Profesor Tamames

LESTER, 27/02/2023

«Que el ritmo no pare», como dice la publicidad junto a la foto del incombustible profesor. Quién nos iba a decir a aquel grupo de estudiantes de Estructura Económica de la Autónoma de Madrid a principios de los noventa que nuestro ya entonces veterano profesor Ramón Tamames sería noticia de portada tres décadas después. Lo veo en los medios o en los telediarios como cabeza visible de la moción de censura presentada por los de Santiago Abascal y pienso para mis adentros, como tanta gente, “Ramón, profesor, quién le ha visto y quién le ve”.

Con el paso de los años tengo que reconocer que tuve suerte, que tuvimos mucha suerte con los profesores que nos tocaron en aquellos años en la universidad pública (1988-93, en mi caso), aunque cuando tienes veinte años tu preocupación se reparte entre si los árbitros de Tenerife estaban comprados o si algún día tendríamos secuela de Star Wars. Por mucho que estuviéramos matriculados allí, la economía no estaba en nuestras conversaciones en el césped de la universidad.

Tamames nos dio clase en tercero de su especialidad de siempre, Estructura Económica. En el último año, en quinto, en aquellos años en los que la carrera era de cinco años, tuvimos a Emilio Ontiveros, fallecido hace unos meses, una cara mediática bien visible en esto de la economía, y una voz habitual en los medios del grupo Prisa, tanto escritos como hablados. También tuvimos a José Manuel Revuelta, director de Cinco Días y años después presidente de Navantia. Mis compañeros de Empresariales tuvieron a Cristóbal Montoro antes de ser el ministro Montoro que ha protagonizado un par de post a lo largo de la historia de este blog (Premios Montoro a la mala gestión y Montoro miente).

Don Ramón Tamames era y es un economista con un bagaje cultural indiscutible, con un conocimiento apabullante de numerosas materias. Con muchos tiros metafóricos pegados en el pasado, muchas batallas a sus espaldas y un inconformismo fuera de toda duda, como acredita su detención en 1956 en la primera huelga de estudiantes durante el franquismo, su paso por el Partido Comunista, la Federación Progresista, su trabajo en la fundación de Izquierda Unida, el paso por el Centro Democrático y Social de Suárez, y su sorprendente fichaje por Vox para una moción sin recorrido.

Sus clases no tenían un guion previo, o quizás su virtud era que no parecían tenerlo, pero el caso es que enganchaba un tema y comenzaba a disertar una hora entera sobre el asunto en cuestión, yéndose a otras historias, ligándolo a asuntos diversos de toda índole, comparando con situaciones previas o soluciones dadas en otros países… Recuerdo que la pizarra acababa las clases repleta de siglas, o de letras que no eran siglas, sino abreviaturas en la cabeza del profesor. PDM podían ser los “Pactos de la Moncloa”, CM era un “Consejo de Ministros” y a veces los alumnos nos preguntábamos qué quería decir eso de “CDP”. ¿Era el Carbon Disclosure Project? ¿O era un Comité de Profesionales, o solo “una Casa de Putas”, como me respondió mi amigo Carlos?

En algunas de sus clases dejaba caer sus participaciones en algunos de los hechos históricos recientes de nuestro país, o cómo algunos políticos de postín habían demandado su asesoramiento para la configuración de esta nación en los años de la transición. Como ya salí del anonimato hace unos meses, no me importa decir que Ramón Tamames y Emilio Ontiveros aparecen en el libro sobre la universidad que publiqué en Temas de Hoy en 1995, en la colección de narrativa de humor El Papagayo.

Pero para hablar hoy de la aparición de Tamames en mi libro, tengo que hablar primero de Emilio Ontiveros. En aquellos años de gobierno socialista, él era el economista que aparecía en numerosos medios afines, el mismo del que nunca olvidaremos aquella clase en que nos dijo categóricamente: “tras las dos primeras devaluaciones de la peseta (del 5% y el 6%) y los ajustes realizados por el gobierno, no hay ninguna razón para una nueva devaluación de la moneda”. No había internet y nuestras clases eran por las tardes, pero nunca olvidaré que fue llegar a casa y ver en el telediario que la peseta se devaluaba un ocho por ciento. ¡Un ocho por ciento adicional! Desde entonces, marcarse un Ontiveros era para nuestro grupo de amigos de la universidad hacer una predicción económica errónea. Y «jugar a Tamames» es una broma exclusiva de nuestro reducido grupo de guasap. Ojo, que Don Emilio era brillante explicando el pasado y las causas de lo que sucedía en el día a día, pero pocas veces vimos que acertara en los pronósticos. Este es el perfil resumido que dibujé de Ontiveros en 1993:

Míster “Pez Gordo”

El “pez gordo” es ese sujeto de reconocido prestigio en su campo que da clases en la universidad como cuarta ocupación profesional y que tiene la vanidad como principal característica. Trabaja en un despacho propio, escribe artículos en algún periódico o revista especializada, es catedrático, participa en debates o programas de radio y alguna vez de televisión (no en La batalla de las estrellas) y está enamorado de su figura. (…)

Alaba sus propios trabajos, sus intervenciones en radio y televisión, sus artículos (de obligada lectura) y, por supuesto, su libro es el mejor y es también el que se sigue para la asignatura. Es el prototipo de profesor al que la tarima le viene enana y necesitaría más altura para separarse de la chusma de sus alumnos, a quienes en su mayoría desprecia.

Su dedo es el más temido a la hora de las preguntas, porque, sea cual sea la respuesta, intentará ridiculizar al alumno. (…) ¿Intentan vengarse de alguna tortura psicológica sufrida en su más tierna infancia? (…) Por supuesto, este “pez gordo” no hace revisiones de examen. Faltaría más, deberíamos estar contentos de que se digne a darnos clase. Además, su opinión va a misa y no tiene por qué aguantar estupideces de sus alumnos”.

En la vida de los que estudiamos con Don Emilio hay un antes y un después de sus clases. Antes de ellas, en los periódicos solo leíamos los deportes, la programación de cine y el humor gráfico. Después de un añito con él, nos tocó interesarnos sobre economía y política. Y lo logró. Hay una frase suya que nunca olvidaré sobre los economistas que aparecían en los medios: “En este país nadie escribe bien. Bueno, yo sí”.

Guardo un mejor recuerdo de Don Ramón Tamames, quien ya parecía octogenario en los noventa, y de él escribí lo siguiente (no olvidemos que tenía menor peso en los medios):

Míster “Pececito Gordo”

Así llamado por tratarse también de un profesor de cierto prestigio, colaborador habitual de prensa y televisión, pero a quien se concede menos importancia que al sujeto anterior. Esto es algo que difícilmente soporta y su reacción consiste en dar un relieve desmesurado a todos sus actos mediante la táctica de restarles trascendencia, de mal disimular modestia, de decir las cosas como sin querer. Sus frases favoritas son:

  • “Perdonad el retraso, Vengo ahora mismo del puente aéreo Barcelona-Madrid”. (Sin duda, habrá forzado ese retraso para poder contarlo).
  • “Como decía ayer en Antena 3…”.
  • “Mañana no habrá clase porque tengo que dar una conferencia sobre…”. (Descuida, sabiendo que no hay clase no interesan los motivos).

De vez en cuando, como revancha ante el “pez gordo” por restarle protagonismo, lanzará tímidos ataques subliminales contra el mismo con expresiones del tipo:

  • “No puedo estar muy de acuerdo con la opinión de “pez gordo” sobre…”.
  • “Me cuesta creer que así se pueda frenar la inflación, porque…”.
  • “Que me perdone mi querido colega, pero no puedo darle la razón respecto a…”.

La falsedad con la que pronuncia “mi querido colega” solo puede equipararse a las recreaciones de un asesinato en un reality show.

M. “Pececito gordo” se enorgullece de que su libro vaya por la vigesimosegunda edición, aunque quizás debería tener en cuenta que lleva veinticinco años utilizándolo como libro de texto.

La editorial Temas de Hoy encargó al ilustrador Luis Miguel Pérez González que acompañara mis textos con una serie de dibujos y el diseño de la portada, y aunque nunca lo conocí en persona, me pareció un crack. Un fuera de serie que captó la esencia de cachondeo que había en el libro. Con Don Ramón Tamames lo clavó:

Estaré pendiente de la moción de censura, o mejor dicho, del discurso de Tamames en el que nos hablará de los problemas de la nación, de la deriva de este país, de la ruptura de la HDPC por la RN y SD, de la TIU con Bildu, o de los intentos de DNE. Con el profesor siempre se aprende.

Para curiosos:

HDPC: Histórica Declaración del Partido Comunista.

RN y SD: Reconciliación Nacional y Solución Democrática.

TIU: Traición de Izquierda Unida.

DNE: Destrucción de la nación española.

Ah, y por suerte, mi libro está descatalogado: no soportaría los controles de censura actuales.

«Sportswashing» by Arabia Saudí

JOSEAN, 21/01/2023

El sportswashing es el término inglés utilizado para denominar la práctica de aquellos países o regímenes dictatoriales que utilizan el deporte para lavar su imagen (whitewashing). Con unos años de retraso sobre los cataríes, Arabia Saudí se ha lanzado a tumba abierta (u opaca, en el caso de los trabajadores fallecidos en régimen de semiesclavitud) a mejorar su imagen internacional con la organización de grandes eventos deportivos.

La firma con los organizadores del Dakar por diez años (15 millones de euros anuales), la celebración de un Gran Premio de Fórmula-1 en Jeddah durante los próximos diez (se habla de un monto global de 650 millones), el circuito de golf con premios multimillonarios para atraer a los mejores profesionales, la celebración de veladas de boxeo con varios de los mejores púgiles del mundo y bolsas estratosféricas, la compra del Newcastle, las Supercopas de España e Italia y como colofón, el fichaje de Cristiano Ronaldo por el Al Nasr por un salario anual de 200 millones de euros, todo forma parte de la promoción del país y su Saudi Vision 2030. Una agenda de eventos y promoción internacional que pretende atraer el turismo al país y de paso, mejorar su imagen en el exterior. El objetivo final es la organización de un Mundial (han presentado la candidatura de 2030 junto con Egipto y Grecia) o unos Juegos Olímpicos en 2036.

Utilizar el deporte para vender la imagen de tu país es algo tan antiguo como el propio deporte como fenómeno de masas. Los dirigentes deportivos nunca se han llevado mal con dictadores o jefes de estado de todo tipo y moral, y si nos remontamos en el tiempo, llegamos al menos hasta Hitler y los Juegos de Berlín en 1936 como escaparate internacional para la difusión de la idea de la raza aria como superior. Pero realmente me pregunto siempre: un estado totalitario, o una dictadura en los índices más bajos en materia de derechos humanos, ¿de verdad consigue lavar su imagen al atraer a los mejores deportistas del mundo?

Acabamos de tener la prueba más reciente con el mundial de la infamia y la vergüenza en Catar. Por mucho empeño que pusiera el presidente de la FIFA Gianni Infantino en elogiar los avances del país, millones de espectadores han podido saber qué dicen las leyes acerca del papel de la mujer, el colectivo gay, los derechos de los trabajadores inmigrantes o las libertades más fundamentales como la de expresión, de prensa o de asociación. Lejos de blanquear la dictadura catarí, el que ha querido conocer la realidad del país ha podido hacerlo de numerosas maneras, con reportajes durísimos, documentales estremecedores o leyendo el Informe de Amnistía Internacional al que aquí nos referimos durante el propio mundial del que nos negamos a hablar.

Arabia Saudí pretende abrirse al mundo y mostrar sus maravillas naturales (que no dudo de que las tendrá) del mismo modo que se abrió a recibir turistas hace apenas tres años, pero a lo que sus dirigentes parecen reacios es modificar sus políticas en materia de derechos humanos. A mí, y supongo que debería ocurrir con toda persona de bien, el hecho de que Cristiano Ronaldo vaya a jugar allí los próximos dos años, o que ahora vayan los «deseados» Messi, Modric, Sergio Ramos o Di María, no me va a cambiar la opinión sobre el país. Dejo estos ejemplos extraídos de la página de Amnistía Internacional:

  • Se calcula que han muerto unas 233.000 personas en la guerra de Yemen, en la que Arabia Saudí encabeza una de las coaliciones internacionales en conflicto. la UEFA y la FIFA expulsaron a Rusia de inmediato de todas las competiciones internacionales tras la invasión de Ucrania, pero Arabia Saudí lleva años participando con regularidad en cualquier torneo, mundial incluido.
  • No hay libertad de expresión y se siguen dando casos como la condena a Shalma al-Shebab a 34 años de cárcel por tuitear a favor de los derechos de las mujeres en el país. Sus blanqueadores occidentales dicen que se ha avanzado mucho en este campo en los últimos años. Claro, ahora ya pueden conducir, algo insólito vedado hasta hace un lustro, «gran avance». Pero sigue rigiendo el derecho de tutela del varón (padre o marido) sobre la mujer, y se alcanza la locura más desesperante con el hecho de que una mujer que sufre violencia de género necesita el consentimiento de su marido para poder solicitar acogida en un centro.
  • En 2022 se ejecutó a 128 personas, pese a que los dirigentes habían prometido derogar la pena de muerte para determinados delitos de opinión o narcotráfico. Los juicios siguen sin contar con todas las garantías necesarias para los acusados.
  • Arabia Saudí no ha firmado el tratado internacional contra la tortura y la sigue practicando contra los presos. El defensor de los derechos LGTBI Mohamed al-Bokari fue condenado a recibir 500 latigazos acusado de violar la moral pública.
  • Figura en el país 127 de un total de 142 en materia de igualdad de género.
  • Los trabajadores inmigrantes siguen sometidos al régimen de la kafala (igual que en Catar), lo que los convierte en mano de obra barata, sin apenas derechos. Pasan a ser «propiedad» de sus empleadores que los obligan a trabajar en condiciones precarias. Da igual el calor que haga.
  • No hay libertad de prensa, ni de asociación, por lo que no hay oposición a los dirigentes, ni mediática, ni política. En la actualidad hay al menos 26 periodistas detenidos por ser críticos con el régimen. Según Reporteros Sin Fronteras, Arabia Saudí ocupa el puesto 166 sobre un total de 180 en libertad de prensa.

El nuevo dueño del Newcastle no es otro que el príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salman, el mismo que ordenó el envío de agentes a Estambul para detener al periodista Jamal Khashoggi, que fue torturado durante horas, asesinado y su cuerpo descuartizado y sacado del país en valijas diplomáticas. Cuando el Newcastle fue vendido al fondo soberano saudí en 2021, hubo una concentración de aficionados del club inglés en la sede del club. Pensé que estaban protestando el hecho de caer bajo las garras de la satrapía saudí, y sin embargo, estaban de celebración: habían sido adquiridos por una fortuna diez veces mayor que la del fondo de Abu Dábi que compró el Manchester City.

¿Se puede hacer algo para frenar el empuje de los países del golfo en Europa? Seguro que sí, al menos en el deporte, aunque poderoso caballero es don dinero, y dudo mucho que algo vaya a cambiar. Durante los setenta y los ochenta, cualquier deportista profesional que participara en un evento deportivo en Sudáfrica era vetado y sancionado para cualquier competición internacional. Las sanciones a Sudáfrica por su política de apartheid podrían muy bien replicarse para aislar «deportivamente» a Catar o Arabia. Pero no se hará, sino todo lo contrario, irá cada vez a más.

En la rueda de prensa previa al mundial de Catar, Gianni Infantino dijo que en Europa o en occidente éramos unos hipócritas con un largo historial de abusos a nuestras espaldas. Y puede que fuera lo único en lo que estuve de acuerdo con él, aunque fuera por motivos bien distintos a su intento de blanqueamiento de los cataríes.

Claro que es hipócrita acusar al país de violaciones de derechos humanos, pero luego abrirse de nalgas ante ellos para conseguir el contrato del AVE a La Meca, o el pastizal de la Supercopa de España (lamentable que se haya privado de este espectáculo a los aficionados de los clubes españoles), o los contratos de los astilleros de Navantia para la venta de buques de guerra. Los países que más armas venden a Arabia Saudí son, por este orden: Estados Unidos, Reino Unido, Francia y España. Y renunciar a estos fondos es renunciar a muchos puestos de trabajo. Recomiendo el programa Salvados de Jordi Évole y su conversación con el alcalde de Cádiz, el popular Kichi, sobre este asunto en particular (enlace). Las cancillerías occidentales lavan su conciencia obligando a firmar un acuerdo con los compradores de armas para que estas no se utilicen en revueltas civiles internas o contra la población de un país enemigo con el que se está en guerra. Pero una vez vendidas las armas… el silencio, la falta de control sobre su uso.

Y claro que Europa es hipócrita, como lo fue en su día con Gaddafi, con Teodoro Obiang, con Pinochet, con el general Noriega o con cualquier otro líder de un país con reservas naturales o infraestructuras estratégicas básicas. La frase de Franklin Delano Roosevelt sobre el dictador Somoza define a la perfección la política mundial: «es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta».

A mí no dejan de sorprenderme las genuflexiones de los líderes occidentales cada vez que viene un jeque con sus cargamentos de petrodólares y los contratos bajo el brazo. Yo, que ya estaba casi convencido de ser un potencial violador y un maltratador por el mero hecho de haber nacido hombre, o que era racista por ser blanco, homófobo por ser hetero y no comulgar con alguno de los postulados del colectivo LGTBI, tránsfobo por criticar aspectos de la ley trans, o que tenía que pedir perdón por ser español y hace cuatrocientos años nuestros ancestros cruzaron el charco para llevar su civilización, ya lo tengo claro: tendría que declararme saudí, aunque eso sea imposible. Así podría ser bien recibido en todas partes pese a no respetar ninguno de los derechos básicos de la mayor parte de la ciudadanía, y no se me tildaría de nada porque estaría en mi cultura y habría que respetarla.

En fin, una pena. Arabia Saudí ha desembarcado en la Premier League con la compra del Newcastle. y se habla de que incluso podría comprar el Liverpool o el Manchester United. La normativa de la UEFA lo impide, pero ya buscarán una triquiñuela legal para que se lo permitan, como que cada club pertenezca a un fondo saudí diferente. Menuda es la UEFA para el cumplimiento de la legalidad.

El fondo catarí QSI, propietario del Paris Saint Germain, está negociando la entrada en la Premier y la compra de un club inglés. Según parece, entraría en la puja por el Liverpool. 16 de los 20 clubes de la Premier están en manos extranjeras: fondos americanos (Arsenal, Chelsea, Manchester United, Leeds, Crystal Palace), de Abu Dábi (Manchester City), Irán (Nottingham Forest) o Arabia Saudí (Newcastle ¿y…?). La Superliga promovida por el Real Madrid, el Barça o la Juventus no será el problema de las ligas nacionales en los próximos años. El problema va a ser la Premier, que se lo está llevando todo del resto de ligas pagando unas cifras estratosféricos con fondos provenientes en muchos casos de dictaduras, y la UEFA va a ser cómplice de todo este proceso. Sobre este asunto va el último vídeo grabado en el canal de Kollins:

No fueron inocentadas

No lo fueron. No fueron bromas de mal gusto, sino hechos, realidades que sucedieron en este año que está a punto de terminar, otro año de acontecimientos históricos e histéricos.

BARNEY

La UEFA publicó su ranking de los mejores equipos de Europa y el Real Madrid, tras ganar la Liga y la Champions (la más inverosímil que recuerdan mis ojos), desciende un puesto, hasta el sexto concretamente. El PSG, o Qatar Saint Germain, sin embargo, asciende una posición en esta absurda clasificación, hasta el quinto. Entre sus méritos está, sin duda, haber sido eliminado por el Madrid en octavos de final de la Champions. Méritos similares a la mayoría de clubes que preceden a los blancos en la clasificación. Chelsea, Manchester City y Liverpool también fueron derrotados por el Real Madrid, no ganaron la Liga de su país (excepto el City de Abu Dhabi), y se mantuvieron en mejor posición en este curioso ranking.

Son las cosas absurdas que ocurren en el mundo del deporte, algunas sujetas a coeficientes de cálculos absurdos, y otras a votaciones infumables como las de los trofeos individuales. Gavi fue elegido el mejor jugador joven de Europa y conquistó el Golden Boy. Otra broma, como se vio con la caída de su equipo (de nuevo) a la Europa League, o si se comparan sus prestaciones en el infame mundial de Catar con las de otros jóvenes que quedaron por detrás en la votación, como Bellingham, Musiala o el mismo Camavinga, quien añadió a su notable participación en la Champions, una final espectacular en el mundial en un puesto que no era el suyo. Tanto Gavi como Pedri, como Ansu Fati, son proyectos de jugadores muy esperanzadores para los culés, pero (creo modestamente) han sido elevados a una categoría en la que todavía no están. Que Gavi, un buen jugador, haya sido elegido mejor joven de Europa cuando su mayor virtud es una agresividad pareja solo con su marrullería es una inocentada propia de un día como hoy. Pero vamos, que tampoco hay que extrañarse demasiado: Xavi Hernández fue elegido entre los quince mejores entrenadores del mundo.

TRAVIS

CODA, la mejor película del año. Repito, no es una inocentada: CODA se llevó el Óscar a la mejor película del año. Vale que no hubiera obras grandiosísimas, majestuosas, de las recordables por décadas, pero, sinceramente, había varios puñados que se podían haber llevado tal premio antes que esta, una adaptación correcta de la buenista y amable película francesa La familia Bélier. Pero son las cosas de Hollywood. West Side Story (Steven Spielberg), El callejón de las almas perdidas (Guillermo del Toro), Belfast (Kenneth Branagh), Licorice Pizza (Paul Thomas Anderson), King Richard (Reinaldo Marcus Green), hasta El sopor del perro, perdón, El poder del perro (Jane Campion) o No mires arriba (Adam McKay) me parecían más oscarizables. Lo que tampoco fue inocentada, salvo que nos tomaran el pelo, fue el sopapo que le soltó Will Smith a Chris Rock en pleno directo. Dejando aparte la piel fina de Will Smith o de su mujer, lo más reprochable del presentador fue la poca gracia de su broma. Que aprenda de la mordacidad salvaje de Ricky Gervais en los Globos de Oro, en especial en su quinta (y última) ceremonia, en 2020:

¡Eso es repartir y no lo que hacen los de Amazon! Leonardo di Caprio, Martin Scorsese, Meryl Streep, todo Hollywood (¡Judy Dench, jojojo, vaya, vaya, vaya!) recibió guantazos de un presentador que sabía que no iba a repetir, y aguantaron con la sonrisa o la carcajada en la boca (en especial, aquellos para los que no iba la broma). El Príncipe Andrés, Apple, Greta Thunberg,… aquella noche repartió más que Magic Johnson en toda su carrera.

JOSEAN

Tiene cojones, pero no fueron inocentadas las cosas que vimos en política durante este 2022. No fue una broma, ni siquiera de mal gusto, ver a EH Bildu y a ERC hablar de que el Partido Popular estaba en contra del sistema, o que estaban faltando a sus deberes. O escuchar a Pedro Sánchez decir que la oposición estaba contra la Constitución mientras trataba de sacar proyectos adelante con el voto favorable de Bildu y ERC, los aclamadores de etarras o de la Declaración Unilateral de Independencia del 1-O. Han pasado cosas tremendas este año, como que la reforma laboral se aprobara por la torpeza reiterada de un diputado del Partido Popular (Alberto Casero, quien, sin duda, no era el más listo de la clase), o que Felipe Sicilia comparara las togas de los jueces del Tribunal Constitucional con las metralletas de Tejero el 23-F.

Que se rebajaran o redujeran los delitos de sedición y malversación para lograr aprobar los presupuestos, o que las penas a agresores sexuales se vieran minoradas por la torpeza de una ley promovida por quienes carecen de formación para ello. Tampoco fueron inocentadas los gambazos de la oposición, como la dimisión de Pablo Casado tras acusar a Isabel Díaz Ayuso de los negocios de su hermano con las mascarillas. Negocios probados, legales, según parece, pero reprobables en términos de ética y política. Y no es una inocentada ver que su sucesor, Alberto Núñez Feijóo (bufff…), junto con Santiago Abascal (más buffff…), forma la alternativa más probable a este gobierno que me deja anonadado cada semana, cuando los lunes me digo «no será capaz de…» para comprobar el viernes que «ha vuelto a hacerlo».

Todo parece una broma de mal gusto, como que los chavales de quince años no puedan conducir, tomar unas cañas, votar o consentir explícitamente las relaciones sexuales, porque se considera que carecen de la madurez suficiente para ello, pero que sin embargo puedan abortar o determinar su sexo libremente sin el consentimiento paterno. Lo que no es una broma es la deuda pública, y lo comprobaremos durante años.

LESTER

Pues no fue una broma, pero durante unos días, mi libro Volver al asfalto estuvo en el número 1 del top de Libros más vendidos de Running, maratones o como quieran llamar a este vicio de correr.

Y con esta no-inocentada, como por la propia publicación, como por la presentación o los comentarios de amigos y familiares (¿gente con conocimientos culturales excelsos o pelotas rastreros?… me inclino por lo primero), me doy por más que satisfecho en este 2022 a punto de finalizar.

El club de los currelas muertos (XVII)

Planes propuestos por el club de lectura, cine y documentales El club de los currelas muertos para no ver el mundial de la infamia de Catar.

Hace unos diez años, el programa de Televisión Española Documentos TV emitió una serie de reportajes agrupados bajo el título Contra la pared. Cuando se creía que después de la caída del muro de Berlín en 1989, las barreras de separación podían reducirse en el mundo, la realidad nos ha traído todo lo contrario. Los reportajes hablaron del muro entre Estados Unidos y México, entre Israel y los territorios palestinos, o los financiados por la Unión Europea en 1999 para controlar la inmigración en Ceuta y Melilla.

Creo recordar que en el capítulo de Melilla se indicó que la frontera con mayor desigualdad económica entre ambos lados de la misma, en todo el mundo, es la que existe entre España y Marruecos en esta ciudad del norte de África. Ni en El Paso, ni en Israel, ni en la antigua separación entre las dos Alemanias. La tenemos aquí mismo. Por esa razón, por muy altos que sean los muros, por mucha concertina que se ponga o por mucha violencia que se emplee, nada va a frenar a esos subsaharianos que han recorrido miles de kilómetros y que anhelan atravesar a Europa. De cualquier manera, jugándose la vida en una patera (imposible saber los miles de cadáveres que hay en las profundidades de ese cementerio llamado Mediterráneo), o asaltando una valla con riesgo para sus vidas.

Estos días he sacado un hueco para ver el documental de la BBC Death on the border, que reconstruye lo sucedido el pasado 24 de junio, día en el que, según cifras oficiales, fallecieron 23 personas. No llega a media hora, pero es escalofriante. Muy duro de ver, pese a que la propia BBC advierte de la supresión de algunas de las imágenes. De verdad que lo importante para mí son las personas que fallecieron, la violencia empleada por la Gendarmería marroquí que se aprecia en el vídeo, el horror que me causa el desprecio por todos esos sudaneses que huyeron hace meses de la guerra en su país, la pena infinita que me produce pensar en esos miles de subsaharianos que dejaron todo atrás y para los que no hay una solución, porque la solución no es abrir las fronteras. No me importa tanto si fue en territorio español o marroquí, pero parece obvio que el Ministerio del Interior español, a través de su ministro Fernando Grande-Marlaska, mintió. Y que tiene que haber consecuencias. Aquí dejo el enlace al vídeo de la BBC:

Y si alguno quiere verlo en español, también existe la opción. Los escalofríos son los mismos:

Y dejo otro vídeo más reciente, realizado por Le Monde, El País, Der Spiegel, Enass y Lighthouse Reports. Es evidente que las autoridades españolas mintieron, y no es una cuestión de partidos, sino de un problema para el que no soy capaz de ver una solución. No existe y el buenismo no sirve para combatirlo. Mienten ahora igual que mintieron los anteriores en 2014 con la tragedia del Tarajal en Ceuta, en la que murieron al menos 15 inmigrantes en su intento de pasar a España.

Y si alguien tiene una propuesta que pueda evitar los desplazamientos de miles de personas a través de África, las pateras y cayucos, controlar las mafias que trafican con personas o evitar que Europa se pueble de guetos, que nos lo cuente, por favor.

El club de los currelas muertos (X)

Planes propuestos por el club de lectura, cine y documentales El club de los currelas muertos para no ver el mundial de la infamia de Catar

En la foto vemos al actor y director estadounidense Ben Affleck pasando por delante de un mural del Ayatolá Jomeini. Corresponde, obviamente, a un fotograma de la película Argo, de 2012, galardonada con los Óscar a mejor película, mejor montaje y mejor guion adaptado.

No sé por qué hoy precisamente me he acordado de esta película sobre el enfrentamiento USA-Irán como consecuencia de la crisis de los rehenes de la embajada de Teherán. La retención de los diplomáticos norteamericanos se produjo a finales de los setenta y concluyó en enero de 1981 tras 444 días de cautiverio. Me pareció una película muy entretenida que por momentos me resultaba inverosímil (¿una producción norteamericana de ciencia ficción en ese ambiente explosivo?), pero sí tuvo bastantes visos de veracidad. Menos que licencias artísticas, por supuesto, como suele ocurrir en Hollywood.

Fue la propia CIA la que se encargó de desmentir algunas de estas licencias que se tomaron los guionistas y productores hollywoodienses en un hilo de Twitter con el título «Real vs Reel», algo así como «Realidad frente a Rollo (de película)».

La película minusvaloraba el papel de Canadá, donde se refugiaron seis de los trabajadores norteamericanos que lograron huir a tiempo de la embajada, e insinuaba la falta de auxilio de Reino Unido y Nueva Zelanda, lo cual, según parece, dista mucho de ser cierto. Y por supuesto, lo que nunca me creí durante la película: el clímax final en el aeropuerto, la persecución por las pistas y toda esa parafernalia tan de película para crear tensión. Al parecer, según la CIA, la salida fue de lo más normal, incluso con un retraso por una pequeña avería. Nada tan espectacular como lo que nos contaron Affleck y los suyos.

Que la realidad no te estropee una buena historia, una de las máximas de los guionistas y creadores de todo el mundo.

En resumidas cuentas, Argo es una buena peli, entretenida. Pero mi favorita sobre los tiempos convulsos de la revolución iraní es Persépolis, la película francesa de 2007 basada en los cómic de Marjane Satrapi.

La única vez hasta hoy que se enfrentaron Estados Unidos e Irán en un Mundial ocurrió en 1998, con victoria de los asiáticos por dos goles a uno. Según se rumoreó entonces, los jugadores habían sido amenazados de muerte si perdían el partido.

El club de los currelas muertos (IV)

Planes propuestos por el club de lectura, cine y documentales El club de los currelas muertos para no ver el mundial de la infamia de Catar.

Si uno quiere emplear la hora y media que dura el partido de España de hoy para leer una historia de terror, puede entrar en el siguiente post de Amnistía Internacional e ir pinchando en los distintos enlaces que llevan a documentos e informes que tratan acerca del desprecio del gobierno catarí por los derechos fundamentales.

Esas seis cosas que debes conocer sobre los anfitriones del mundial de la vergüenza son:

  1. La inexistencia de libertad de expresión y de libertad de prensa en el país. No está permitido manifestarse de manera crítica con el gobierno y con la familia Al-Thani, como queda documentado por Amnistía en numerosos casos, pero tampoco existen medios de comunicación independientes que puedan ofrecer una postura diferente a la oficial.
  2. No hay libertad de asociación ni de reunión. La representación de los trabajadores llega apenas al dos por ciento del total de trabajadores del país, y no se toleran las protestas, ni siquiera por las condiciones laborales o por los impagos de salarios.
  3. Juicios injustos. Esta práctica tan occidental de contar con un abogado o un intérprete en un interrogatorio no es lo habitual en Catar, mientras las confesiones obtenidas mediante coacción son una práctica común.
  4. Los derechos de las mujeres, ¿los derechos de las mujeres? Las mujeres necesitan el permiso de su tutor varón para salir del país, ejercer empleos públicos o contraer matrimonio. Están desprotegidas frente a la violencia ejercida por su varón tutor sobre ellas y para acceder al divorcio.
  5. La discriminación del colectivo gay. Por mucho que el presidente de la FIFA; Gianni Infantino, dijera la estupidez esa de que se sentía gay o inmigrante, y que a él también lo discriminaban en el colegio por ser pelirrojo, lo cierto es que el Código Penal castiga las prácticas homosexuales (art. 296.3 y 296.4). Los brazaletes arcoiris que varias selecciones anunciaron que iban a lucir en sus partidos se quedaron en la taquilla. Muy valientes. Que aprendan de la rebeldía mostrada por los jugadores iraníes.
  6. Las penosas condiciones laborales de los trabajadores migrantes. Los trabajadores adquieren una deuda con el empleador al acceder al puesto de trabajo (la kafala fue supuestamente abolida, pero sigue funcionando como una visa), lo que en la práctica convierte el sistema en algo similar a la esclavitud. Por otro lado, la mano de obra barata y poco cualificada trabaja en condiciones precarias, con jornadas de más de 14 horas bajo condiciones inhumanas. Se estima en 6.500 el número de trabajadores muertos durante la construcción de los estadios del mundial. Las autoridades alegaron «muerte natural» en la mayoría de los casos. Y no mentían: si trabajas 14 horas con más de 35 grados de temperatura, lo natural es que te mueras.

Un ascazo. Todo. La FIFA y este mundial. La selección española, igual que la Federación, no ha abierto la boca. Claro que Rubiales, después de llevar la Supercopa a un lugar todavía peor considerado en materia de derechos humanos, Arabia Saudí, no está para pronunciarse sobre nada.

Populismo tributario (II): Papá Estado

JOSEAN, 15/10/2022

Como comenté en la primera parte, la recaudación tributaria del Estado está superando su propio récord de 2021 y si se cumplen las previsiones, en 2023 la cifra se verá nuevamente incrementada. Sin embargo, se da la nada curiosa circunstancia de que el déficit público no se reduce. Se estima que este año cerrará en cifras cercanas al 5,3% previsto, una décima más según el FMI, o siete décimas menos según el Consejo General de Economistas de España, pero en cualquier caso, muy lejos del tres por ciento marcado en el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea:

Como no puede ser de otra manera, la deuda pública continúa su vertiginosa escalada y se sitúa ya en los 1,5 billones de euros, en el entorno del 120% del PIB (Fuente: Expansión):

Que digo yo (y tantos otros) que si el problema no será de contención de gastos, en lugar de seguir incrementando los ingresos por la vía de los impuestos. Siempre que se plantea este debate, surge la respuesta: «quieren recortar en sanidad y educación». Pues no, la verdad es que la sanidad y la educación se deterioran año tras año por desgracia, pero el debate (al menos en mi caso) no va por ahí.

Lo primero que ha hecho este gobierno con el fuerte incremento de la recaudación tributaria ha sido presentar unos Presupuestos Generales para 2023 que prevén una subida de las pensiones del 8,5 por ciento. Tampoco tengo nada que objetar, y eso que el pago de las pensiones supone, con una enorme diferencia, el grueso del reparto del gasto público. Bastante han currado ya los pensionistas a lo largo de toda su carrera como para que se vean afectados ahora por la inflación (está por solucionar la actualización de las pensiones no contributivas, para evitar ese deterioro). En cualquier caso, me temo que la Unión Europea sí tendrá algo que decir con esta subida prevista y a lo mejor es parte de la estrategia del actual gobierno: nosotros subimos las pensiones, pero Europa nos obliga a retocarlas. Recomiendo esta infografía y el enlace de Civio.es para entender mejor en qué se gastan los impuestos:

La Unión Europea lleva años exigiendo tres reformas a España: la laboral, la fiscal y la del sistema de pensiones. La primera se realizó hace unos meses, con un efecto más de maquillaje que de impacto real. La segunda ha ido siempre en la misma línea de subir los impuestos a las empresas y las clases medias por el lado de los ingresos, crear nuevos impuestos y no actuar sobre el gasto. En cuanto a la tercera, ningún gobierno se atreve a actuar sobre las pensiones porque es una patata caliente de difícil resolución. Con la aprobación de los Fondos Next Generation se insistió en la necesidad de esta reforma, más necesaria que nunca como puede apreciarse cada vez que se publican las cifras sobre el envejecimiento de la población (Fuente: Newtral):

Pero ya llegará ese momento. De momento y para contrarrestarlo, el gobierno ha aprobado una nueva subida de las cotizaciones sociales para las empresas, del 8,6% para los tramos más altos, aparte del incremento previsto por el recargo del Mecanismo de Equidad Intergeneracional. Con todas estas medidas, el gobierno prevé obtener 152.075 millones de euros, 11.814 más que en 2022. Más recaudación detraída de las empresas, pero el gasto sigue sin ajustarse. El problema es que las empresas están ya muy tocadas, como se aprecia en numerosas noticias que leemos estos días, como que la cifra de concursos de acreedores alcanza un nuevo récord o que las empresas del Ibex hayan perdido valor por 96.000 millones de euros en estos últimos cinco meses.

Ya sé que en este debate populista, el Ibex representa el Mal con mayúsculas, el gran capital y las empresas explotadoras, pero es un error mayúsculo no contar con un tejido empresarial fuerte y solvente, y en un país en el que más del noventa y nueve por ciento de las empresas son pymes, tampoco es que estas se encuentren en una situación boyante. Eso de que las empresas pueden aguantarlo y reducir sus beneficios es una falacia: la subida de las cotizaciones, la reforma laboral, el incremento del SMI, el impuesto de Sociedades… Más empresas zombis y menos gacelas, como ya comenté hace tiempo. El emprendedor de este país es un héroe. Hay estadísticas que preocupan, como la que leía recientemente que indica que se produce la mayor brecha entre los salarios públicos y los privados de los últimos quince años. O que las nóminas de los empleados públicos hayan crecido un 34% en ese período, mientras que las del resto de asalariados lo ha hecho solo en un 25,9%.

El sistema no es sostenible y aunque haya quien diga que es «el chocolate del loro», hay muchas partidas en las que urge meter las tijeras. En El gran despilfarro ya me harté de criticar el despelote estatal y autonómico, con cientos de diputados, asesores y cargos de confianza que hacían que economistas como José María Gay de Liébana plantearan que era mejor que nos intervinieran ya desde Europa.

Hace poco leí que la ruptura del acuerdo del gobierno catalán entre Esquerra y Junts suponía para estos últimos perder 20 millones de euros para sus 250 cargos relacionados con el Govern. Es una tomadura de pelo cuando ni siquiera es el partido que gobierna en Cataluña, ni el más votado. 250 tíos. Y tías, seamos inclusivos. 20 millones de euros.

Pero ocurre en todos los organismos públicos. El sueldo de muchos de estos cargos es desorbitado y cuesta mucho renunciar a él. Solo así entiendo el aguante de los miembros de Unidas Podemos ante los desplantes continuos por parte de Pedro Sánchez, que sabe que van a tolerarlo todo porque dentro de un año no van a contar con los suculentos salarios de los que disfrutan en la actualidad. Cataluña es solo una de las comunidades autónomas, pero en casi todas ellas el descontrol de gasto es similar. Consejerías de la nada, televisiones deficitarias solo para el autobombo, chiringuitos de todo signo… E insisto, como la recaudación va como un tiro, pues a repartir billetes: se mantiene la gratuidad de los trenes de cercanías para lo que queda de 2022 y todo 2023, se prorroga el bono cultural para los jóvenes, se incrementa el presupuesto del Ministerio de Igualdad por encima de los de Sanidad y Educación (casi un 10%), se incrementan las subvenciones a los sindicatos hasta su nivel más alto en trece años…

Ya sé que son «solo» 13 millones, la nada al lado de los 200.000 millones de las pensiones, pero urge meterle mano a determinado gasto público. Este incremento de la subvención es una compra de silencio igual que la que se ha realizado con diversos medios de comunicación. El sueldo de los empleados públicos subirá un 3,5%, el de Pedro Sánchez y sus ministros un 4% y muchos empresarios sufrirán para subirlos en esas cifras. Pero «el empresario lo aguanta todo» y le piden que ajuste sus salarios a la inflación y no lo traslade al precio de sus servicios y productos.

El Instituto de Estudios Económicos publicó hace unos meses el Informe Por una eficiencia del gasto público en España, en el que afirmaba que nuestro país ocupa el puesto 29 de un total de 37 analizados en lo que a eficiencia del gasto público se refiere.

O lo que resulta más sangrante de su análisis, «se estima que España podría reducir su gasto público en un 14% y seguir ofreciendo el mismo nivel de servicios públicos si lograra mejorar su eficiencia hasta alcanzar niveles similares a los de la media de la OCDE. Ello supondría un ahorro de recursos del orden de unos 60.000 millones de euros, aunque podría ser mayor en la actualidad…». Esa cifra de ahorro teórico de 60 a 70.000 millones de euros la he escuchado en algunas tertulias y sin duda será cuestionable, pero parece obvio que el gasto no está siendo eficiente ni eficaz.

En primer lugar, si uno de sus objetivos era frenar la desigualdad, el debate de «ricos y pobres» del que hablaba en la primera parte, no lo está consiguiendo: la desigualdad está en su peor nivel desde 2016. El 44 por ciento de la población vive al límite, el 21 por ciento no llega a fin de mes y un 27,8 por ciento (me parece una barbaridad, si el dato es cierto) está en riesgo de exclusión.

Y en segundo lugar, si siguen apretando a las empresas, estas van a seguir cayendo o teniendo serias dificultades, más con las inminentes subidas de tipos. O van a tener que renunciar a presentarse a contratos con las Administraciones Públicas, contratos importantes que en otros tiempos habrían resultado de interés. Más de 100 contratos para los que hay fondos europeos del plan Next Generation han quedado desiertos en los últimos meses ante la falta de empresas para ejecutarlos. A ver quién es el valiente que se atreve a contratar en un entorno de subidas de precios de los materiales del 20-50 por ciento, costes laborales, suministros y tipos de interés en el que el Estado te dice además que no va a haber revisión de precios (o que va a ser ridícula).

Es una pena, porque la colaboración público-privada de manera eficiente es fundamental para el progreso de cualquier país, para que la maquinaria no se pare, haya trabajo, crecimiento del PIB y como consecuencia, mejores servicios para todos. El Estado ayuda poco, ahí están organismos como la CNMC, a la que he dedicado tres textos por el daño que causan, o leyes como la de desindexación (aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy, que nadie piense que los palos son solo para el gobierno actual). Merece la pena que le dedique un post a este despropósito aprobado en 2015.

Hace tiempo en una conferencia escuché una frase que me pareció brillante (no recuerdo al autor, que me disculpe): «el empresario tiene derecho a no arruinarse». Y estoy de acuerdo. Pero parece que Papá Estado prefiere recaudar y distribuir los fondos a su manera. No quiero concluir sin un dato que considero relevante. Los Presupuestos Generales del Estado 2023 se han realizado con unos ingresos basados en una estimación de crecimiento del 2,1%. El Banco de España ha recortado esa previsión al 1,4 por ciento, y el FMI la ha dejado en el 1,2 por ciento.

Pero no nos preocupemos por las estimaciones, que si bien es muy posible que la de ingresos no se cumpla, tenemos la certeza de que sí lo hará la del gasto.

Populismo tributario (I): hombre rico, hombre pobre

JOSEAN, 02/10/2022

A mediados de los setenta, una serie arrasó en las pantallas de medio mundo, Hombre rico, hombre pobre. La trama giraba alrededor de los hermanos Jordache, Rudy y Tom, interpretados respectivamente por Peter Strauss y Nick Nolte. Ambos tuvieron las mismas oportunidades y mientras uno (Strauss) progresó hasta llegar a ser un ciudadano respetable y fue nombrado alcalde y senador, el segundo (Nolte) se convirtió en un bala perdida, pendenciero, borrachín y antisistema. Y sin embargo, por la razón que fuera resultaba más sencillo empatizar con Tom por su nobleza y humanidad que con el recto, justo y espantosamente aburrido Rudy.

Me ha venido la serie a la cabeza porque no recordaba haber escuchado hablar tanto de «ricos» y «pobres» como en las últimas semanas, en estos tiempos en los que el PSOE y el PP se han lanzado abiertamente a un nuevo desencuentro, en esta ocasión con motivo de las propuestas de reforma fiscal que cada uno plantea.

Pedro Sánchez, durante la clausura del Foro de La Toja, declaró esta misma semana: «esta vez los más pudientes tienen que arrimar el hombro para sacar adelante el país».

La ministra de Hacienda María Jesús Montero calificó de «mal ejercicio de la autonomía fiscal» la supresión del impuesto de patrimonio en Andalucía «a los más ricos».

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, dijo esta misma semana en el Foro Cita con El Mundo que le preocupa que «busquen las dos Españas y hablar de ricos y pobres». Antonio Maestre, por el contrario, soltó una de las perlas típicas de quien tiene un busto de Lenin en su despacho de trabajo y agitó su avispero particular:

Los ex presidentes de gobierno Felipe González y Mariano Rajoy reivindicaron en un encuentro reciente la conocida frase del antiguo primer ministro sueco Olof Palme: «gobernar es acabar con los pobres, no con los ricos».

Mariano y Felipe no son precisamente los ejemplos más adecuados para hablar de estos asuntos con sus roles actuales y pretéritos, pero en cualquier caso el debate debería ser mucho más serio que establecer una diferenciación entre «ricos apoyados por el PP» y «pobres protegidos por el PSOE». Sin embargo, lo que ocurre siempre en este país (y en los medios de incomunicación) es que nos quedamos en la superficie, en lo que diferencia o lo que divide a la sociedad en lugar de hacer una reflexión sobre los datos y las soluciones. Se aplican punto por punto las estrategias de manipulación mediática (simplificación del mensaje, utilización de la parte emocional por encima de la reflexiva, mantener al pueblo en la ignorancia y la mediocridad,…), una pena, puesto que vivimos en un país que cuenta (o contaba al menos) con una clase media pudiente, donde no tenemos (o teníamos) la diferencia tan exagerada que hay entre las élites y los salarios medios, y entre estos y los bajos como ocurre, por ejemplo, en tantos países de Sudamérica.

Lo cierto es que la inflación desbocada ha traído una cifra récord de recaudación para el Estado, tanto por los ingresos generados por el IVA (gracias al aumento de precios) como por el IRPF (la falta de actualización de las tablas), y este punto no admite una discusión populista sobre ricos y pobres. Los menos pudientes se han visto perjudicados por el incremento, de igual modo que la clase media y «los ricos», aunque estos lógicamente lo hayan sobrellevado sin las angustias de los primeros. Este ejercicio 2022 ha superado cada mes las cifras de ingresos de 2021, que ya fue un ejercicio récord en recaudación tributaria (Fuentes: Público y La Razón):

Parece que otro mantra repetido que está calando en la opinión es que el PP rebaja los impuestos, mientras que el PSOE los sube, o que bajar los impuestos es un exceso neoliberal y subirlos resulta progresista. Otra vez los blancos y los negros sin grises ni matices.

El PSOE de Zapatero subió el IVA en 2010 del 16 al 18 por ciento (y el reducido del 7% al 8%), y dicha medida, muy criticada por el PP, fue igualmente aplicada por Rajoy cuando subió este tipo del 18 al 21 (y el reducido del 8% al 10%). Con la inflación desbocada fue el Partido Popular quien propuso que se bajara el IVA de la electricidad y el gas. El IVA está catalogado como impuesto indirecto, si bien va directo al bolsillo del particular y tiene un carácter regresivo para el ciudadano, puesto que grava el consumo, también el de productos básicos.

El gobierno aplicó la bajada del IVA de la electricidad varios meses después de que se planteara la propuesta, pese al amplio margen que había obtenido con la recaudación, y desde el pasado 1 de octubre se aplica también en el gas, aunque con un carácter temporal de tres meses (me juego un brazo a que se ampliarán). El mismo gobierno que critica a los que proponen rebajar los impuestos redujo el Impuesto sobre el Valor de Producción de la Energía Eléctrica (IVPEE) y el Impuesto Especial sobre la Electricidad (IEE) en diciembre de 2021. Por cierto, el IVPEE fue creado en 2012 por el primer gobierno de Mariano Rajoy, uno de tantos inventos recaudatorios que generó inseguridad jurídica en el sector energético. Esta medida de «carácter temporal» fue prorrogada en marzo de 2022 y el plazo se ha ampliado recientemente por tres meses más.

Me cuesta entender los criterios para tomar estas decisiones, y la mayoría de las veces parecen fruto de la improvisación y no de un análisis de las cifras. Durante meses trataron de convencernos de que la Unión Europea no permitía la bajada del IVA de las mascarillas y luego se hizo de la noche a la mañana (Sí se puede. No se podía, pero ahora ya sí se puede). El PP ha presentado recientemente una propuesta para rebajar el IVA de los alimentos básicos, una queja del ciudadano común, también de «los pobres», por emplear el lenguaje, y curiosamente han sido sus teóricos defensores los que han rechazado la medida:

En cuanto al IRPF, una medida directa de apoyo a las familias podía ser la actualización anual de las tablas de Hacienda para el cálculo, pero esta solución transparente, efectiva y directa para las rentas de los asalariados no ha sido utilizada en los últimos años por los gobiernos de Sánchez ni de Rajoy. De Montoro a Montero con numerosos puntos en común en cuanto a política fiscal. Como en todo lo relacionado con el Impuesto de Sociedades. Cristóbal Montoro mentía cuando decía que las grandes empresas pagaban solo un siete por ciento de sus beneficios, se aplicó con esfuerzo en detraer tesorería a las empresas (incluso con un decretazo que fue considerado inconstitucional tres años más tarde) y María Jesús Montero continuó aplicando varias de las peores prácticas de su predecesor al frente del Ministerio (recuerden que Las grandes corporaciones son malas). Ahora plantea un nuevo atraco a la tesorería de las empresas con la limitación a la compensación de bases imponibles en los consolidados fiscales.

El debate es ideológico y no económico, y ese es el principal problema. Hay un exceso de recaudación y el gobierno afirma que lo está devolviendo a los ciudadanos con medidas como los veinte céntimos por litro de gasolina. Es una medida regresiva que sin duda favorece a «los ricos», aquellos que pueden pagar el litro indistintamente a 1,80 euros o a 2,00. Para «los pobres» que no pueden pagar a 1,80 euros el litro, o que tienen que privarse de otros bienes para hacerlo, esta ayuda resulta insuficiente. La «excepción ibérica», el tope al precio del gas, ha supuesto un ahorro de 17 euros de media a las familias, según la ministra, pero aquí juega nuevamente con el efecto distorsionador de las medias aritméticas. Es una medida que ha ahorrado más a los más pudientes.

En ese debate ideológico que ha comenzado, porque no olvidemos que en un año hay elecciones, algunos de los líderes regionales del Partido Popular se han descolgado con la propuesta de la eliminación del Impuesto de Patrimonio, una medida que favorece con claridad a esos «ricos», al 0,2 por ciento más pudiente. La guerra iniciada por Juanma Moreno tiene un impacto económico de unos 93 millones de euros para la Junta de Andalucía millones de euros (Fuente: El País). Lo que ocurre es que Andalucía, al contrario que Madrid, es una comunidad receptora de fondos, no contribuidora, y por tanto, preocuparse por ese 0,2 por ciento con mayores rentas no parece la medida más conveniente en este momento. Además, corremos el riesgo de entrar en una competencia en materia de tributos entre autonomías cuando en toda Europa se plantea una armonización fiscal.

En el Reino Unido la nueva primera ministra Liz Truss ha tenido que recular con su absurdo plan fiscal de rebajas drásticas a los más ricos unidas a un plan de gasto público desorbitado. Menos de una semana ha durado. El Nobel de Economía Paul Krugman dijo hace un año:

«Soy el mayor escéptico frente a los políticos que ven en la reducción de impuestos a los ricos la solución a todos los problemas. De hecho, la afirmación de que las rebajas de impuestos pueden hacer magia es un ejemplo buenísimo de idea zombi, una idea que se mantiene viva, a pesar de las pruebas abrumadoras en su contra, porque su supervivencia redunda en beneficio de los donantes ricos”.

El debate sobre el Impuesto del Patrimonio debería ser nacional, no regional, y no deja de resultar paradójico que lo planteen los partidos nacionalistas catalanes, los primeros impulsores de la autonomía fiscal hace décadas. El impuesto a las grandes fortunas con el que ha respondido el gobierno corre el riesgo de ser declarado inconstitucional, puesto que se trata de un impuesto cuya competencia fue cedida a las comunidades autónomas. En cualquier caso, parecen medidas sueltas e improvisadas, acción-reacción, y no resuelven los problemas de fondo, aparte de las complicaciones que generan. Todo este berenjenal nos trae de cabeza a los particulares, a los asalariados y (mucho) a los que nos deslomamos en los departamentos financieros o fiscales de las empresas.

En este debate ideológico sobre la actualización de las tablas fiscales del IRPF iniciado por el Partido Popular en regiones como Madrid y Andalucía (el País Vasco también, pero ellos siempre van por libre), al PSOE se le han rebelado algunos de sus barones: Ximo Puig en la Comunidad Valenciana y García Page en Castilla-La Mancha, si bien con una fórmula basada en las deducciones y no en la actualización de las tablas. Esta falta de criterio común me parece un despelote. La propuesta de la ministra María Jesús Montero sobre la reforma del IRPF parece incidir en la línea de apoyo a los más desfavorecidos (trabajadores con menos de 21.000 euros anuales de salario), pero no favorece a 12 millones de asalariados, como ha afirmado, sino solo a una tercera parte de los mismos (Fuente: ABC).

Y olvida de nuevo a la clase media, que es la verdadera paganini del IRPF. Centrar el debate en los tramos más altos y más bajos solo crea confusión en el debate, agita, que posiblemente sea lo que se busca. En un momento como el actual, con la recaudación en cifras récord, la duda que me queda es si de verdad se pretende ayudar a esa clase media o hundirla definitivamente.

Patxi López pronunció esta misma semana unas palabras que me asustaron: «“Esto que suele decir la derecha que el dinero donde mejor está es el bolsillo de la gente, es una falacia absoluta». Luego se publicó el sentido completo de la frase en RTVE, sin cortes, y mi estado de ánimo mejoró levemente, no mucho, pero algo. Hasta que escuché al presidente y su explicación. Es difícil no estar de acuerdo con el primer minuto y medio de este vídeo de Pedro Sánchez:

La última parte es la que me asusta y cabrea, la que habla de «las fracasadas recetas que proclaman que el dinero está mejor en el bolsillo de los ciudadanos». Claro, mejor así: Papá Estado recauda, y recauda más que nunca, y Papá Estado distribuirá por ti.

Continuará en Populismo tributario (II): Papá Estado.

Hace ocho años

Cuanto mayor eres parece que los años pasan más rápido, veloces, sin apenas tiempo para saborearlos, para disfrutarlos, para observar, tomar perspectiva. De repente adviertes que ya estás de nuevo en verano, inicio del curso, navidades, fin de año, cumpleaños… ¿y ya ha pasado otro año?

Hoy se cumplen ocho años desde que arrancó este blog de los «Cuatro amiguetes y unas jarras», ocho años desde aquella Declaración de intenciones en la que se explicaba de qué iba a hablar cada uno de los cuatro. El 99 por ciento de los blogs muere en su primer año de vida, luego llegar a ocho años es una señal de buena salud, de que ha captado el interés de un buen número de lectores, un «me llena de orgullo y satisfacción», que decía el emérito. Por cierto, aunque pueda parecer que los ocho años pasan muy rápido, tanto que nos falta aún perspectiva histórica para valorar ciertos asuntos, nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, cuando nació este blog, el mismo Juan Carlos I acababa de abdicar en favor de su hijo Felipe VI, quien comenzó su reinado (según Barney) con un discurso repleto de referencias futboleras. Juan Carlos I, Mariano Rajoy en la presidencia de gobierno, Angela Merkel en Alemania y Barack Obama en Estados Unidos. Y el Madrid campeón de Europa, porque hay cosas que tampoco cambian demasiado, y está bien que sea así.

Una visita a las hemerotecas del 15 de agosto de 2014 nos puede ayudar para hablar del paso del tiempo en estos ocho años, o para ver lo que siempre permanece ahí, inalterable.

Josean: Vaya, el titular principal podría haber sido escrito la semana pasada. La zona euro en problemas, atascada, con una economía alemana que no carbura, y ya sabemos que si la locomotora sufre, el resto de los 28 lo pasa peor. Cambiamos «Rajoy» por Pedro Sánchez y también seguimos hablando de reformas estructurales que no terminan de concretarse, salvo por la vía del incremento de impuestos. La columna de la derecha hace referencia a un escándalo de corrupción, uno de los temas de los que más se ha hablado en este blog, sin importar el partido del que procediera. La parte inferior de la portada también podría ser, con ciertos matices, de hace apenas unos días:

El interminable procés catalán, en su día con Artur Mas, los centros de acogida de inmigrantes colapsados por las pateras y un nuevo caso de abuso policial en Estados Unidos, con el único cambio de que el presidente en aquel agosto de 2014 era Barack Obama. En el blog vivimos la época pre-POTUS Trump y ya llevamos casi dos años de la posterior. Y «La deuda pública supera ya el billón de euros». Los peligros del endeudamiento excesivo, la recuperación que nunca llega, las medidas equivocadas, el gasto público excesivo o despilfarrado en chorradas, de todo eso se ha hablado en el blog mientras la deuda pública seguía disparándose. Ocho años.

«El mundo está cansado de tanta guerra», decía el Papa Francisco entonces. Y nos parecía que lo de este año con Ucrania, Taiwán, o los conflictos ya medio olvidados en Siria, Somalia o Yemen eran lo excepcional. Nunca hemos dejado de estar en guerra, y nunca hemos dejado de estar cansados de la misma.

Lester: la portada de El Mundo de aquel día hablaba del Canal de Panamá, de los cien años transcurridos desde el arranque a principios del siglo XX. Este blog tuvo la inmensa fortuna de contar en detalle la ampliación del Canal en junio de 2016, con un amplio reportaje desde allí mismo que (si se me perdona la molestia) ya quisiera el propio diario madrileño.

La otra noticia de portada es la del brote de Ébola, aquel virus que venía de África y nos tenía acojonados, ¿quién no recuerda a la enfermera Teresa Romero y el sacrificio de su perro Excalibur? Para mí, lo peor fue comprobar ya entonces cómo se utiliza cualquier suceso para politizar, enmierdar y asustar al personal. Un juego de niños al lado de lo que ocurrió después con la Covid-19, el p… virus al que también hubo que dedicarle mucho tiempo en el blog (Aplauso a una generación de héroes, Casi feliz en casa, Volverán las malditas mascarillas, Las cicatrices del coronavirus, entre muchos otros).

Ver a Michael J. Fox en portada y hablar del paso del tiempo parece inevitable. Nadie como su personaje Marty McFly para mirar hacia atrás y regresar al pasado, o al futuro, o conmemorar que este blog llegaba a la fecha mítica del 21 de octubre de 2015, que como todos los frikis sabemos, es la fecha «futurista» que Robert Zemeckis imaginó durante el rodaje de 1985.

Barney: en cuanto a la parte del deporte, me hace gracia ver en todas las portadas a Luis Suárez, quizás el tipo más sucio que haya visto sobre un terreno de juego. Marrullero, agresivo, faltón, mordedor… en agosto de 2014 era noticia porque llegaba al Barça con una sanción de varios meses tras el bocado que le pegó a Chiellini en el Mundial de Brasil. Pues nada, en el Barcelona encontró ese paraíso de impunidad que tanto he denunciado en el blog. Ocho años sin una sola expulsión (salvo una por doble amarilla en Copa), con un historial de agresiones e insultos brutal, más en su época culé que en la del Atleti. Ocho años después se ha ido de rositas de la Liga española, un caso digno de estudio que no analizará el autoproclamado mejor periodismo deportivo del mundo.

Prefiero irme a las portadas de la prensa deportiva, que entonces nos hablaban de:

Pues sí, razones para soñar. Este blog ha podido disfrutar de las Champions del Madrid en Milán, Cardiff, Kiev y París. Y varias Ligas. Han sido buenos años para los madridistas, qué duda cabe. Hemos vivido las despedidas de Cristiano Ronaldo y de Gareth Bale. E innumerables triunfos de Rafa Nadal, otra constante en estos ocho años. Pero también ha habido muchos huecos para el baloncesto, Pau Gasol, Pablo Laso, el atletismo y los Juegos Olímpicos de Río en 2016 y de Tokio en 2021.

Travis: se me ha ocurrido mirar la taquilla de aquel agosto de 2014 y lo cierto es que fue un poco para echarse a llorar:

Que no digo que Los guardianes de la galaxia no sean entretenidos, pero es que la colección de «éxitos» cinematográficos de la época no ha pasado a la historia precisamente. No en vano, compruebo que aquel fue:

Y no me extraña, si lo ilustran con una foto de los soporíferos Transformers. ¿De verdad que este es el cine que nos vendrá en próximos años?, me preguntaba. Porque hasta para hacer cine de explosiones y acción hay que tener clase, como en mi debut en el blog: Armageddon y Gravity. Peliculones, sin duda. Obras maestras al lado del top-ten de aquel agosto lejano.

Si me voy al año 2014 completo, fue un gran año para el cine español (al que se ha defendido en este blog, por cierto), con tres películas entre las diez más taquilleras. La estupenda Ocho apellidos vascos, la entretenida El Niño y la última de Torrente. De este listado, la que más se recuerda sin duda es El Lobo de Wall Street, del maestro Scorsese, que ha aparecido varias veces en estos ocho años (Taxi driver, El irlandés, New York).

En fin, que este blog seguirá un año más. Sí, lo siento, somos así de brasas: van 545 post, más un centenar en otros medios, dos libros (Relatos de un tiempo fugaz y Aguafiestas), un tercero que llegará en septiembre y muchas, muchas lecturas. Será un placer seguir contando con vosotros.

Un abrazo.

Memoria colectiva, memoria democrática

JOSEAN, 06/07/2022

(Continuación de Amnesia digital)

El último post sobre los estudios acerca de la pérdida de memoria provocada por el uso excesivo de los móviles, así como el dedicado al componente emocional en la configuración de los recuerdos, hacen referencia a la memoria del individuo, de la persona o el particular que configura su pasado, adapta la realidad si su subconsciente lo considera necesario, y aloja en su memoria solo aquello que le interesa y del modo en que le conviene.

Pero una cosa muy diferente ocurre cuando se habla de la memoria colectiva, inexistente para algunos autores. Subjetiva o peligrosa para otros. En la antigua Grecia se promulgaron unas leyes conocidas como “del olvido”, cuyo objetivo consistía en dejar atrás el pasado para avanzar como sociedad hacia el futuro, en no recordar de manera continua las guerras y los viejos enfrentamientos entre pueblos como la manera de progresar, de construir una sociedad. Los libros de David Rieff Contra la memoria y Elogio del olvido son toda una declaración en contra de esa memoria colectiva.

“En las colinas de Bosnia aprendí a odiar, pero, sobre todo, a temer la memoria histórica colectiva”.

David Rieff habla de la necesidad que suelen tener los nacionalismos de crear una memoria colectiva para, a partir de esas afrentas del pasado, reales o supuestas, marcar diferencias, barreras, avivar conflictos étnicos, xenófobos o de clases, sin importarles llegar a crear nuevas situaciones de guerra. Lo vio con sus propios ojos y lo vivió durante sus años en la antigua Yugoslavia, en Sierra Leona o en Ruanda. Yo no creo en el olvido, sino en el conocimiento objetivo de los hechos, incluso en su difusión, como se hace en países como Alemania o Italia, que no tienen reparos en mostrar su historia más oscura. Lo que Don Francisco Tomás y Valiente definió como un estudio del pasado “sin rencores ni ánimos de venganza, con distanciamiento metódico y sin más pasión que la de sembrar lucidez y tolerancia para el presente y el futuro”.

En España sufrimos una terrible Guerra Civil cuyas heridas parecen no cerrar nunca, por mucho que una transición que creímos modélica trabajó en su empeño. En 1976 se aprobaron diversas medidas de indulto a los represaliados durante el régimen franquista y un decreto de amnistía con el objetivo de “promover la reconciliación de todos los miembros de la Nación” y “el olvido de cualquier legado discriminatorio del pasado en la plena convivencia fraterna de los españoles”. La propia Constitución de 1978 iba un paso más allá en ese esfuerzo de reconciliación. Sorprende escuchar hoy, bien avanzado el siglo XXI, a aquellos que dicen que la Constitución no les representa porque fue aprobada por la ultraderecha y sin tener en cuenta las sensibilidades nacionalistas o de izquierda. En El consenso imposible, a los cuarenta años de la Constitución, recordamos que fue aprobada con el voto a favor del Partido Comunista, UGT, Comisiones Obreras, el noventa por ciento del voto favorable en Cataluña, dos tercios en el País Vasco y el voto contrario de la Falange Española y Fuerza Nueva. Pero es una norma de ultraderecha, pues vale.

La Ley de Memoria Histórica, aprobada en 2007, nació “con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones de españoles en torno a los principios, valores y libertades constitucionales”, y tenía además como gran objetivo la “reparación moral y la recuperación de la memoria personal y familiar”. Este punto es importante para mí por todo lo que comentaba al inicio: esa memoria personal y familiar es de cada uno, de cada familia. De cada individuo, pues cada uno lo vivió en sus carnes de un modo diferente. Nada que objetar, sino todo lo contrario, apoyar a todas esas familias que han tratado de recuperar su pasado, rehabilitar las figuras de sus familiares o encontrar los cuerpos de todos aquellos que fueron enterrados en fosas comunes.

Para mi sorpresa, en 2020 comenzó la tramitación de un nuevo Anteproyecto de Ley de memoria histórica, ahora llamado de Memoria Democrática. El proyecto se ha aprobado el pasado 7 de julio de 2022. Su prólogo se centra precisamente en la construcción de esa memoria colectiva que comentaba al inicio:

“Desde el fin de las guerras civiles y conflictos mundiales que asolaron Europa en el siglo XX, y especialmente desde el Holocausto, el impulso de las políticas de memoria democrática se ha convertido en un deber moral que es indispensable fortalecer para neutralizar el olvido y evitar la repetición de los episodios más trágicos de la historia.”

“Los procesos de memoria son un componente esencial de la configuración y desarrollo de todas las sociedades humanas, y afectan desde los gestos más cotidianos hasta las grandes políticas de Estado. El despliegue de la memoria es especialmente importante en la constitución de identidades individuales y colectivas, porque su enorme potencial de cohesión es equiparable a su capacidad de generación de exclusión, diferencia y enfrentamiento”.

Si no interpreto mal esta última frase, afirma que el proceso de construcción de esta memoria colectiva puede cohesionar tanto como enfrentar, que puede servir para unirnos tanto como para separarnos. Pues anda que…

“Por eso, la principal responsabilidad del Estado en el desarrollo de políticas de memoria democrática es fomentar su vertiente reparadora, inclusiva y plural”.

“La historia no puede construirse desde el olvido y el silenciamiento de los vencidos. El conocimiento de nuestro pasado reciente contribuye a asentar nuestra convivencia sobre bases más firmes, protegiéndonos de repetir errores del pasado. La consolidación de nuestro ordenamiento constitucional nos permite hoy afrontar la verdad y la justicia sobre nuestro pasado. El olvido no es opción para una democracia”.

Decía que la tramitación de esta nueva Ley era una sorpresa, porque entendía que la de 2007 estaba surtiendo sus efectos, como reconoce el propio prólogo presentado en 2022:

“El gran valor de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, reside en haber situado la memoria personal y familiar en el ámbito de la ciudadanía democrática, mediante el reconocimiento general de las víctimas, su derecho individual y colectivo a la reparación y declarando ex lege la ilegitimidad de los órganos represores del franquismo”.

“Se trata, en suma, de articular una respuesta del Estado para asumir los hechos del pasado en su integridad, rehabilitando la memoria de las víctimas, reparando los daños causados y evitando la repetición de enfrentamientos y cualquier justificación de violencia política o regímenes totalitarios”.

Los objetivos son los mismos, entonces, ¿qué es lo que puede preocuparme de esta Ley? Pues sobre todo una cosa, que en el fondo son dos: que sí trata de crear una memoria colectiva única, pero además, quiénes van a estar en esa tarea de configurar la misma. Uno ve a Esquerra Republicana de Catalunya, una de las formaciones que de manera más impúdica se dedica a falsear el pasado, y no puede esperar nada bueno de su participación activa. Lo mismo puede aplicarse a Unidas Podemos y a Junts X Cat. Pero ya el colmo está cuando uno ve que en ese proceso de construcción de la memoria común está el partido que alberga a los tipejos que con mayor ahínco trataron de destruir nuestra democracia en sus primeros años: Bildu. La declaración de principios de su portavoz no puede ser más clara: “vamos a poner en jaque el relato de una Transición ejemplar».

“La construcción de una memoria común no es un proyecto nuevo en la sociedad española.”

“El proyecto memorial más importante se plasmaría veinte años después (de la Guerra Civil)  en el Valle de los Caídos, inaugurado por el dictador Francisco Franco en el vigésimo aniversario de la «victoria» militar (1 de abril de 1959), monumento al que esta Ley presta especial atención al estar llamado a ser un eje fundamental de la resignificación democrática contemporánea de las políticas franquistas de memoria”.

La exhumación y traslado de los restos de Franco fueron aprobados con un solo voto en contra en el Congreso, ¿podemos pasar ya a otra cosa, que tenemos muchos problemas por resolver? Un buen amigo mío, bien situado en la judicatura, me dijo hace tres años:

– No te engañes, no se trata solo de hablar de Franco todo el día, aunque haya pasado casi medio siglo desde su muerte, el verdadero objetivo es quitar la cruz del Valle de los Caídos, porque ahí sí se va a generar una división, que es lo que muchos buscan en realidad.

Por mucho que yo insistía en la necesidad de reparar a los familiares de las víctimas, o destinar fondos a la búsqueda de los que nunca aparecieron, que es el objetivo de las asociaciones de víctimas, me contestó:

– Lo que se indica sobre la reparación de las víctimas de la guerra solo se va a hacer con las de un bando, sindicatos, partidos, represaliados, ¿tú crees que se va a indemnizar a una sola parroquia o a la Conferencia Episcopal por los bienes que fueron arrasados? ¡A la Iglesia, ni más ni menos, que es del «otro bando»! Terminaremos echándonos a la cara los muertos de uno y otro bando.

Todo este lenguaje de los bandos me revuelve el estómago y lo percibo más vivo cada día que pasa. Me vienen a la cabeza las palabras de Zapatero a Gabilondo, cuando decía que ”conviene que haya tensión”.

El libro sobre la Guerra Civil del que se habla siempre como referencia del conflicto, y de las atrocidades cometidas por ambos “bandos”, A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, de Manuel Chaves Nogales, tiene un relato, ¡Viva la muerte!, en el que uno de los personajes del pueblo en el que se ha producido una reciente matanza por parte de los falangistas, cuenta orgulloso cómo sucedió:

– Yo estuve allá. Y si no fue así, tendrá que venir algún vecino del pueblo a rectificarnos.

El jefe territorial de la Falange, el señor Tirón, “que sabía a qué atenerse respecto de la verdad histórica y la verdad verdadera, sofisticaba:

– El hecho en sí poco o nada importa. A la historia lo que le interesa es su sentido, la significación histórica que pueda tener, y esa no la dan nunca los mismos protagonistas, sino los que inmediatamente después de ellos nos afanamos por interpretarlo”.

Como añade más adelante: “Tú estuviste allí, pero para enterarte de lo que pasó te faltaba perspectiva histórica”.

Esta obra fue escrita en plena Guerra Civil, y en su magnífico prólogo, de mayo de 1937, Manuel Chaves Nogales se definía a sí mismo como “antifascista y antirrevolucionario por temperamento”, y afirmaba que “mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia”. No gustó a nadie y su obra estuvo oculta, desaparecida, durante más de medio siglo, quizás, o seguramente, porque no se posicionó en ninguno de los dos bandos, sino en contra de todos ellos:

“Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos que se partieran España”.

A mí toda esta necesidad de reescribir el pasado con la perspectiva histórica que menciona el falangista de la obra de Chaves Nogales, me trae irremisiblemente al genio de George Orwell, un gran conocedor de nuestra contienda, por cierto, y de la desinformación que nos ha acompañado siempre:

“Ya de joven me había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad cómo suceden las cosas, pero en España vi por primera vez noticias de prensa que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se presupone en una mentira corriente. (…) Estas cosas me parecen aterradoras, porque me hacen creer que incluso la idea de verdad objetiva está desapareciendo del mundo. A fin de cuentas, es muy probable que estas mentiras, o en cualquier caso otras equivalentes, pasen a la historia”.

En su obra más famosa, 1984, el Ministerio de la Verdad se dedica al control de la información, de la realidad presente y futura, la adapta a las necesidades del Partido si es necesario:

“Y si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partido, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad. «El que controla el pasado —decía el slogan del Partido—, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado.» Y, sin embargo, el pasado, alterable por su misma naturaleza, nunca había sido alterado. Todo lo que ahora era verdad, había sido verdad eternamente y lo seguiría siendo. Era muy sencillo. Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que cada persona debía lograr sobre su propia memoria. A esto le llamaban «control de la realidad»».

¿Bildu va a participar en ese control de la realidad? ¿Y los disidentes serán expulsados del sistema? La despedida del historiador Antonio Elorza de la redacción de El País, tras cuatro décadas de colaboración, me hace pensar en ello. El tono amargo de su carta de despedida (publicada en The Objective, puesto que El País no quiso que saliera en sus páginas) me recuerda mucho al de Antonio Caño, antiguo director del periódico. Sus críticas a Zapatero, a la negociación con ETA, al yihadismo, y sobre todo, al independentismo catalán, concluyeron en lo que define como «una operación de limpieza» que terminó con su colaboración con este medio. «Ese desencadenamiento que priva al independentismo catalán de toda legitimidad para presentarse como demócrata, cuando ha puesto en práctica un estricto totalitarismo horizontal para forzar la homogeneización de la sociedad catalana».

Exacto. Los que se jactan de no cumplir las sentencias, de la falta de legitimidad de los tribunales que los juzgan, los que apoyaron el tiro en la nuca (pero reivindican como nadie el olvido) y los que recogieron las nueces del árbol que los etarras agitaron, como actores principales de la «memoria democrática». Los que siempre hablan de la figura del «relator», del contador de sus historias, ven que sus enmiendas son aprobadas a cambio de vaya usted a saber qué. De verdad que hago esfuerzos, pero me va a costar mucho estar de acuerdo con lo que salga de ahí.