futbolista).

Como todos los lectores asiduos de este blog sabéis, si queréis colaborar por una buena causa a través de una ONG contrastada, es posible hacerlo mediante microdonaciones en este enlace: Ayuda en Acción/colabora

De la Supercopa a la Copa, y al Cholo poca estopa

Cultural Leonesa

BARNEY, 24/01/2020

Parece mentira tener que repetir la obviedad de que en el fútbol no puedes confiarte nunca, que luego pasa lo que pasa. No hay enemigo pequeño, no puedes dejar a los mejores en casa, no puedes salir a reservar,… La Cultural Leonesa, con su presupuesto anual de 2,75 millones de euros, se ha cargado de la Copa del Rey al Atleti del Cholo, el entrenador “estrella” ahora estrellado que se embolsa esa misma cantidad cada 42 días. Esta vez ni siquiera le queda la tradicional excusa del presupuesto, la que suele esgrimir cuando palma con el Madrid, no con el Barça, porque solo el fichaje de Joao Félix esta temporada le daría para sufragar los gastos de la Cultural durante ¡45 años!

En este mes que termina en unos días, la cuesta de enero que tradicionalmente se le atragantaba al Real Madrid se ha trasladado a los vecinos del Metropolitano y al equipo de lo que Guardiola definió como “ese pequeño país al norte de España”. Hemos vivido un enero enormemente divertido por primera vez en mucho tiempo, que además ha servido o está sirviendo para poner muchas cosas en su sitio.

La Supercopa

Portada ArabiaComenzamos con ese torneo arrancado a los aficionados españoles y llevado de manera infame a Arabia Saudí: la Supercopa de España. Me harté de leer comentarios acerca del equipo “invitado”, el “intruso”, el que no debería estar ahí, apelativos referidos al Madrid y casi nunca al Atleti, que reunía los mismos méritos, si no menos (el Madrid ganó el Mundial de clubes la temporada anterior). Vamos a ver, los árabes pusieron la pasta que pusieron (y consta que fue mucha) para ver al Madrid y a Messi, a ver si lo vamos entendiendo todos. Muchos culés encendidos con la presencia del Madrid en la final han callado cuando el formato de la Supercopa femenina se ha cambiado para incluir a cuatro equipos: el Atleti (campeón de Liga), la Real Sociedad (campeón de Copa) y el Levante y el Barça (los invitados intrusos que no deberían estar ahí).

El Madrid se presentó sin Benzema, Hazard, Bale y Asensio, casi nada. Poned los nombres que queráis para hacer la comparación con el Barça o el Atleti. Y Zidane respondió como siempre a todas las preguntas inquisitoriales y metemierdas acerca de la presencia del equipo o de las numerosas ausencias: con una sonrisa. Con tranquilidad, sin aspavientos, mirando a los ojos a la «mejor prensa deportiva» del mundo y desmontando sus patrañas.

Era un torneo que no me interesaba demasiado, pero a medida que fue avanzando me enganchó y lo disfruté como un enano. El Madrid se alzó con el título frente a los tres equipos más antimadridistas del planeta (el Sevilla puja para entrar en la terna) y dejó muchos cadáveres en el camino. Se llevó por delante al mismísimo Ernesto Valverde, cuando tenía al equipo líder en LaLliga de Tebas y clasificado para Champions con comodidad. Y de regalo, cuatro meses de baja para el terror de tibias, cuellos y nucas de defensas, Luis Suárez.

Pero el torneo sirvió para muchas otras cosas:

  • Para ver que las imágenes de un VAR sin manipular se pueden mostrar al instante y desde el punto exacto que el espectador necesita, en línea con la acción, como en los goles anulados al Barça frente al Atleti, y no como en tantos otros en nuestra Liga, donde nunca aparece la imagen que árbitros y espectadores requieren. El gol anulado a Bale en el Camp Nou, por ejemplo. Seguramente es fuera de juego, pero llama poderosamente la atención que con más de cincuenta cámaras en el campo no se haya mostrado ni una sola imagen desde la cámara que estaba en la acción de la jugada.

  • Para captar la rabia de los antimadridistas (y descojonarse de ellos) con la jugada decisiva del torneo: la entrada de Fede Valverde a Morata en el minuto 117 de partido. El colmo de la estulticia lo mostró Marçal Llorente, del Mundo Deportivo, quien llegó a decir que esa jugada, aunque fuera cinco o seis metros fuera del área, debía señalarse siempre como penalti y expulsión. ¡Ja, ja, ja, ja! Otros como Antón Meana pidieron una sanción de no menos de cinco o seis partidos para el uruguayo del Madrid, como si esta hubiera sido la entrada más salvaje de la historia.

Marsal Llorente

  • Para comprobar que Piqué sigue gozando de un Reglamento diferente, como lo han tenido Mascherano, Messi y Luis Suárez durante años.

Fouto Piqué

Mano Piqué

  • Para ver los planteamientos cicateros del Cholo una vez más. Hizo un partido horrible contra el Barça, pero le mantuvieron Oblak y los aciertos del VAR (que en España nunca se habrían dado), y le dio la vuelta al partido por la espantosa defensa del Barcelona. Contra el Madrid jugó a lo de siempre, a encerrarse y esperar su oportunidad. Y aunque estuvo a punto de salirle bien la jugada, creo que «lo del Cholo» huele desde hace mucho tiempo. Cansa.

Ser del Atleti

 

El nuevo formato de la Copa del Rey

La Copa del Rey ha vuelto a un formato complicado, con eliminatorias a un solo partido en el campo del equipo de menor categoría. Recordemos que con este formato el Real Madrid cayó frente al Toledo en el año 2000 y el Barça fue eliminado tres veces en cuatro temporadas tras caer frente a Novelda, Figueras y Gramanet. Los equipos grandes estaban advertidos y aunque el Madrid pasó sin demasiados apuros, el Barça tuvo que esperar hasta el minuto 95 y otros primeras como Celta, Betis, Valladolid o Mallorca cayeron eliminados.

El Atleti del Cholo sabía que no se podía confiar, pero jugó a lo de siempre. Marcó el gol y se encerró atrás. Pero esta vez no estaba Jan Oblak, el porterazo que durante años ha tapado la ausencia de juego de los de Simeone, y Adán falló en los dos goles de la Cultural Leonesa. La última vez que el Atleti cayó contra un Segunda B en Copa del Rey fue en diciembre de 2011, frente al Albacete y supuso la destitución inmediata del entrenador, Gregorio Manzano, y la llegada del Cholo Simeone.

Sé que no va a ocurrir, pero para mí huele al fin del ciclo de Simeone en el Atleti. Hay muy pocas críticas en la prensa, porque al Cholo siempre se le han alabado hasta los errores, pero el discurso victimista empieza a cantar demasiado. Está a ocho puntos del Madrid y el Barça en Liga, y lo normal es que el Liverpool lo elimine en octavos de Champions dentro de un mes. Ya no sirve hablar del presupuesto o decir que es un equipo que no puede aspirar a los grandes fichajes del Madrid y el Barça, porque ha gastado más que el Madrid en las últimas temporadas. Se ha fundido 125 millones en Joao Félix, un portugués de 19 años que tiene pinta de buen futbolista, pero al que le falta todavía mucho por depurar. O los 75 millones de Lemar, al que no dio un solo minuto en León por muy mal que fueran las cosas. O los 50 de Morata, o los 40 de Marcos Llorente, que apenas juega.

Cultural Leonesa Joao Félix

El Atleti tiene jugadores para ofrecer un estilo muy distinto al ultradefensivo que suele mostrar en la mayoría de partidos, y por lo que he leído en prensa, al menos una parte del público del Metropolitano ha empezado a demandar un cambio de estilo. ¿Lo hará? No lo creo. En apenas dos semanas visitará el Bernabéu, su partido favorito del año, ese en el que el hecho de no salir derrotado lo celebra como si hubiera ganado la Champions. Recuerdo un año en que el Estudiantes ganó en la pretemporada al Real Madrid de baloncesto. Como ese era su objetivo de toda la temporada, el resto fue un desastre y quedó penúltimo en la Liga ACB. A eso me huele ahora el Atleti del Cholo. Los 7 goles de pretemporada le dejaron saciado y creo que ya solo le motiva jorobarle la Liga al Madrid arrancándole puntos en el Bernabéu.

Pretemporada

El Cholo seguirá gozando de su prestigio entre los periodistas, no me cabe duda. Le seguirán alabando sus arrebatos barriobajeros y le aplaudirán como en Lisboa, apenas diez minutos después de intentar agredir a un entonces veinteañero Varane.

Otros mientras tanto, seguiremos disfrutando de ese entrenador calvo y sonriente apodado Zizou, al que le niegan sus conocimientos los mismos palmeros del Cholo. Un  entrenador ganador de tres Champions consecutivas que está formando un equipo compacto, rocoso, reconocible, sólido atrás por primera vez en décadas, al que solo le falta incorporar la calidad en ataque de Hazard, Jovic y Asensio (por desgracia, a Bale, con todo lo que le he defendido en estas páginas, ya ni está, ni por desgracia, se le espera). Se le criticó por la salida de Ceballos, Marcos Llorente y negarse a la contratación de Kepa. Meses después, el sevillano mendiga minutos en el Arsenal, mientras el entrenador, Mikel Arteta, le contesta que primero se ponga en forma. Marcos Llorente sigue siendo suplentísimo en el Atleti del Cholo y la criticada elección de Zizou, Fede Valverde, fue elegido MVP de la Supercopa y va camino de ser un jugadorazo para una década. Las cagadas de Kepa en el Chelsea son ya memes para los aficionados, y Courtois ha recuperado el nivel que le hizo ser Guante de Oro en el pasado Mundial de Rusia. Algo sabrá el entrenador este que no fue capaz de ganarle a La Roda.

La metáfora del pelo

Zidane muestra orgulloso una calva brillante, clara como su mente, como la inteligencia que muestra en tantos planteamientos de partidos. Simeone lleva años tratando de tapar la suya, pero se le ven demasiado las costuras.

Quique Setién en cambio tiene una poblada mata gris de pelo, como grises han sido sus dos partidos al frente del Barça. Ochenta por ciento de posesión y poquísimos disparos a puerta. Pero lo mejor de todo es que volvemos a tener un entendido en «céspet» en el Barça. Todo sea mientras llega el maestro Jardiner de Catar.

Posesión

 

Fue bonito soñar con la tercera consecutiva

Kiev 2018

Pues ya sabemos todos cómo acabó. Añado una actualización del día 27 al final del post. ¡Tremendo! Lo de antes del partido era un contragafe de manual (que funcionó).

Barney, 26 de mayo de 2018

Fue bonito mientras duró. Fue hermoso pensar que podríamos igualar al Ajax y al Bayern de los setenta o, salvando las distancias, al Madrid de los orígenes de este torneo. Fue una gozada pensar que podríamos tener la cuarta en cinco años, o que lograríamos el hecho insólito de dominar en Europa tanto en fútbol como en baloncesto. Sigue leyendo

Entrenador nuevo, blanco seguro, por Barney

 entrenador2

Hace apenas una semana, tras la derrota del Madrid de Zidane frente al Atleti del Cholo, leí que Florentino Pérez había perdido ya la confianza en el francés y se planteaba un nuevo entrenador para la temporada que viene. Estamos bien, estamos «apañaos». Ooootra vez, ooootro nuevo proyecto. Un nuevo cadáver que se oculte tras otro fichaje mediático y a empezar de nuevo.

Cambiar de entrenador es lo más sencillo, Sigue leyendo

La brecha en la ceja de Ivan Drago, por Barney

ivan drago

A Travis le encanta todo tipo de cine, siempre y cuando haya acción, sangre o violencia suficiente. Por gustarle, le gustan incluso las películas de Rocky Balboa, no sólo la primera y la tercera, como a mí, sino todas. Una tarde aburrida de sábado tuve la suerte de ver con él Rocky IV. Y para mí, que soy buen amante del deporte, lo curioso fue descubrir en esa película de 1985 el fenómeno que desde entonces he denominado “la brecha en la ceja de Ivan Drago”.

Para el que no lo recuerde, Ivan Drago era ese gigantón ruso hipermusculado que representaba a toda la Unión Soviética en su combate contra el infiel norteamericano Rocky Stallone Balboa. El combate es desequilibrado a más no poder en sus primeros asaltos, totalmente a favor de Ivan Drago, que suelta unos derechazos que ni mi abuela con la zapatilla. Yo creo que uno solo de esos puñetazos de lleno en el rostro de un boxeador sería letal, pero hablamos de una película. Más aún, de una película americana en la que, como dice Travis, debemos hacer un ejercicio de suspensión de la incredulidad. Pero Rocky aguanta, no desfallece y aunque está a punto de tirar la toalla varias veces, hacia mitad del combate consigue atizarle un derechazo al ruso que le abre una ceja. Sangra, se duele. Y en el rostro de Ivan Drago aparece la duda. Sigue leyendo