En mi urbanización todavía no había dejado de oírse el eco de nuestros gritos de «¡Campeoooones, campeoooones, oé, oé, oé!», cuando he decidido sentarme frente al ordenador para colgar una entrada que llevaba tiempo queriendo escribir. El Real Madrid de baloncesto acaba de ganar su 32ª liga frente al eterno rival, y lo ha hecho a lo grande, ganando en el Palau, sin sufrir demasiado (un poco en el tercer cuarto) y poniendo un contundente 3-0 en el marcador. Hace apenas un mes disfruté a lo grande también con la victoria en la Euroliga en el Palacio de los Deportes de Madrid (ahora llamado BarclayCard).
Habrá quien me quiera tachar de ventajista por ponerme a escribir cuando ganan los míos, o habrá quien recurra al tópico de «ya están los merengues agarrándose al baloncesto cuando les falla el fútbol». Y se confundirán, porque ya dejé mi particular enhorabuena a los culés la misma noche de su victoria en la Champions de fútbol, o una entrada muy crítica con el Madrid de fútbol apenas unas horas después del 4-0 que el Atleti nos enchufó este año.
«¡¡¡Ba-lon-ces-to!!!», gritó Pepu Hernández en 2006 tras la victoria de la selección española en el Mundial de Japón. Era su llamamiento por este deporte, porque se le prestara más atención. Porque un buen partido de ba-lon-ces-to fuera en las noticias por delante de un entrenamiento del Madrid de fútbol, o de la llegada de Messi y compañía al aeropuerto el día antes de un encuentro. Chorrada de noticias.
Pues bien, el Madrid de baloncesto lo ha ganado todo este año: Supercopa, Copa del Rey, Euroliga y Liga española. Y lo he disfrutado desde el principio. Como un enano, en compañía de mi hijo. No es ventajista por mi parte, ni me estoy agarrando al basket porque el fútbol nos haya fallado, entre otras cosas porque este año, por primera vez en mi vida, nos hemos hecho abonados del baloncesto. Cada día me gusta más, hasta el punto de superar al fútbol ahora mismo en mis preferencias. Y no soy el único, tengo varios amigos que me han comentado lo mismo esta temporada. Por eso digo que quería escribir este post desde hace tiempo.
El que haya seguido estos modestos escritos habrá visto lo harto que estoy de las soplapolleces del fútbol, como en aquel I love this game! allá por septiembre, en el que comparaba el esfuerzo y la dificultad de los jugadores de baloncesto frente a los señoritos del fútbol que se siguen quejando por jugar miércoles y domingo. Comentaba también la capacidad del deporte de la canasta de adaptar las reglas para buscar más espectáculo, sin complejos, sin medias tintas, no como esa FIFA de mangantes. En Que aprendan también del rugby ponía a caldo el teatro y la poca nobleza de algunos futbolistas, tretas impensables en otros deportes como el rugby o el propio baloncesto.
Este año en el Palacio hemos disfrutado de cada partido, hemos visto un espectáculo enorme, vistoso, entretenido, un público entregado a su equipo y sobre todo, un ambiente mucho más sano que el del fútbol. Voy poco al Bernabéu (cuestión de pasta, con unos precios vergonzosos en ocasiones) y he sentido rabia y asco al ver a miles de personas pitar a los «nuestros». A Marcelo, porque estaba gordo, a Ramos por perder un balón, a Arbeloa, «¡cono!», a Illarra,… Lo de Casillas ha sido lamentable, tampoco quiero insistir. Se va a ir por la puerta de atrás. Como Hierro, Del Bosque o Raúl. Qué crack eres, Florentino. Reconozco que he sentido envidia del Barça y la despedida de Xavi. Ahora podrá ser jardinero, su vocación frustrada, siempre opinando del estado del césped.
Por mil razones me estoy alejando del fútbol y estoy cada día más cerca del basket. En el Palacio de los Deportes no se pita a los jugadores, sino todo lo contrario. Sólo alguna vez hemos visto algún amago de pitada, algún pito hacia Rudy en esos días en que se lanzaba varias mandarinas desde 8 metros. Mi hijo ha grabado algún vídeo del ambiente mágico que hemos tenido en esta temporada que acaba de terminar.
La plantilla de baloncesto
Qué equipazo hemos tenido estos últimos años. Basándonos en los nacionales, los Sergios («¡Llull, quédate!»), Rudy y el que algunos daban por acabado y ha sido MVP de la temporada, Felipe Reyes.
El tío con más huevos que ha llevado esta camiseta después de Fernando Martín. Los extranjeros han servido para complementar esa base nacional:
– Gustavo Ayón, el mexicano al que el Barça no quiso, y que ha ido mejorando partido a partido, tanto en defensa como en ataque.
– K.C. Rivers, un tío que llegó como tirador, pero al que Laso ha sabido controlar y reconvertir en un buen defensor. Y sólo le dejaba tirar en posiciones claras, no como al principio de temporada, que lanzaba mucho más.
– Jonas Maciulis, el lituano que ha jugado pocos minutos, pero ha cumplido siempre (en la final de la Euroliga estuvo enorme).
– Carroll, el mejor tirador de la ACB, pero inconstante. Ha sido clave en días en los que se le necesitaba, como en la final de la Euroliga, o como esta tarde (canastón a falta de 18 segundos).
– Marcus Slaughter, torpe como pocos en ataque, pero muy ágil y válido cuando hacía falta defender, incluso a los bajos del equipo rival, como en la anterior eliminatoria contra el Valencia Basket.
– Los pívots altos, los dos más flojos de toda la plantilla esta temporada. A Salah Mejri le faltan los kilos que este año le sobraban a Bouroussis. Supongo que ahora al acabar la temporada nos enteraremos de por qué el griego no ha jugado ni un minuto en los play offs, un tío con sueldo de futbolista y que hace apenas tres años estaba en el quinteto ideal de la Euroliga. Ahí pesaba algo más que el sobrepeso. Ha sido el «Mirotic» de esta temporada.
– Dejo para el final a uno de mis favoritos, el Chapu Nocioni, MVP de la final de la Euroliga. Ese argentino al que le debemos el punto extra de intensidad en defensa y en ataque que tanta falta hace en momentos del partido. Sus dos triples de hoy o de la final de la Euroliga, o los tapones de la final de Copa son sus grandísimas aportaciones a estos títulos.
– Campazzo y Doncic han contado con pocos minutos, pero estábamos todos tan eufóricos en la grada que celebrábamos sus salidas a pista como si fueran un premio para nosotros. «Chaval, calienta, que vas a salir».
Detrás de todos ellos, organizando el cotarro, Pablo Laso. El año pasado estuvieron a punto de cesarlo tras perder la Euroliga. Le criticaron muchísimo todas sus decisiones, aunque la única reprochable, a mi modo de ver, fue que en la final de liga contra el Barça hiciera lo que no había hecho el resto del año, rotar poco y fundir a los jugadores. Jugar con 7 la final, cuando el resto del año lo había hecho con los 12 de la plantilla.
Ha aprendido muchísimo y se le ha notado este año, en la Final Four, y en la liga. Le ha dado varios baños a Xavi Pascual, un tío que me cae muy bien, pero al que me temo que se van a cargar.
La renovación del equipo de fútbol
No nos hemos comido un colín en fútbol, y lo que es peor, el Barça lo ha ganado todo. Así que ahora toca renovar al equipo y lo que debería hacer Florentino es seguir el ejemplo del basket. Como de baloncesto no tiene ni idea, no se ha metido a tomar decisiones. El problema es que se cree que sabe de fútbol (al igual que todo españolito medio, entre los que me incluyo), y por eso toma las decisiones que toma.
El primer paso, traer a un entrenador que conozca bien la casa, Rafa Benítez, como en el baloncesto con Laso, ya lo ha hecho. Ahora que le deje hacer, espero que no se meta en las decisiones deportivas: Bale jugará sí o sí, Casillas es un símbolo, vendo a Makelele porque no es comercial, y como he vendido a los medios centros, me traigo a Gravesen o Pablo García, los buenos jugadores siempre se entienden, aunque jueguen en el mismo puesto, Beckham-Figo, Danilo-Carvajal,…). Me temo que si se mete en la parcela del entrenador, para septiembre tenemos una espantada de Benítez a lo Camacho.
Y una vez que deje al entrenador tomar sus decisiones, que se base en los jugadores nacionales y lo complemente con los extranjeros, no a la inversa. He sentido vergüenza con alineaciones del Madrid con nueve y diez extranjeros. En este aspecto también he sentido envidia del Barça.
Que no se carguen la competición de baloncesto
Un último apunte y acabo. Las últimas 4 finales de liga de baloncesto las han jugado el Madrid y el Barça, como 3 de las 4 últimas Copas del Rey, o las últimas 3 Supercopas. La igualdad con el resto de equipos se ha reducido mucho, aunque no tanto como en el fútbol, y se puede terminar cargando la competición. Entre esta disminución de la competencia y los horarios tan pésimos de la final, las audiencias han sido bajísimas, no han llegado al millón de espectadores.
La pasta del fútbol puede acabar con un espectáculo como es la liga ACB, como ya explicamos recientemente con las cuentas anuales de Madrid y Barça (déficits de 18 y 24 millones que sólo equipos con la pasta del fútbol pueden cubrir). El baloncesto europeo es más atractivo que la NBA, aunque los jugadores no tengan ese físico portentoso ni sean tan espectaculares. Es mucho más táctico, con estrategias, cambios de ritmos, defensas, juego en equipo,… Que no se lo carguen, por favor. Y ahora, a Cibeles, que este año sólo el baloncesto me ha llevado hasta allí (el Mundialito y la Supercopa de Europa no merecían tal viaje).
No puedo estar más de acuerdo. El Madrid gana la Liga aplastando al Barsa 3-0 y consigue el título en la cancha del Barsa. Acaba el partido, los jugadores se abrazan, los del Barsa felicitan al rival, medio campo se va a casa, pero la otra mitad se queda en la cancha, animando al Barsa. Luego entrega de trofeos, lanzamiento de confeti, más abrazos, entrevistas, más abrazos, camisetas conmemorativas, foto de equipo con el trofeo sobre el parquet con el escudo del Barsa, más fotos, más abrazos, y tranquilamente al vestuario.
Ni un lanzamiento de objetos, ni abucheos ni insultos generalizados, ni jugadores llorando e histéricos por haber ganado, ni cortando las redes de las porterías y poniéndoselas de bufanda, ni mostrando sus torsos tatuados, ni haciéndose selfies, ni sacando cada uno la bandera de su pueblo, ni hijos corriendo por la cancha con la camiseta de papi, ni bailecitos vacilones, ni cachondeitos del rival…
¿Hubiera pasado algo asi en futbol si el Barsa gana un titulo en el Bernabeu o el Madrid en el Nuevo Campo? Estamos perdiendo el norte hasta en las celebraciones. Cada día lo tengo más claro. Qué sano es el basket (y supongo que otros deportes tipo balonmano, futbol-sala, etc) y que asco da el fútbol.
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