«¡Alcalde, todos somos contingentes, pero tú eres necesario!»
No falla. Hombres y mujeres somos completamente distintos y con esta película se evidencia como pocas veces. Cada vez que se menciona una frase o una situación de la genial película de José Luis Cuerda, de 1989, a los tíos se nos dibuja una sonrisa de oreja a oreja, mientras que ellas lanzan una pregunta (respondida por ellas mismas) que suele ser del estilo:
- ¿Esa es la peli en la que crecen los hombres en el huerto? Puf, qué absurda.
O bien:
- ¿Esa es la de Resines que llega en moto con su padre a un pueblo y allí están todos locos? ¡No tenía ningún sentido!
Exacto, les suelo decir. No tiene ningún sentido, es absurda, y eso es lo que la hace tan especial. No hay que buscarle explicación, no hay que tratar de entenderla, no hay que pasarla bajo el tamiz del raciocinio femenino para hallar una explicación a tanto sinsentido. Por eso nos mola a nosotros. Por eso no suele gustaros a vosotras.
Para haber sido rodada hace casi treinta años, me sorprende que esta película me siga persiguiendo como lo hace. Y no huyo de ella, dejo que me siga, que me coja (no en sentido argentino), que me atrape y vuelvo a recordar sus grandes momentos.
Anoche sin ir más lejos estuve en el teatro viendo a Gabino Diego y Cayetana Guillén Cuervo en Havana Club 7. El formato era mitad teatro, mitad talk show, mitad cabaret, mitad música en directo,… Demasiadas mitades, será que «me he desdoblado», como el personaje del borracho del pueblo interpretado por Miguel Rellán. En un momento dado de la conversación entre Gabino y Cayetana recordaron alguna anécdota de Amanece, que no es poco, en la que el actor interpretaba el personaje del estudiante guiri que «es muy bien» y «¡este alcalde nos toca las pilotas!» (recordad El clan de los MacArrash). En ese momento me fijé a mi alrededor y a todos los tíos se nos dibujó esa sonrisa «amanecista», mientras que a sus acompañantes femeninas les vi torcer el gesto como diciendo otra vez: «¡qué pereza!, ¡qué absurda!»
Hace una semana estuve en un concierto de un fantástico grupo de góspel llamado Spirit to All y en mitad del típico repertorio de ese tipo de música, Happy days, Amen, Hallellujah, y alguna licencia como una versión espectacular del Rolling in the deep de Adele, de repente nos sorprenden con:
«Ahora vamos a cantar una canción que no es típica de estos repertorios, pero que nos gusta tocar de vez en cuando. Aparecía en la película Amanece, que no es poco, y se titula El corazón«.
Y allá que se lanzan, cual maestro del surrealista pueblo albaceteño enseñando a sus alumnos las virtudes del corazón, «en el cuerpo humano hay algo que es sensacional», y el coro góspel acompañando «con sus dos aurículos, y sus dos ventrículos», en maravilloso crescendo hasta ese punto crítico que no dejé de tararear: «¡qué complicación si se te para el corazón!»
Una de las grandes virtudes de esta película es que su solo recuerdo me provoca una sonrisa que no se me borra durante un largo rato:
Hace menos de un mes, el amiguete Lester recordaba al cabo de la guardia civil interpretado por el gran Saza al hablar de copias espantosas de canciones. La escena de la bronca al escritor argentino que aparece en la película interpretado por Arturo Bonin es otra de mis favoritas:
Y ahora, para rematar, me dicen estos amigos que ha escrito usted Luz de agosto, la novela de Faulkner (pronúnciese Fúlkner), ¡de William Faulkner! Y… ¿no podía usted haber plagiado a otro? ¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?
El actor argentino, probablemente tan psicoanalítico como marca el tópico argentino, no entendía nada de la película. Tiene gracia cómo lo cuenta el director José Luis Cuerda: «No encontraba ninguna conexión entre los diálogos de la película y la vida que lo rodeaba. No era capaz de ver algo medianamente lógico ni en lo que hacíamos a diario ni en lo que rodábamos. Tan lejos de su país tampoco se animaba ni a preguntar ni a criticar«. Por razones como esta me parece tan grande la película. Aquí dejo el rapapolvo de Saza al completo:
Contiene frases dignas del top-ten del surrealismo como: «le dije a usted, cuando me pidió permiso para ejercer de escritor en el pueblo, que era mejor que hiciese lo que hacen los otros sudamericanos, que unos días van en bici y otros huelen bien. Son cosas vistosas, no afectan a nadie y llaman la atención lo justo«.
La película no fue un éxito de taquilla, nunca aparece citada entre los grandes títulos de la historia de nuestro cine, y sin embargo tiene una colección de frases que se han extendido y pervivido a lo largo de estas tres décadas como muy pocas películas han logrado. Como aquel «supongo que me respetarás» de Luis Ciges a su hijo Antonio Resines, escena que concluye con el mítico:
«Déjate, déjate, que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama, ¿eh?»
Hay un momento de la película que fue muy recordado hace apenas tres meses, cuando la inutilidad manifiesta de nuestros líderes políticos nos llevó a una nueva convocatoria de elecciones generales. En aquel momento quisieron convencernos de que había que esperar otros dos meses y medio para la nueva votación. ¡Otros dos meses! ¿Para qué? El alcalde de este pueblo lo hubiera solucionado mucho antes a su manera:
«Carteles no quiero ver ni uno, que ya nos conocemos todos las jetas». Si es que el surrealismo tiene mucho más sentido común que nuestros dirigentes.
La película se rodó en varios pueblos de la Sierra del Segura, sobre todo en Ayna, Liétor y Molinicos. Con motivo del vigésimo aniversario del estreno de la película, la Junta de Castilla-La Mancha organizó una ruta que recorría los lugares de rodaje y las principales localizaciones, e incluía «tesoros» como una réplica de la Vespa con sidecar con la que Antonio Resines y Luis Ciges llegaban al pueblo. «¿Y qué tal la política por Oklahoma?»
Luis García Berlanga le dijo al director que el reparto de Amanece, que no es poco era el mejor de la historia del cine español: los mencionados Luis Ciges, Antonio Resines, José Sazatornil, Gabino Diego y Miguel Rellán, y además Chus Lampreave, Manuel Aleixandre, Rafael Alonso, Quique San Francisco, Tito Valverde, Pastora Vega y muchos más, todos geniales en sus papeles, a los que se unieron varios habitantes del pueblo como figurantes de lujo.
Yo creo que tenía mejor reparto todavía otra película del mismo Cuerda, de 1995, en la que intentó repetir la fórmula de esta su obra maestra: Así en el cielo como en la tierra. Fernando Fernán Gómez, Paco Rabal, Luis Ciges, Manuel Aleixandre, Gabino Diego, Agustín González, Álex Angulo, Achero Mañas,… Sin embargo, la película tuvo menos éxito y no alcanzó las cotas de esta como obra de culto, posiblemente por tener menos frescura, fruto de un guion seguramente más trabajado. Cosas que ocurren a veces en el cine.
«¡Viva el munícipe por antonomasia!» y «luego está el tema del libre albedrío, que es un tema muy bonito»
En mi familia es una peli legendaria. Mis padres hicieron la ruta de Ayna-Lietor-Molinicos y conservo como oro en paño una foto de ambos montados en el sidecar de Luís Ciges y Antonio Resines. Mi hermana también hizo la ruta hace poco (pese a ser mujer, es la excepción a la regla). Me quedo con Saza gritando «¡Yo no aguanto este sindiós!»
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Son tantas las frases míticas que nos ha dejado la peli, como aquella otra del pregonero: «¡¡De orden del señor curaaaa, se hace sabeeeer, que Dios es uno y trino!!» Y cuando uno de los ancianos del pueblo, ¿Manuel Alexandre puede ser?, pide explicaciones al respecto y no le convencen, suelta: «para mí que tenéis un cuajo», una más de las frases de las que me he apropiado. Qué suerte la de tus padres por haber hecho la ruta. Saludos.
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