Hoy voy a ver el Madrid-Barça de un modo nuevo, como no lo había hecho nunca anteriormente: estaré en uno de los palcos VIP megapijos del Bernabéu. Oseatelojuro, hartándome de jamón serrano del bueno, con unas camareras espectaculares, bebiendo varias cervezas (con alcohol, por supuesto, porque en la zona noble sí está permitido) y tratando de que mis anfitriones me permitan disfrutar del partido y no me quieran dar la brasa con el balón en juego.
Llevo toda la semana proveyéndome de gomina y dejándome ricitos en la nuca para estar a juego con el entorno. Hasta pensé comprarme unos pantalones rojos de esos apretados que ves ahora a algunos cincuentones, pero no tengo el valor suficiente. Bromas aparte, la novedad de ir al palco a ver un Clásico me ha dado la idea de recordar en este post algunos otros modos de ver este partidazo de fútbol. Desgraciadamente no puedo ir mucho más al Bernabéu por los precios prohibitivos de las entradas, que sin embargo se venden, como hace unos pocos años cuando la más barata, 375 eurazos, me llevó a escribir sobre esa aberración. Vamos allá:
1. Con la mirada de un niño: Real Madrid 1 – F.C. Barcelona 1
La primera vez que fui al Bernabéu tenía 6 años y fue precisamente en un Madrid-Barça. Lo he buscado en esa maravilla que es Internet: 30 de enero de 1977. Tengo recuerdos en blanco y negro, seguramente porque vi las repeticiones de los goles cientos de veces en casa. A los dos minutos el árbitro señaló penalti a favor del Madrid, ¡qué tiempos aquellos en que una falta en el área se pitaba como penalti, independientemente del minuto! Recordemos los dos Clásicos de la temporada pasada y ese comentario de Valdano tras el nuevo penalti de Mascherano al limbo: «es demasiado pronto para pitarlo». Marcó Pirri, pero hacia el cuarto de hora empató Cruyff en un doble remate: larguero y gol en el rechace.
Aquel niño de 6 años recuerda poco más del partido, pero sí le quedó la fascinación por ese ambiente entregado, por el griterío de miles de personas animando a los suyos. Juró fidelidad eterna a los del blanco. Con la adolescencia llegaría la manía infinita a todo lo azulgrana.
2. Con el cuchillo entre los dientes: Real Madrid 5 – F.C. Barcelona 0
La temporada 1993-1994 el Barça de Coladevaca Romario y de Laudrup nos cascaba 5 goles en el Camp Nou. Apenas un año después, con Laudrup entre los nuestros tras abandonar el lado oscuro, el Bernabéu clamaba venganza. Lo vi en un bar con unos amigos, y creo que pocas veces hemos gritado tanto los goles como ese día. Uno y otro, y otro más,… había que llegar a cinco como fuera.
Se podían haber marcado muchos más, pero no se buscaron. Era algo simbólico, «te devuelvo la manita». Gran partido de Zamorano y una recordada celebración de Luis Enrique, quizás su última alegría con los nuestros antes de ser absorbido por las Fuerzas del Mal.
3. De cine: Real Madrid 4 – F.C. Barcelona 2
En aquellos años de los Galácticos, término que siempre detesté, el Real Madrid, o más bien su Presidente Florentino Pérez, andaba metido en algunos berenjenales de marketing que algunos aficionados no entendimos. Seguramente el Presi ya preveía en lo que se iba a convertir el fútbol moderno, un negocio enorme en el que cuenta más la pasta que los sentimientos. El caso es que nos anunciaron que el Madrid iba a sacar una película, «Real» y que la iban a estrenar en cines. Bueno, dijimos algunos aficionados, eso no me lo pierdo.
Afortunadamente no fui a verla al cine. Sin guion, sin argumento, sin alma, sin nada que contar, aunque parece que pretendiera ser la historia de unos aficionados yendo a disfrutar un Madrid-Barça (temporada 2004-2005), con sus rituales y supersticiones. Tiene mérito hacer de un Madrid-Barça algo tan soporífero como una de Lars von Trier, pero lo consiguieron. Si nos hubieran dejado los medios a mí y a mis colegas del foro de guasap «Madridistas enfermos»…
Lo de menos fue el partido en sí, porque la Liga ya estaba claramente decantada a favor del Barça y de nada sirvió el buen partido del Madrid, en el que marcaron los Galácticos Zidane, Ronaldo, Raúl y Beckham.
4. Con absoluta tranquilidad: Real Madrid 4 – F.C. Barcelona 1
No hace tanto tiempo de aquel partido, en la Liga 2007-2008, y fue el famoso día del pasillo, algo que hoy no veremos. No tiene que ser agradable para un jugador de cualquiera de los dos grandes homenajear ante su público al eterno rival, pero ahí debe estar la grandeza de los deportistas, en saber reconocer cuándo el rival ha sido mejor. Algunos jugadores de sangre caliente como Samuel Eto’o forzaron una tarjeta la jornada anterior para ahorrarse este trance. Otros, como el gran centrocampista, a la par que jardinero y opinador político, Xavi Hernández, estuvieron tocados todo el partido. Con muy malas pulgas, haciendo entradas que no había hecho nunca, terminó expulsado. Eran otros tiempos, aquellos en que los jugadores culés podían ver una roja si la merecían.
Vimos el partido con una tranquilidad inusitada. El Madrid ganaba 4-0 sin despeinarse, quedaba casi media hora, el Barça se quedaba con diez y el Madrid levantó el pie. No quiso hacer sangre. Nunca lo entendí, pero a los aficionados tampoco nos importó demasiado el gol del honor de Henry.
5. Totalmente jodido: Real Madrid 2 – F.C. Barcelona 6
Apenas un año después del pasillo y el paseo, el Madrid-Barça volvía a ser decisivo para la resolución de la Liga. Quedaban pocas jornadas para el final y el Madrid había recortado la desventaja con los de Guardiola de 12 a 4 puntos. Al cuarto de hora, Higuaín marcó a pase de Sergio Ramos. La Liga ardía, nos poníamos a un punto y la sensación era que se lograría la hazaña de remontar una liga que parecía perdida meses atrás, cuando Bernd Schuster dejó al equipo totalmente tocado.
La alegría duró poco. Ese día la defensa del Madrid estuvo peor que nunca y en pocos minutos Henry y Puyol le dieron la vuelta al marcador. Una cagada de Lass Diarra puso el 1-3 antes del descanso, y nos vinimos abajo. Recuerdo que vi el partido con mi hijo, que seguía confiando en la remontada, al igual que yo, otro de fe inquebrantable, fe alimentada con el gol de Ramos al poco de iniciarse la segunda mitad. Nada, más dura fue la caída. Más errores en defensa y los goles que empezaron a caer. Le dije a mi hijo que nos fuéramos, que nos ahorráramos ese trance, pero él, con la ilusión propia de su edad, insistía: «todavía podemos remontar». Ya con el sexto (¡encima de Piqué!), se quedó totalmente abatido. Como un niño. Como su padre.
6. Con pasotismo: Real Madrid 0 – F.C. Barcelona 4
La temporada 2015-2016 el Madrid de Benítez consiguió algo insospechado tiempo atrás: que pasara de ver el Clásico. El juego del equipo era tan horrible, se notaba a la legua que había ganas en los jugadores de cargarse al míster, se olía la sangre de tal modo que preferí el plan alternativo que me propuso mi mujer. Aunque este consistiera en algo tan alejado de mis gustos como salir de compras, a ver no sé qué historia que al parecer yo necesitaba (?).
Pese a tratar de evitar ver el previsible drama, paramos a media tarde a tomar unas cañas. Con la desgracia de que el bar tenía televisión: 0-3. «¡Joder!»
– ¿De verdad que no te apetecía verlo, cariño?
– De verdad. No sabes cómo me alegro de haber ido hoy de compras.
Antes de dar cuenta de la última aceituna, Iniesta anotó el cuarto.
– Anda, cariño, vamos a seguir, que tengo que comprarme un jersey, dos pantalones, catorce camisas y lo que tú quieras, antes de que Piqué marque el quinto y nos haga el gesto de la manita.
Poco faltó, muy poco.
7. Exaltado. Real Madrid 2 – F.C. Barcelona 3
Reconozco que la temporada pasada me puse un poco en modo hooligan mourinhista, forzado sin duda por los nefastos arbitrajes sufridos y por la permisividad absoluta con las manos de Piqué, las agresiones de Suárez y los abrazos de oso de Mascherano. Había que ganar esa Liga, no se nos podía escapar, y teníamos una oportunidad única para sentenciarla en el Clásico.
Pero el partido siguió la tónica de las últimas temporadas: penalti no pitado a Cristiano en el primer minuto (¿era demasiado pronto, Valdano?) y expulsión de Sergio Ramos (el rigor nunca utilizado con el rival). Un Madrid que con el agua al cuello y perdiendo 1-2 se lanzó a por el partido. Los últimos minutos fueron apasionantes. El Madrid con uno menos tenía encerrado al Barça en su campo, y llegó el gol de James. Una puta locura. No era necesario ir a por el partido, el empate nos valía, pero se generó un estado de euforia en el campo que nos hizo creer que había que ganar ese partido. Los aficionados pedíamos más. Esos son nuestros principios, nuestros valores.
Dos minutos de descuento. Creo que el final de la historia lo recordamos todos. Balón perdido al borde del área del Barça, Marcelo que no hace una falta de esas que llaman tácticas (de las que acaban siempre con tarjeta para el Madrid, y sin nada para Busquets) y en el rapidísimo contraataque Messi marca el 2-3. Lo de la camiseta que ha dado lugar a tantos memes me pareció fuera de lugar. Pero no me molestó. Simplemente me pareció tan fuera de lugar como las exhibiciones de musculitos de Cristiano tras alguno de sus goles, como el de la Supercopa del pasado verano. Me sobran.
Y 8. Desde un palco VIP-pijo-jartándome de jamón.
Lo contaremos mañana, espero que pueda narrar una gran victoria disfrutada en buena compañía y con una cerveza bien fresquita en la mano.
¡Hala Madrid!