Yo también fui Pilarista

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Aunque solo estudié un año en el Colegio del Pilar de Castelló, lo cierto es que desde el primer día me sentí integrado y «Pilarista». Aunque no llevara diez o doce años como varios de mis compañeros. Sabía que iba a un colegio que había sido importante en el pasado, por el que habían pasado varios ministros del gobierno de Suárez, o gente cercana al poder, pero también mi padre o mis hermanos, o miles de personas que no habían destacado especialmente en sus profesiones. Lo sabía, pero como cuando tienes diecisiete años eres un empanado que solo está pensando en cómo estarán de buenas sus compañeras de clase, la verdad es que no era consciente.

Corría el año 87 (Promoción del 88) y la política me interesaba menos que el deporte, las chicas o el cine, así que apenas sabía de la importancia de alumnos ilustres como los Solana o Rubalcaba. No tenía ni idea de quiénes eran Villar Mir o Abelló, Aznar y Villalonga no eran todavía quiénes llegarían a ser, y Sánchez Dragó, Alfonso Ussía o Luis Antonio de Villena no estaban entre mis escritores de cabecera. Para mí era poco más que un colegio (que parecía una iglesia) en el que completaría mis estudios antes de llegar a la Universidad.

Hoy me he decidido a escribir al ver el programa de Jordi Évole, pero sobre todo, después de leer algunos de los comentarios vertidos en Twitter, en #ElSecretoDelPilar. Sé que dejarme llevar por las «tuinterías» es una estupidez por mi parte, porque el que quiere ver lo que no hay lo va a ver, se lo cuenten como se lo cuenten. Einstein dijo que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio, y buena parte de los tuiteros que he leído hoy están sobrados de prejuicios. Alguno ha dado buena muestra de su ignorancia o desconocimiento de la España de hace cincuenta años al tuintear: «¿Por qué no salen mujeres?»

El programa empieza informando de que el colegio ha declinado participar en el mismo, sin dar una sola explicación. El que esto escribe, que mantiene una buena relación con algunos antiguos alumnos y con miembros de la Asociación (alguno de los cuales me ha manifestado su admiración por Jordi Évole), sabe lo que hay detrás y el nulo interés del colegio por aparecer como lo que se pretendía: un retrato de la élite. Se buscaba el morbo, el sensacionalismo, la casta, los amiguetes, y lo cierto es que el programa lo ha logrado en menor medida de lo que seguramente pretendía.

A otro compañero le planteé una apuesta que no quiso aceptar, seguramente por ser ventajista por mi parte: «¿qué te juegas a que sacan una foto de Franco?» Efectivamente, ahí estaba, al lado de un crucifijo. Da igual que los antiguos alumnos que hablaban en el programa pertenecieran a promociones anteriores al 70, había que desprender ese tufillo clasista y franquista. Una pena. Era innecesario. Pero es a lo que nos tienen acostumbrados los medios, a la manipulación. Hace unos meses utilicé un vídeo de Salvados como ejemplo de cómo dos cadenas del mismo grupo podían usar las mismas imágenes para transmitir una idea y la contraria (Periodismo a vuelapluma).

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Llevamos 40 años de democracia, a razón de entre 200 y 240 alumnos por promoción, lo que supone unos 8.000 a 10.000 alumnos. Podían haber hecho un muestreo de nociones democráticas o ideología entre esa amplia variedad, y a lo mejor La Sexta y los chicos de Salvados se hubieran llevado una sorpresa.

Desde que empezó Salvados soy seguidor de este programa. Y lo voy a seguir siendo. Si algo aprendí yo en el Pilar fue precisamente a pensar por mi cuenta, a elegir libremente entre todas las influencias que recibía. «La verdad os hará libres», es el lema del colegio escrito en el arco de entrada. De aquella época tengo amigos de derechas, de izquierdas, moderados, de todo. Un heavy, un mod, varios pijos, de todo. Hasta un compañero de clase, tontorrón adolescente él, niñato de papá, con su motaza y sus perennes Ray-ban, que nos repartía propaganda del Frente Nacional. Y sí, era y es un colegio religioso, perteneciente a los Marianistas, y tengo compañeros que pertenecen a los Kikos y compañeros que no han vuelto a pisar una iglesia desde que dejaron el colegio. Había una amplia variedad, lo cual demuestra el escaso adoctrinamiento al que se nos sometía.

Cualquiera que siga este blog habrá visto la nula simpatía que tengo por la derecha, así que no me considero sospechoso. No vivía en el barrio de Salamanca, sino a las afueras de Madrid. No me llevaba un chófer al cole en coche, ni una tata, sino que como tantos otros compañeros me cogía un autobús y el metro a Núñez de Balboa. Casi una hora de trayecto para llegar a las clases del Chisco, el Bru o el Rufo. Y lo recuerdo con cariño, sin ese sentimiento de pertenencia a una élite que hoy intentaba mostrar el programa.

La periodista Eva Belmonte, que ha intervenido en varias ocasiones en el programa, tiene desde hace tiempo una página que recoge una apabullante labor de investigación de los antiguos alumnos del Pilar. Le aplaudo el mérito. El problema es cuando añade sus juicios de valor tipo «herederos del franquismo«. Me cagüenmicalavera, ¿nosotros, herederos del franquismo? Nada más lejos de la realidad, señora. Que han pasado ya cuarenta años, que ha habido miles de estudiantes desde entonces. Miles de librepensadores que en su mayoría no han rascado ese poder que se nos supone. Que sí, que hace medio siglo un colegio en pleno barrio de Salamanca y con la falta de libertad existente forzosamente tenía que albergar a estudiantes hijos del poder establecido, pero que esos tiempos afortunadamente ya han pasado.

Criticar es muy sencillo. Yo mismo podría coger el lema del colegio y, pese a que sea una frase del Evangelio de San Juan, compararlo con el lema en la verja a la entrada de Auschwitz: «El trabajo os hará libres». Y luego establecer comparaciones, como pretendían en el programa. O podríamos añadir más «tuinterías» como que, ya que por sus aulas pasaron Jorge Sanz y Adriana Ugarte, es el colegio de los actores de moda o sandeces similares.

20151025_202647El programa podía haber destacado la condecoración que la Asociación de Antiguos Alumnos ha dado este año a ese insigne prohombre de la derecha y heredero del franquismo que es… Alfredo Pérez-Rubalcaba. Ah, no, que no interesaba, que se salía de la línea del programa. Esta condecoración supuso varios encendidos debates entre los alumnos, unas mil cartas a la asociación, e incluso un artículo de Alfonso Ussía en La Razón. En él destacaba la buena ortografía de las misivas y el empeño por su correcto uso al que nos acostumbró el profesor Augusto Barinaga, el mismo que tuve yo en ese año de 1988, el de su jubilación. La revista Soy Pilarista, que han dirigido periodistas de tan variado espectro ideológico como Juan Luis Cebrián o Luis María Anson, le dedicó en mi año este artículo que adjunto.

Yo me quedo con lo que el colegio me aportó. Una buena enseñanza, grandes profesores, enormes compañeros.

Se dice, se comenta, se rumorea… que en la revista del colegio había alumnos que escribían estupendamente bien y que hablaban de temas que a mí ni se me pasaban por la cabeza. Estaríamos en Picazo tomando unas cañas o en los billares. Andrés, Jaime, el otro Andrés, Paloma, Cristina, Pancho,… Los redactores de la revista, que me sacaban varios años de madurez, que no en el carné.

Se dice, se comenta, se rumorea… que el grupo de teatro es modélico en todos los sentidos. Sus obras llenan siempre, no desmerecen de muchos espectáculos que he visto en teatros de la Gran Vía y la recaudación tiene fines benéficos.

Se dice, se comenta, se rumorea… que los campeonatos escolares (con algunos equipos con décadas de historia a sus espaldas) forman parte del ADN del colegio del mismo modo que el incombustible Nacho Medina, el Jordi Hurtado del Pilar.

Se dice, se comenta, se rumorea… que aunque solo estuviera un año entre sus muros guardo un gran recuerdo de aquella etapa, y no desaprovecho ninguna de las ocasiones que se nos brindan de volver a juntarnos y descubrir cómo la alopecia y los michelines se apoderan de nosotros, mientras que aquellas chicas por las que suspirábamos a finales de los ochenta, al igual que el vino, han mejorado con el paso de los años.

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Cara Josean

 

 

 

Un comentario en “Yo también fui Pilarista

  1. Está claro Josean que estos medios solo inciden en aquellos temas con carnaza política; olvidsate de un programa sobre los exitos cientificos, deportivos de ese colegio. Seguro que el Pilar, como dices, tuvo muchísimas mas facetas pero en la sexta ( por un lado, qué decir de otras tv tendenciosas tipo ínter economía, cadena Ser etc) solointeresa contar ciertas informaciones que hagan remover la mala leche de «sus» fans ( y venderlo como periodismo arriesgado y de altura). Es como si alguien analizase al Real Madrid por los negocios cocinados en su palco, lejos de los sentimientos que teníamos los chavales de Vallecas o alcorcon por imitar en nuestros coles o descampados a las figuras del Madrid.

    El otro dia entrevistaron en la SER a Marcos Munstock, la voz frofunda y a Carlos Nuñez, insigne teclista, de les Luthiers y lejos de hablar de su éxito humorístico o de la reciente desaparición del gran Rabinovich, solo preguntaba el periodista por la situación política en España, los casos de corrupción del PP, si pensaban que volvería a presentarse Rajoy……. ¡¡Basta ya!, la información debe ser algo más que la política sensacionalista…..

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