A quién votamos (y II), por Josean

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Pertenezco a ese 18 ó 20 por ciento de indecisos que según algunos medios todavía no nos hemos decantado y podemos decidir el juego final de pactos. Creo que en la anterior entrada quedó muy claro lo poco que me gusta este sistema electoral, pero es el que tenemos, y no voy a dejar de votar cuando en algunos países (o en este hace cincuenta años) es un privilegio del que les gustaría gozar.

Dicho lo cual, y como en alguna de las decisiones trascendentes de la vida, como elegir una carrera o el traje de la boda, lo haré por eliminación, porque me lo ponen muy difícil.

Por qué no voy a votar al PP

Pues muchas de las razones las dejó Pablo Iglesias en su minuto final del debate a cuatro. Porque no olvido la Púnica, Gürtel, el «Luis, sé fuerte«, las tarjetas black, la estafa de las preferentes, los recortes,… Han sido tantos los casos, y va a ser tan bajo el castigo electoral que reciban, que creo que los escándalos de Arístegui y Pedro Gómez de la Serna ni siquiera les van a pasar factura.

Podría votarles si creyera que el PP garantiza la estabilidad económica que nuestro país necesita en tiempos convulsos, si me creyera esa maravillosa gestión de la economía con cifras que crecían de debate en debate, de los 800.000 puestos de trabajo creados del primero (Soraya dixit) al millón de Pablo Casado y Rajoy. Tampoco es que me fiara mucho de los datos de Pedro Sánchez, así que la «realidad del milagro económico», los datos del INE, nos cuentan que la legislatura finaliza con unos datos de ocupación y afiliación a la Seguridad Social prácticamente iguales que los existentes a finales de 2011. Los he buscado directamente, no hay manipulación de los partidos:

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Lo más peligroso de este crecimiento plano es que se ha producido a costa de un incremento enorme de la deuda, con unas gráficas que dan vértigo (que empezaron a dispararse en los últimos años de ZP). En ese crecimiento han tenido mucho que ver los agujeros tapados de las cajas, la vergüenza del Sareb, el plan de pago a proveedores (que aquí bautizamos como «Premios Montoro a la mala gestión»), la digestión del ladrillo, las amnistías fiscales,… Problemas todos ellos que no fueron generados en exclusiva por el Partido Popular, sino en extraña sintonía con el Partido Socialista.

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Pero la economía es un rollo, a pocos interesan los datos, que además, en su mayoría se dan mal o manipulados en los debates. Soraya llegó a hablar de los 17 millones de pensionistas españoles, cuando son poco más de 9. Luego intentó matizarlo hablando del número de personas que reciben prestaciones, pero ese número es de unos 11 millones,… Me extrañó que ninguno de sus contendientes le reprochara nada cuando distinguió a un amplio grupo de esos españoles que habían tenido que emigrar, porque «no han nacido en España». Debemos entender que eran españoles de segunda clase, de menor valor que el resto.

En el fondo da igual, la gente se queda con el barro, con el «usted no es decente» de Pedro Sánchez a Rajoy. Y aquí se han ofendido muchísimo. El mismo Rajoy que, como nos recordaba Ignacio Escolar, regaló a Zapatero los siguientes elogios: indigno, zafio, irresponsable, bobo solemne, grotesco, lamentable, hooligan británico, radical, taimado y maniobrero, un chisgarabís. ¡Y un Ruiz, no lo olvidemos!

Están muy dolidos. Los mismos que han insultado durante cuatro años nuestra inteligencia, como en cada comparecencia de María Dolores de Cospedal (la palma se la lleva la indemnización pactada en diferido y con IRPF, despacho, secretaria y coche oficial).

No voy a votar al PP, es imposible. Me quedo con las últimas líneas de Javier Marías el domingo pasado:

«Pues bien, yo no sé ustedes, pero para mí, con todo y con eso, casi cualquier prueba, casi cualquier riesgo, me parecen preferibles a continuar en la ciénaga de los últimos cuatro años.

No se puede chapotear en ella indefinidamente».

Por qué no voy a votar al PSOE

El Partido Socialista tiene muchos problemas, y uno de los fundamentales es que tiene la (sana) costumbre de elegir a sus candidatos en primarias, para luego (de modo insano) cargárselos cuando no son los del aparato oficial del partido. Le ocurrió a Borrell y tiene toda la pinta de que le va a ocurrir a Pedro Sánchez. En su propio partido están deseando que se pegue un batacazo para colocar al secretario que les gustaba desde un principio, ya sea Eduardo Madina, Carme Chacón, o esa propuesta tan increíble de Susana Díaz. Siempre que veo a Pedro Sánchez me viene a la cabeza esa frase de Churchill sobre los enemigos: «los tiene usted aquí detrás, en su propio partido».

Y mira que empezó bien, a mi modo de ver, cargándose al «lince de Parla» a los pocos meses de acceder al cargo. Pero está solo en su propio partido, y esa debilidad la explotó acertadamente Pablo Iglesias en el debate: «mandas poco, en tu partido mandan otros». Y otro acierto fue recordarle la gran diferencia entre lo que proponen en campaña y lo que hacen cuando acceden al gobierno.

He visto cosas sorprendentes en esta campaña, pero sin duda, una de las mayores es la de ver al PSOE hablando de corrupción y mostrándose como adalides de la lucha contra la misma. Por favor, Sr. #Snchz, por favor. Que nos queda algo de memoria y no hay que bucear demasiado en las hemerotecas. Tenía la oportunidad de desmarcarse de ese pasado corrupto y esa manera tan golfa de medrar en política, y no lo ha hecho.

Y hay más, mucho más. En la anterior entrada mencionaba la modificación del artículo 135 de la Constitución que ahora plantean anular o cambiar de nuevo (¡no hay huevos!). Esa reforma la firma su partido, en verano, con nocturnidad, en connivencia con el PP. Lo más grave no es lo que decía el 135.2, que comentaba hace un par de días, sino el 135.3, que proclama sin pudor:

Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta.

Ahora mismo estamos en un nivel de endeudamiento del cien por cien de nuestro PIB, y por encima de cualquier otro pago, da igual si son pensiones o prestaciones sociales, por encima de la ayuda a dependencia o la sanidad, está el pago de la deuda. Esas emisiones de deuda que PP y PSOE celebraban con alborozo cada vez que salía a los mercados.

No voy a votar al PSOE, es imposible. Han sido los mejores aliados del PP a la hora de repartirse organismos y competencias, a la hora de taparse mutuamente las vergüenzas. Yo no le reprocho que llamara indecente a Rajoy, aunque no me gustara. Lo que sí fue indecente fue el pacto de no agresión que firmaron Rubalcaba y Rajoy en el debate de hace cuatro años.

Por qué no voy a votar a Podemos

Pablo Iglesias habla con la libertad del que no tiene un pasado. Pero el problema es que lo tiene, vaya si lo tiene. Internet está repleto de vídeos suyos y de sus más cercanos alabando al gobierno de Venezuela, haciendo campaña por los batasunos y su entorno, presumiendo de peleas con «lúmpenes de clase social mucho más baja que la nuestra», o atacando la propiedad privada porque sí, porque genera corrupción, o porque «los medios de comunicación privados atacan la libertad de expresión».

Cuando este Pablo y los suyos comenzaron a hacerse famosos, su discurso indignado nos resultaba muy cercano, recogía ese sentimiento tan extendido de “¡ya está bien del PPSOE!”. Pero no deja de ser un sentimiento más allá del que sueltas en la barra de un bar, “ya está bien de tanta golfería, de tanto ladrón de guante blanco mientras buena parte de la población está sufriendo”. Mi primera entrada sobre ellos, «Entre Podemos y el No podemos«, hablaba de que no quería tener que elegir entre estos y el «no podemos hacer nada más contra la corrupción» de María Dolores de Cospedal.

Ha moderado su discurso, pero por interés electoral. Sigue siendo el mismo, lo único es que ha reconocido que tiene que ir más despacio para acometer todos los cambios que propone. Pero siguen siendo los mismos. Íñigo Errejón, el de los tuits anti Policía Nacional, ahora reconvertido en moderado tertuliano de televisión. Juan Carlos Monedero, el tipo que cobra la hora a precio de diez consultores de Deloitte. Ah, y al que se le olvida liquidar a Hacienda sus ingresos.

Ni siquiera voy a atacarles por su apoyo enfervorecido al régimen de Chávez y Maduro, cuando los partidos tradicionales apoyan sin disimulo dictaduras tan salvajes como las saudíes. Ah, pero es que estos tienen pasta. Como los chinos, dejémosles entrar, qué más darán los derechos humanos si su capital va a solucionar nuestros problemas.

El partido ha hecho fichajes sorprendentes y muy interesantes como el de Juan Pedro Yllanes, el juez que iba a juzgar a la Infanta Cristina, o el de Julio Rodríguez, antiguo Jefe del Estado Mayor de la Defensa. Pero los dirigentes del partido son lobos con piel de cordero que han escondido temporalmente su discurso para capitalizar el voto indignado.

No voy a votar a Podemos, es imposible, ni siquiera como esos amigos o familiares que no quieren que gane, pero entienden que será muy sano que tenga una buena representación en el Congreso. Coincido en lo positivo que pueden traer haciendo una oposición seria e implacable, pero no quiero ni imaginármelos en un Gobierno nacional. No tiene nada que ver con la gestión de un ayuntamiento (Ahora Madrid, ahora).

Por qué no voy a votar a Ciudadanos

Hace un mes estaba convencido, como tantas personas de mi entorno. Gente joven, bien parecida, que hablaba de modo coherente y expresaba ideas sensatas, el bellezón de Inés Arrimadas dando cera a los independentistas catalanes, un discurso que sonaba a nuevo, pero sin suponer una ruptura suicida con el pasado,… Me parecía la mejor opción.7D2

Albert Rivera fue una decepción en el debate, vaya manojo de nervios. La campaña se les ha hecho muy larga, y pese a que han intentado no asomar la patita en numerosos frentes, ni mojarse en temas relevantes, no les ha quedado otra que hacerlo. Y se les ha visto el plumero neoliberal. Por más que insistan en que no van a pactar con el PP, a muchos nos cuesta creerlo. Ya han dicho que tener que volver a convocar unas elecciones sería un escenario aún peor. Así que serán capaces de darle la vuelta a la tortilla, como ese tal Baños de la CUP, que se está dejando convencer para investir a Mas.

Se presentan también como defensores de la lucha contra la corrupción, pero resulta que han pactado con el PP en Madrid y con el PSOE en Andalucía. ¡Manda huevos! Les ha faltado pactar con Convergencia en Cataluña.

Sus seguidores están haciendo montajes como el que copio aquí:

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Pero no cuentan que proponen subir el IVA de los productos básicos del 4 al 7 por ciento. No creo que vote a Ciudadanos, no digo que es imposible como con los anteriores, pero no lo creo a día de hoy.

Por qué no voy a votar a Izquierda Unida

Otra vez Churchill y su conocida frase: «“Quien no es comunista a los 20 años no tiene corazón; quien es comunista a los 40 años no tiene cabeza”. Y yo he rebasado esa edad. Sus recetas han fracasado allá donde se han implantado y las buenas intenciones desgraciadamente no valen, no sirven en este mundo actual. No voy a votar a Izquierda Unida, es imposible. Y Garzón no es Anguita.

¿Qué me queda?

Pues me pasaron uno de estos días un Test para saber qué partido se acerca más a tus ideas en los temas fundamentales. Lo hice y me salió… UPyD. No sé por qué me sorprendí, porque cuatro años atrás fui uno de sus 1,2 millones de votantes. ¿Me agarro a la teoría del voto útil y me entrego a Ciudadanos con la nariz tapada ? ¿Le doy mi voto a Pablemos con el convencimiento de que no va a ganar, pero es necesario verle con el látigo en el Congreso?

Pues no lo creo. Es una lástima que UPyD vaya a desaparecer, porque su coherencia sería muy útil en el Parlamento que nos espera después del domingo. Según un colega que tengo en el partido que fuera de Rosa Díez, el ninguneo de los medios se debe a que fueron ellos los que destaparon casos como el de las tarjetas black, y los que interpusieron querellas contra los directivos de las cajas. Y los medios de comunicación, en su mayoría al servicio del poder establecido, se han vengado en forma de ninguneo. Puede ser, fue un insulto a sus votantes (1,2 millones) que no dejaran participar a Andrés Herzog en el debate a cuatro, en el que sí participaron dos formaciones sin representación parlamentaria.

Es verdad que fue una pena que UPyD no cerrara una alianza con Ciudadanos, seguramente por un duelo de egos, pero pese a que en los medios apareció Rivera como el triunfador, el tío guapo y moderno frente a la inflexible señora Rottenmeier, lo cierto es que creo bastante más probable la versión de Rosa Díez. Hechos frente a palabras, las querellas presentadas por UPyD o sus propuestas, frente a la inacción de Ciudadanos en sus nueve años en el Parlamento de Cataluña. Transparencia por escrito y por norma frente a fachada.

El partido está en la ruina por el coste económico de esos pleitos, y quizás por echar un cable, solo por ver si alcanzan al menos un diputado, algunos nos dejemos llevar por ellos. Un voto a la papelera, dirán muchos, pero es mi voto. Similar a una abstención entre cuatro propuestas que no me seducen.

Si el espíritu de George Bailey me invade el domingo, votaré a Ciudadanos. Si me levantara en plan Tyler Durden, con ganas de romper cabinas y tirar papeleras, cosa ciertamente improbable, votaría a Podemos. Si finalmente es Lester Burnham el que se apodera de mí, lo más probable, me decantaré por UPyD.

El Senado

Bárcenas, Chaves, Griñán, Granados, más de 50 millones de euros de presupuesto anual para nada,… Razones suficientes para su abolición.

Solo vale para mantener más aforados, así que haré como en las últimas dos ocasiones: un voto nulo, un voto de protesta, ojalá haya varios millones más, como en las pasadas elecciones.

5 comentarios en “A quién votamos (y II), por Josean

  1. Hay una propuesta del colectivo MAREA GRANATE llamado RESCATA MI VOTO.
    El sistema pone en contacto a un emigrante que quiere votar y no puede, con otra persona que sí puede votar pero no quiere. Ambos, de la misma Comunidad Autónoma, recibirán un email, y a partir de ahí el proceso se hace de forma privada entre las dos personas y el emigrante le dice al donante por quién votar.
    De esta forma, un abstencionista voluntario en España, podrá donar su voto para que un abstencionista forzoso, el emigrante español, ejerza su derecho fundamental y su voto cuente.

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  2. Pues nada, a ver qué ocurre a partir de ahora. Lo positivo de los resultados es que por fin (espero) PP y PSOE se darán cuenta de que tienen que cambiar completamente, hacer una limpieza de arriba a abajo en sus partidos y dejar de ser esas «élites extractivas» para pasar a preocuparse en serio por mejorar las cosas y las condiciones de vida de los ciudadanos. Lo negativo, que se presenta un futuro incierto en las próximas semanas, y algunas alianzas preocupantes, que creo que no llegarán a producirse.
    Esta mañana me he encontrado a mi colega de UPyD en el colegio electoral y se quejaba de la desatención de los medios hacia ellos. Me decía que ha sido un vacío mediático organizado, no sé si será así o no. Confiaba en sacar un diputado al menos, y así lo esperaba yo también, pero sus 152 mil votos no le han servido, mientras que la mitad sí le vale a Coalición Canaria para obtener uno. Y lo que es peor, 218 mil votos le sirven a EH-Bildu para tener dos.

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