El club de la lucha, por Travis

fight club

Hay películas que al finalizar te dejan con ganas de salir a la calle y liberar tu adrenalina, ya sea a guantazos (La jungla de cristal, Rocky IV), o katana en mano (Kill Bill, Gladiator, Braveheart). También hay películas que te dejan con una media sonrisa boba al acabar, una media sonrisa que delata tu disfrute y que te quedas dándole vueltas al coco regodeándote en alguna escena (El último boy scout, Pulp Fiction, Abierto hasta el amanecer). Hay otras películas en cambio, en las que los personajes son mejores que la propia película, que no sabe sacarles el 100% de su partido (American Beauty, Fargo). Y hay películas que, como el buen vino o las mujeres, mejoran con el paso del tiempo (Cadena perpetua, Se7en).

La película de la que vamos a hablar hoy, El Club de la lucha (1999) reúne, a mi modo de ver, todas estas condiciones. Volvemos en el blog a una película de David Fincher y Brad Pitt, que coincidirían 9 años después en El curioso caso de Benjamin Button. Gracias a películas como estas dos, o Seven, también con Brad Pitt, David Fincher se está ganando un lugar entre los elegidos. Y posiblemente Brad Pitt también. Quizás entre estas tres de David Fincher, Malditos bastardos y Snatch (en España no les pareció un título suficientemente atractivo y se distribuyó como Snatch: cerdos y diamantes) estén sus mejores trabajos.

Como no quiero pecar de spoiler, y doy por hecho que la mayoría de lectores la habrá visto, no voy a contar gran cosa del argumento. La película está basada en el libro homónimo de Chuck Palahniuk. Trata de un tipo aburrido por su trabajo, interpretado por Edward Norton, que padece insomnio y como pasatiempo acude a terapias de gente con problemas de todo tipo. Allí conoce a Marla (Helena Bonham Carter), con la que comparte (y discute por) esa misma extraña afición. Pero el personaje que cambia su vida es Tyler Durden (Brad Pitt), un tipo que vende jabones, experto en trucos propios del «Libro de cocina del anarquista» como la fabricación de explosivos caseros y con el que comienza a compartir piso. Al poco tiempo montan un Club de la lucha por diversión, y ganan adeptos en muy poco tiempo.

fight club 2

Con su «ejército» de seguidores se instalan (okupan) en un edificio abandonado y comienzan a desarrollar el Proyecto Mayhem, cuya principal premisa consiste en el ataque furibundo al capitalismo y al consumismo de la sociedad actual. «Tenemos trabajos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos».

Es una película que al terminar te deja con ganas de salir a zurrarte con un colega, pero en plan deporte, para liberar tensión. El momento de acabar la peli, la primera vez, fue quizás el único de mi vida en el que he sentido la tentación de apuntarme a clases de boxeo. Para desahogar, básicamente. Es verdad que ganas de reventarle la cabeza a alguien he tenido varias en mi vida. De hecho, creo que en el trabajo las siento a diario. Pero esa es otra historia, que diría Moustache.

Esa primera vez me quedé, como decía al principio, con una media sonrisa boba recordando los gloriosos momentos de la película, que tiene varios. Uno de mis preferidos sucede cuando Edward Norton busca que le den una pasta gansa sin necesidad de trabajar y comienza a autogolpearse delante de su jefe, mientras llama por teléfono a seguridad. Por supuesto, consigue su objetivo: “Ya no tendré que volver a trabajar”. Y puede entonces comenzar a dedicarse a lo que de verdad le gusta, porque «únicamente cuando se pierde todo somos libres para actuar».

Es una forma agresiva de chantajear al jefe y a la empresa. La forma sutil la encontramos en otra película, curiosamente del mismo año. Es el momento Lester Burnham en estado puro de American Beauty, con una frase muy similar a la anterior: «Sólo soy un tipo corriente sin nada que perder»:

El club de la lucha tiene otras grandes escenas, como el diálogo del avión, la explicación de las reglas del Club de la Lucha o del Proyecto Mayhem, y sobre todo ese momento final en el que destruyen las torres con toda la información de créditos de los ciudadanos, torres que simbolizan el capitalismo y cuya destrucción supone un nuevo punto de partida para la humanidad, sin deudas con el pasado. Sin créditos. Dos años antes del 11-S, los símbolos del capitalismo ya se habían venido abajo por un acto terrorista. La canción de esta escena y de los títulos de crédito, del grupo Pixies, ya resulta imposible de separar de estas imágenes. «Me has conocido en un momento extraño de mi vida».

Los personajes de la película son mejores aún que la propia película, especialmente ese Edward Norton sin nombre y Tyler Durden. Pero también me parecen complejos e interesantes los de Marla y Bob (el gordo tetudo interpretado por Meat Loaf).

La estética de la película es brutal. David Fincher es un maestro a la hora de buscar planos originales (la descripción del apartamento como si fuera un catálogo de muebles) y un artista para llevar la cámara por sitios inverosímiles, como entre los cuerpos de Tyler y Marla, o siguiendo el cableado de la casa.

La banda sonora, compuesta por Dust Brothers, es incómoda y desagradable, sobre todo para alguien poco aficionado a la música electrónica como yo, pero encaja perfectamente en la película y no molesta en ningún momento. Ahora bien, no creo que fuera capaz de aguantarla en el coche más de cinco minutos seguidos.

Aunque hayan pasado 15 años desde su estreno, la película tiene hoy más sentido que nunca. Está llena de frases en contra del consumismo exagerado que nos han metido entre ceja y ceja:

– «Lo que posees acabará poseyéndote».

– «Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados». La palabra correcta quizás sea «indignados».

– «¿Qué somos? Consumidores, subproductos obsesionados por un estilo de vida. Asesinato, delito, pobreza… son cosas que no me incumben. Lo que sí me importa son las revistas de famosos, una televisión con 500 canales, el nombre de alguien en mi ropa interior, crecepelos, viagra… sucedáneos».

Ese hartazgo de la sociedad que lleva a un final destructivo tiene algo en común con el cambio que promueve la película V de Vendetta. Las dos películas plantean un cambio de modelo social y económico a partir de la destrucción con explosivos de un símbolo. Político en el caso de V de Vendetta y el Parlamento británico, y económico en el caso de El Club de la lucha y la desintegración del centro financiero de Wall Street.

El amiguete Josean, que está pasando por una etapa de su vida un tanto anti-sistema, me comentaba hace poco que esta película será sin duda la preferida de Pablo Podemos Iglesias. Y me daba sus argumentos: unos outsiders que lo han perdido todo o que consiguen vivir del capitalismo sin trabajar, que viven en un edificio okupado, dedicándose a hacer lo que les place, ya sea poner bombas, atacar concesionarios BMW o darse de leches. La libertad individual por encima del respeto a las normas de la sociedad. Y empezar de nuevo, sin tener que pagar las deudas a los bancos. «Y la verdad es que, con la panda de golfos que nos dirigen, me mola». Me preocupa que Josean, con todo lo racional y analítico que es, se sienta tan cercano a veces a estos ideales.

«En el mundo que imagino se cazarán alces en los bosques húmedos de los cañones que rodearán las ruinas del Rockefeller Center».  Cara Travis

 

 

5 comentarios en “El club de la lucha, por Travis

  1. Lo primero de todo gracias por los enlaces a mi blog 😛
    Lo segundo, buena entrada y buena peli! De las mías, me encanta que tengan trasfondo y te dejen pensando…Y por último aporto un enlace sobre 25 curiosidades de la peli:

    Me gusta

    • Gracias, Whalla, y gracias por el vídeo. Me sorprenden algunas coincidencias. La semana pasada, buscando imágenes de la peli, encontré este curioso vídeo que ahora me mandas. Tengo que comprobar algunas cosas, como lo de Starbucks o las apariciones subliminales de Tyler, porque a veces en la red se dan por válidas muchas afirmaciones que unos han oído a otros, pero si son ciertas (y me imagino que lo serán), significa que David Fincher le dedica todavía más tiempo del que pensábamos al montaje y edición. Siempre intentando aportar algo más, algo nuevo y diferente. ¡Un crack!

      Me gusta

  2. Estimado Travis,
    Estamos ante la mejor película de los últimos 20 años. Entretenida, inteligente, interesante, tramposa y muchas más cosas pero sobretodo inspiradora. Estoy seguro que muchos de los individuos pertenecientes a movimientos antisistema se han sentido identificados e inspirados por esta película y eso es porque narra con humor negro un puñado de verdades incómodas para la mayoría pero reveladoras para unos pocos. Como en la película Matrix, unos pocos abrirán los ojos a una realidad vergonzante de en lo que se ha convertido el hombre en el mundo desarrollado y una mayoría se sentirá agredido y te verá como un enemigo al que liquidar de su camino. enemigovergonzante de en Li que se ha convertido el mundo desarrollado y una mayoría se sentirá agredido

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.