Ahora que por fin se ha entregado el puñetero Balón de Oro con su parafernalia
coñazo, podemos hablar de fútbol. Supongamos que un jugador veterano, con fama de duro, clava la rodilla en la espalda a un rival, un joven estilista de muy buena pinta como pelotero, lo arrolla, lo tira al suelo, le pone como casualmente una mano en la espalda, la rodilla en las costillas, donde no duele, pero molesta, la otra bota junto a la cara, como si se estuviera intentando apartar. Supongamos que el joven e inexperto chaval suelta una mini patadita desde el suelo, y el veterano cae desplomado como si le hubieran pegado un tiro. ¿Cómo termina esta jugada el cien por cien de las veces? ¿Con el agresor marrullero provocador “floppero” expulsado? ¡No, hombre no, que esto es fútbol! La roja es para el joven que suelta la patadita, porque como todo el mundo sabe, en fútbol puedes atizar de lo lindo, por detrás, con mala intención, al tobillo, que lo más que vas a recibir será una amarilla, la misma sanción que una protesta airada contra la reiteración de faltas, tirar el balón lejos para perder tiempo, o ponerte delante del saque de una falta. Y si te revuelves contra el agresor o le acaricias la cara y el otro finge una agresión, es roja segura.
La jugada que describía anteriormente existe, y casi todos los futboleros la recordamos perfectamente. El pelotero, el jugón, era David Beckham, que entonces tenía 22 años. El veterano, duro e “intenso” jugador era el Cholo Simeone. El partido tuvo lugar entre Argentina e Inglaterra en el Mundial de Francia 1998 :
Todos sabemos cómo acabó, con Beckham en el vestuario y Simeone en el campo. Malo para el fútbol. Pero es tan viejo como el juego en sí. Ejemplos hay a patadas, y nunca estuvo mejor empleada la expresión. Terroristas como Javi Navarro o Pablo Alfaro pueden repartir a su antojo, porque todos sabemos que son jugadores “intensos”, pero si alguno de los agredidos se revuelve contra ellos, es expulsado inmediatamente. Son tíos que se pasaban todo el partido provocando y agrediendo, hasta que alguno de sus rivales saltaba, repelía la agresión y era expulsado de modo inmediato. Le pasó al tío más elegante que se ha visto en años en un terreno de juego, el gran Zizou, con Pablo Alfaro. El bueno de Zidane, que no escarmentó en esta ocasión, repitió años después en lo que fue el último gran cabezazo de su carrera profesional, uno de los vídeos con más parodias que se recuerda:
Lo triste es que su rival, Materazzi, era de lo peor que había pisado nunca un terreno de juego, un tipo “intenso” al que se le habían dedicado vídeos en youtube como este:
El resultado es siempre el mismo: Zidane, que había hecho un Mundial espectacular se va a la calle, y el jugador sucio con fama de marrullero se queda, porque como es un jugador sucio, lo suyo es normal y puede seguir jugando con la misma “intensidad”.
El problema es que algunos de estos jugadores marrulleros se hacen entrenadores y habrá quien se extrañe de que su comportamiento sea exactamente el mismo que cuando eran futbolistas: macarra. Simeone ha trasladado al banquillo lo que era su mentalidad como jugador. Y lo ha hecho muy bien, para mí se merece todos los premios al mejor entrenador que ha recibido los últimos dos o tres años. Pero es el mismo comportamiento que cuando era futbolista: duro, violento si era necesario, “intenso”, como lo definen los periodistas. Sus sucesores naturales en el campo son Gabi y Raúl García, a quienes ya dediqué “elogios” en otra entrada.
La entrada de Gabi a Cristiano Ronaldo en la final de Copa del Rey de 2013 en el minuto 113 es otro ejemplo más de lo comentado. La entrada es criminal, malintencionada, dura, por detrás, con intención de cortar un contraataque,… Podía haber sido de roja, pero no.
El que recibe la roja es Cristiano, que harto de recibir patadas durante 113 minutos, suelta la pierna intentando alcanzar a su agresor. Afortunadamente no lo consigue, pese a lo cual Gabi se tira dos minutos en el suelo haciendo que le han golpeado salvajemente. Finge tan mal, hace tan mal que sangra, que hasta se cambia el algodón de orificio nasal, porque ni siquiera sabía por dónde se suponía que estaba sangrando. Se monta la tangana de rigor (en estas batallas el Cholo siempre fue uno de los grandes) y se pierden otros dos minutos. No se juega al fútbol. Se premia el anti-espectáculo, aunque reconozco que cuando es tu equipo el que va ganando y monta el show, ese anti-espectáculo mola un huevo (aquí me vuelve a salir el hooligan). Porque desquicia al rival, porque desespera al aficionado. Me gustaría saber cuántas televisiones han saltado en mil pedazos por las zapatillas de seguidores cabreados con este show.
¿Dónde quiero llegar con todo esto? A la fama que precede a determinados jugadores y equipos y cómo la misma afecta a los arbitrajes. Un jugador violento puede hacer diez veces más faltas que uno bueno, porque como su juego es “intenso, viril, duro pero noble” y todo el mundo lo sabe, pues es normal que se comporte con violencia. Pero un crack no puede dar una sola patada porque recibirá siempre una tarjeta amarilla como mínimo. Le ha pasado a Messi y le pasó en su día a Butragueño.
Y puede ser incluso roja, como le ha pasado a Beckham, a CR7 o a Zidane. Nunca a Messi, que puede escupir al rival o agredir al público, pero esa es otra historia. La falta de Messi a Pepe, a la inversa, podría darse hasta cuatro veces antes de que Pepe recibiera la primera tarjeta.
No voy a llorar como Guardiola el día que dijo que “hay que proteger a Messi”. A veces te parece que algunos se lo tomaron al pie de la letra y le ofrecen pasillos para que se cuele. No, no voy de eso. No hay que hacer un reglamento para Messi, lo que hay que hacer es cambiar el reglamento para todos, creo que hay que cortar esa mal llamada “intensidad”. El Atleti del Cholo suelta el brazo en cada salto de cabeza, deja la pierna tras cada pase del rival, pierde todo el tiempo del mundo cuando va por delante (brutal la vuelta de la Supercopa, desde el minuto 2 de partido). Se trata de cortar el ritmo del rival, y de dejarle un recadito en cada jugada para que sepa que no va a estar cómodo. Aunque sea gratuito, es la mentalidad del Cholo como jugador exportada a su faceta de entrenador. Aquí dejo su particular lección de cómo “proteger” un balón que se va por línea de fondo:
Hay que cambiar las normas, insisto, como dije en otra entrada. No digo que haya que expulsar a más jugadores, pero sí sería bueno que hubiera expulsiones temporales, de cinco minutos al menos. “Venga, Raúl García (o Pepe, Busquets, Arbeloa, Otamendi, Alves, Ballesteros, Albelda, Marchena,…), cinco minutos a relajarte, que se te pase el efecto del Red Bull”. En balonmano y fútbol sala existen, y funcionan. Me convence más ese sistema que el del tope de faltas personales del basket. En ocasiones las faltas son lances del juego sin más, un salto mal medido, una interpretación del árbitro de una carga,… Me parecería excesivo expulsar a un jugador a la quinta o sexta falta.
Y la otra norma que hay que cambiar es la del tiempo En otros deportes como el tenis, el béisbol o el críquet, hay que alcanzar una determinada puntuación, pero en un deporte como el fútbol, en el que lo que cuenta es el marcador al final del tiempo reglamentario, no puede ser que el reloj no se pare y se juegue a tiempo real. El baloncesto, balonmano, waterpolo, y la mayoría de deportes con marcador en un tiempo concreto lo hacen así. Se evitan todas las gilipolleces y los rituales de pérdida de tiempo del fútbol (poner las barreras, los cambios a paso de tortuga, fingir lesiones, tardar medio minuto en colocar el balón para sacar de puerta,…).
Joder, cuánta tontería nos ahorraríamos. Pero sé que esas niñerías forman parte del ritual y a la FIFA y a muchos aficionados les encantan, así que seguiremos viendo a jugadores como Godín la semana pasada tardando medio minuto en colocar el balón para sacar una falta, después de dos minutos en los que su compañero Lucas había estado fingiendo en el suelo una lesión.
A ver si ganamos esta semana al Atleti y se me pasa el cabreo. Hay que ganarles con fútbol, desde el principio, como aquella vez que un líbero del Atleti se pasó varios días calentando un partido, diciendo que iban a ir a por todas, y el empate les duró… 13 segundos. Era un tal Cholo Simeone, y enfrente tenía a otro Ronaldo, que le hizo un caño descomunal.
!QUE ROLLO ES EL FUTBOL!22 TIOS EN ALZONCILLOS.Parece mentora que esa bobada ,de para hablar dias y dias.
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Bueno, es tu opinión, y debemos respetarla. En cierto modo puede parecer una bobada, pero algo tiene que nos cambia el estado de ánimo. Recuerdo cuando ganamos el Mundial que teníamos todos una cara de felicidad que tardó días en desaparecer, pese al paro, la crisis y los problemas del día a día. Y algo tiene porque convierte en irracionales a gente que en el resto de ámbitos de la vida no lo son. Albert Camus, portero en su juventud, dijo una vez: «Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol». Y estoy de acuerdo. Sartre decía que «el fútbol es una metáfora de la vida». Y luego hay toda una serie de cantamañanas como Valdano que escriben (y hablan) muy bien sobre fútbol. Aunque supongo que tu opinión se acerca mucho más a la de Borges, al que como a ti, no le gustaba nada y decía que «el fútbol es popular, porque la estupidez es popular». Y a lo mejor algo de eso también hay en este deporte. Saludos.
Barney
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Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices en este post, hay muchos energúmenos como Raúl García que no hacen más que soltar recaditos en los partidos pero te has dejado algunos del Madrid:
-Pepe ahora parece que está más calmado, pero ha sido un leñero de cuidado.
-Ramos salta siempre con los brazos, no hay más que ver cómo le dejó la nariz a Mandzukic (sin que le pitaran falta o le sacaran tarjeta)
-Y, como zaragocista que soy, por muchos años que pasen, no puedo olvidarme de un entradón de Figo a César Jiménez que truncó su carrera y no fue ni falta. No sé meter el enlace para que te lleve directo, pero mírate esto con audio y luego dime si no es indignante https://www.youtube.com/watch?v=n0zBAeyZRVw
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Una pena lo de César Jiménez, no he necesitado ver el link, porque la recuerdo perfectamente. Una desgracia toda la jugada, y lo que le ocurrió luego al pobre chaval, que tuvo que dejar el fútbol. Pero esta entrada, siendo durísima, no la pondría en el mismo grupo que las comentadas en el post, porque Figo nunca fue un jugador sucio o que fuera con mala uva como los mencionados Pepe, Simeone o Albelda. Aquí se resbala, se desliza y… lástima. Coincido con Michael Robinson cuando dice que no aprecia mala intención en la jugada.
Respecto a Pepe, está desconocido (gratamente desconocido), pero sí tuvo una época muy peligrosa y lo menciono en el post, en dos ocasiones, donde los «guarros» y donde digo que Pepe podría hacer 4 entradas como la que le hace Messi a él antes de que le sacaran tarjeta, mientras que a Messi se la sacaron a la primera. Cosas que pasan, Busquets o Mascherano en cambio pueden hacer una decena de faltas antes de recibir la tarjeta.
Saludos, zaragocista, y a ver si subís a Primera pronto. Seguro que recuerdas uno de los momentos que más he disfrutado en el fútbol, sólo te diré: Nayim, Seaman, Tottenham, último minuto de la prórroga,… Brutal.
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Ok. Estoy de acuerdo. Sigo el blog desde hace poco y me gusta mucho, enhorabuena y a seguir.
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Vaya, Diego, pues al final no subió el Zaragoza, Y mira que tenía la esperanza, sobre todo después de ver que se clasificaron por los pelos para la promoción, y más después de la increíble remontada ante el Girona. Otro año será, espero que el próximo. Ánimo.
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