¿Y qué más da si fue penalti o no?

Barney, viernes 13 de abril de 2018

No tenía ninguna intención de hablar de la jugada de marras, porque el tema cansa, pero ha sido tal el cúmulo de reacciones encendidas vía puto guasap y las peticiones al respecto, cuando no exigencias («escribe algo, Barney, que solo hablas de los árbitros cuando ayudan al Barça»), que no me habéis dejado más remedio.

Y en el fondo pregunto: ¿qué más da si fue penalti o no? Porque podría serlo, como podría no haberlo sido, o la jugada podría haber acabado con un remate franco de Lucas Vázquez y el consiguiente gol, pero entonces no tengo ninguna duda de que la cantinela sería otra:

  • ¿Hay falta de Cristiano Ronaldo en el salto de cabeza?
  • ¿Por qué el árbitro dio 3 minutos de descuento si no se habían producido los 6 cambios?

Porque el antimadridismo (normal la respuesta culé, sorprendente la reacción de los atléticos), que ya tenía los memes preparados para reírse del Madrid si nos hubieran eliminado y les pilló con el paso cambiado, en el fondo estaba esperando y deseando esto, una decisión controvertida que pudieran poner en tela de juicio para vomitar su discurso victimista de siempre, así que da igual si fue penalti o no, porque están encantados por haber encontrado la oportunidad para tapar la derrota del Barça ante la Roma, la eliminación del Atleti en el grupo del Qarabag, para vociferar y soltar sus proclamas. Anhelaban esa oportunidad que no encontraron en la final de Cardiff en la que, al no haber ni una sola jugada comprometedora, se limitaron a desprestigiar de modo absurdo y ridículo a la Juventus que solo dos meses antes había dejado a cero al todopoderosísimo Fútbol Club Barcelona durante 180 minutos de eliminatoria.

Ni siquiera quiero entrar a discutir la jugada entre Lucas y Benatia, el real o supuesto empujón por detrás a un jugador libre con todo a favor para rematar con el portero fuera de su sitio. Es penalti en opinión del Marca, de Alfredo Relaño, L’Equipe, Lineker, Del Piero, Abidal, Sonny Anderson, Pedrerol, el setenta por ciento de votantes de la encuesta de La Gazzetta dello Sport, o el sorprendente esta vez Hristo Stoichkov. No lo es para Iturralde y Andújar (lo habitual en estos dos ex árbitros que miran el color de la camiseta antes de emitir sus opiniones), GolTV, Juanma Castaño, Manolo Lama, Cristóbal Soria y el pseudodiario Sport. También era penalti para el redactor Manuel Bruña del Mundo Deportivo… a las 23,04 horas. Dos horas después ya era «un penalti más que polémico» en lo que debe interpretarse como un ataque bochornoso a la libertad de expresión que debería hacer que más de un medio se replanteara este modo de hacer «periogolfismo».

Para este humilde bloguero forofo no fue penalti, claro que no. El hecho de que Lucas Vázquez con los dos pies quietos sobre la línea del área pequeña y todo a favor se encuentre una décima de segundo después desplazado casi dos metros se debe a la típica posesión diabólica que sufren todos los madridistas del mundo mundial en el área, esa que les lleva a tener convulsiones similares a las de Linda Blair en su cama de El exorcista. Es el Diablo el que se apodera del cuerpo de Lucas porque como saben «todos» los aficionados del mundo no hay jugador madridista que no esté poseído por el mismo demonio de la chulería, el egocentrismo, la falta de deportividad y la marrullería.

En cualquier caso seamos serios, que es lo que no están siendo muchos que se hacen llamar periodistas. Sea penalti o no, es una de las dos jugadas polémicas de todo el partido, y la otra, el gol anulado a  Isco, del que apenas se habla, se pudo acreditar 24 horas después trazando las líneas y tirando los puntos de fuga que estuvo mal anulado.

Chiringuito

Da lo miiiiiismo, la jugada del penalti dio pie para que algunos titularan en letras enormes «El robo del siglo». Curiosamente los mismos que un año atrás titularon «Sois leyenda» un partido con una decena de decisiones equivocadas resueltas todas hacia el mismo bando (la célebre Robontada que solo fui capaz de describir dando tres vueltas al calibrador de sarcasmo).

La decisión del árbitro inglés Michael Oliver ha servido también para que Juanma Castaño (Cope) se retrate de tal modo que ha logrado lo que nadie había conseguido antes: que algunos jugadores se rebelen y digan «basta ya», como han hecho hoy Isco y Carvajal comparando sus comentarios tras el partido del miércoles con la Juve con los del vergonzoso Aytekinazo de hace un año, hartos del doble rasero de la prensa.

Así que en el fondo, insisto en que da lo mismo si era penalti o no porque los antis iban a soltar su bilis (el síndrome del vecino del tercero de los atléticos ha sido terrible) y hablar de atracos y ayudas aunque Benatia hubiera sacado una navaja y le hubiera metido diecisiete puñaladas por la espalda a Lucas. Puedo hasta imaginármelos porque los he visto comportarse en otras ocasiones:

«No lo veo claro, se aprecia cómo la espalda de Lucas busca desesperadamente la hoja de la navaja del defensor, y no una, sino hasta diecisiete veces, por más que Benatia la intente apartar hacia atrás a la defensiva, es más, si lo miras con atención, habría que ver si la acción de Lucas no es merecedora de amarilla por sobreactuación o por el intento de engañar al colegiado».

Escuché a Buffon nada más acabar el partido, y con toda su indignación de veterano no discutía si era penalti o no, sino que merecían llegar a la prórroga y que el árbitro tenía que haber tenido corazón en lugar de un cubo de basura, y por tanto no haberlo pitado. Lo más que llegó a decir fue «una décima parte de penalti», como si no supiéramos que un penalti lo es o no lo es, como un asesinato o un embarazo. No puedes matar un poco a una persona, como no puede una mujer estar un diez por ciento embarazada. O sí o no, pero no un poquito.

Discutía sobre todo el momento en que se pitó, sumándose al club de Valdano y el famoso «es demasiado pronto para pitar penalti en un Clásico», quizás pidiendo que el reglamento los prohíba al inicio o en el descuento, o que el árbitro piense en la veteranía del portero o la emoción del momento antes de señalarlo o no. Quizás Buffon haya olvidado ya lo que un país entero como Australia pudo sentir en el Mundial de 2006 cuando el colegiado señaló este cinco por ciento de penalti en el minuto 93 en su partido frente a… ¡coño, Italia, con Buffon bajo palos!

Pues sí, duele perder de penalti en el descuento, como ha dicho Valverde hoy mismo, es para estar enfadado. Igual que es una satisfacción ganar así, como bien saben tanto el entrenador como los jugadores del Barça, que ganaron en Mestalla de ese modo la temporada pasada, en el día de la botella bomba que pudo causar la muerte de seis jugadores azulgrana en aquella mezcla de tragedia griega y ópera bufa que supuso la sublimación de las artes escénicas culés. Pero era penalti y se pitó, como debe hacer un árbitro sea el minuto que sea. Y se llame como se llame el jugador que los cometa, ya sea Benatia, Umtiti o Mascherano, habituados a que en La Liga los empujones por detrás queden sin sanción en esa particular interpretación del Reglamento que vivimos en tiempos del Villarato.

Para dos cosas ha servido el penalti señalado en el minuto 93 del Madrid-Juve:

  1. Para que algunos periodistas que van de imparciales se quiten la careta definitivamente, o queden desenmascarados por aficionados o jugadores.
  2. Para demostrar que el VAR no va a funcionar, va a ser un completo desastre. Llevamos dos días completos con cientos de imágenes y las posiciones cada vez son más radicales: no hay acuerdo posible sobre la jugada porque las bufandas vencen siempre al análisis racional. Los veinte clubes de la Premier han votado hoy en contra de su implantación. Para cuando funcione en España, el Barça nos llevará varios cuerpos de ventaja, pues ya se han colocado al frente del invento Sánchez Arminio, López Nieto, Puentes Leira y el ínclito Roures.

Y no fue penalti, joder, Lucas tropieza con el bajorrelieve de la línea del área mientras el bueno de Benatia intenta sostenerle con el muslo a la altura del pecho para que no se estampe de morros, que a veces parece que no entendéis de fútbol, hombre. El poder mediático del enemigo es muy grande, sobre todo en España, pero espero que la imagen que quede de esta eliminatoria sea esta:

 

 

Mou y Pep (II): sus logros, por Barney

En el momento en que empiezo a escribir esta entrada, el ManU de Mou acaba de vencer 2 a 0 al City de Guardiola. Es un partido amistoso de pretemporada que a nadie debería interesar demasiado, y sin embargo, uno lee las redes y parece que jugaran el Madrid y el Barça, tal es la devoción y rechazo que despiertan sus entrenadores. Para sus detractores, uno siempre será Llourinho o Cagourinho por sus quejas y sus estrategias amarrateguis, y el otro será eternamente Guartrolas o Guardrolona, por su falsedad y sus coqueteos con sustancias prohibidas. Sigue leyendo

Una mirada financiera al Madrid-Juve (II), por Josean

El fútbol cada vez tiene menos de ocio y más de negocio, como vimos en la primera parte. Y donde hay negocio, donde se mueve el dinero, hay corrupción. Lo curioso es que el fanatismo de los aficionados hace que en el caso del fútbol toleren determinadas conductas que no admiten en otros órdenes de la vida, como la política o el mundo empresarial. Nos encontramos de ese modo a seguidores que aplauden la visita a los juzgados de condenados por delitos fiscales, o que discuten sobre si en un palco se hacen más negocios que en el otro, en función de sus colores. Sigue leyendo

Una mirada financiera al Madrid-Juve (I), por Josean

Afortunadamente, el deporte es solo deporte, y lo que sucede en el terreno de juego no está sujeto a la lógica matemática, mucho menos a la financiera, sino que depende de la calidad, del trabajo, del destello de las figuras, del azar o de la estrategia. Y a veces del arbitraje, desgraciadamente. Si los resultados de fútbol dependieran únicamente del poderío económico, ni siquiera sería necesario jugar los partidos. No habría posibles «rebeliones de los modestos».

El análisis futbolero se lo dejo al amiguete Barney, que seguro que tiene una visión «imparcial» del próximo Madrid-Juve como las que acostumbra a dejar en este blog, pero yo me voy a limitar a dar un repaso a las finanzas de ambos clubes, de la propia UEFA y de su torneo estrella, la Champions. Y por supuesto, no podré dejar al margen a sus dirigentes. Intentaré ser aséptico (no sé si lo conseguiré, porque el color blanco me tira) para dejar la visión ultra madridista al forofo Barney. Sigue leyendo

Final de Champions: segunda oportunidad (Barney)

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El fútbol siempre te da una segunda oportunidad. También al Atleti. A veces te la da en el propio partido, como a Maradona frente a Inglaterra en México 86 («la mano de Dios» no era digno del Pelusa) o a Robben frente a Casillas en la final de Sudáfrica, o a veces a las pocas semanas, como a Sergio Ramos en Sigue leyendo

Historias de la Historia que los culés no quieren oír (Cap. 3), por Barney

La verdad es que no tenía ninguna intención de escribir una tercera parte de estas historias de la Historia, pero una reciente conversación con un culé recalcitrante, así como algunos comentarios leídos en Internet acerca de los títulos del Madrid, especialmente los antiguos, me han empujado a hacerlo. El problema es la madriditis, la eterna comparación culé, el complejo de inferioridad que han tenido siempre, incluso en este siglo en que su número de títulos ha estado por encima de los del Madrid. Y lo que roza ya la paranoia, que es de lo que quería hablar, es el desconocimiento (interesado) del pasado. 31

Por desconocer, o lo que es peor, falsear, lo desconocen todo, como se vio en el reciente homenaje a Cruyff. Sigue leyendo

Fair play financiero, ¿quién se lo cree?, por Barney

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Ya tenemos aquí las semifinales de Champions: Bayern de Munich-F.C. Barcelona, y Real Madrid-Juventus.

El Madrid está en semifinales por quinto año consecutivo, el Barça juega por octava vez en los últimos diez años y el Bayern de Munich se clasifica por quinta vez en los últimos seis años. La presencia de estos tres equipos en las semifinales de las últimas temporadas se ha convertido por tanto en una constante en la que se cuelan ocasionales aspirantes como el Atlético de Madrid, el Chelsea, el Borussia Dortmund y el Manchester United. El cuarto semifinalista, la Juventus, pese a ser uno de los grandes de Europa, llevaba más de una década sin pisar esta fase de la Liga de Campeones.

La UEFA tiene montado un sistema y una competición en la que parece que le interesa que sea de este modo, con menos aspirantes reales, porque aumentan las rivalidades, más “partidos del siglo” y clásicos, nuevas revanchas,… Y si no basta con la competición deportiva propiamente dicha, se la inventan individual (Cristiano vs Messi, Guardiola vs Mourinho, balones de Oro, premios Puskas y chorradas similares), o hasta de marcas (Nike vs Adidas).champions 2

Es un negocio. Un gran negocio de proporciones desconocidas. Opaco, marrullero y corrupto. Un negocio blindado al que Blatter y sus secuaces intentan proteger a toda costa. Con normas ilegales, como aquella que impide acudir a la justicia ordinaria para defenderse. O aquella otra que impedía la libre circulación de trabajadores dentro de la Unión Europea (destrozada por la “Ley Bosman”).

Por eso me hace tanta gracia cuando oigo a los dirigentes de la UEFA hablar del fair play financiero. Tienen la indecencia de vendernos la idea de que se establecen unas reglas comunes de financiación para evitar que el poderío económico prime sobre el deportivo. Claro, claro, y yo voy y me lo trago. Por eso es sólo una casualidad que Bayern, Barça y Real Madrid tengan un puesto casi permanente en las semifinales.

Afortunadamente esto es un juego y como tal, mantiene un componente real de competencia deportiva, o de suerte, y por eso a veces nos encontramos sorpresas como las del Atleti o el Borussia compitiendo dignamente contra los todopoderosos y millonarios clubes mencionados. Y por el contrario, tenemos casos de equipos millonarios que dilapidan su fortuna en fichajes erróneos como el Chelsea, el PSG o el Manchester, cuyos puestos en el “ranking financiero” no se corresponden con sus prestaciones deportivas reales. Soy consciente de que en la última década Chelsea y Manchester han logrado las mismas Champions que Madrid y Bayern, pero sus presencias en las últimas rondas han sido más ocasionales que las de los tres que considero un peldaño por encima del resto.

El problema es que esta tendencia de los grandes a acaparar posiblemente aumentará en próximas temporadas, como en las ligas nacionales, que están muertas ahora mismo. Se las han cargado. Al año siguiente de sus magníficas temporadas, los grandes de Europa en pasta desmantelan a esos equipos que intentan entrar al reducido grupo de privilegiados, como le pasó al Borussia, cuyos dos mejores jugadores, Lewandoski y Gotze, acabaron en el Bayern (y Reus seguro que se va pronto), o el Atleti, que perdió a Diego Costa, Courtois y Filipe Luis (y seguro que pierde a Arda y Koke en breve). Ya hablé hace unos meses de la poca alegría que sentí al ganar la Supercopa de Europa al Sevilla cuando solo en el banquillo teníamos varias veces el presupuesto del Sevilla en el terreno de juego. En ese mismo post elogié los méritos del Atleti del Cholo por ser capaz de ganar la liga española y bordear la Champions con tan pocos mimbres.

Diapositiva1Como los seguidores habituales de este blog saben de mi forofismo madridista, y con el deseo de evitar críticas, he elegido precisamente las cuentas de mi equipo para explicar algunas curiosidades de este negocio del fútbol. Este inmenso negocio en el que no existe el fair play financiero que predica la UEFA. En estas cuentas se puede observar la máquina de ganar dinero que es el Real Madrid, independientemente de los títulos.

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Me he permitido situar los importantes, Ligas y Champions, porque las Copas, Supercopas y Mundialitos, entran en otras categorías. En estos 15 años el Madrid ha pasado de unos ingresos de 118 millones de euros a 663, ¡ojo!, 663 millones de euros. Incluso esos años en que el Madrid no se comió un colín, los tres y pico de la anterior etapa de Florentino, el equipo seguía aumentando sus ingresos. Ganó lo económico sobre lo deportivo, los jugadores «mediáticos» sobre las necesidades del equipo (Beckham, cuando ya tenías a Figo, por ejemplo). Entre los grandes éxitos de Flo está haber echado con malas formas a Vicente del Bosque para traer a un entrenador que el Presidente definió como «moderno», porque, todo hay que decirlo, tenía mejor presencia que Don Pantuflo y hablaba un correctísimo inglés. Así estuvimos, comiéndonos los mocos durante varios años y viendo al Presi presumir de ser el equipo más rico del mundo.

Pero sigamos con algunos detalles de las Cuentas del Madrid, como el desglose de sus ingresos, o la evolución del resultado bruto de explotación:

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La parte superior del cuadro recoge el desglose de ingresos, en el que se ve que se ha pasado de ingresar cero euros por partidos amistosos y compromisos internacionales a un 13% de los ingresos, unos 70 millones de euros al año. Así no es de extrañar ver al equipo jugando trofeos absurdos en países con regímenes no democráticos solo para ingresar más pasta. Da igual el equipo, el físico de los jugadores, da igual que para ellos estos viajes sean una ruina, no importa que en abril nos lamentemos de esos torneos absurdos en China o Catar.

Para mí otro detalle importante es la reducción del peso de los socios y abonados, que cada vez importan menos a la Junta Directiva. Y en cuanto al resultado de explotación, hay una explicación curiosa en las cuentas al descenso en los últimos tres ejercicios: las primas a los futbolistas por los títulos. Es decir, que ganar títulos es más gravoso para la cuenta de resultados que perderlos en las últimas rondas. Curioso. A lo mejor por eso Florentino no se pone nervioso nunca, porque pase lo que pase, él siempre gana.

Que el Real Madrid sea una mina de hacer dinero no es algo criticable, no quiero referirme en este post a eso. He analizado las cuentas del Barça y tienen una evolución similar. Son las consecuencias simplemente de la explotación de unas marcas reconocidas mundialmente y a las que se intenta sacar el mayor partido. Mi crítica viene por el lado de la competición. El Madrid y el Barça son antagónicos en todo menos en el reparto de la pasta del negocio. Y aquí coinciden en dos puntos:

– Uno, cuanto más blinden el sistema para avanzar en la competición (no olvidemos que el sistema de grupos en la Champions se inventó después de un par de años en que algunos grandes de Europa cayeron en el mes de noviembre), cuanto mayor sea el reparto económico por llegar a las últimas rondas, mayor será el desequilibrio con el resto de equipos.

– Y dos, el reparto del dinero de las televisiones. Que el Madrid y el Barça se hayan repartido más del cincuenta por ciento de los derechos televisivos en los últimos años atenta contra la competición. Los clubes acaban de firmar un manifiesto por un reparto equitativo, pero no me creo que lo consigan. Y si firman algo en esa línea, llegarán los amigos de Josean de la CNMC para invalidar el acuerdo, porque unas empresas privadas no pueden repartirse un mercado libre como es el de los derechos televisivos. Evidentemente, las cadenas no van a pagar lo mismo al Madrid o al Barça que, con todos los respetos, al Granada o al Getafe. Y continuaremos agrandando la brecha hasta convertir la Liga en el tostón que es actualmente.

Todo esto jamás ocurriría en Estados Unidos, donde de verdad saben de espectáculo y de mantener la igualdad en la competición. Miremos la NBA, por ejemplo. Una norma como el draft nos parece impensable en España. Imaginemos a ese chaval de Hospitalet de Llobregat que desea desde su nacimiento triunfar en el Barça y le dicen tras el sorteo que se tiene que ir al Almería. O a ese chico de Móstoles que nació con un escudo del Madrid en el pecho y que se tiene que ir al Athletic de Bilbao. Imposible, no ocurrirá jamás. Pero por lo menos alguien tenía que evitar ese robo de jugadores desde las propias canteras. Próximamente le dedicaré una entrada a esas fábricas de jugadores… y de promesas incumplidas.

NBA

Pero hay otros modos de controlar la igualdad en la competición y la NBA mantiene otras normas como el tope salarial de las plantillas, por ejemplo, o el veto a determinados traspasos, como ocurrió con nuestro Pau Gasol. De haber existido esta norma en Europa, tenían que haber prohibido que Lewandoski y Gotze fueran al Bayern, por ejemplo, o que el Barça se llevara medio Sevilla (Alves, Keita, Adriano, Rakitic), o que el Madrid fichara a lo mejor de la segunda fila de equipos (Ramos, Isco, Illarra, Modric, James, Bale). Hago un paréntesis para hablar de Illarra. Es tal el apego de Florentino Pérez al negocio que voy a empezar a creer en las teorías de algunos que dicen que los 40 millones de euros de su fichaje se deben al interés de adjudicarse para ACS la remodelación de Anoeta.

Claro que de aprobar ciertas normas, el negocio sería menor. Y eso no interesa a los presidentes de los grandes equipos ni a los mandamases de la UEFA.

Un último cuadro extraído de las Cuentas del Real Madrid: Diapositiva5

La sección de fútbol gana 73 millones de euros al año, la de baloncesto palma 18. Y sin embargo se mantiene entre los mejores de Europa. Con el dinero del fútbol, claro. Las fichas de los jugadores triplican los ingresos de la sección.

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La sección de baloncesto del Barça pierde más todavía, 24 millones de euros al año. Pero ahí sigue, pagando salarios de futbolista a jugadores que no lo están generando. Puro fair play financiero. O alguien lo frena o se van a cargar el baloncesto también. Nuestro eterno rival es mes que un club, concretamente tiene algo de ONG que se permite tirar 6,7 millones en el balonmano, 2,7 millones en el hockey, o ¡5,2 millones en el fútbol sala! Luego celebran los títulos como si tuvieran méritos más allá del exterminio de la competición.

Lo cierto es que yo soy del Madrid y que mi «hooliganismo» hace que me comporte exactamente igual. Pero en el fondo, muy en el fondo, me gustaría que las cosas fueran de otra manera, aunque no sé si estaría preparado para luchar cada diez años por la permanencia o celebrar como un éxito alcanzar la Europa League.

Ahora, a tomar Turín, y luego, como Leonard Cohen, «We’ll take Berlín!»

Cara Barney