Una mentira repetida mil veces no termina convirtiéndose en verdad. Por muchas veces que se repita. Que el Barça sea el equipo de la cantera y el Madrid el de los millones es una simpleza de tal calibre que cae por el propio peso de las pruebas. Cierto es que Florentino no ayuda a cambiar esta opinión por su empeño en desprenderse de los buenos jugadores de la cantera para traerse a supuestas estrellas extranjeras que en buena parte de los casos aportan más impacto mediático y venta de camisetas que verdadero buen fútbol, pero lo del Barça, con sus «valors» y su «La Masía no se toca», es un negocio que se parece más a una red de tráfico de menores en toda regla.
Para empezar, la sanción de la FIFA al Barça por el fichaje de menores ya nos da una pista del tipo de artimañas que manejan los que dicen ser “mes que un club”. Últimamente, cada vez que oigo esta frase me acuerdo del Club Financiero Inmobiliario de Jesús Gil, «más que un club»… para defraudar millones ilícitos. La sanción se debe al incumplimiento del artículo 19 del Reglamento del Estatuto y la Transferencia de Jugadores, que prohíbe fichar menores de edad de otros países ajenos al club, salvo tres excepciones:
- Que los padres del futbolista se hubieran mudado al país en cuestión con anterioridad.
- Que el jugador tenga entre 16 y 18 años y pertenezca a algún país de la Unión Europea.
- Si el chaval vive a menos de 50 kilómetros de la frontera y el club que le ficha también está ubicado a menos de esa distancia.
Ninguna de estas circunstancias se cumple en buena parte de los fichajes de los equipos inferiores del Barça, del Madrid, del Atleti, y de tantos clubes ingleses y alemanes. El Nantes y el Chelsea ya fueron sancionados por hechos similares a los que en 2014 supusieron la sanción al Barça, ese club que se siente perseguido por las instituciones (UEFA, Agencia Tributaria, Fiscalía Anticorrupción, tribunales brasileños) en todas las cuales encuentra «una mano blanca».
Ese equipo que tanto presume de su cantera se ha desprendido en los últimos años de numerosos jugadores que estaban llamados a continuar la brillante etapa de éxitos que comenzó hace una década: Nolito, Tello, Thiago Alcántara, Deulofeu, Fábregas, Pedrito, Víctor Valdés,… Y cualquier día Montoya, Rafinha, Sandro y Munir. Estas salidas están motivadas por la apuesta del club por los fichajes millonarios que tanto critican en el eterno rival: Neymar y sus millones crecientes (¿50, 88, 150, 200?), Luis «Mandíbulas Extremas» Suárez (88 millones), Ibrahimovic (70), Alexis Sánchez (42), Fábregas (fichado del Arsenal por 45 millones), Bravo, Ter Stegen, Vermaelen, Mathieu, medio Sevilla (Alves, Keita, Adriano, Rakitic, Aleix Vidal), hasta una mediocridad como Douglas en lugar de apostar por Montoya. Todo eso por no recordar los «aciertos» de Guardiola con la billetera, que con los buenos resultados a todo el mundo se le olvida lo malo que era fichando: Hleb, Chygrinsky o Martín Cáceres.
La década de éxitos azulgrana no comienza con una irrupción brutal de la cantera al estilo de la llegada de la Quinta del Buitre al primer equipo del Madrid. No, comienza exactamente cuando debutó Messi. “¡Pero Messi es de la cantera!”, dirá alguno. Sí, claro, nacido en el Prat de Llobregat.
Como todo el mundo sabe, Carles Rexach fichó para el Barça al mejor niño de Argentina cuando contaba solo 14 años de edad. No cumplía ninguna de las condiciones del artículo 19 de la FIFA. Como no se podía fichar menores, buscaron la vida a la familia y le costearon el tratamiento a base de hormona de crecimiento. El Barça suele defenderse diciendo que lo que ofrece a los jugadores es una formación, estudios, residencia,… Claro, Messi es un académico de la Lengua, como todo el mundo sabe, con altos conocimientos de fiscalidad. ¡Chorradas!
Messi es el mejor jugador de los últimos ¿veinte, treinta años? Sin discusión. Ya que se le compara tanto con Maradona, convendría recordar que el Pelusa debutó en la Primera División argentina a la temprana edad de 15 años. Messi con 14 ya era un crack, aunque le faltaba el físico. Nada que no pudiera solucionarse con la química. No fue un jugador que se formara en La Masía, como han repetido tantas veces los cantamañanas culés, sino que ya era grande antes de llegar a Barcelona. En caso contrario, el Barça no se hubiera dejado los cuartos en él y en su familia. Por altruismo no lo hicieron desde luego.
Los madridistas nos enorgullecemos de Raúl y de su carrera, y muchos hablan de él como si fuera el resultado de lo que algunos llaman «La Fábrica». Pero no podemos olvidar que el madridismo debe a Jesús Gil (sí, a Jesús Gil) que Raúl acabara en el Madrid. Algunos no quieren ver este vídeo de cuando el chaval tenía 15 años y se hizo famoso por sus cifras goleadoras en los equipos inferiores del Atleti:
Gracias a la mezquindad de Tal y Tal y al cierre de la cantera del Atleti, Raúl acabó en el Madrid, y apenas un par de años después debutaba en La Romareda, con 17 añitos. El resto es conocido por todo aficionado que se precie.
Me cabreo cuando oigo a algunos decir: “pues España le debe un Mundial a La Masía”. No, ni de coña, no compro ese argumento. Para empezar, ese tipo de frases vuelven al estúpido argumento de responsabilizar a una parte de los éxitos o fracasos del todo, y con la selección, la que fuera nuestra sagrada selección (márchese, señor Marqués, déjelo ya), no quiero entrar en debates de si se le debe más a uno o a otro. Los madridistas podríamos argumentar que gracias a que Casillas sacó los dos balones que el agujero creado por Piqué y Puyol habían dejado en el centro sobrevivimos hasta la prórroga. O que Ramos y Alonso le dieron al equipo el empaque que necesitaba ante los leñadores holandeses. O que si realmente alguien mereció ser destacado individualmente en lo que es un deporte de equipo, estos solo podrían ser Villa y Casillas.
Pero no quiero entrar en ese debate, sí en el de la influencia de La Masía. Esta fue la alineación de aquel glorioso 11 de julio de 2010 en Sudáfrica: Casillas, Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila, X. Alonso, X. Hernández, Iniesta, Busquets, Pedro y Villa. Luego salieron Jesús Navas, Fábregas para reforzar el centro, y Torres para igualar el partido y que ambos equipos jugaran con 10. Habrá quien diga: “6 de la cantera del Barça, 7 con los cambios”. 7 de 14, y salvo Iniesta, no los decisivos, pero no entro en ese debate, sí en el de la cantera.
Bien, analicemos algunos de estos jugadores tan de los Paixos. Sergio Busquets llega a la cantera del Barça con 16 años, los mismos que tenía Cesc Fábregas cuando llegó al Arsenal, o los que tenía Odegaard cuando llegó a no se sabe qué al Castilla. ¿Es Odegaard un tío de la cantera del Madrid? Por supuesto que no. Se ha pagado una cantidad vergonzosa por un tío que despierta más dudas que otra cosa. Pero el argumento va por ahí: si decimos que Busquets es de la cantera culé, tendremos que convenir que Fábregas es producto de la factoría Wenger, ¿no? Y no es así, Fábregas es 100% de La Masía, y Busquets se formó en el Tarrasa.
¿Y Pedrito? Porque con ese acento canario no le veo muy de las Tierras Altas del Ampurdán. Claro, es que llegó al Barça B con 17 años, después de anotar 35 goles en el juvenil del Club Deportivo San Isidro. Es decir, un jugador hecho y derecho, formado y listo para que se le diera una oportunidad. Con esa edad llegó Piqué al Manchester y no creo que a Ferguson se le ocurriera decir que era un producto de su cantera. Así que realmente de la cantera culé salieron Piqué, Puyol, Xavi, Fábregas e Iniesta, y este último, que llegó de Albacete a La Masía con 12 años, porque algunos linces del Madrid no lo quisieron por su aspecto débil, al estilo de ese personaje enfermizo de los Simpsons.
Así que no exageremos los méritos ni mitifiquemos a una Masía que si algo ha sabido hacer bien es fichar menores, tantos que por eso les han sancionado. La investigación de la FIFA detectó hasta diez incumplimientos en fichajes de menores por parte del F.C. Barcelona. Ahora mismo el club tiene un problema con dos coreanos, llamados Lee Seung Woo y Paik Seung-Ho (seguramente de Sabadell y San Cugat), a los que la FIFA niega la licencia federativa precisamente por las condiciones de su fichaje. Los jugadores se están poniendo nerviosos, porque han alcanzado la edad de debutar como profesionales y no se les permite jugar. Llevan ya seis años en el club, desde que eran críos de 12 años, y sus familias y agentes quieren que empiecen a cobrar como profesionales.
Los agentes de futbolistas, ahí está el problema. La pasta que se maneja en el fútbol. Esta entrada no trata solo de criticar la política de cantera y absorción de menores del Barça, sino el sistema en sí. En la segunda parte hablaremos del Madrid, del resto de clubes, de la manga ancha de los golfos de la FIFA y del daño que estas políticas están haciendo al deporte de élite.
Tú no tienes ni idea de lo que hablas, en primer lugar, Messi llego al Barsa con 12 años. Después para considerar a un jugador de la cantera tiene que jugar 2 años en la cantera del mismo (normas de la FIFA). Antes de hablar infórmate un poco, merengue.
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Vamos a ver, supuesto Messi. He tenido que corregir las faltas de ortografía de tu comentario, poner acentos, puntos y comas, y quitar las descalificaciones, porque en este foro intentamos mantener el respeto ante todo. Y un estilo mínimo para que el texto se pueda publicar.
Según la Wikipedia, Messi debutó en las categorías inferiores del Barça (ese error ortográfico te lo he dejado) con 13 años, y tienes razón, hay un gazapo porque puse 14, confundido por esa ficha de Messi de 2002 que supongo que conocerás, igual que yo. Sí, la que ya tenía cara de gañán, pero parecía un niño inocente, no como cuando ahora sale de los juzgados. Me importan poco las normas FIFA para lo que el artículo trataba de contar: el tráfico de menores, el fichaje de niños con unas edades en las que se les debería proteger mucho más. El fichaje de Messi es un caso más, léete la historia de la servilleta de Rexach, y ese contrato (sí, contrato, algo irregular e ilegal a todas luces) que hicieron saltándose todo para asegurarse a un chaval que prometía lo que luego fue. Se le dio un trabajo al padre con un salario de 7 millones de pesetas, y que no me cuente nadie que fue por sus conocimientos futbolísticos. Se le pagó el tratamiento a base de hormona de crecimiento, lo que fuera para atar al chaval, porque este chico ya era un jugadorazo y el Barça te aseguro que no lo hizo por altruismo. Léete también cómo una empresa argentina denunció el fichaje plasmado en esa servilleta y reclamó su comisión en tribunales. Y para que veas que pese a ser «merengue», trato de ser objetivo, léete la segunda parte, en la que critico y mucho esta misma política cuando quien la practica es el Madrid. Hasta otra, un respetuoso saludo.
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