Entrenador nuevo, blanco seguro, por Barney

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Hace apenas una semana, tras la derrota del Madrid de Zidane frente al Atleti del Cholo, leí que Florentino Pérez había perdido ya la confianza en el francés y se planteaba un nuevo entrenador para la temporada que viene. Estamos bien, estamos «apañaos». Ooootra vez, ooootro nuevo proyecto. Un nuevo cadáver que se oculte tras otro fichaje mediático y a empezar de nuevo.

Cambiar de entrenador es lo más sencillo, y la fórmula a la que habitualmente se recurre, pero creo que pocas veces es lo conveniente. Es propio de mediocres, de directivos incapaces de reconocer sus errores (en la confección del equipo, en la dirección deportiva o en la planificación de la temporada y las dañinas giras publicitarias), natural en tipos de los negocios y no del fútbol, que encuentran en la figura del entrenador el sujeto ideal al que señalar con el dedo como culpable. Mucho más sencillo, y posiblemente más barato, que cargarse a las figuras del equipo. Si además las figuras del equipo las ha traído el Presidente, está cantado que el entrenador es el blanco seguro sobre el que disparar.

Este cuadro elaborado por El País refleja perfectamente lo que ha sido la gestión de Florentino Pérez en materia de entrenadores, fichajes, dirección deportiva, y lo importante, su traducción en títulos.

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Hace menos de un año, el gran Zizou no tenía el título de entrenador. Su experiencia se limita a los partidos dirigidos al Castilla en Segunda B. Aun así, opino que debería seguir. Hay que apostar por un entrenador y dejarle trabajar varios años, con la vista puesta en el largo plazo. Aunque los resultados no sean buenos, o todo lo buenos que cabe esperar, hay que tener paciencia. Sobre todo si se ve que el equipo juega a algo reconocible, si los automatismos tan necesarios empiezan a aparecer, si la presión defensiva es conjunta (la del Madrid, con uno o dos jugadores corriendo como pollos sin cabeza mientras los demás miran, es de chiste), si los jugadores están en sus puestos y las bajas se suplen con naturalidad. Este último es un buen indicador, porque los equipos deberían estar formados por la suma de puestos, no de nombres. Cada baja del Madrid en estos últimos años ha sido un caos, con soluciones ideadas para cada partido que pocas veces han funcionado.

El equipo está mal confeccionado y sabemos las causas. Hace ya 13 años, en 2003, cuando Florentino Pérez fichó a David Beckham para un puesto en el que el equipo ya tenía al mejor del mundo, Luis Figo, dijo que los buenos jugadores siempre eran capaces de entenderse en el terreno de juego. Ese mismo verano el francés Makelele, el que daba equilibrio al «galáctico(jones)», salió del equipo. Vendimos más camisetas que nunca e iniciamos un período de casi cuatro años sin ganar nada. Y digo casi porque la cuarta temporada se atrapó por los pelos la Liga de las remontadas (Español, Recre, Mallorca, Zaragoza, Sevilla), la «del clavo ardiendo» de Capello.

Florentino lo vio desde su casa, porque había dimitido previamente, en febrero de 2006. Sorprendentemente, fueron muchos los aficionados que celebraron su vuelta en 2009. Yo no. Algunos títulos han servido para camuflar las enormes carencias que tiene este equipo irreconocible, pero seguimos sin saber a qué se pretende jugar o qué puede aportar la cantera en un proceso que debería ser de cambio radical. Por todo esto, creo que hay que apostar de una vez por un entrenador de la casa y dejarle trabajar. Si es Zidane, Zidane.

Lo mismo dije en su día de Benítez y me equivoqué. Pero es que hay varias clasificaciones de entrenadores, y yo me he inventado esta:

  • Los «paternalistas»: los que tratan con mimo a las figuras y se limitan a poner con cierta lógica a los jugadores de que disponen. En esta categoría entrarían Del Bosque, Molowny, Ancellotti, Heynckes y creo que Zidane. Son los que han traído los mejores resultados, lo cual no quiere decir que sean los mejores.
  • Los «pizarristas»: los que mueren con su idea de juego fija en mente y tratan de aplicarla con mano férrea en el equipo. Aquí entrarían Mourinho, Guardiola, Unai Emery, Capello, Simeone, Bielsa, Arsene Wenger o Paco Jémez. También Camacho y Benítez, pero al parecer se les fue la mano con las estrellitas y los jugadores les hicieron la cama. Penoso.
  • Los «desmitificadores»: son tipos que pasaban accidentalmente por ahí y tuvieron la inmensa fortuna de entrenar a grandes equipos. A mi modo de ver, desmitifican la figura del entrenador porque vienen a demostrar que este puesto, en un equipo grande, está sobrevalorado. Roberto Di Matteo ganó la Champions en 2012 como entrenador provisional. Tito Vilanova superó las cifras de Guardiola en el Barça mientras se trataba su enfermedad en Estados Unidos. Su sustituto, Roura, estuvo llevando el equipo más de dos meses y el Barça llegó a los 100 puntos. López Caro, Carlos Queiroz o García Remón son aportaciones del Madrid en este sentido, si bien con nulos resultados.

Se pueden clasificar de muchas otras maneras, como los «resultadistas» (Clemente, Maguregui, Simeone, cualquier italiano) y los partidarios del «jogo bonito». Pero sin duda, la clasificación de entrenadores que más gracia me ha hecho nunca fue la que hizo Mourinho en su día, hablando de los dos tipos existentes: los que se quejaban del árbitro cuando se equivocaba, y el otro, formado por un solo miembro, Pep Guardiola, que se quejaba del árbitro cuando acertaba.

IMG-20160229-WA0000Mou y Pep, Pep y Mou. El villano y el dandy, para muchos, no para mí. A Mou le dejaron tres años y, guste o no, el Madrid era reconocible y los partidos contra los equipos grandes (si exceptuamos el 5-0) se disputaban y se resolvían en muchos casos de modo favorable. Ha ganado ligas y copas en España, Inglaterra, Italia y Portugal. Le pierde su protagonismo, como en su tercer (y lamentable) año en Madrid. Florentino ha intentado repescarlo varias veces. Una locura, si tenemos en cuenta cómo dividió al madridismo, y no solo por «el asunto Casillas».

Guardiola aterrizó en un equipo que había ganado la Champions dos años antes y encajó perfectamente las piezas que le faltaban. Fue la solución de emergencia que encontró la directiva tras el no de Arsene Wenger. Demostró personalidad para quitarse a los que le iban a dar problemas (Eto’o, Ronaldinho y Deco) y apostó por chavales jóvenes de la cantera, como Piqué o Busquets. Desarrolló las teorías de Bielsa sobre el aprovechamiento de espacios y tuvo la flor de Miguel Muñoz en el culo en su primera temporada. Pero todo es más fácil cuando tienes en tu equipo a Messi, Iniesta y Xavi Hernández. Y a Villar (la puya mou-hooligan).

entrenador3Tuvo mal ojo para los fichajes (Chygrinsky, Hleb, Martín Cáceres, y no supo encajar a cracks como Yaya Touré e Ibra) y una falsedad que numerosos periodistas no vieron nunca. En Munich ha ganado las ligas de calle, pero llegó a un equipo que venía de hacer triplete con Heynckes, y ganar la Bundesliga era poco menos que obligatorio, sobre todo si te has llevado a los dos mejores jugadores del único rival (Gotze y Lewandowski). Si no gana la Champions este año la sensación que va a quedar de su paso por el Bayern es cercana al fracaso. Robben no es Messi, y Ribery no es Iniesta, y el juego de toque hasta la extenuación ha acabado cansando a Rummenigge y compañía. Los madridistas le agradecemos la alfombra tendida en la semifinal de hace dos años (0-4, lo nunca visto en ese campo maldito).

Con todo esto pretendo desmitificar la figura del entrenador en un equipo grande. Lo importante son los jugadores. Si el Tata Martino no ganó nada en Barcelona no fue solo por su culpa, sino porque Messi tenía la cabeza en otro sitio, en el Mundial. Algunos de sus partidos, como la vuelta de cuartos de Champions contra el Atleti, fueron vergonzosos.

Luis Enrique no es un gran entrenador, aunque lo ganara todo. Hace poco más de un año, tras el partido de Anoeta, estaba despedido. Los jugadores estrella le detestaban. Pero el Madrid tiró la temporada, Ancellotti demostró su incapacidad para cambiar el signo de un solo partido (penoso contra la Juve, donde ni siquiera hizo cambios) y Luis Enrique se limitó a poner al resto del equipo al servicio de los tres de arriba. Aprovechó su excelente forma física (creo que superior a la de varios de los jugadores) y sus conocimientos en esta materia para que el equipo la tuviera también. Dejó de intentar nada nuevo (pizarrista) para pasar a ser un paternalista (a su pesar).

En muchos años de fútbol, he visto todo tipo de entrenadores y he oído muchas chorradas de forofos que ejercen algo parecido al periodismo deportivo. Una de ellas es la sobrevaloración de Johan Cruyff y otra la infravaloración de Arrigo Sacchi y Fabio Capello. Los logros de Cruyff: la Champions más devaluada de la historia y cuatro ligas en ocho años, tres de ellas en circunstancias extrañas (los dos atracos de Tenerife y las primas al Valencia). Arrigo Sacchi sí montó un equipo que hizo historia, con el trío de holandeses Gullit, Rijkaard y Van Basten, y en el que se veía la mano del entrenador desde el primero hasta el último de los jugadores, con una presión como pocas veces se ha visto. Capello lo continuó y ya sin el trío de holandeses, sino con medianías como Massaro, Desailly y Savicevic le endosó un 4-0 al falso dream team de Cruyff en la final de Atenas. La séptima del Madrid es más suya que de Heynckes.

Dejemos trabajar a Zidane. Mejor dicho: Florentino, deje trabajar a Zidane. Sin pensar en el corto plazo, sino en el medio, con el apoyo de la directiva, los jugadores y la afición. Fue un gran jugador, uno de los más grandes de la historia. Sabe de qué va esto, lo conoce mejor que nadie, y aunque sea paternalista con la plantilla, los jugadores le respetan, no como a Benítez. Déjenle tiempo, no le revolucionen este verano con fichajes estrambóticos o salidas traumáticas.

Tenemos el ejemplo del equipo de baloncesto aquí mismo. Pablo Laso no tiene el prestigio internacional de Maljkovic, Obradovic o Ettore Messina, pero sus resultados han superado ampliamente los de estos laureadísimos entrenadores. Paciencia y sentido común. Y menos giras asiáticas.

Cara Barney

 

9 comentarios en “Entrenador nuevo, blanco seguro, por Barney

  1. Soy del barça y después de leerte me alegra ver que en el equipo blanco, aunque sea un aficionado, así gente con cabeza y rigor. Sólo una cosa que no comparto es tu referencia a Cruyff en la que desde mi humilde opion si que veo un sistema de juego muy definido. Enhorabuena buena por tu análisis y ojala nuestro pais tuviese la mitad de los periodistan con la mitad de tu rigor

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    • Gracias por tus palabras, «supera». Tengo colegas del Barça y a veces me dejo llevar por el hooliganismo al calor de unas cervezas. Cuando escribo, intento abandonar la moderación y recuperar ese hooliganismo gamberro, sin dejar de ser riguroso con los datos. Reconozco que Cruyff trajo muchísimas cosas positivas al fútbol español, y por supuesto, al eterno rival. El hecho de que todos los equipos de todas las categorías adoptaran un esquema de juego es uno de los grandes aciertos que hicieron que el Barça se situara varios cuerpos por delante del Madrid. Por otro lado, siempre he creído que se mitificó en exceso a aquel equipo de principios de los 90. Hablar de dream team con una sola Copa de Europa (igual que Oporto, Estrella Roja y Marsella en esos años) mientras el Milán ganaba 3 y perdía 2 finales en 7 años me parece un chiste exagerado. Pero reconozco que ese equipo jugaba muy bien al fútbol, pese a Bakero y Salinas. Tienes que entenderme: siempre me va a costar hablar bien del eterno rival. Ahora mismo, nos sacáis años de ventaja. Los madridistas contamos los días que quedan para la retirada de Messi. Saludos.

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  2. Buenas Barney de nuevo.
    Esta claro que con el amigo Floren los entrenadores lo tienen crudo. Solo hay que ver el ejemplo que ha dado con Carleto……después de haber echado a Del Bosque……y todo el mundo pidiéndole (afición, jugadores)….en fin.
    Creo firmemente que en un equipo como el Madrid o el barça la figura del entrenador es menos importante que en el Sevilla o en el Bilbao.
    Tienes grandes figuras que casi….casi….solo tienes que decirles que salgan a jugar. A partir de ahí el tener a un jugador como Messi que es tan desequilibrante es tenerlo todo.
    Creo que la figura de un director deportivo que configure un equipo es hoy en día mas importante que la del entrenador.
    Por eso creo que lo que debería de fichar el Madrid es un buen director deportivo con plenos poderes (sin que se meta el amigo Floren por medio) y tener una planificación deportiva correcta (pretemporada, alimentación, salidas nocturnas, etc), que es donde yo creo que el Barça nos lleva ventaja.
    El ejemplo que has puesto del basquet es el correcto. Dejar hacer. ..pero no se si seremos capaces de verlo mientras siga Florentino.
    Un saludo.

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