Barney, 23 de junio de 2018
Ayer, durante los noventa y ocho minutos del Brasil-Costa Rica, Neymar Jr. desplegó todo ese repertorio que lo convierte en un jugador indeseable para el Madrid. Creo que no se dejó ninguna acción antideportiva sin realizar.
Que tiene una calidad técnica indiscutible, desde luego, que está llamado a suceder a Messi y Cristiano Ronaldo en los Balones de Oro, también, pero yo no quiero verlo en el Madrid ni en pintura. Prefiero tenerlo enfrente, por muy insoportable que esta alternativa resulte.
Durante el partido del Mundial de ayer por la tarde, se dedicó a protestar todas y cada una de las jugadas, a recriminar a sus compañeros, a pedir tarjetas con ese gesto tan característico que aprendiera durante sus años en Barcelona, y por si el recital de quejas no hubiera sido suficiente, se quedó esperando al árbitro en el descanso en el túnel de vestuarios para seguir reprochándole que no le hiciera caso en cuanto a las tarjetas, «a mí, a Neymar», al tipo acostumbrado a que todo su entorno le ría las gracias y le lama el culo rastreramente.
Esa actitud tan despreciable, por cierto, es la misma que mostró Leo Messi en el último Clásico de la temporada (¡Gladiator!), recriminándole a Hedióndez Hedióndez la expulsión de Sergi Roberto: «¿vos no sabés que está pactado que no se puede expulsar a jugadores del Barça en La Liga?» Intentando condicionar al árbitro, que luego vimos que funcionó (gol del Barça en falta, y penalti escandaloso de Jordi Alba a Marcelo no concedido).
Ayer Marcelo se tuvo que llevar a Neymar al vestuario de la canarinha, pero aun así este seguía erre que erre con sus protestas. Insoportable. Y quizás tanta presión al árbitro funcionó porque a mediados de la segunda parte, el holandés Kuipers señaló penalti por un piscinazo infame de Neymar en el área de Costa Rica. Menos mal que en el Mundial está funcionando un VAR bastante más serio que el que esperamos en España (ojalá me equivoque, pero aquí el VAR no funcionará), y el colegiado rectificó su propio error. ¿Veremos esto en España? ¿A un árbitro ignorando las zambullidas de Suárez, o de Cristiano, que también las hay, o anulando los penaltis señalados al Barça? Las caídas de Neymar ante el Éibar, el Leganés o el PSG en la bochornosa robontada se habrían solucionado con tarjeta para el brasileño.
Kuipers tuvo el valor de no conceder penalti a los brasileños, pero no lo tuvo para mostrar amarilla a Neymar. Menos de diez minutos después, Neymar soltó el brazo a un jugador de Costa Rica que le había hecho falta, y no contento con eso, pues su nerviosismo iba en aumento, comenzó a insultarle a medio metro del árbitro en un perfecto español de Uruguay:
- La concha de tu madre, hijo de puta, vete a tomar por culo.
Segunda amarilla y a tomar viento tu Mundial, payaso. Pero no, siguió jugando. Tuvo un encontronazo con Keylor Navas que no fue agresión, pero que es de esas jugadas evitables, como sabe todo el que haya jugado al fútbol alguna vez. Rodillazo en el estómago al que puede ser su compañero de equipo en unos meses (ojalá el Dios misericordioso de Keylor no lo quiera). Protagonizó otro momento muy triste cuando se puso a insultar a su compañero Thiago Silva por devolver el balón a los costarricenses. Lo hizo todo, todo y todo de pena.
Como la mayoría sabrá, Brasil marcó en el minuto 91 por medio de Coutinho, y entonces se desató la última faceta odiosa del crack brasileño. Al igual que en aquella final de Copa del Rey contra el Athletic de Bilbao con el marcador ya resuelto, intentó una vacilada sobre los defensas costarricenses: su famosa lambretta, que solo hace con el marcador a favor. A mí no me parece mal que intente usar determinados recursos para esquivar a sus rivales, como la bicicleta cuádruple o el caño pisando la bola, lo que me parece vomitivo es que solo las intente cuando el marcador ya está claramente a favor y se aprecia que le da igual si le sale o no, porque el objetivo no es regatear al rival, sino vacilarle. De verdad que si soy defensa de Costa Rica ayer le meto tal viaje que iban a tener que contratar al mejor especialista del mundo en reconstrucción de tibias.
Para colmo de males, Neymar tuvo la fortuna de empujarla a puerta vacía en el minuto 97, tras una gran jugada de Casemiro y un pase-regalo de Douglas Costa. Aquí vino la última parte del show del brasileño: «¿hay cámaras? Vamos a hacer que lloro, que casi me desmayo de la emoción. Huy, no hay suficientes cámaras, me pongo de rodillas, me siento en el suelo, a ver si mi imagen da la vuelta al mundo». Detesto estos numeritos, los haga quien los haga, como el que montó Cañizares tras la final de Champions perdida en los penaltis contra el Bayern de Múnich, o el de Cristiano Ronaldo tras ganar la final de Champions con el United en la tanda de penaltis (en la que el portugués falló el suyo, por cierto). Sobreactuados, como un mal actor, como lo que son muchos futbolistas, jugadores más pendientes de las cámaras y de su imagen que del juego en sí.
Así que, como decía al principio, Neymar hizo todo lo peor que puede hacer un futbolista en un terreno de juego en poco más de noventa minutos. Pero es que fuera del terreno de juego sus precedentes me gustan menos aún. Le puso los cuernos al Santos de mala manera con toda una serie de contratos fraudulentos que han supuesto numerosas multas y condenas para el Barça y Rosell. El contrato de los 19 millones que pasó a ser de 57, luego de 88, se habla ya de 130, y puede que sea mayor con las multas por fraude fiscal y si finalmente el Barça tiene que pagar al fondo DIS. Hace tiempo que me perdí con el caso.
Al niñato brasileño y su padre, ese «artista» de las finanzas, les debió de parecer que ya estaba bien seguir al dictado de Leo Messi y buscaron más pasta y protagonismo en París. Eso sí, además de cobrar el pastón de Al-Khelaifi por el fichaje, exigieron cobrar del Barça la prima de renovación de 26 millones de euros. Acojonante, otro juicio más para el Barça. En París ya ha hecho varias de las suyas, igual que las hizo en Barcelona, y por todas estas razones no quiero verlo en el Madrid. Es mal compañero, se ha peleado con Cavani, no fue al campo el día que el PSG se proclamaba campeón de Liga, lo cual dice mucho del pájaro, y en el Barça le vimos forzar tarjetas para viajar antes de tiempo a sus vacaciones en Brasil, las fiestas, los Toiss que le rodean y cuya financiación de caprichos figura en su contrato, el cumpleaños de su hermana,… no me gusta nada de él. La tontería de comparación que hizo en pelotas cuando murió Stephen Hawking,… qué gilipollas. Y yo no me veo parafraseando a Roosevelt y a Kissinger: «sí, es un gilipollas, pero es nuestro gilipollas».
Tengo amigos que están a favor del fichaje y que me recuerdan que tampoco quería la llegada de Cristiano Ronaldo. Lo reconozco, me equivoqué. Tampoco quise a Luis Figo ni a Drazen Petrovic, y luego reconozco que se convirtieron en ídolos del madridismo. Pero les veía con una profesionalidad y una entrega al equipo que les pagaba que no le veo a este tipo, que solo responde a su propia marca.
Si el Madrid se hace con el brasileño, hipotecará el club, supondrá la salida de varias estrellas del equipo (seguro que el mosqueo de Ronaldo está relacionado con la ficha que cobrará el brasileño), creará una inflación en el resto de la plantilla, peor ambiente, nos cabrearemos con piscinazos infames, macarrismo hortera, veremos a Neymar Sr. por el club, a los Toiss por el Bernabéu, la prensa se cebará con las chorradas del jugador,… No me apetece nada. Por mucho que sea un antiguo capricho de Florentino, ya que estamos en pleno Mundial de Rusia: ¿Neymar? Niet!
Totalmente de acuerdo. No lo quiero ver ni en el Madrid ni en ningún equipo.
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Teniendo en cuenta la política de fichajes del Madrid de la era Florentino, parece que irá al Madrid. Después os comeréis todo eso que decís ahora y jalearéis sus chorradas mientras os de títulos. Jaleasteis el dedo de Cagourinho olvidándoos de ese supuesto señorío del que siempre presumíais o las mechas de Ronaldo, etc. O aún ganando rompéis esa tradición de hacer el pasillo al campeón y negáis con excusas peregrinas ceder el estadio para la final de la Copa del Rey, o echáis de mala manera a estrellas del club como Casillas, Raúl, Hierro o Del Bosque, en fin, si levantara la cabeza Don Santiago Bernabeu …
Por cierto, haces una entrada de Neymar y te las apañas para hablar del Barça, unbelievable.
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«Haces una entrada de Neymar y te las apañas para hablar del Barça». Pues por supuesto, porque de los 5 años que el brasileño lleva jugando en Europa, 4 han sido para los culés. Y pongo a caldo a Neymar y a su padre mucho más que al Barça, puesto que después de dejarse querer y poner al club patas arriba (con varias imputaciones y juicios como herencia) va y los traiciona por más pasta. Por eso dudo mucho que vaya a jalear sus chorradas, como dices. Igual que no jaleo las mechas de Ronaldo ni el dedo de Mou, no creo que me lo hayas leído nunca.
Con lo que me parto de risa es con eso de «romper la tradición de hacer pasillo al campeón», cuando Zidane lo explicó perfectamente en rueda de prensa: el Barça tuvo la oportunidad DOS VECES de hacérselo al Madrid (tras la Supercopa de Europa y tras el Mundial de clubes), casualidades, y no quiso, luego, ¿por qué iban a hacérselo? «Porque no competimos ese trofeo», dijo Valverde. Otra mentira: el Barça hizo pasillo hace años al Sevilla tras ganar la Europa League y Valverde como entrenador del Villarreal también se lo hizo al Barça tras un triunfo (creo) en una Champions que no disputó. El Barça no lo hizo porque estaban muy dolidos con el 1-5 de la Supercopa de España, pese a De Burgos Bengoechea. Pero tranquilo, no voy a intentar convencer a ninguno de los que tenéis la opinión formada de antemano, con la ayuda de los Carroñas, Rebaños, Castañas y demás. Todo lo que haga el Madrid estará mal siempre, aunque si lo hace el Bara será perfecto.
Respecto al señorío de Bernabéu, tenías que ver algunos vídeos por Internet en los que se le ve rajando de los arbitrajes cuando sentía que al Madrid le estaban tomando el pelo. Justo lo que hemos sentido muchos madridistas muchas veces en estos últimos años. No quiero a Neymar en el Madrid, sus gilipolleces se aplauden en otros sitios, aquí estaríamos hasta los mismísimos cojones de él y su entorno macarra.
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