El puto Balón de Oro, por Barney

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¡No, por favor, quedan seis meses para la entrega del Balón de Oro de los cojones! No empiecen a calentar un debate que (creo) no interesa a la mayoría de aficionados al fútbol. Por cierto, el que no quiera leer palabras malsonantes, que deje de leer este post, porque me voy a cagar en todo, perdón, a explayar a gusto, con la gilimodernez esta del nuevo (y cansino) Balón de Oro.

El domingo pasado se jugaba la final de la Eurocopa de Francia entre el equipo local y la afortunada selección de Portugal, y en los dos días previos, así como en los posteriores, oí hablar tanto del partido en sí como del duelo por el Balón de Oro entre Cristiano Ronaldo y Antoine Griezmann. ¿De verdad ese era el enfrentamiento que se dirimía, de verdad los aficionados estábamos pendientes de esa soplapollez? Pues parece que sí, a juzgar por algunos debates que presencié: que si Griezmann ha hecho la temporada de su vida y era el máximo anotador del torneo, que si CR7 había metido el penalti decisivo en la final de Champions, que si se premiaban los méritos individuales o los títulos del año,…

Creo que cada día que pasa los dirigentes del fútbol y los periodistas que lo siguen me alejan de este deporte que tanto me gusta y con el que tanto he disfrutado, pero es por gilipolleces como esta del galardón del Balón de Oro. El fútbol es un deporte de equipo, de once contra once, más un banquillo en el que todos aportan (o debieran) y un entrenador que debe buscar lo mejor para que todas las piezas funcionen. Cuando escribí hace ya meses del rugby y de su comparación con el fútbol, dejé un enlace a una carta que un jugador de rugby había dedicado a Cristiano Ronaldo. Me quedo especialmente con estas frases:

Habrás visto que nuestras camisetas llevan dorsales, que indican la posición en el campo, pero no el nombre, porque no es importante quien vista esa camiseta. Lo importante es que quien la vista «haga su trabajo, sólo su trabajo, pero todo su trabajo». Por eso cuando anotamos un ensayo nadie lo celebra señalando su nombre, lo festejamos con los compañeros, los culpables de que el balón nos llegue siempre en las mejores condiciones.

Por eso no entregamos Balones de Oro ni tenemos pichichis.

El equipo por encima del individuo. Eso es el fútbol. O eso era el fútbol. Lo que es hoy en día es un inmenso negocio, repulsivo en numerosas ocasiones. Y que deja pésimos ejemplos para los chicos que están empezando. He visto ya a demasiados chavales que no han cumplido ni los 14 años celebrando goles con el saltito de CR7, besándose el anillo que no tienen o dedicándoselo al cielo como Messi.

No estoy en contra de los premios individuales a los jugadores cuando se trata de reconocer una actuación, una influencia decisiva en un partido o en una serie de play offs. Como el MVP del basket, por ejemplo. Son premios inmediatos, que se dan al final del partido y de tapadillo, tras la entrega del trofeo al equipo campeón. «Te lo mereces, monstruo. Toma y a otra cosa».

El Balón de Oro actual es puro marketing. O puto marketing. Se entrega a mediados de enero y ya no se sabe si premia al mejor de la temporada anterior, o al que más méritos está haciendo durante la temporada en curso. Está colocado en una fecha tan mala y tan fuera de todo para que se pueda hablar del mismo desde la final de Champions en mayo hasta su entrega. Siete cansinos meses, que en el fondo dan lo mismo, porque los últimos ocho años se lo han repartido Messi y Cristiano Ronaldo, lo merezcan o no, obtengan títulos o no. Messi es la imagen de marca de Adidas en un equipo patrocinado por Nike, mientras que CR7 representa a Nike en un equipo vestido por Adidas. Las principales marcas que aportan pasta a la maquinaria financiera del fútbol.

¿Cómo hemos llegado a esta bobada?

El Balón de Oro tradicional fue creado por la revista France Football en 1956 y hasta 1994 se otorgaba al mejor jugador europeo de la temporada anterior, o a aquel cuyos títulos colectivos le pudieran hacer merecedor del premio individual. Se entregaba en un acto privado hacia el mes de noviembre, se hacían las fotos de rigor y nos enterábamos por una foto en prensa de quién había sido el elegido. Los futbolistas eran personas que parecían accesibles, no las divas que son hoy en día.

En 1995 se amplió a futbolistas de cualquier continente (el liberiano George Weah fue el primero en lograrlo) y en 2007 periodistas de todo el mundo comenzaron a participar en la votación. Varias veces lo ganó gente mediocre como Mathias Sammer (1996) o Igor Belanov (1986), más por méritos colectivos que individuales, pero en cambio no lo ganó Karembeu (¡menos mal!), pese a haberse llevado en 1998 la Champions y el Mundial. Y a la espectacular Adriana Karembeu.

Balón de Oro4El corrupto Blatter, presidente de la corrupta FIFA, veía en el Balón de Oro un premio de mayor prestigio que su FIFA World Player instaurado en 1991, y además se daba el contrasentido de que en varias ocasiones su premio al mejor jugador FIFA no coincidía con el Balón de Oro, lo cual, si se estaba premiando al mejor, si se pretendía destacar la individualidad para crear iconos universales, no tenía sentido para gente como Blatter. Así que en 2010 se fusionan ambos premios y nace el FIFA Balón de Oro, que se otorga en la gala más hortera del año a los futbolistas que Nike y Adidas tienen en cartera. He visto entregas de premios de música rap con más clase que la gala del Copón de Oro. Balón de Oro3

A mí, que lo que me gusta es el fútbol en sí, de esta gala solo me atraen las bromas posteriores, los memes sobre el maquillado Ronaldo o los espantosos trajes de Reo Messi.

¿Premio individual o reconocimiento colectivo?

A veces nos quieren hacer creer que se premian los títulos del equipo o selección, como cuando lo ganó Fabio Cannavaro en 2006. Si se premia el talento individual, el bueno de Cannavaro merece tan poco este premio como Torres, Balón de Bronce de 2008.

Si se premia la victoria en el campeonato del mundo, sorprende que en 2010 no ganara un jugador de nuestra (gloriosa) selección campeona en Sudáfrica. Muchos se indignaron al ver que no ganaba Andrés Iniesta, pero esos mismos no deberían olvidar que pese a marcar el gol decisivo en la final, aquella fue una de las peores temporadas del de Villalbilla en su club, con una lesión de cinco meses y un Mundial en el que estuvo ausente otros dos partidos por lesión. Fue decisivo frente a Chile, Paraguay y en la final, pero estuvo ausente el resto del año, pese a lo cual se llevó el Balón de Plata.

¿Por qué ganó Messi al frente de una selección argentina que palmó 0-4 en cuartos frente a Alemania? Pues sinceramente porque vende más que el que a mí me hubiera gustado, el más decisivo de todo el torneo: Iker Casillas. Solo dos goles en contra en todo el campeonato, con actuaciones memorables en la final y en los cruces contra Paraguay, Alemania y Portugal. Pero hay otra norma no escrita que dice que un portero no puede llevarse el galardón (solo Lev Yashin lo ha logrado, en 1962).

En el fondo este trofeo me la sopla. O debería. Pero si me mojo respecto al mismo es por lo cansinos que me resultan los debates a su alrededor: «si Griezmann gana la Eurocopa, nadie podrá discutirle el premio», «Ronaldo fue decisivo en la Champions», «Messi es indiscutiblemente el mejor»,…

Volvemos atrás: si premiamos el talento individual, Messi es indiscutible. Cuando quiere jugar, claro, porque cuando no quiere, como en 2010, debe ser insoportable tenerlo al lado y saber que a poco que se esforzara el resultado sería tremendamente beneficioso para todo el conjunto. Este año ha ganado Liga y Copa (un maravilloso pase suyo decidió la final), pero yo jamás premiaría un año en el que termina con la imagen de Leo mandando un penalti a las nubes en la final de la Copa América y con una condena de cárcel de 21 meses por defraudar al fisco español.

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Por cierto, lamentable la campaña del Barça de apoyo al defraudador, pero qué se puede esperar de un equipo que pacta con la fiscalía el archivo del caso Neymar y reconoce en los términos del acuerdo que urdió toda una serie de contratos paralelos para ocultar los ingresos del jugador. El equipo de los «valors», qué descojone.

Balón de Oro6¿Griezmann Balón de Oro? Este chico es un ejemplo de progresión año a año, su Eurocopa ha sido muy buena, pero también recordamos ese penalti fallado en la final de Champions. Marcó 22 goles en Liga (13 menos que Ronaldo) y 7 en la Champions (9 menos que Ronaldo). No ha logrado nada, ni a nivel individual ni de modo colectivo, salvo dos importantes subcampeonatos. No lo veo.

Balón de Oro1 ¿Cristiano Balón de Oro? Este año ha conseguido la Champions y la Eurocopa, pero su influencia en ambas finales ha sido nula. Sí lo fue en las previas, como en la eliminatoria contra el Wolfsburgo, por ejemplo. Por otro lado, ya es el máximo goleador de la historia del Madrid, de la selección de Portugal, de la Champions y de la Eurocopa. Casi nada. Pero con tal de no verle maquillado, con las cejas bien perfiladas, moreno de pote, con un esmoquin violeta ajustado y gritando «siiiiiiuuuuu!!!», prefiero que lo gane cualquier otro.

Por ejemplo Pepe, el Cannavaro de 2016. Además, cuando se le acercara Blatter, Platini, Villar o el jeta de turno, le diría «mira, Casquero, Casquero, ataca, ataca».

Cara Barney

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