
A Travis le encanta todo tipo de cine, siempre y cuando haya acción, sangre o violencia suficiente. Por gustarle, le gustan incluso las películas de Rocky Balboa, no sólo la primera y la tercera, como a mí, sino todas. Una tarde aburrida de sábado tuve la suerte de ver con él Rocky IV. Y para mí, que soy buen amante del deporte, lo curioso fue descubrir en esa película de 1985 el fenómeno que desde entonces he denominado “la brecha en la ceja de Ivan Drago”.
Para el que no lo recuerde, Ivan Drago era ese gigantón ruso hipermusculado que representaba a toda la Unión Soviética en su combate contra el infiel norteamericano Rocky Stallone Balboa. El combate es desequilibrado a más no poder en sus primeros asaltos, totalmente a favor de Ivan Drago, que suelta unos derechazos que ni mi abuela con la zapatilla. Yo creo que uno solo de esos puñetazos de lleno en el rostro de un boxeador sería letal, pero hablamos de una película. Más aún, de una película americana en la que, como dice Travis, debemos hacer un ejercicio de suspensión de la incredulidad. Pero Rocky aguanta, no desfallece y aunque está a punto de tirar la toalla varias veces, hacia mitad del combate consigue atizarle un derechazo al ruso que le abre una ceja. Sangra, se duele. Y en el rostro de Ivan Drago aparece la duda. Sigue leyendo →
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