La locura de las entradas del Madrid-Barça, por Barney y Josean

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JOSEAN: Yo no soy muy aficionado al fútbol, no me interesa demasiado. Al menos la parte del deporte, el tópico que repetía mi madre sobre «veintidós tíos en calzoncillos persiguiendo un balón». En cambio, sí me atrae el mundo de los negocios que hay detrás, lo que mueve, todo ese componente mafioso que hay detrás de presidentes de clubs, intermediarios, agentes, relaciones con la política,… Siempre he dicho que el palco del Bernabéu es la mejor sala de reuniones del mundo para cerrar negocios (o al menos la mejor de España, y una de las mejores de Europa). No soy abonado por razones obvias.

BARNEY: A mí claro que me encanta el fútbol, como todo el mundo sabe. Nunca he entendido lo que tiene para afectarme del modo que lo hace. Es irracional. Cuando ganamos la Champions hace apenas 4 meses, estuve con cara de gilipollas un par de días, eufórico, como si de verdad hubiera recibido una noticia que me fuera a cambiar la vida. Habría que ver si hubiera tenido ese mismo careto si me hubieran dado el trabajazo de mi vida o me hubiera tocado la lotería. No soy abonado, aunque me encantaría, por el lío que hay para conseguirlo, las listas de espera, o tener que recurrir a trampas o favores. Me niego. Tampoco era amigo de Ramón Calderón.

JOSEAN: Sí, Barney, y no olvides que cuando pierden los tuyos, te vas a casa con un cabreo monumental. Yo creo que si pillas a tu mujer con otro tío en la cama, no te sienta tan mal como perder contra el Barça.

BARNEY: Cómo lo sabes, tío. Antes me pasaba más, ahora debe ser que estoy madurando algo.

JOSEAN: Lo he notado, hay días que has preferido venirte con nosotros a tomar unas jarras antes que quedarte viendo el fútbol.

BARNEY: Es que me empieza a cansar un poco este mundo, y me aburre la falta de emoción y de competitividad. Ver al Madrid cascándole 4 ó 5 goles a un equipo de la zona baja de la tabla no me motiva. La nómina de todos esos jugadores de un equipo modesto debe sumar igual que lo que cobra Cristiano Ronaldo en 3 meses. Y sin embargo, aprecio la dignidad con la que muchos de estos tipos modestos saltan al campo a tratar de defender lo suyo, a intentar competir. Y por eso entiendo cuando de vez en cuando le arrean un patadón a uno de esos niñatos millonarios que con 4 goles arriba intenta vacilarles.

JOSEAN: Bueno, ¿contamos ya el escándalo de las entradas del Madrid-Barça del próximo sábado?

Han salido ya a la venta las pocas entradas que no son de socios o abonados para el partido del próximo sábado. Los precios son una auténtica locura, mirad el pantallazo de la página oficial del Madrid:

entradas RM-FCB

¿375 euros la más barata, en el cuarto anfiteatro del fondo? ¿600 euros cada entrada en el 2º anfiteatro lateral? Lo de los palcos VIP Gold ya es de escándalo, de lujo asiático. Supongo que por esos 1.400 euros por cabeza, te incluyen el servicio de catering y mamada completo. Qué salvajada, no me imagino a alguien pagando 375 euros para ver el fútbol así:

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Nos estamos volviendo locos. O Florentino se está volviendo loco. Pero Flo puede ser muchas cosas, pero lo que no es, es un descerebrado. Todo lo que hace tiene sentido. Sentido económico, quiero decir. El deportivo le da igual. No le importa cargarse las competiciones, como ya hemos hablado en este blog («Pues no creo que lo celebre demasiado» o «¡Cuidado! Futboleros en el basket«) si eso le va a reportar más beneficios. No le importa desmantelar un equipo si eso le va a suponer fichar al jugador de moda y vender más camisetas. No le importa quedarse sin títulos si el superávit del club mejora el de año anterior.

A los aficionados sólo nos importa el equipo, el juego, el componente lúdico del fútbol. Por eso nos cabrea tanto lo que ocurre cuando llegan partidos como este, o como los de Champions. Que nos privan del espectáculo, de la posibilidad de ir al fútbol. Ya ni te cuento si quieres ir con tu hijo. Ese mes tienes que renunciar a comer. Y sinceramente, no merece la pena.

¿Quién puede pagar esos precios desorbitados del Madrid-Barça? Está claro que está fuera del alcance de los fulanos, curritos o particulares. Estos precios sólo pueden pagarlos las empresas para atender sus compromisos con clientes. Muchas empresas tienen ya sus carísimos palcos para sus «relaciones comerciales», pero siempre les pasa lo mismo, que los clientes se pegan por un Madrid-Barça o Madrid-Atleti, pero se cabrean si les invitas «sólo» a un Madrid-Córdoba o un Madrid-Rayo. Con todo el respeto del mundo para estos equipos modestos cuyos méritos son muy superiores a los de mi equipo del alma.

Así que los Madrid-Barça están solicitadísimos, mientras que para el resto de partidos el palco se convierte en un lujo muy caro de mantener. Por eso muchas empresas prefieren echar el resto en estos cuatro o cinco «partidos del siglo» que tenemos cada temporada. Y entonces surgen los chanchullos, los abonados que venden ese partido porque se pagan casi toda la temporada con él, o los reventas poniendo los precios más por las nubes aún. En las mismas puertas del Bernabéu reparten octavillas de «agencias» ofreciendo esa recompra de abonos y entradas, para luego revenderlas por el triple. Total, que los mortales, los aficionados de verdad, ni nos planteamos ir a un partido de estos.

Josean indica con acierto que buena parte de esos compromisos con clientes, lo son con la administración pública, y eso le escandaliza más, porque evidentemente esas atenciones, esos favores, recordad el post de «El Padrino«, no son gratis. Dice que sólo su empresa va a llevar a siete concejales de provincias, que han solicitado «amablemente» que les inviten, dentro del marco de esas relaciones comerciales tan fructíferas entre empresa y Ayuntamiento. Nunca he entendido cómo tienen el valor de hacer esas peticiones: «Oye, tronco, que verás, que me gustaría que me llevaras a ver el Madrid-Liverpool por la cara. Ya luego, si eso, hablamos del modificado de la obra, ¿eh?». Quizás parta del propio empresario. Claramente un gasto comercial o de representación. Seguro que muchas empresas hasta lo consideran deducible. ¡Joder, que pagamos el 30% entre todos! ¿Y qué factura presentan? En fin, son preguntas retóricas, no espero obviamente una respuesta.

Todo esto lo sabe muy bien Florentino Pérez. Tiene clarísimo que las empresas van a terminar pagando esos precios salvajes que ha puesto el club. Las empresas del Ibex-35, sus filiales, y otras muchas que ni siquiera tienen ese tamaño, se van a dejar una buena pasta en las gradas del Bernabéu el próximo sábado. Josean dice que le encantaría que algún periodista de investigación grabara una panorámica de las gradas e identificara después a las personas y sus acompañantes. Sería un ejercicio tan clarificador para el ciudadano como el de las tarjetas black. Mira, dos concejales de Urbanismo de esa capital castellana con dos tíos casualmente de una constructora. El alcalde de una importante ciudad cántabra con el Director Comercial de una empresa de servicios urbanos. Altos funcionarios del Ministerio de Fomento con jefazos de las filiales de las cinco grandes constructoras. Un escándalo más, ya ni siquiera nos indignamos.

Alguno todavía se preguntará por qué hay tanto silencio a veces en el Bernabéu, por qué la gente no se desgañita contra el árbitro o el rival, como en los viejos y buenos tiempos. Pues es evidente, porque hay cientos de políticos callados en las gradas sin ganas de dar el cante, acompañados por tipejos de las principales empresas a los que ni siquiera les gusta el fútbol.

Por todas estas razones, cada vez me asquea más este deporte. Este año hice un intento de ir a la final de Lisboa. El intento me duró muy poco, en cuanto empecé a ver precios y el reparto mafioso de las entradas. Para empezar, la UEFA, esa panda de mafiosos consentidos por todos los gobiernos europeos, se quedó con 27.000 de las 61.000 localidades. Luego, a cada equipo se le daban 17.000 entradas. Pues bien, Florentino se quedó 5.000 para «compromisos» (50 por jugador, ¡50 para unos millonarios!, patrocinadores, negocios,…). Es decir, los aficionados quedaban una vez más relegados a un segundo o tercer plano. Pero es que además, Josean me contó cómo en su empresa se pagaron cantidades astronómicas (entre 1.500 y 2.000 euros por entrada) para llevarse a unos hijos de puta con todos los gastos pagados. Asco de gente. Supongo que entre los 17.000 aficionados «teóricamente» madridistas, habría menos de la mitad que realmente lo fueran.

¿Cómo vi el partido al final? Pues como todo el mundo, en casita o en un bar con unos colegas. Con la conciencia tranquila, eso sí, y disfrutando como un enano. No me canso de ver el gol de Sergio Ramos, perdonad que lo ponga de nuevo:

 

Por cierto, el detalle más asqueroso de la final fue la felicitación de Flo a Aznar después del segundo gol del Madrid:

 

Es otra vez una metáfora: el fútbol y la política se dan la mano. Qué asco, en momentos así se tambalean mis convicciones madridistas. Josean, Travis y Lester, nos vemos el sábado en el bar, que Florentino y Bartomeu también se han encargado de que no podamos ver el fútbol en casa.

Cara BarneyCara Josean

5 comentarios en “La locura de las entradas del Madrid-Barça, por Barney y Josean

  1. Me da vergüenza. Me da vergüenza el gasto obsceno… ya comprar un bolso de 200 euros me parece un exceso. Sobra mi opinión en gastar más de 60 euros por ver fútbol .. Esta semana esta dedicada a las misiones…¿cuanto se podría hacer con…¡una entrada!? Treinta euros dan para comprar durante unos meses complejos nutricionales que tantos niños necesitan ( os puedo dar nombres ) , para hacer analíticas o radiografías allá donde la «seguridad social» no existe. Jo. Me da tanta vergüenza .. no hay modo de justificarlo. No quiero hacerlo claro.
    Puestos a gastar mejor en algo bueno y práctico. Gastar para otros que necesiten. Al fin y al cabo nunca se vio un camión de mudanzas detrás de un coche fúnebre.
    Llamadme si queréis gastar en radiografías ajenas…

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    • Completamente de acuerdo, Betania, es una obscenidad, de ahí que en cierto modo lo denuncie. Y digo «en cierto modo» porque ni siquiera quiero criticar a la gente que decide malversar sus ahorros en este tipo de eventos, allá cada cual, critico que se usen para la compra de favores, que esos precios prohibitivos sean para apartar al verdadero aficionado y poblar las gradas de mindundis y babosos venidos a más que se buscan el modo de ir de gorra a un espectáculo (iba a decir «único») impresionante. Por cierto, las comparaciones son odiosas, y ahora que se habla tanto del ébola, Médicos sin Fronteras informa de que con los 375 euros de la entrada más barata se pueden comprar 25 trajes de protección biológica o un kit para tratar a un paciente durante 12 días. No tiene justificación, como dices.

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  2. Estimados Josean y Barney,
    Interesante reflexión una vez más, pero dejarme que aporte mi humilde punto de vista. Como ya he comentado en alguna otra ocasión, cuanto más simplifiquemos más nos podremos acercar a «la realidad». Pongo entre comillas «la realidad» porque es otra cuestión a debatir y reflexionar, pero lo dejaremos para otra ocasión. Creo que es obvio y no quiero perder el tiempo en reflexionar en el pan y circo con que nos distraen mientras los corruptos y los políticos nos roban la cartera. Quiero aprovechar esta oportunidad para reflexionar sobre la metodología que emplean las élites para mantener su estatus y su dominio sobre las clases medias y bajas que está muy relacionado con la industria del entretenimiento.
    Los hombres que habitamos la tierra hoy en día, somos los descendientes de los listos de la manada que se dieron cuenta que imitando los hábitos de los machos alfa, tenían más posibilidades de engañar a las hembras en edad fértil para copular con ellas y como consecuencia perpetuar sus genes. Además, los listos de la manada se dieron cuenta que colaborando con sus semejantes se incrementaban sus posibilidades de cazar, alimentarse y como consecuencia sobrevivir. Aquellos individuos que no supieron colaborar y/o imitar la conducta de los líderes de la manada, tendieron a extinguirse. Durante miles de años el hombre repitió esta conducta hasta formar parte del subconsciente colectivo. De la misma manera que heredamos de nuestros ancestros sus rasgos físicos, también heredamos parte de su conducta, o hábitos. A dónde quiero llegar, es que las élites son expertos en el arte de dominar el conocimiento de la conducta humana y sus debilidades para sacarlas provecho y que el fútbol o el cine actual no es más que otra representación de este dominio.
    Las élites buscan un macho alfa que sirva de modelo aspiracional para que las masas se sientan identificadas y traten de imitarlo al igual que hicieron nuestros ancestros. En la antigua Grecia estos machos alfa eran los héroes o semidioses, personas de origen humilde que son elevados a la categoría de semidioses por sus acciones heroicas. La religión ha empleado a los santos y la industria del entretenimiento utiliza a Cristiano Ronaldo o a George Clooney o Hannah Montana, o como se llame. Por cierto, la industria del consumo es consciente que cuanto antes se inicia un individuo a una adicción más cuesta salir de ella, no envidio la difícil tarea que tenéis los padres para educar a vuestros hijos en estos tiempos de influencia masiva y sin escrúpulos.
    Cuanto más se sabe, conoce y se escucha de estos machos alfa más se quiere saber. La naturaleza humana busca puntos en común con los líderes de la manada. No nos sorprende a nadie ver la cantidad de jóvenes que se peinan y tratan de emular a Ronaldo, por el mismo motivo no nos debe sorprender que miles de personas paguen cantidades astronómicas por ver un Madrid-Barça.
    Otra debilidad humana que explota el fútbol es la necesidad del individuo de pertenencia a un grupo. Un individuo en Brasil se siente cercano a otro en Madrid por el simple hecho de compartir un sentimiento, sea este más o menos artificialmente creado. En los tiempos de la globalización, un equipo o jugador chino o japonés no tienen ninguna posibilidad de competir con el Madrid o Ronaldo.
    Podríamos seguir con las mil y unas debilidades de la naturaleza humana y de cómo las élites se sirven de ellas, pero vayamos a la debilidad relacionada sobre la que reflexionáis.
    La debilidad o necesidad de sentirse importante, exclusivo, por encima del resto, de tu vecino, para hacer y vivir experiencias como puede ser asistir a una final de la Champions o un Madrid-Barça que ahora quiere rebautizarlo como «Clásico», otra patraña más de los medios al servicio de las élites. Los primeros en promover el absurdo e irracional de la conducta de la gente son los propios servicios de marketing del Madrid que con este caso o como cuando fichan un jugador se encargan de propagar las ventas de tropecientasmil camisetas, o la conducta de miles de usuarios de Apple haciendo cola en sus tiendas. Es una manera de las élites de generar una corriente de conducta en las masas con el único propósito de llenar sus carteras a costa de las nuestras. Lo que no cabe duda es que los descendientes de los listos hemos pasado a ser los borregos mansos de los más listos que nosotros. Sólo me queda decir que conmigo que no cuenten.
    Muchas gracias por vuestra atención.

    Un saludo,

    Dagos Elva

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    • Jobar, Dagos, yo sólo hablaba del escándalo que suponen estos precios y cómo entre la política y los intereses económicos se están cargando el fútbol, y tú te cuestionas la historia entera de la Humanidad. Es cierto, simplifiquemos, como dices. La historia de la Humanidad es una historia de ricos y pobres, de nobles y plebeyos, de reyes y súbditos, y en este circo del fútbol, de equipos grandes y modestos. Pero de historia no entiendo gran cosa, así que me limitaré a hablar de lo que me gusta. Me quedo con la parte lúdica del juego, si nos dejan Florentino y compañía. Por eso mis posts sobre cómo se están cargando la parte festiva del juego para beneficio de unos pocos.

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