Los Tauro del 70

BARNEY, 09/05/2020

Andre Agassi cumplió 50 años el pasado 29 de abril.

Diego Pablo Simeone cumplió 50 años el pasado 28 de abril.

Luis Enrique Martínez cumplió 50 años el pasado 8 de mayo.

Lo cual significa que estos tres famosos deportistas nacieron en días muy cercanos entre finales de abril y principios de mayo del 70. Para los aficionados a esa cosa extraña del horóscopo, los tres son Tauro. Me parece absurdo que los millones de personas nacidos bajo el mismo signo zodiacal compartan características comunes, pero vamos a jugar a eso. Si miro un poco lo que dice el horóscopo sobre los Tauro (a ver… me meto en páginas raras de estas… gugleo «Tauro»,… qué cosas leo, en fin), nos indica que estos son perseverantes, cabezotas, que les cuesta cambiar de opinión y de trabajo, que son fieles, generosos, con un punto de rebeldía,… ya he leído suficiente. Según el horóscopo chino, los nacidos en 1970 lo hicieron bajo el signo del perro y son leales, valientes, honestos, trabajadores e inteligentes. 

Así que hoy me toca hablar de tres perros viejos, leales a sus ideas y muy perseverantes, vamos a ver qué hay de cierto en ello.

Tauro-AgassiAndre Agassi escribió uno de los mejores libros de memorias que he leído a un deportista, Open. Según Rosa Montero, «una conmovedora historia sobre la tiranía del éxito y del fracaso y sobre las muchas vidas que hay en una vida». Andre Agassi cuenta que odiaba el tenis desde el primer capítulo: «lo odio con toda mi alma, y sin embargo sigo jugando, sigo dándole a la pelota toda la mañana y toda la tarde porque no tengo alternativa. Por más ganas que tenga de parar, no lo hago. Sigo suplicándome a mí mismo parar, y en cambio sigo. Y ese abismo, esa contradicción entre lo que quiero hacer y lo que de hecho hago, es la esencia de mi vida».

Tauro-Agassi Borg

El tenista norteamericano, natural de Las Vegas, no estaba predestinado a hacer una gran carrera en el tenis profesional. No tenía un físico espectacular y carecía del talento de otros jugadores de la época. Sin embargo, gracias a su tesón y su insistencia se labró una gran carrera de veinte años en un deporte tan exigente como el tenis. Ganó ocho Grand Slam (4 Open de Australia, 2 US Open, un Wimbledon y un Roland Garros) y el oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Es lo que llaman el Golden Slam, algo que no han logrado ni siquiera Federer y Djokovic. Sí lo ha hecho nuestro incombustible Rafa Nadal.

El libro va desgranando cómo el joven Andre odiaba el tenis y la manera de entrenarle y exigirle que su padre ponía en práctica con él y con sus hermanos a diario en la pista construida en el jardín de su casa. El padre de Agassi, ese chalado iraní ex boxeador rebautizado como Mike, fabricó una máquina lanzapelotas con un viejo cortacésped («el dragón», como lo llamaba Agassi) y les tenía todo el día atizando pelotas o tratando de devolver lo que el dragón escupía por su boca. Su filosofía era clara:

«Mi padre dice que si devuelvo 2.500 pelotas al día, devolveré 17.500 pelotas a la semana, y al acabar el año habré devuelto casi un millón.

Mi padre cree en las matemáticas. Los números, dice, no engañan. Un niño que devuelva un millón de pelotas al año será invencible».

No fue invencible, pero sí un grande de este deporte, muy grande. Un tenista con golpes espectaculares y una tenacidad encomiable en la pista, uno de esos tipos a los que tienes que derrotar varias veces en un mismo partido y asegurarte de que lo has rematado, porque si no, se va a levantar y te va a remontar el encuentro por imposible que parezca. En ese sentido, pertenece a la estirpe de Jimmy Connors, Novak Djokovic o el propio Rafa Nadal.

Tauro-Agassi Nadal

Agassi odiaba el tenis, o eso cuenta, pero había cosas que llevaba aún peor. «Está claro que no entiende el dolor que me causa perder». Y por eso se agarraba de ese modo a la pista. Como dice en el momento previo a un partido contra Michael Chang: «ese hombre es un fenómeno excepcional: un rival que tiene exactamente las mismas ganas de ganar que yo, ni más ni menos. Los dos sabemos desde el primer saque que esto no se decidirá hasta el último momento».

El libro desgrana capítulo a capítulo cómo Andre fue forjando su cuerpo y su mente para alcanzar grandes éxitos, para ocupar el número uno del mundo durante más de cien semanas pese a ser contemporáneo de un fuera de serie como Pete Sampras. En ese camino hacia el éxito contó como entrenador con un tipo duro como Brad Gilbert. Los que le vimos jugar sabemos que Brad era uno de esos jugadores malencarados, antipáticos, que se lo dejaban todo en la pista y lo intentaban de todas las maneras para dar siempre el máximo, pero sobre todo, para conseguir disminuir las prestaciones del rival. Escribió un libro cuyo título lo dice todo: Winning dirty. Ganar sucio.

Andre Agassi fracasó en sus primeras tres finales en torneos de Grand Slam, con 20 y 21 años de edad, pero su perseverancia le llevó a insistir, a seguir peleando y logró sus mayores éxitos muchos años después. Entre mayo de 1999 y enero de 2000, es decir, bordeando la treintena, encadenó el título de Roland Garros, la final en Wimbledon y los triunfos en el US Open y el Open de Australia. Brad Gilbert en el Washington Post declara que su pupilo «tiene un récord de veintisiete partidos a uno en los cuatro últimos torneos de Grand Slam». Solo Rod Laver, Don Budge y Steffi Graf lo superan. En el New York Times Gilbert declara: «la verdad es que creo que no volveremos a ver a Andre dejar de luchar». Estuvo a dos puntos de perder en semifinales contra Pete Sampras, pero logró remontar en el que quizás fuera el momento cumbre de su carrera.

Andre Agassi es un Tauro de manual. Y un perro viejo, según el horóscopo chino o según la puñetera realidad.

Tauro Simeone 2El Cholo Simeone comparte varias de las características que he comentado acerca del tenista norteamericano. No era un jugador talentoso, ni un portento físico, pero sí un tipo generoso en el esfuerzo y que odiaba perder (lo odia aún más a día de hoy). Un perro viejo que va a hacer cuanto esté en su mano para llevarse la victoria, aunque eso suponga tener que enfangar el terreno para que el rival se sienta incómodo. Como jugador era un centrocampista duro, correoso, pero no tenía mal trato con el balón y sobre todo, sobre todas sus condiciones, yo destaco que sabía lo que el equipo y el partido requerían en cada momento. Era uno de esos jugadores que en su Argentina natal definen como «cancheros». Un tipo canchero es un jugador que «tira de experiencia en los momentos difíciles. Los jugadores cancheros saben cómo administrar una ventaja exigua, enlentecer el juego o sacar un beneficio grande de detalles pequeños», según la estupenda definición de Álex Grijelmo.

La primera vez que escribí en este blog sobre Simeone (Los antecedentes del Cholo) comencé destacando su acción en el Mundial de Francia en 1998, un lance en el que con una chorrada, con una pequeña provocación, logró que expulsaran a la estrella rival, el entonces joven David Beckham. Esa expulsión fue clave para que Argentina eliminara a la selección inglesa. El Cholo en estado puro, un tipo inteligente sobre el césped y en los banquillos, un luchador nato con una carrera más que notable, pese a que en los últimos tiempos haya criticado su estilo o su obstinación en hacer que el Atleti juegue feo cuando tiene mimbres para hacer otro cesto. Para algunos ha creado incluso una filosofía, el cholismo, del que decenas de periodistas son fieles seguidores.

Si Agassi vivía con la contradicción entre su amor por la victoria y el odio por el tenis, yo creo que el Cholo vive bajo la contradicción de haber querido ser un artista del juego, un mejor jugador, y sin embargo ha visto que sus mayores logros los alcanzaba embarrando el terreno o confundiendo al rival. Como jugador era buen llegador, con potente remate de cabeza y sabía mover el balón con criterio, pero su punto fuerte siempre fue el juego directo. Intenso, duro cuando era necesario. Como entrenador ha intentado tímidamente cambiar el juego del Atleti, pero ha terminado volviendo a lo que más éxitos le ha procurado, el catenaccio moderno en el que el balón estorba, el «unocerismo» llevado a su máxima expresión. Marcar el primer gol, colgarse todos del larguero y romper el ritmo del rival como sea, lanzando otro balón al campo o perdiendo todo el tiempo del mundo como en la segunda parte de la final de Lisboa.

Simeone es otro Tauro de manual, y otro perro viejo según el calendario chino o según lo que veo cada fin de semana.

Tauro-Luis Enrique BarçaLuis Enrique Martínez era un joven delantero de la etapa gloriosa del Sporting de Gijón, aquellos años a principios de los noventa en los que la escuela de Mareo era una máquina de crear buenos futbolistas como Felipe Miñambres, Manjarín, Abelardo, Ablanedo, Juanele o el propio Lucho. Luis Enrique jugaba en punta y marcó 14 goles en la temporada 1990-91, algunos tan importantes como el que supuso la victoria en Valencia y la clasificación del equipo para la Copa de la UEFA por última vez en su historia. O como el que rompió la racha de imbatibilidad de Abel en el Atlético de Madrid, más de 13 partidos seguidos (el sueño del Cholo de hoy, sin duda).

Al año siguiente fichó por el Real Madrid, donde jugó cinco temporadas. A mí era un jugador que me gustaba, pero en el Madrid nunca le encontraron el puesto idóneo. Era delantero y jugó muchos partidos como interior por la derecha y ocasionalmente por la izquierda. Durante muchos partidos con Benito Floro en el banquillo jugó como lateral izquierdo. Pese a que no eran los puestos en los que mejor se desempeñaba, Luis Enrique era el típico jugador de brega, voluntarioso, luchador, no exento de técnica, y al que se le veía mejorar en el juego, sobre todo con su pierna izquierda, puesto que cada vez jugaba más partidos en esa parte del campo. Participó con la selección española que ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

Con tanto cambio de puesto y sin haber jugado nunca en su puesto natural, dejó el Madrid con solo 15 goles en las cinco temporadas de Liga que jugó con el Madrid. Alguno tan inolvidable como el cuarto en aquella goleada por 5-0 contra el Barça en la temporada 1994-95. Para muchos entre los que me incluyo, su paso por el Madrid fue un fiasco, esperábamos más.

Recayó en el eterno rival, donde jugó en posiciones más adelantadas y en su primera temporada anotó 17 goles en Liga. Casi nada. En el Barça encontró una confianza especial en el terreno de juego, se le veía más suelto y añadía un plus extra de motivación cuando jugaba frente al Real Madrid. Si había que provocar al rival, lo hacía, Sin complejos, sin miramientos de ningún tipo, siempre se manejó bien en ambientes crispados. Tras ocho temporadas en el F.C. Barcelona, anotó 115 goles entre todas las competiciones.

Tauro-Luis Enrique Messi

Años después sería entrenador durante tres temporadas exitosas, si bien desde el famoso partido de Anoeta en el que «osó» sentar a Messi y Neymar, supo que el que decidía las alineaciones no era él, sino el argentino. Se le veía entrenar igual de apático que durante las ruedas de prensa, quizás sabedor de que no podía con la dictadura del mejor jugador de la historia del Barça. El equipo seguía ganando del mismo modo que el año que estuvo con Tito Vilanova tratándose en Estados Unidos e igualando el récord de 100 puntos del Madrid de Mourinho. Es decir, sin entrenador, con Messi y, cuando hacía falta, con el Tinglao funcionando a pleno rendimiento. Fue honesto y dejó el Barça, pese a que podía haber seguido.

La mejor prueba de su tenacidad está en los retos superados tras retirarse como deportista de élite: un maratón por debajo de tres horas, la participación en el durísimo Marathon des Sables (250 kilómetros en seis días por el Sáhara) y la brutalidad del Ironman. Parece que está en mejor forma física con 50 años que con 30.

¿Su contradicción? Yo creo que un tipo como él llevó mal el peso de Messi en el vestuario, pero aún peor el hecho de no haber logrado triunfar en el Madrid. Como muchos otros que no lo lograron (patéticos los esfuerzos de Morata en este sentido), ha dedicado notables esfuerzos a demostrar su antimadridismo, o a profesar su amor por otros colores, como el día de su cumpleaños con el «siempre culé», o como cuando dijo que «siempre fui del Barça, no me reconocía y hoy sigo sin reconocerme de blanco». Basta rescatar la entrevista de julio de 1991 tras fichar por el Real Madrid para saber que estaba en el club de su vida, al que llegó tras renunciar a parte del fichaje de haberse ido entonces al Barça.

Tauro-Luis Enrique madridista

Dicen que existe «la crisis de los cuarenta», en la que los tíos (o muchos) escogen una de estas tres opciones: se ponen a hacer deporte a lo bestia, se separan, o se compran una moto o un deportivo. A veces las tres cosas. Con los cincuenta años se supone que te alcanza la madurez, la estabilidad emocional, una cierta comprensión de los excesos pasados. A esa edad no intentas ser el más simpático, ni caer bien a todo el mundo, y las críticas te resbalan. Yo lo denomino «el sudapollismo ilustrado«. Sé bien de lo que hablo porque yo también soy un Tauro del 70.

De la Supercopa a la Copa, y al Cholo poca estopa

Cultural Leonesa

BARNEY, 24/01/2020

Parece mentira tener que repetir la obviedad de que en el fútbol no puedes confiarte nunca, que luego pasa lo que pasa. No hay enemigo pequeño, no puedes dejar a los mejores en casa, no puedes salir a reservar,… La Cultural Leonesa, con su presupuesto anual de 2,75 millones de euros, se ha cargado de la Copa del Rey al Atleti del Cholo, el entrenador “estrella” ahora estrellado que se embolsa esa misma cantidad cada 42 días. Esta vez ni siquiera le queda la tradicional excusa del presupuesto, la que suele esgrimir cuando palma con el Madrid, no con el Barça, porque solo el fichaje de Joao Félix esta temporada le daría para sufragar los gastos de la Cultural durante ¡45 años!

En este mes que termina en unos días, la cuesta de enero que tradicionalmente se le atragantaba al Real Madrid se ha trasladado a los vecinos del Metropolitano y al equipo de lo que Guardiola definió como “ese pequeño país al norte de España”. Hemos vivido un enero enormemente divertido por primera vez en mucho tiempo, que además ha servido o está sirviendo para poner muchas cosas en su sitio.

La Supercopa

Portada ArabiaComenzamos con ese torneo arrancado a los aficionados españoles y llevado de manera infame a Arabia Saudí: la Supercopa de España. Me harté de leer comentarios acerca del equipo “invitado”, el “intruso”, el que no debería estar ahí, apelativos referidos al Madrid y casi nunca al Atleti, que reunía los mismos méritos, si no menos (el Madrid ganó el Mundial de clubes la temporada anterior). Vamos a ver, los árabes pusieron la pasta que pusieron (y consta que fue mucha) para ver al Madrid y a Messi, a ver si lo vamos entendiendo todos. Muchos culés encendidos con la presencia del Madrid en la final han callado cuando el formato de la Supercopa femenina se ha cambiado para incluir a cuatro equipos: el Atleti (campeón de Liga), la Real Sociedad (campeón de Copa) y el Levante y el Barça (los invitados intrusos que no deberían estar ahí).

El Madrid se presentó sin Benzema, Hazard, Bale y Asensio, casi nada. Poned los nombres que queráis para hacer la comparación con el Barça o el Atleti. Y Zidane respondió como siempre a todas las preguntas inquisitoriales y metemierdas acerca de la presencia del equipo o de las numerosas ausencias: con una sonrisa. Con tranquilidad, sin aspavientos, mirando a los ojos a la «mejor prensa deportiva» del mundo y desmontando sus patrañas.

Era un torneo que no me interesaba demasiado, pero a medida que fue avanzando me enganchó y lo disfruté como un enano. El Madrid se alzó con el título frente a los tres equipos más antimadridistas del planeta (el Sevilla puja para entrar en la terna) y dejó muchos cadáveres en el camino. Se llevó por delante al mismísimo Ernesto Valverde, cuando tenía al equipo líder en LaLliga de Tebas y clasificado para Champions con comodidad. Y de regalo, cuatro meses de baja para el terror de tibias, cuellos y nucas de defensas, Luis Suárez.

Pero el torneo sirvió para muchas otras cosas:

  • Para ver que las imágenes de un VAR sin manipular se pueden mostrar al instante y desde el punto exacto que el espectador necesita, en línea con la acción, como en los goles anulados al Barça frente al Atleti, y no como en tantos otros en nuestra Liga, donde nunca aparece la imagen que árbitros y espectadores requieren. El gol anulado a Bale en el Camp Nou, por ejemplo. Seguramente es fuera de juego, pero llama poderosamente la atención que con más de cincuenta cámaras en el campo no se haya mostrado ni una sola imagen desde la cámara que estaba en la acción de la jugada.
  • Para captar la rabia de los antimadridistas (y descojonarse de ellos) con la jugada decisiva del torneo: la entrada de Fede Valverde a Morata en el minuto 117 de partido. El colmo de la estulticia lo mostró Marçal Llorente, del Mundo Deportivo, quien llegó a decir que esa jugada, aunque fuera cinco o seis metros fuera del área, debía señalarse siempre como penalti y expulsión. ¡Ja, ja, ja, ja! Otros como Antón Meana pidieron una sanción de no menos de cinco o seis partidos para el uruguayo del Madrid, como si esta hubiera sido la entrada más salvaje de la historia.

Marsal Llorente

  • Para comprobar que Piqué sigue gozando de un Reglamento diferente, como lo han tenido Mascherano, Messi y Luis Suárez durante años.

Fouto Piqué

Mano Piqué

  • Para ver los planteamientos cicateros del Cholo una vez más. Hizo un partido horrible contra el Barça, pero le mantuvieron Oblak y los aciertos del VAR (que en España nunca se habrían dado), y le dio la vuelta al partido por la espantosa defensa del Barcelona. Contra el Madrid jugó a lo de siempre, a encerrarse y esperar su oportunidad. Y aunque estuvo a punto de salirle bien la jugada, creo que «lo del Cholo» huele desde hace mucho tiempo. Cansa.

Ser del Atleti

 

El nuevo formato de la Copa del Rey

La Copa del Rey ha vuelto a un formato complicado, con eliminatorias a un solo partido en el campo del equipo de menor categoría. Recordemos que con este formato el Real Madrid cayó frente al Toledo en el año 2000 y el Barça fue eliminado tres veces en cuatro temporadas tras caer frente a Novelda, Figueras y Gramanet. Los equipos grandes estaban advertidos y aunque el Madrid pasó sin demasiados apuros, el Barça tuvo que esperar hasta el minuto 95 y otros primeras como Celta, Betis, Valladolid o Mallorca cayeron eliminados.

El Atleti del Cholo sabía que no se podía confiar, pero jugó a lo de siempre. Marcó el gol y se encerró atrás. Pero esta vez no estaba Jan Oblak, el porterazo que durante años ha tapado la ausencia de juego de los de Simeone, y Adán falló en los dos goles de la Cultural Leonesa. La última vez que el Atleti cayó contra un Segunda B en Copa del Rey fue en diciembre de 2011, frente al Albacete y supuso la destitución inmediata del entrenador, Gregorio Manzano, y la llegada del Cholo Simeone.

Sé que no va a ocurrir, pero para mí huele al fin del ciclo de Simeone en el Atleti. Hay muy pocas críticas en la prensa, porque al Cholo siempre se le han alabado hasta los errores, pero el discurso victimista empieza a cantar demasiado. Está a ocho puntos del Madrid y el Barça en Liga, y lo normal es que el Liverpool lo elimine en octavos de Champions dentro de un mes. Ya no sirve hablar del presupuesto o decir que es un equipo que no puede aspirar a los grandes fichajes del Madrid y el Barça, porque ha gastado más que el Madrid en las últimas temporadas. Se ha fundido 125 millones en Joao Félix, un portugués de 19 años que tiene pinta de buen futbolista, pero al que le falta todavía mucho por depurar. O los 75 millones de Lemar, al que no dio un solo minuto en León por muy mal que fueran las cosas. O los 50 de Morata, o los 40 de Marcos Llorente, que apenas juega.

Cultural Leonesa Joao Félix

El Atleti tiene jugadores para ofrecer un estilo muy distinto al ultradefensivo que suele mostrar en la mayoría de partidos, y por lo que he leído en prensa, al menos una parte del público del Metropolitano ha empezado a demandar un cambio de estilo. ¿Lo hará? No lo creo. En apenas dos semanas visitará el Bernabéu, su partido favorito del año, ese en el que el hecho de no salir derrotado lo celebra como si hubiera ganado la Champions. Recuerdo un año en que el Estudiantes ganó en la pretemporada al Real Madrid de baloncesto. Como ese era su objetivo de toda la temporada, el resto fue un desastre y quedó penúltimo en la Liga ACB. A eso me huele ahora el Atleti del Cholo. Los 7 goles de pretemporada le dejaron saciado y creo que ya solo le motiva jorobarle la Liga al Madrid arrancándole puntos en el Bernabéu.

Pretemporada

El Cholo seguirá gozando de su prestigio entre los periodistas, no me cabe duda. Le seguirán alabando sus arrebatos barriobajeros y le aplaudirán como en Lisboa, apenas diez minutos después de intentar agredir a un entonces veinteañero Varane.

Otros mientras tanto, seguiremos disfrutando de ese entrenador calvo y sonriente apodado Zizou, al que le niegan sus conocimientos los mismos palmeros del Cholo. Un  entrenador ganador de tres Champions consecutivas que está formando un equipo compacto, rocoso, reconocible, sólido atrás por primera vez en décadas, al que solo le falta incorporar la calidad en ataque de Hazard, Jovic y Asensio (por desgracia, a Bale, con todo lo que le he defendido en estas páginas, ya ni está, ni por desgracia, se le espera). Se le criticó por la salida de Ceballos, Marcos Llorente y negarse a la contratación de Kepa. Meses después, el sevillano mendiga minutos en el Arsenal, mientras el entrenador, Mikel Arteta, le contesta que primero se ponga en forma. Marcos Llorente sigue siendo suplentísimo en el Atleti del Cholo y la criticada elección de Zizou, Fede Valverde, fue elegido MVP de la Supercopa y va camino de ser un jugadorazo para una década. Las cagadas de Kepa en el Chelsea son ya memes para los aficionados, y Courtois ha recuperado el nivel que le hizo ser Guante de Oro en el pasado Mundial de Rusia. Algo sabrá el entrenador este que no fue capaz de ganarle a La Roda.

La metáfora del pelo

Zidane muestra orgulloso una calva brillante, clara como su mente, como la inteligencia que muestra en tantos planteamientos de partidos. Simeone lleva años tratando de tapar la suya, pero se le ven demasiado las costuras.

Quique Setién en cambio tiene una poblada mata gris de pelo, como grises han sido sus dos partidos al frente del Barça. Ochenta por ciento de posesión y poquísimos disparos a puerta. Pero lo mejor de todo es que volvemos a tener un entendido en «céspet» en el Barça. Todo sea mientras llega el maestro Jardiner de Catar.

Posesión

 

Urge un Director de Respuestas Sarcásticas para el Real Madrid, por Barney

Hace ya 25 años, por estas mismas fechas y poco antes de que finalizara la liga, el entonces presidente del F.C. Barcelona, Josep Lluís Núñez, se permitió dudar de la profesionalidad del entrenador del Tenerife, Jorge Valdano y de su portero, Agustín, ambos con pasado madridista. El portero madrileño le contestó del mismo modo que haría yo si alguien dudara de mi honradez o de mi profesionalidad: «se puede ir a tomar por culo». Sigue leyendo

El Atleti es ese vecino del tercero, por Barney

Pocas veces he visto un eslogan tan acertado, una frase que defina mejor lo indefinible, que explique lo inexplicable que resulta que un chaval, adolescente o adulto se haga del Atleti y, sobre todo, que mantenga esa fidelidad a lo largo de toda su vida. El sentimiento atlético es especial, eso no lo discute nadie, pero «especial» no significa mejor, ni superior, ni tan siquiera deseable. Simplemente es eso, especial, diferente.

El Atleti es como ese vecino del tercero al que no le va mal Sigue leyendo

Final de Champions: segunda oportunidad (Barney)

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El fútbol siempre te da una segunda oportunidad. También al Atleti. A veces te la da en el propio partido, como a Maradona frente a Inglaterra en México 86 («la mano de Dios» no era digno del Pelusa) o a Robben frente a Casillas en la final de Sudáfrica, o a veces a las pocas semanas, como a Sergio Ramos en Sigue leyendo

Atípico Día de la Madre (1ª parte)

«Atípico» porque no va a ser algo tan personal como lo que cada uno de los cuatro amiguetes regaló a sus respectivas madres hace aproximadamente un año. Atípico porque en lugar de centrarnos en lo que nos han dado nuestras madres, que ha sido mucho todo, vamos a hacer algo mucho más general, vamos a tratar algo menos personal y hablar de todo eso que te da tu madre y de todo lo que se supone que no es.

Cara BarneyBARNEY

Dijo el Cholo Simeone: «En esta vida lo único que no puedes cambiar es de madre y de equipo». Sigue leyendo

Entrenador nuevo, blanco seguro, por Barney

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Hace apenas una semana, tras la derrota del Madrid de Zidane frente al Atleti del Cholo, leí que Florentino Pérez había perdido ya la confianza en el francés y se planteaba un nuevo entrenador para la temporada que viene. Estamos bien, estamos «apañaos». Ooootra vez, ooootro nuevo proyecto. Un nuevo cadáver que se oculte tras otro fichaje mediático y a empezar de nuevo.

Cambiar de entrenador es lo más sencillo, Sigue leyendo

Y tras el 4-0, ¿ahora qué?, por Barney

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Pues sí, todo lo que se diga es poco. Nos han pintado la cara, nos han pasado por encima, nos han humillado,… No nos han cascado la manita por alguna decisión arbitral. ¿Y ahora qué? ¿Qué le toca hacer al Madrid a partir de ahora?

Lo primero, aguantar una semanita a nuestros amigos del Atleti con sus bromas y sus chanzas, «¿CR7 cumplía hoy su tercer partido de sanción?» Sigue leyendo

Que pierdan los dos, por Barney

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Dentro de menos de 24 horas jugarán el Barça y el Atlético de Madrid el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey. Una vez eliminados los míos, y puesto que esto del deporte no tendría gracia si no vas con uno de los contendientes, te planteas quién de los dos eternos rivales quieres que pase. Hasta hace un par de años lo tenía clarísimo: el Atleti, sin duda, sobre todo porque nunca lo consideré un eterno rival. Sigue leyendo

Los antecedentes del Cholo, por Barney

cholo1Ahora que por fin se ha entregado el puñetero Balón de Oro con su parafernalia coñazo, podemos hablar de fútbol. Supongamos que un jugador veterano, con fama de duro, clava la rodilla en la espalda a un rival, un joven estilista de muy buena pinta como pelotero, lo arrolla, lo tira al suelo, le pone como casualmente una mano en la espalda, la rodilla en las costillas, donde no duele, pero molesta, la otra bota junto a la cara, como si se estuviera intentando apartar. Supongamos que el joven e inexperto chaval Sigue leyendo