La lotería de los penaltis no es tal

BARNEY, 18/07/2021

El domingo pasado finalizó la Eurocopa de fútbol con el triunfo de Italia sobre Inglaterra en los penaltis. La misma escuadra azzurra había eliminado a los nuestros en semifinales por penaltis, de igual modo que España eliminó de esta guisa a Suiza, que a su vez había hecho lo propio con Francia desde los once metros. Siempre que un encuentro se decide de este modo, los periodistas recurren a un tópico tan manido como el de «la pena fatídica» o «los Globos de Oro son la antesala de los Óscar» y es que el partido se resolverá en «la lotería de los penaltis». Y yo creo que, al igual que en el fútbol se entrenan todos los aspectos técnicos, tácticos y físicos, los penaltis son un lance más del juego que se prepara y se entrena, y el resultado final dista mucho de ser una lotería.

En un deporte colectivo como el fútbol, los penaltis son la expresión máxima de la individualidad: el jugador de campo frente al portero. El que tiene todo que perder frente al que puede erigirse como héroe. El que acaba señalado como villano enfrentado al que será el gran triunfador de su país aunque los penaltis se vayan a las nubes. Y en esas circunstancias la cabeza pesa tanto como la habilidad para lanzar los penaltis.

De todos modos y por seguir con el símil, para enfrentarse a una lotería conviene comprar más papeletas o jugar con más números, y hay una serie de reglas que conviene seguir para (al menos) no partir en desventaja:

  • El sorteo para elegir portería y orden de lanzamiento. No tengo datos sobre la importancia de lanzar en la portería en la que están los aficionados de uno u otro equipo, aunque lógicamente todos los equipos quieren lanzar frente a la grada en la que están sus seguidores, pero sí hay numerosos estudios sobre el peso del orden de lanzamiento en el resultado final. El famoso estudio de los profesores Palacios-Huerta (London School of Economics) y José Apesteguia (Universidad Pompeu Fabra, Barcelona) analizó 2.820 tandas de penaltis entre los años 1970 y 2008, y llegó a unos porcentajes de 60%-40% a favor del primer lanzador, pero no solo eso, sino que realizó un muestreo de los sorteos para concluir que en más del noventa por ciento de los casos el ganador elige lanzar en primer lugar. Por esa razón, el capitán del Real Madrid, Sergio Ramos, se sorprendió y se frotó las manos al ver que Gabi ganaba el sorteo para elegir en la final de Milán de 2016 y escogía lo indicado por el Cholo Simeone: ceder el turno al Madrid. Sabemos todos lo que pasó. La razón psicológica es clara: la presión suele ser mayor para el que lanza en segundo lugar, y el porcentaje aumenta si el rival anota, es decir, si se va por debajo en el marcador. Si el sorteo es tan importante para el resultado final, no puedes mandar a un tipo como Jordi Alba frente a un italiano, y menos si este es Chiellini, doctor en Administración y Dirección de Empresas. Que te vacile después es una consecuencia lógica. Entre los cambios que algunos expertos han propuesto para el reglamento del fútbol está que el orden de lanzamientos sea ABBA, en lugar del tradicional ABAB, para que se produzca un traspaso de presión entre los equipos.
  • Confiar en la experiencia, desconfiar de la juventud. Son muy pocos los jugadores que tiran penaltis a lo largo de una temporada, pues esta es una tarea reservada normalmente para los cracks de cada equipo, así que llegado el momento decisivo lo normal es optar por la veteranía, por jugadores curtidos en mil batallas a los que no les pese la responsabilidad ni la presión de lanzar en un ambiente hostil. En la final de la Euro 2020, por Italia lanzaron los veteranísimos Chiellini (36) y Bonucci (34), y nadie entendió los elegidos por el seleccionador inglés, Gareth Southgate, que dejó la papeleta a tres de los más jóvenes jugadores sobre el campo. Y fallaron los tres. En casa, con un público que nos recordó a los peores tiempos del hooliganismo, con el equipo como favorito y toda la presión sobre sus espaldas, Southgate decidió que Jadon Sancho (21), Marcus Rashford (23) y Bukayo Saka (19) lanzaran. A los dos primeros los sacó en el minuto 120 de partido solo para que cometieran el gambazo que cometieron. En sus enfrentamientos contra Suiza e Italia, Luis Enrique no dejó esa presión a Pedri (18) y creo que todos lo entendimos. En momentos así también se distingue a un entrenador, como cuando Vinicius pidió tirar un penalti en la final de la Supercopa entre el Real Madrid y el Atleti (Arabia Saudí, 2020) y Zidane le dijo que no. Hay jóvenes con mucho más aplomo que algunos veteranos, pero el entrenador debería ser quien dejara los criterios claros mucho antes del partido (días, semanas incluso). Nunca entendí que Camacho escogiera a Joaquín (20 años entonces) para tirar un penalti en aquella fatídica mañana de junio en Gwangju, el día que supimos de la existencia de Al Ghandour, sobre todo porque en el campo había jugadores como Luis Enrique (32) y Miguel Ángel Nadal (35), que se curraron un Bebeto mirando para otro lado y dejando toda la responsabilidad al chavalín.
  • La elección y la preparación del portero. El portero es quien más tiene que ganar y menos que perder en una tanda de penaltis. Salvo que seas De Gea. Luego lo explico. Un portero no puede llegar a la tanda sin haber analizado previamente a sus rivales. Coño, que no es tan difícil, que los jugadores y el cuerpo técnico se pasan horas en una concentración preparando un partido y es bastante probable pensar que se puede resolver por penaltis. ¡Pues prepáralo! Parece algo excepcional cada vez que nos cuentan que un técnico o incluso el portero suplente ha soplado al titular por dónde suelen lanzar los jugadores rivales, cuando es algo que debería estudiarse siempre. El Madrid lanzó sus cinco penaltis de Milán a Oblak por su lado izquierdo. Y también consiguió engañarle en los cinco de la Supercopa de 2020. Porque lo habían estudiado. Van Gaal cambió a su portero titular (Cillessen) por el suplente (Krul) en el último minuto de la prórroga frente a Costa Rica en el Mundial de 2014 y le salió bien, seguramente porque descolocó a sus rivales, cambió el guion y los pilló desprevenidos. Si alguien en la selección española hubiera estudiado los aciertos de David De Gea en los lanzamientos de penalti jamás le habría dejado que se la jugara en la tanda del Mundial de Rusia frente a los locales. Porque no los para ni aunque le tiren a dar. Este año le anotaron once seguidos en la final de la Europa League frente al Villarreal, y para colmo falló el suyo. Lleva desde abril de 2016 sin detener un penalti: 40 lanzamientos desde entonces y 40 goles. Solo hay que tirar a puerta. Cuando vimos que la final de la Euro se decidía entre Donnarumma y Pickford, supimos que Italia partía con mejores papeletas para «la lotería». Lo mismo que en las semifinales entre Inglaterra y Dinamarca, en las que Schmeichel hijo me hizo pensar que repetiría la hazaña de Schmeichel padre en la Euro del 92 (El bigote de Kim). Hay porteros con esa habilidad y la confianza necesaria para asustar al rival, pero por desgracia, lo que ocurrió es que un piscinazo de Sterling made in City me privó de confirmar mi teoría.
  • Cuidado con los megacracks, es preferible que lancen al principio de la tanda. Mbappé falló por Francia, Cristiano en la final de Champions entre el Manchester y el Chelsea (salvado luego por los errores de Terry y Anelka), Messi en la final de la Copa América frente a Chile, Ronaldo, Kaká y Sergio Ramos en las famosas semis frente al Bayern de 2012, Zico, Sócrates y Platini en los cuartos del 86, Maradona en el partido frente a Yugoslavia del Mundial de Italia 90, Roberto Baggio y Baresi en la final del Mundial USA 94,… y así un largo etcétera de cracks. Algo les pasa que sienten la presión más que sus compañeros, quizás porque nadie espera de ellos lo que les puede ocurrir, igual que al resto. Hay entrenadores que dicen que hay que poner al mejor lanzador en quinta posición y al segundo mejor en la primera. Yo pondría siempre a mi jugador más fiable en primer lugar. Te evitas además que tu estrella se pueda quedar sin tirar, como a Cristiano Ronaldo en las semis contra España en la Euro de 2012, el día del «¡qué inyustisia!».
  • Raso, fuerte y al palo. Sé que parece fácil, pero si fuera entrenador, lo primero que haría es obligar a mis jugadores a que se dejen de gilipolleces. Si va raso, fuerte y al palo entrará más del noventa por ciento de las veces, por muy bien que se tire el portero rival. Ni paradinhas, ni pasitos, ni carreras absurdas, ni saltitos, ni esperar al último segundo para decidir el lado, ni panenkas, ni a media altura, ni… La de penaltis que se fallan por estupideces. Zaza, Oyarzábal, . Italia tenía la final ganada cuando Jorginho hizo su típico saltito y falló. Lanzamiento flojo, fácil de parar si el portero adivina la trayectoria. Aquí dejo algunos de los penaltis peor tirados de la historia, que incluye al propio Neymar y la tontería que hace siempre antes de lanzar:
  • Y la última, ya que hablamos de confianza: No dejar que lancen jugadores del Atleti. Así es, para qué nos vamos a engañar. Esta no-lotería de los penaltis va sobre la confianza y la historia del Atleti es la de los que se quedan «a punto de», con la miel en los labios, luego no puedes ir a la tanda de penaltis con los jugadores del Atleti. Lo sabía Southgate y no dejó que Trippier (30) lanzara en la final. Luis Enrique lo sabía y en el partido contra Suiza cambió a Morata y a Koke durante el partido. Griezmann y Juanfran en Milán, Saúl en Arabia, Koke en Rusia 2018, Torres en Munich… su cara antes del lanzamiento lo anticipa (recordad El influjo magnético de la sonrisa sobre los postes). De la Euro 2020 nos privó el fallo de Morata. Sí, ya sé que esta temporada ha jugado en la Juve, pero Morata es atlético de carácter, formas, declaraciones y sobre todo, de confianza. Psicológicamente. En todos los chats de Whatsapp, en todo Twitter, en el bar en el que estaba y en todo el puto mundo, se comentó: «tenemos claro que Morata no puede lanzar un penalti». Estaba con confianza, había metido el gol del empate y Luis Enrique lo animó, pero es un cenizo de manual. Ni siquiera me extrañó su fallo. Mi mujer me preguntó que cómo lo sabíamos y le dijimos simplemente: «tiene el ADN del Atleti».

¿El mejor de todos los tiempos?

BARNEY, 29/11/2020

¿Maradona, Michael Jordan y Federer? Hay quien prefiere a Messi, LeBron James o Nadal. O a Pelé, Magic Johnson y Djokovic. O a tantos y tantos otros.

Con cierta frecuencia surge el debate sobre quién era el mejor de todos los tiempos en un determinado deporte, ya sea el tenis, el fútbol o el baloncesto. O el atletismo, el boxeo y el ajedrez. The GOAT, como dicen los americanos, «Greatest Of All Time». Si el debate ya resulta imposible de contrastar en deportes individuales, no digamos lo absurdo que parece discutir sobre este asunto en deportes de equipo. Le veo poco sentido y no suelo participar por dos razones:

  • Huyo de las verdades absolutas en esto del deporte porque creo que hay muy pocas, y en este tema suelen pesar más las preferencias o las filias de cada uno. No es solo una cuestión de títulos. Este año, por ejemplo, Carlos Sáinz ha sido elegido «mejor piloto de la historia del Mundial de Rallys», pese a que solo ganó dos mundiales, muchos menos que el francés Sebastian Loeb (nueve títulos). Pero el madrileño ha añadido el París-Dakar a su palmarés y, sobre todo, que sus títulos se produjeron en un momento en el que el mundial de Rallys tenía una enorme competencia de marcas y pilotos.
  • Y en segundo lugar, porque afirmar con rotundidad que Messi es mejor que Maradona, Cristiano Ronaldo o Di Stéfano, o que LeBron James está por encima de Michael Jordan, o que «Federer es el más grande de la historia», supone comparar jugadores distintos en momentos diferentes del deporte. Con condiciones incomparables, tanto en lo técnico, como en lo físico, o incluso en las reglas del juego, que también tienen su importancia.

A todo ello le añado que la mayoría de nosotros no ha visto jugar a todos los futbolistas o tenistas que en la historia ha habido como para establecer de manera pretenciosa quién ha sido el más grande de todos ellos. O ellas, no me vaya a criticar la señora ministra.

Con la muerte de Maradona esta semana, se ha vuelto a abrir el debate sobre si se ha ido «el mejor de la Historia», «el D10S del fútbol», «el más grande» y todos esos titulares sensacionalistas que hemos leído estos días. Por diversas circunstancias este año se puede discutir sobre quiénes han sido los mejores de siempre en varios de mis deportes favoritos, y de eso va el post de hoy. Siento defraudar a quien espere verdades absolutas porque no las va a encontrar. Salvo dos: Michael Phelps es el mejor nadador de la historia por títulos y marcas, y Pau Gasol es, sin ninguna duda, el mejor jugador de baloncesto español de la historia.

Tenis

Durante muchos años hemos escuchado que el suizo Roger Federer era «el mejor de la historia» del tenis. Sus 20 títulos de Grand Slam le avalaban, pero ya en su día dije que nuestro Rafa Nadal podía competir perfectamente por ese título, y ya le ha igualado en esa veintena de títulos. No tengo claro el orden, pero sí afirmo que los tres mejores de la historia lo componen el Big Three que hemos disfrutado durante casi dos décadas: Nadal, Federer y Novak Djokovic. Pete Sampras nunca logró ganar sobre tierra batida y sus 14 grandes quedan muy lejos de este trío. Bjorn Borg, Rod Laver, Roy Emerson, Jimmy Connors y André Agassi estarían (para mí) con Sampras en ese segundo nivel.

El Big Three ha logrado 57 de los 69 Grand Slams disputados desde 2003, lo cual es una salvajada descomunal, teniendo en cuenta que durante ese tiempo han coincidido con grandísimos tenistas como Andy Murray, Del Potro, Wawrinka o la nueva hornada de los Thiem, Zverev o Medvedev. Pero, ¿quién es el mejor del Big Three? Yo presento la candidatura de Rafa Nadal y quizás en un par de años le supere Novak Djokovic, pero ahora mismo estos son mis argumentos:

  • Nadal ha logrado más Grand Slam (20) que Nole (17), y tiene más Masters 1000 (35) que Roger Federer (28). Nole tiene 36.
  • Ha logrado acabar 12 temporadas entre los dos mejores del mundo, superando al mismísimo Federer en esa estadística. Es incombustible, pese a que muchos le pronosticaron una carrera breve.
  • Ha ganado el oro olímpico individual y en dobles. Federer solo lo logró en dobles y Nole no lo ha logrado en ninguna de las dos categorías.
  • Ha ganado cinco Copas Davis, por solo una de Federer y Djokovic.
  • En sus enfrentamientos directos con el tradicionalmente considerado el mejor de todos los tiempos, Federer, domina 24-16.

Entenderé a quien considere que el suizo sigue siendo el más grande, porque a Nadal le sigue faltando el torneo de maestros, el ATP Masters que Federer se ha llevado en 6 ocasiones. Djokovic se lo ha llevado en 5 ocasiones, es el más joven y el que tiene más pinta de poder seguir aumentando su palmarés. El serbio tiene además a su favor que domina los enfrentamientos directos con sus dos rivales: 27-23 frente a Federer y 29-27 contra Nadal. Federer y Djokovic superan a Nadal en semanas como número uno del mundo, pero nuestro Rafa puede mirar a los ojos a ambos y discutir apoyado en varias razones quién ha sido el más grande de todos los tiempos.

Baloncesto

Con la victoria de Los Ángeles Lakers sobre Miami Heat en la final de la NBA en Orlando, se ha abierto de nuevo el debate sobre quién era el The Goat en este deporte: LeBron James o Michael Jordan. La unanimidad que parecía existir sobre Jordan se cuestiona tras el cuarto título de LeBron con su tercera franquicia (tras lograrlo con Miami y Cleveland). Los jóvenes han sido fundamentales en este cambio de tendencia, como se vio en una reciente encuesta en los Estados Unidos en los que LeBron era considerado por delante de Jordan en 29 de los 50 estados del país. Los que siguieron la serie que dedicamos mi hijo y yo a los playoffs y finales de la NBA verían cómo Ibra, que sabe mucho más que yo de esto, se decantaba por James, mientras que «los ancianetes» seguimos creyendo que Jordan fue el más grande.

Nuevamente si hablamos de títulos o estadísticas hay otros jugadores que superan a ambos, como Bill Russell, con 11 anillos de la NBA, o John Havlicek, con 8. Wilt Chamberlain fue elegido por la NBA como «el jugador más dominante de la historia», ya que promedió más de 30 puntos y 20 rebotes por partido a lo largo de toda su carrera. Si hablamos de revolucionar el juego, es indudable el peso que tuvieron Magic Johnson (5 títulos) y Larry Bird (3) para relanzar una NBA que andaba de capa caída a finales de los setenta y principios de los ochenta. Kareem Abdul-Jabbar sigue siendo el jugador con más MVP de una temporada regular, seis, seguido por Michael Jordan y Bill Russell con cinco, y Chamberlain y LeBron con cuatro.

Mi favorito sigue siendo Michael Jordan, seguido por Kobe Bryant y Magic, aunque puedo comprender a los (jóvenes) defensores de LeBron. The last dance es una obra maestra de las series documentales que narra cómo Jordan fue trabajando y puliendo su cuerpo, mejorando su técnica, cómo exigía más a su entorno, hacía mejorar a sus compañeros, para lograr lo que logró: dos «threepeat». Acabar con la dinastía de Lakers y Celtics, y destrozar a los Bad boys de Detroit. Seis títulos en seis finales, pese a los dos años de descanso que se tomó para jugar al béisbol en medio de los éxitos. Dos oros olímpicos (1984 y 1992), y la sensación de dominio del juego y de control de la situación que no he visto ni siquiera en Magic y Bird, que eran dos grandes en esto.

LeBron tiene cuatro títulos de la NBA obtenidos en las diez finales que ha disputado. ¡Diez!, una animalada, nueve de ellas consecutivas. También ha ganado dos oros olímpicos (2008 y 2012), aunque recuerdo sus fracasos en Atenas 2004 y el mundial de Japón 2006, solo bronce en unos campeonatos en los que el oro era obligatorio para los norteamericanos. Pero lo que hace muy grande para mí a LeBron es haber sido capaz de ganar el título con tres equipos diferentes. No acomodarse a una franquicia y saber reinventarse. En un nuevo equipo, adaptarse a otros compañeros y entrenadores, y progresar en su juego año tras año: en defensa, en tiro exterior o esta temporada como máximo asistente.

Fútbol

No lo tengo nada claro. ¿Es Maradona el mejor de todos los tiempos? Al mismísimo Diego se lo preguntaron hace tiempo y dijo que el más grande había sido Alfredo Di Stéfano. El brasileño Pelé coincidía con Maradona acerca de Don Alfredo como el más grande que había visto. Di Stéfano era el mejor delantero, medio centro, defensa, extremo y lo que hiciera falta, porque los que lo conocieron destacan que su voracidad hacía que se multiplicara en el campo para recuperar, distribuir y marcar los goles que su equipo necesitara. ¿Y qué opinaba el propio Alfredo Di Stéfano? Pues nos sorprendió a todos cuando dijo que para él, que de esto sabía un rato, el más grande había sido el paraguayo Arsenio Erico:

«Erico es diferente a todo lo que vi. Un jugador notable. Todo lo que engloban, sin exagerar, las cinco letras de la palabra crack. Para mí, un malabarista de circo, un artista. Perdón, un gran artista. Tenía un salto único y valía la pena comprar una entrada para verlo jugar».

Años después, en 2008, Di Stéfano dijo que el mejor de la historia sin duda había sido Maradona, aunque por aquel entonces la carrera de Messi estaba en sus principios. Otro candidato que nunca aparece en estos listados es el húngaro Ferenc Puskas, por palmarés y por figurar como el «mejor goleador histórico en Ligas» para la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS). Si hubieran ganado aquella final del Mundial de 1954… la victoria alemana fue denominada «el milagro de Berna», una de esas maravillosas historias del deporte que conviene conocer.

Yo no vi jugar a Di Stéfano ni a Puskas, y muy poco a Pelé, aunque he visto varios documentales suyos sobre su carrera y el espectáculo que debió ser el mundial de Brasil de 1970. Y por supuesto Evasión o victoria, película madridista donde las haya. A Johan Cruyff le he visto incluso en el Bernabéu, la primera vez que fui al estadio, pero para mí está en el siguiente escalón de los más grandes. Ganó tres Copas de Europa con el Ajax, ocho ligas holandesas, pero solo una en España y acabó jugando con el Levante. Con la selección holandesa alcanzó el subcampeonato del mundo en 1974.

Por palmarés y por mis gustos personales (y como tales gustos, son discutibles), hay otro holandés que supera a Cruyff, que es Marco Van Basten, el delantero centro más elegante que he visto nunca. Tres ligas holandesas, tres italianas en los años en los que el Scudetto era el campeonato más potente del mundo, dos Copas de Europa y la Eurocopa con la selección. Los mismos balones de Oro que Cruyff, con tres.

Para mí, Maradona es otra cosa. Es como lo que comentaba acerca de Michael Jordan, el jugador que controlaba el tempo del partido. Nunca nadie ha controlado lo que hacían los otros veintiún jugadores sobre el terreno de juego como lo hacía él. Su palmarés no es el más brillante, puesto que nunca ganó la Copa de Europa, por ejemplo, y «solo» ganó dos Ligas italianas, una Copa italiana y una UEFA con el Nápoles. Pero es que logró todo eso con el Nápoles, un equipo recién ascendido compitiendo en los años en los que la Juventus (campeona de Europa en 1985) y los equipos de Milán fichaban a los mejores jugadores del mundo. Consiguió también una liga argentina con Boca Juniors, una Copa del Rey con el Barcelona y el Mundial juvenil con su selección.

Pero donde fue auténticamente grande fue con la albiceleste. Su exhibición en el Mundial de México 86 es, quizás, la mayor exhibición individual de toda la historia de los mundiales. En Italia 90 llevó a Argentina a la final contra pronóstico y no logró más en España 82 por la veintena de faltas de Gentile y porque coincidió con la espectacular selección brasileña de Zico, Eder, Sócrates y Falcao.

No se puede comparar a Maradona con los futbolistas actuales porque en aquellos tiempos sufrió marcajes que hoy resultan imposibles de ver. Uno pone «Maradona y patadas» en YouTube y encuentra un festival salvaje de carnicería y caza al hombre. La entrada criminal de Goikoetxea sigue provocando escalofríos más de treinta años después. Igualito que el fútbol de hoy como para poder comparar. Fue grande además, jugando en unos campos infames, y en Barcelona, Nápoles, Argentina y con la selección. Os dejo uno de tantos vídeos sobre leñazos, uno en concreto que trata de explicar por qué Maradona caminaba (y saltaba, añadiría yo) de ese modo:

En el siguiente escalón a Maradona (y todo es discutible, por supuesto), están, junto a otros, Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Messi es un talento puro y CR7 representa el esfuerzo constante que, unido a un gran talento, compite de cara a cara con los mejores de la historia. En palmarés y estadística supera a Leo Messi, aunque sé que esto reventará a los amiguetes no madridistas que aún me quedan. Sí, lo sé, Messi ha ganado más Ligas y Copas que Ronaldo a lo largo de su carrera, pero este ha ganado 5 Champions, por 4 del argentino. Que siendo estrictos en lo que al peso en el título se refiere, serían solo 3, puesto que en la de 2006, Messi solo anotó un gol y no jugó de cuartos de final en adelante.

Cristiano Ronaldo es el máximo goleador de la historia de la Champions, el segundo mayor a nivel de selecciones, y ha sido determinante con el Manchester, el Real Madrid, la Juventus y la selección, con la que ha logrado una Eurocopa y una Nations League. Messi tiene el oro olímpico y un Mundial sub-20, pero no ha logrado nada con la absoluta, ni ha sido capaz de ser determinante con la albiceleste, motivo por el cual está claramente por debajo de Diego Maradona en cuanto a consideración de sus compatriotas. En eliminatorias de Champions, las estadísticas de Cristiano son muy superiores a las de Leo Messi, que en sus últimos años ha deambulado por Roma, Liverpool, Turín o Lisboa mientras su equipo era vapuleado.

Cuestión de opiniones. Yo no digo que Cristiano sea mejor que Messi, es un debate que no me interesa. Hablo de presencia en el juego, de competitividad, mejora continua, personalidad, hacer más fuertes a tus compañeros y ahí Ronaldo está varios cuerpos por delante de Messi, aunque este pueda tener mayor talento y habilidad técnica. Y protección. Sí, protección, la que Messi siempre ha gozado en los años más duros del Villarminiato, que para mí devalúan varios de los títulos nacionales obtenidos. Por eso no ha salido nunca de ese círculo de protección del que goza en Barcelona. Protección mediática, institucional y arbitral. Además, Messi ganó todo mientras tuvo a Xavi, Iniesta, Alves, Puyol o Neymar jugando a su lado. Sin ellos ha bajado muchos enteros, mientras que los jugadores españoles mencionados fueron decisivos para ganar un Mundial y dos Eurocopas.

No puedo cerrar este post sin hablar de otros dos grandes, que para mí también merecen estar en el peldaño siguiente a Maradona: Zinedine Zidane y Ronaldo Nazario. El francés es otro de esos talentos determinante en varios clubes (Girondins, Juventus y Real Madrid) y en la selección (un Mundial, una Eurocopa, un subcampeonato del mundo), talento en estado puro, elegancia y el único jugador al que he visto dominar un partido como a Maradona en un Mundial: el célebre Francia-Brasil de 2006, un partido que disfruté en directo con la boca abierta:

Ronaldo Nazario es el delantero más bestial que he visto en un terreno de juego, por potencia y por técnica, y siempre nos quedará la duda de qué habría sido de su carrera sin las lesiones que lo apartaron dos años de los terrenos de juego. Pero el Ronaldo de los años previos a su lesión, en Holanda, en el Barça, el Inter y la selección, es de lo mejor que he visto en mis años de espectador de fútbol.

Todo es debatible, y por supuesto, estaré encantado de confrontar opiniones con los lectores que quieran. DEP, Maradona (el futbolista).

Como todos los lectores asiduos de este blog sabéis, si queréis colaborar por una buena causa a través de una ONG contrastada, es posible hacerlo mediante microdonaciones en este enlace: Ayuda en Acción/colabora

El Clásico desde el palco, por Barney

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Y 8, desde el palco, hasta arriba de cervezas y con jamón del bueno. Quedamos tres cuartos de hora antes del partido. Nos recibe un tipo bien trajeado, otros dos nos saludan, otro más nos lleva en ascensor a nuestra planta, y por supuesto, como no podía ser de otro modo en este mundo machista del fútbol, un bellezón de azafata se encarga de nuestros abrigos y nos lleva a nuestras localidades. No dejaría de estar pendiente de nosotros en toda la tarde. Sigue leyendo

«¿Por qué? ¿Por qué?», o cuando Mou se transmutó en Barney (1ª parte)

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¿Por qué no se puede pitar penalti en contra del Barça?

diapositiva1 El Dato: en los últimos 64 partidos de liga, ¡64, casi dos ligas!, al Barça solo le han pitado un penalti en contra.

B. (de Barcelonista, Bartomeu o Bocachanclas, pero nunca de Barney): el Barça es un equipo que domina el juego, la pelota, el rival apenas pisa nuestro área. Sigue leyendo

El puto Balón de Oro, por Barney

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¡No, por favor, quedan seis meses para la entrega del Balón de Oro de los cojones! No empiecen a calentar un debate que (creo) no interesa a la mayoría de aficionados al fútbol. Por cierto, el que no quiera leer palabras malsonantes, que deje de leer este post, porque me voy a cagar en todo, perdón, a explayar a gusto, con la gilimodernez esta del nuevo (y cansino) Balón de Oro.

El domingo pasado se jugaba la final de la Eurocopa de Francia entre Sigue leyendo

Las canteras y el tráfico de menores (I), por Barney

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Una mentira repetida mil veces no termina convirtiéndose en verdad. Por muchas veces que se repita. Que el Barça sea el equipo de la cantera y el Madrid el de los millones es una simpleza de tal calibre que cae por el propio peso de las pruebas. Cierto es que Florentino no ayuda a cambiar esta opinión por su empeño en desprenderse de los buenos jugadores de la cantera para traerse a supuestas estrellas extranjeras que en buena parte de los casos aportan más impacto mediático y venta de camisetas que verdadero buen fútbol, pero lo del Barça, con sus «valors» y su «La Masía no se toca», es un negocio que se parece más a una red de tráfico de menores en toda regla. Sigue leyendo

Ni valors, ni valores, por Barney

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Bartomeu hablaba recientemente de «los valores que hacen que seamos más que un club«. Florentino Pérez no se quedaba corto y decía que “en el palco del Bernabéu transmitimos valores”. A mí me dejan un tanto perplejo, y como estoy un poco hasta las pelotas de tanta tontería, me surge la duda: ¿hablamos de equipos de fútbol o de una ONG? Sigue leyendo

Los antecedentes del Cholo, por Barney

cholo1Ahora que por fin se ha entregado el puñetero Balón de Oro con su parafernalia coñazo, podemos hablar de fútbol. Supongamos que un jugador veterano, con fama de duro, clava la rodilla en la espalda a un rival, un joven estilista de muy buena pinta como pelotero, lo arrolla, lo tira al suelo, le pone como casualmente una mano en la espalda, la rodilla en las costillas, donde no duele, pero molesta, la otra bota junto a la cara, como si se estuviera intentando apartar. Supongamos que el joven e inexperto chaval Sigue leyendo