«Por la noche salen bichos de todas clases: furcias, macarras, maleantes, maricas, lesbianas, drogadictos, traficantes de drogas,… Tipos raros. Algún día llegará una verdadera lluvia que limpiará las calles de esta escoria».
¿Por qué elegí el nombre de Travis para mi alter ego bloguero? En la Declaración de intenciones del blog comenté que era por Travis Bickle, el protagonista de esta película de Martin Scorsese que interpreta Robert de Niro, un tío con insomnio y cierta afición a películas de gusto dudoso. Travis no es un tío simpático ni agradable, ni de fácil trato. No está bien de la azotea, aunque en ocasiones muestre esa lucidez propia de los borrachos, o de los tarados, porque «hasta un reloj estropeado acierta la hora dos veces al día». Travis es un trabajador serio y responsable, con un sentido de la ética un tanto particular. Elegí su nombre porque me gustaba el estilo del personaje, con sus rarezas y con sus contradicciones. Un tipo asocial, pero a la vez comprometido con cambiar la sociedad y todo lo que no le gustaba de ella. Al igual que Travis, yo también creo en una «verdadera lluvia» que debería limpiar las calles (y los escaños) de tanta escoria. Mi lista sería distinta, eso sí, yo limpiaría las calles de camellos, corruptos, pederastas, maltratadores, chorizos, violadores, proxenetas,… presidentes de grandes corporaciones, concursantes de Gran Hermano, seguidores del Barça, encuestadores, recogefirmas, hombres anuncio de «Compro oro»,… Tipos raros.
Al elegir el nombre de Travis para el blog fue porque me atraía la posibilidad de hablar de pelis raras, incómodas de ver, de esas que gustan a pocas personas, pero la realidad es que al final he terminado hablando de Ocho apellidos vascos, Chef, Forrest Gump y ya el colmo, Qué bello es vivir.
Apenas he hecho referencias a Re-animator o El vengador tóxico, y ni rastro de Braindead, Posesión infernal o La matanza de Texas. El resto de amiguetes me convenció de que me dedicara a hablar de un cine más convencional, y quizás tuvieran razón.
Unos genios enfermos
Centrándome ya en Taxi driver, advierto para el que no la haya visto que no es una película agradable de ver, sino todo lo contrario. Fue estrenada en febrero de 1976, y es una película incómoda y agobiante, que debía ser justo lo que pretendían Scorsese y Schrader. Ayudó bastante al tono desagradable de la película que coincidieron varios genios en uno de los momentos más extraños de sus vidas.
El guionista Paul Schrader estaba perdiendo la cabeza por culpa de la cocaína y el abandono de su mujer, y llegó a escribir el guion completo dos veces en apenas diez días. Estaba obsesionado con la historia y con sacarla adelante a su manera, y así fue como dejó en el guion varias de sus particulares fijaciones: la soledad absoluta, la locura, la afición a las armas de fuego,…
Martin Scorsese tenía igualmente problemas de adicción a la cocaína. Tardó varios años en rehabilitarse y, al igual que le ocurría a Paul Schrader, sus vaivenes anímicos o emocionales se plasmaban en la historia. Scorsese se reservó una escena en la peli, en la que interpreta a un pasajero completamente tarado, tremendamente jodido porque su mujer le estaba engañando con «¡un negro!». A veces creo que no estaba interpretando, y que la pregunta que repite varias veces, «¿usted cree que estoy enfermo?», nos la estaba soltando a los espectadores:
Puede que estuviera enfermo, porque lo que está claro es que Schrader y Scorsese estaban en un momento crítico de sus vidas. En otro momento crítico estaba el compositor de la banda sonora, Bernard Herrmann, que murió al día siguiente de terminar su grabación. Bernard Herrmann es uno de los grandes compositores de bandas sonoras de la historia de Hollywood, con trabajos tan conocidos como Ultimátum a la Tierra, Ciudadano Kane, El cuarto mandamiento, numerosas colaboraciones con Hitchcock, como Vértigo o Con la muerte en los talones, y quizás las dos más utilizadas y repetidas en parodias, homenajes y similares, El cabo del miedo y, sobre todo, Psicosis.
Scorsese pidió a Herrmann una banda sonora desasosegante y oscura, con tonos de jazz. Este era un estilo que Herrmann desconocía completamente, pero el uso del saxofón para sus partituras fue un acierto. Era perfecto para la historia y para transmitir esa sensación de agobio del protagonista.
Los actores
Robert de Niro no interpreta a Travis Bickle. Robert de Niro es Travis Bickle. Como actor del método que era, cuentan que se sacó la licencia de taxista y que estuvo trabajando cuatro semanas en el turno de noche en la zona conocida como Hell’s Kitchen, la cocina del infierno. Durante el rodaje, Robert de Niro se mostraba distante con el resto de miembros de la película, y sólo hablaba con aquellos actores con los que lo hacía el personaje de Travis. Quería meterse de lleno en esa soledad del personaje, y desde luego lo consiguió.
Harvey Keitel interpreta al proxeneta chulo putas Matthew o «Sport» y es un tío tan desagradable como su profesión. Otro actor del método, pero sin la obsesión de Robert de Niro por meterse en un papel. Harvey Keitel tuvo detalles inapreciables como dejarse larga la uña del meñique, como hacían en los setenta estos tipos enganchados a la cocaína.
Jodie Foster interpretó a la prostituta de 13 años Iris, y su actuación ayuda a aumentar la incomodidad del espectador: «¿cómo es posible que haya gente que…?» Te cabreas y llegas a entender al «bueno» de Travis cuando intenta rescatar a Iris de ese asqueroso mundo. A base de tiros, claro, porque no hay otra. Jodie Foster no tenía la edad requerida para las escenas de sexo, y tuvo que ser sustituida por su hermana mayor en algunas de las que mantiene con el personaje de Travis.
No me interesa demasiado el personaje de Cybill Shepherd, la virginal rubia que aparece en medio de una película tan sombría y oscura. Ese aspecto inmaculado, en contraste con el oscuro de Travis, era exactamente lo que buscaba Scorsese. Y a mí que Cybill Shepherd siempre me ha recordado a otro gran personaje de la cultura popular:
Por último, el candidato Charles Pallantine, un capullo integral interpretado por Leonard Harris. Falso, carismático, vendedor de humo,… El típico político. Me encanta la escena en la que le pide a Travis que le haga sus propuestas para la campaña electoral. Por supuesto, las propuestas de un tipo como Travis no son del tipo que podía esperar el candidato:
«Alguien debería limpiar las calles de esta ciudad, porque está hecha una pocilga. Arrojarlo todo al retrete y luego tirar de la cadena», qué grande, Travis.
Y por supuesto no podía olvidarme de otra escena mítica de la película, parodiada hasta la saciedad, incluso en pelis como Torrente. Me refiero al famoso «Are you talking to me?», «¿estás hablando conmigo?»:
El final
En definitiva, una historia desagradable, rodada en ambientes lúgubres, con personajes incómodos, una música desasosegante, una iluminación oscura,… Me encanta. Y me sigue gustando cada vez que la veo, aunque tengo que estar del humor adecuado para no cortarme las venas. Si le pongo alguna pega es al final. Al final después del final de orgía de sangre y violencia. Travis pide morir, quizás sea su manera de luchar contra el insomnio y la soledad, pero no lo consigue. Consigue algo parecido a la redención, un tema muy propio de Scorsese a lo largo de sus películas.
La película abre una puerta a la esperanza, y yo sinceramente creo que no es el final adecuado para toda la desesperanza que hemos visto las dos horas anteriores. Desconozco si es el final deseado por el guionista y por el director, o si se trató, como tantas veces, de una exigencia de la productora.
Que ustedes la no-disfruten.
Deberías suprimir de tu texto todos los tipos raros que has escrito después de «proxenetas…» Por el debido respeto.
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Vaya, yo creía que se notaba que es una broma, por eso dejo unos puntos suspensivos en medio, para separar lo real de lo banal. Es como cuando en La vida es bella, Roberto Benigni y su hijo ven el cartel de «prohibida la entrada a perros y judíos» y dicen que a partir de ese momento ellos también van a prohibir la entrada a arañas y visigodos. Es absurdo, pero es una broma sin mala intención, creo que se aprecia. Por supuesto que hay muy buena gente entre los seguidores del Barça, que hay presidentes de grandes corporaciones honrados y preocupados por sus trabajadores, los hombres con los carteles de «Compro Oro» son unos pobres inmigrantes que cobran tres duros, al igual que los encuestadores que te persiguen y acosan en tu tranquilo paseo,… Es una broma que no pretendía ser de mal gusto, no quiero faltar a nadie al respeto.
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cuando ví que habías elegido a Travis como alter ego, enseguida pensé en el Travis de «París-Texas», el antecesor errante de Forrest Gump…
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Bienvenido, Rosebud, la palabra que nadie oyó, pero en la que se basa buena parte de la investigación posterior. Expliqué los motivos en la Declaración de intenciones del blog, aunque luego me he ido a pelis más convencionales. El Travis de París-Texas, ahora que lo mencionas, es otro gran personaje, pero con él no me identifico porque precisamente de memoria ando sobrado. Quizás el sentimiento de búsqueda…
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