El VAR no funcionará como ese sistema infalible que muchos esperan, no es la panacea que va a solucionar el problemón de los “errores” arbitrales del fútbol español. Esa es la opinión que tengo y que ya dejé en el post dedicado a los terribles tiempos del Villarato moribundo. La capacidad de los árbitros de influir en el resultado de un partido, y por acumulación, sobre los títulos, va mucho más allá de lo que se decide en unos pocos segundos a través de una pantalla y una serie de imágenes tomadas desde distintos ángulos.
Será una casualidad, pero VAR, que significa Video Assistant Referee, tiene las mismas iniciales de Villarato, Arminio y Roures, los tres grandes pilares sobre los que se han basado los triunfos culés en los últimos años en España. Sería injusto dejar esta frase así, el gran pilar ha sido Messi, como lo han sido en menor medida Xavi, Iniesta, Suárez o el falsísimo Pep, pero de lo que no cabe duda, y ningún culé puede negarlo, es del gran peso que ha tenido el terrible trío del VAR.
Comenzaré el análisis del VAR, una vez conteste a la típica cantinela de BAR que dice que “los madridistas, igual que el Barça, no os podéis quejar de los árbitros, que a los grandes os favorecen siempre”. Los dos grandes situados en un mismo plano que no hay análisis estadístico que lo soporte. Supongo que por eso de ser tratados «por igual» el Madrid lleva un penalti a favor en los últimos 26 partidos, mientras que el Barça lleva uno en contra en los últimos 95. Porque “nos tratan igual”, como se ve en los análisis de ilustres aficionados que cuelgan en las redes los estudios que no realizan los medios. Como el de Juan P. Frutos sobre el saldo arbitral desde 2004, o los de Maketo Lari:
Que el Madrid, siendo un equipo dominante y ofensivo, tenga un saldo negativo entre tarjetas rojas propias y rivales (-9) es un insulto a la inteligencia del aficionado. Y ya la comparación resulta obscena cuando compruebas que el saldo del Barça en ese apartado es de +70. Que la comparación con el Atleti también sea claramente desfavorable debería llevar a algún periodista a analizar cómo es posible ese hecho cuando los colchoneros tienen 500 faltas más que los madridistas (y ya no hablo de la dureza).
Desde hace casi treinta años, nada es casual en el fútbol español. Que ese supuesto favoritismo arbitral hacia “los grandes” se traduzca en los penaltis no pitados a favor del Madrid en sus partidos contra Atleti, Valencia, Alavés o Levante, o en los cuatro partidos en que el Barça ha empezado con un gol ilegal, deben de ser sin duda «hechos menores» que no pueden enturbiar la teoría antimadridista que tanto gusta en las televisiones nacionales.
El arbitraje va mucho más allá de lo que se puede decidir en segundos, bien directamente o bien a través del uso del VAR. La manipulación del arbitraje comienza con la designación de los colegiados que van a pitar cada partido, territorio exclusivo de Sánchez Arminio, el hombre de confianza de Villar, continúa con los comportamientos sibilinos y nada objetivos de algunos trencillas, y finaliza con el rearbitraje que se realiza en medios y tertulias futbolísticas. Estos medios, por lo general, omiten jugadas, ofrecen imágenes parciales, no muestran todos los ángulos y emiten opiniones que en muchas ocasiones resultan poco menos que ridículas, pero que sirven para extender la opinión de que “al Madrid se le ayuda”, o bien, “sí, ha sido un error a favor del Barça, pero es que ya se sabe que los grandes siempre parten con ventaja”.
Lo que han demostrado las grabaciones del caso Soule es que Villar manejaba la Federación Española de Fútbol como su cortijo particular, comprando y pagando favores a los que le mantenían en el cargo. Con su fiel sirviente Juan Padrón como brazo ejecutor hasta su ruptura y con su hijo Gorka medrando para sucederle en el futuro.
No me sorprendió que Villar se opusiera hace algo más de un año a la implantación del VAR. A buen seguro temía que los arbitrajes tendenciosos y dirigidos quedaran al descubierto en numerosas ocasiones y perjudicaran a aquellos a los que les debe su puesto. Tampoco creo que el vicepresidente de la Federación, el ecuánime Joan Gaspart, el hombre que dijo sin que le temblara la voz que «perjudicaré deportivamente al Real Madrid hasta que me muera», fuera un firme defensor de la implantación de este sistema, cuando con el actual los suyos podían disfrutar de una temporada con 19 penaltis a favor y otras dos y media con apenas uno en contra.
Mientras las grandes ligas europeas lo demandaban y se ponía en funcionamiento, en España padecíamos los penaltis nunca pitados en los Clásicos (por esa nueva norma que dice que «es demasiado pronto para pitarlos»), o nos descojonábamos abiertamente con los que sí se pitaban en desplomes de Neymar o tropezones de Jordi Alba con el césped.
La primera vez que vimos funcionar el VAR en este país, durante el amistoso Francia-España, quedamos todos maravillados al ver cómo se rearbitraban dos jugadas con un resultado desfavorable para los locales: se anuló un gol francés que había subido al marcador, y se dio por válido el gol de Deulofeu que previamente había sido anulado.
“¡Qué maravilla!”, comentamos sobre el VAR en nuestra tertulia de auténticos expertos en todo, realizada, cómo no, en el BAR. Y sin embargo, una vez superada la expectación inicial, preveo que evitará algunas situaciones que actualmente se dan (por ejemplo, el gol del Barça contra el Málaga cuando el balón ha salido medio metro), pero en otras ocasiones va a ser fuente de más conflictos porque hay muchas jugadas no objetivas, en las que hay un amplio margen para la interpretación. No hay más que ver lo ocurrido hace un par de semanas con la jugada entre Casemiro e Inui. El jugador japonés del Éibar reconoció que no fue penalti, al igual que su entrenador, Mendilíbar, y sin embargo, una serie de medios mantenían que las imágenes eran claras: penalti y tarjeta para el madridista. Pues esto ocurrirá en los estadios, y todo ello mientras los aficionados revisarán las imágenes en sus móviles esperando que el árbitro valide o invalide una jugada a través de la pantalla. Y todos sabemos que los aficionados no somos objetivos. Ninguno. Que no se enciendan los ánimos en esos dos o tres minutos de indecisión (hasta seis llegaron a tardar en Italia).
Nada es casual, como decía. La propia designación de los árbitros para cada partido apesta. No hay disimulo.
– ¿Con qué árbitro no ha perdido nunca el Barça?
– Con Clos Gómez.
– Pues a la final de Copa.
– ¿Y si se lesiona?
– Pues de sustituto, al que está tomando su testigo, Hernández Hernández.
– ¿Quién se inventó dos penaltis de chiste en la última jornada contra el Éibar?
– El mismo Hernández al cuadrado.
– Pues que vuelva a pitar el mismo partido cuanto antes -por cierto, volvió a regalar un penalti a los blaugrana.
– Y ya de paso, que pite y perjudique al Madrid dos veces en las primeras 10 jornadas de liga (Levante y Girona).
«¡Pero es que a los grandes siempre les ayudan!», continúan algunos con su cansino mantra.
– ¿Con qué árbitro tiene el Madrid sus peores porcentajes de victorias?
– Con Fernández Borbalán.
– Pues el derby contra el Atleti puede ser un partido perfecto para él.
– ¡Qué gran idea! Además, ya les jodió contra el Valencia y le echó un cable al Barça en Getafe.
Algún día nos daremos cuenta de lo meritorio que fue ganar la Liga la temporada pasada. Villar y su fiel lacayo Sánchez Arminio, el hombre que reconoce que «el Madrid no cae muy bien en este estamento», debían estar que se subían por las paredes en mayo pasado, así que decidieron ir a saco desde el principio, quizás pensando en que las grabaciones del caso Soule iban a acabar con sus «brillantes» carreras, y tenían que poner toda la carne podrida en el asador.
Las malas sensaciones que tuve para esta temporada comenzaron en el intento de atraco de la Supercopa. Y se han confirmado en las primeras jornadas de Liga, que además han coincidido con un pésimo momento de juego del equipo, y una bajísima forma de varios jugadores (Cristiano, Benzema, Marcelo, Carvajal).
El VAR podrá utilizarse en cuatro casos:
1. Goles: para anular o dar por válido algún gol en el que se haya podido cometer una infracción. Servirá para dar por válidos algunos como el del Barça al Betis en el Villamarín, o para anular otros como el de este año al Málaga, o el de Suárez en fuera de juego en el Clásico robo de la temporada pasada.
2. Penaltis: para decidir si se pita o no la falta (reglamento culé aparte). En algunos partidos puede haber media docena de jugadas dudosas. Y seamos sinceros, habría que mirar cada córner o cada balón colgado al área para ver esos abrazos de los defensas a los delanteros que, como dicen algunos comentaristas, «es penalti, pero yo no lo pitaría porque entonces habría que pitar seis o siete en cada partido».
3. Tarjetas rojas: los árbitros podrán revisar algunas jugadas para ver la gravedad de las entradas y calibrar la posible sanción o el color de la tarjeta. Si el sistema se utiliza de modo conveniente, Luis Suárez no llega al descanso en ningún partido. Aprovecho para recordar que el cXXXX uruguayo no ha sido expulsado ni una sola vez en la Liga española. En la holandesa, la inglesa y la selección sí lo ha sido, y posteriormente sancionado gravemente, pero aquí parece haber encontrado la impunidad que su carrera necesitaba.
4. Confusión de identidades de jugadores: para evitar jugadas como la del famoso «Rafa, no me jodas».
Salvo el punto número 4, en los tres anteriores la subjetividad va a seguir siendo importante. Y como se ha sabido por las grabaciones de los últimos meses o por las declaraciones de ex árbitros como Pino Zamorano o Daudén Ibáñez, Sánchez Arminio decidía todo en el mundo del arbitraje: quién subía de categoría, quién descendía cada año, a quién se nombraba internacional,… Al índice corrector que puntuaba a los árbitros se le aplicaba luego lo que era conocido como «el dedo corrector» de Sánchez Arminio. Y los árbitros no eran puntuados del mismo modo según se confundieran en un sentido u otro. Muñiz Fernández fue castigado sin pitar varias semanas por su famoso error en Elche a favor del Madrid, pero no por el olvidado error en el Camp Nou a favor del Barça contra el Sevilla por las mismas fechas.
¿Será por esta razón que Hernández Hernández, tras su error en el Villamarín que perjudicó al Barça, se ha pasado descaradamente tres pueblos en sus intentos por demostrar que es un árbitro parcial y totalmente afín al régimen imperante? Al acabar la temporada 2016-17, el árbitro participó en un debate en Movistar con otros árbitros y ex árbitros, y se mostró muy apenado por aquel famoso error que había tenido lugar cinco meses atrás, pero sin embargo, no se mostró contrariado por los dos penaltis que regaló al Barça frente al Éibar apenas dos semanas antes. Tampoco le preguntó ningún periodista.
El Arminiato es un sistema controlado con puño de hierro, y solo así se entiende la vomitiva carta de apoyo que firmó todo el estamento arbitral a este dictadorzuelo de 75 años que ha conseguido rodearse de una cohorte de fieles que saben que le deben buena parte de su posición:
«Estamos orgullosos de tu trabajo, de cómo diriges al colectivo arbitral y de cómo nos tratas a todos y cada uno de nosotros. (…) El listón está muy alto (aquí risas, como vieron en la repesca del Italia-Suecia), y sigue creciendo gracias a ti.» Y concluye con un baboso: «Victoriano, TE QUEREMOS».
No recordaba un ejercicio de cinismo y lameculismo igual desde la canción que Víctor Manuel le dedicó al Caudillo en 1966, aquella de «Gracias le doy al gran hombre que supo alejar esa invasión que la senda venía a cambiar», y «No han de ocultar, hacia el hombre que trajo esta paz, su admiración».
Las diferencias de criterio son enormes en ocasiones. Todos vimos el patadón de Lucas a Sergio Ramos en el derby, que acabó con este sustituido y la nariz reventada. Pues bien, ni siquiera en los medios otrora madridistas tenían clara la influencia del árbitro en el resultado del partido. Para Andújar Oliver (Marca) no hubo nada. Para Iturralde (¡As!), Borbalán no estuvo mal, aunque podía haber estado mejor. Vamos, que influyó en el resultado, pero que tampoco es para tanto. Los peores árbitros copan los medios de comunicación.
También nos asustamos con la tremenda entrada de Savic a Kroos. Esto es lo que escribió cierto árbitro en un acta tras una entrada similar:
«En el minuto 86 el jugador (17) XXXX fue expulsado por el siguiente motivo: entrar con el pie en forma de plancha a la altura del tobillo de un contrario sin opción de jugar el balón, derribándole.»
Una jugada calcada a la del sábado, si bien el agredido en aquella ocasión fue Messi y eso lo cambia todo. Roja, sin VAR o con él. No es casual que el árbitro que expulsó a Ujfalusi en esa jugada y redactó este acta fuera el mismo Fernández Borbalán, el cual no tiene el mismo criterio cuando el que saca los tacos a pasear es Savic y el que recibe es uno del Madrid. El mismo Fernández Borbalán que expulsó a Bale la temporada pasada por un empujón leve a un rival.
Si alguien duda de que los criterios son diferentes para medir a los dos grandes del fútbol español, que compare el trato arbitral que recibe el criminal vestido de 9 Luis Suárez.
El tercer vértice del triángulo infernal del VAR es Jaume Roures, el exitoso empresario que controla los derechos del fútbol mientras compatibiliza sin problemas ser trotskista, millonario, independentista, íntimo de los dirigentes de la Federación Española, socio del Barça, patrocinador de Tebas, y lo más preocupante, dueño de la empresa que implantará el VAR en España.
Había dos empresas con interés por realizar la implantación del sistema en España: Mediapro y la portuguesa Hawk-Eye. La decisión fue tomada por LaLiga y la Federación. Supongo que el inmenso dineral aportado a La Liga por los socios de Roures en concepto de derechos de televisión unido a los intereses federativos de Villar, Gaspart y cía. hicieron que la decisión fuera sencilla de tomar.
El adoctrinamiento, perdón, la formación del VAR se realizará en Barcelona, en el edificio Imagina desde el que Mediapro recibe todas las señales de los partidos. Posteriormente se trasladará la central del VAR a las instalaciones de la Federación Española de Fútbol en Las Rozas. El Comité de Árbitros (Arminio) ha insistido en que es fundamental que todo el proceso esté controlado por la Federación (Villar), aunque las imágenes pasen previamente por Mediapro Barcelona (Roures).
Todo queda en casa. El comité de árbitros designado para estudiar el funcionamiento del VAR en otros países no puede ser más sospechoso: los ex árbitros López Nieto y Puentes Leira, los mismos que en su día se encargaban de la designación de árbitros para los partidos. Los mismos que en su día debieron echar una apuesta en el bar:
– No hay huevos de volver a poner a Iturralde en un Clásico.
– ¿Que no? Ahí lo tienes.
López Nieto era peor que un cólico, malo, muy malo. Puentes Leira tuvo una carrera nefasta como árbitro, si bien menos gente recuerda el daño que nos hizo antes cuando servidor todavía creía en la justicia en el deporte: fue el juez de línea en una de las ligas perdidas (o robadas) en Tenerife. Sí, el mismo que señaló fuera de juego en el gol de Milla (hubiera sido el 1-3), un fuera de juego que no era por dos metros, y entre él, García de Loza y las cagadas de Rocha, Buyo y Sanchís se nos escapó una liga que se había ganado justamente en el campo.
¿Tanto efecto pueden tener las imágenes? Sin ninguna duda. Depende mucho del ángulo de las cámaras que una jugada parezca fuera de juego o no. En algunos programas han tirado de arquitectos, puntos de fuga, líneas que se cruzan, etc,… para determinar que un fuera de juego lo era o no por 16 centímetros. Hace poco leía un titular que decía que «los operadores deberán ser neutrales». Joder, pues claro, ¿acaso lo dudaba alguien?
Pues yo sí, como se vio en el Aytekinazo de la Champions, cuando no fue posible ver otras tomas de algunas jugadas. ¿Ocurrirá esto con el VAR si las imágenes son filtradas por realizadores como Óscar Lago?
Lo vimos también durante el Real Madrid-Betis de la temporada pasada o durante el Villarreal-Real Madrid. Las imágenes del choque entre Keylor Navas y Brassanac, o la mano que supuso un penalti a favor del Madrid en Villarreal, fueron repetidas tres millones de veces, mientras que no vimos ni una sola del gol del Betis en fuera de juego posicional, el penalti a Morata, un fuera de juego mal señalado a Ronaldo, los dos goles claramente ilegales del Villarreal o los dos posibles penaltis no pitados a favor del Madrid en el Estadio de la Cerámica. Pequeños matices que se pueden obviar desde el centro de control del VAR. Ojalá me equivoque, pero de momento en Alemania ya han tenido que destituir al responsable del VAR por sus «errores» a favor de su equipo del alma, el Schalke 04.
Nada es por casualidad. Que el Girona, equipo del que Roures es socio, gane al Madrid con un gol en fuera de juego en un partido arbitrado por Hernández al cuadrado, tampoco.
Hace poco he tenido una pesadilla. Soñaba con un Madrid-Barça decisivo y en el último minuto había una jugada dudosa. Messi controla con la mano y se la cede a Luis Suárez, que se luce con un piscinazo infame según pisa el área. El árbitro, Hernández Hernández, pita penalti. En las protestas madridistas saca varias tarjetas, la típica roja a Ramos, y consulta a través del pinganillo. Durante el barullo, Óscar Lago en la realización busca la imagen con el ángulo más dudoso, aquel desde el que no se vea bien que se ha tirado con las mejores artes aprendidas en la escuela culé de teatro. López Nieto y García de Loza, desde la sala de control del VAR, ratifican entre sonrisas la decisión del colegiado: es penalti. Iturralde y Andújar Oliver lo corroboran en las radios y medios digitales. Messi marca el penalti y el Barça gana el partido. Villar y Sánchez Arminio brindan con cava. Roures se entrelaza las manos sobre la panza y comienza a descojonarse de risa.
Un comentario en “El VAR no funcionará, por Barney”