El (pen)último baile de la BMK y la CRL

BARNEY, 14/05/2023

The last dance de Michael Jordan y los Chicago Bulls del sexto anillo en la temporada 1997-98. The last waltz, el concierto de despedida de The Band en 1976 y el documental de Martin Scorsese sobre dicho concierto. The last picture show (1971, Peter Bogdanovich), como símbolo de una época que terminaba en un pequeño pueblo de Texas.

Todas estas obras representan momentos únicos, el final de una era y el comienzo de otra que será distinta, que no tiene por qué ser peor, pero que hace inevitable sentir nostalgia o añoranza por aquello que ya no veremos más en vivo. Sinceramente, yo creía haber visto ya la temporada pasada the last dance de Benzema, Modric y Kroos, los cuales ganaron la Liga con facilidad y nos regalaron la Champions más emocionante que recuerdan nuestros ojos. También creía haber presenciado el último baile de Sergio Llull y Rudy Fernández, campeones de la ACB y privados del triunfo en la Euroliga por una sola canasta. Todos estos viejos rockeros, grandes mitos del madridismo, parecían haber dado lo mejor de sí en una grandísima temporada y que en la siguiente tocaba renovar el equipo, reconstruir el futuro.

A este sentimiento de «final de una era» contribuyeron las salidas de Casemiro y Marcelo en el equipo de fútbol, como anteriormente lo habían sido las de Cristiano Ronaldo, Ramos y Varane, o la salida de jugadores importantes durante años como Taylor y Thompkins, o el hecho de que fuera la primera temporada en ¿siglos? sin la presencia del incombustible Felipe Reyes en la sección de baloncesto.

La renovación del equipo de fútbol lleva varios años en marcha y la edad media de los titulares se ha rebajado de manera considerable con la incorporación de Vinícius, Rodrygo, Fede Valverde, Camavinga, Militao o Tchouameni. El equipo tiene que adaptarse a un fútbol moderno más físico, que demanda mayor potencia y velocidad, un fútbol en el que los sabios gurús habían pronosticado la retirada de Luka Modric (cumplirá 38 años en septiembre), Benzema (35) y Toni Kroos (33).

Al equipo de baloncesto le está costando más la renovación, puesto que la lista de salidas en los últimos años ha sido incesante: Campazzo, Carroll, Ayón, Slaughter, Nocioni y los jóvenes que emigraron a la NBA, Luka Doncic y Usman Garuba. Ahí se mantienen desde hace años dos tipos de los que se lleva anticipando su retirada varias temporadas: Rudy Fernández (38 años), Sergio Llull (36 en unos pocos meses) y Fabien Causeur (otro que roza los 36). A ellos se ha unido esta temporada otro ilustre veterano de la «temporada perfecta» de 2015, Sergio «Chacho» Rodríguez, a punto de alcanzar los 37 palos.

Pues bien, todo hacía presagiar que la transición estaba en marcha en ambas plantillas y que el equipo sufriría si seguía depositando su confianza en los veteranos, en esos veteranos que parecían habernos regalado ya su último y glorioso baile la temporada pasada. Y sin embargo, aquí estamos los madridistas, ilusionados de nuevo en una semana decisiva en la que el Real Madrid está a un partido, a una sola victoria en ambos torneos, de repetir finales en la Champions y la Euroliga. Hay indicios racionales que nos hacen pensar que este año está más complicado que nunca.

En fútbol, la dejadez en Liga ha sido desesperante por momentos. Bien es cierto que a esa aparente desidia parece haber contribuido el escándalo que supone que, una vez destapado el caso «BarçaCTAgate», o «Negreira», como quiere la mayoría de la prensa vendida, las instituciones del fútbol profesional se han puesto al servicio del Barça para decir que aquí no ha pasado nada (LFP y Javier Tebas, «el Barcelona podría ser una víctima»), que Negreira no era nadie (Medina Cantalejo, CTA) o que de momento no se ha demostrado nada (Rubiales). Todos ellos alentados por una prensa más preocupada por los gestos de Vinícius que de investigar o hablar día tras día de la bochornosa ausencia de sanciones en este caso de corrupción deportiva. El Madrid está a 14 puntos del Barça, y aunque el sistema se ha encargado con sus decisiones, designaciones y manipulaciones de VAR de hacernos ver que todo está igual que antes con los pagos a Negreira, esa no es la diferencia real entre ambos equipos, como se vio en la eliminatoria reciente en semifinales de Copa del Rey. Pero al Madrid, jugando como ha jugado numerosos partidos de esta Liga, no le daba para adelantar a este flojísimo Barça, que se ha dedicado a cerrar su retaguardia (solo 14 goles en contra) y esperar sus oportunidades. Y ha merecido ganar la Liga por delante del Madrid, me cabrea, pero es así.

Otra cosa muy diferente es lo ocurrido en Europa. Al Barça de Xavi no le daba, como se vio al caer de nuevo en fase de grupos y luego en la Europa League. Por el contrario, si el Real Madrid bordeó o superó el milagro en varias eliminatorias de la temporada pasada (PSG, Chelsea y City), en este año ha demostrado una solvencia incontestable: 6-2 sobre el Liverpool en el global, y 4-0 sobre el Chelsea. Contra el todopoderoso City de los 1.500 millones en fichajes y Haaland para rematar cualquier cosa que caiga en el área, el equipo jugó con solvencia y pudo llevarse el partido del Bernabéu perfectamente.

El equipo de baloncesto no está teniendo su mejor temporada, su primera temporada post-Pablo Laso. A las críticas a Chus Mateo por la gestión de la plantilla, se unen unos resultados discretos hasta la fecha (al margen del título en la Supercopa en septiembre): eliminados en semifinales de Copa del Rey, terceros en Liga y en fase regular de la Euroliga, y sobre todo malas sensaciones tras haber bajado las prestaciones en los últimos meses de competición. La hecatombe parecía cercana tras el 0-2 en la eliminatoria de playoffs con el Partizán de Obradovic. O tras la machada de vencer en los dos partidos de Belgrado, cuando el equipo caía por dieciséis puntos al descanso. Muchos lo daban muerto, aunque alguno aún creíamos en el milagro:

«No era posible», como describe Emilio Dumas, pero «lo que no era posible se hizo posible». Y se logró con los tres veteranos en pista, con Llull, Rudy y el Chacho, que se quitaron quince años de encima cada uno y reventaron el partido. El Chacho Rodríguez anotó 19 puntos en 19 minutos, su mejor actuación en mucho tiempo. Rudy no anotó un solo punto, pero robó dos balones importantísimos en defensa y rebaño dos rebotes en ataque cuando el equipo estaba lanzado. Se dejó el hombro en una jugada con Exum, tuvo que ser asistido en la banda y circula por las redes un vídeo en el que Chus Mateo le pregunta en los últimos segundos: «Rudy, ¿estás para defender?». Joder, no puede tirar a canasta, ni levantar el brazo más allá del hombro, pero le pregunta si puede ser la mosca cojonera que es en defensa. Y Llull, qué decir del denostado Sergio Llull. Llevaba 0 de 4 intentos, y en los últimos cinco minutos anota ocho puntos sin fallo, mandarina incluida. Los cracks de la nueva hornada, Musa y Mario Hezonja, se subieron al carro de la remontada inverosímil y se dejaron hasta el último aliento para hacerlo posible. «No puedo describirlo», como dijo el bosnio Musa al finalizar. O como dijo el croata Hezonja: «Tenemos tantos lesionados que ya no sé ni quién juega. Se nota el corazón ganador, estábamos hablando de subir el nivel, lo hemos subido en defensa y hemos ganado». «El Real Madrid siempre ha sido un equipo así».

Pues en esas estamos, «veteranos y noveles», como reza el himno, a un paso de plantarse en dos nuevas finales de las máximas competiciones europeas. El reto es mayúsculo, seguramente aún más complicado que hace un año.

El Manchester City lleva una racha brutal en su estadio, con 14 victorias consecutivas. Y 22 de los últimos 24 partidos ganados. El Madrid no ha pasado nunca en una eliminatoria en la que jugó la vuelta en campo contrario con el 1-1 de la ida. En mi memoria retumba la noche de pesadilla del 5-0 en Milan, el que podría decirse que fue «el último baile» de la Quinta del Buitre en Europa. El City parece intratable, y en el Madrid llegan tocados Camavinga y Vinícius, y dos jugadores clave en su peor momento de la temporada: Benzema y Militao.

Actualización: pues no pudo ser y lo peor fue la sensación de que no estábamos en condiciones de competir. No me sale cabrearme con este grupo irrepetible de jugadores que tantas alegrías nos dieron en el pasado. 5 Champions desde 2014, qué maravilla. Par alguien que vivió su primera Champions con 28 años, lo anormal es lo que hemos vivido. Fin de ciclo, a reconstruir de nuevo, sobre una base de jóvenes con talento, que los tenemos ya instalados en el top mundial.

En baloncesto se ha confirmado hoy la ausencia casi segura de Vincent Poirier, el único jugador de la plantilla que podía ofrecer minutos de descanso a Edy Tavares. Su baja se suma a la de Deck por lesión tras la segunda batalla en Belgrado, y de Yabusele por sanción tras la tangana de Madrid. Tres bajas clave en un puesto básico. Enfrente, el F.C. Barcelona de Jasikevicius y Mirotic, el único equipo que solventó su eliminatoria por la vía rápida (3-0 al Zalgiris). Tendrán una baja destacada, la del base Cory Higgins, para mí, quizás su jugador más temible, aquel al que peor defiende el Madrid.

Claro que algo parecido nos temíamos en las semis de 2014 y los nuestros batieron el récord de la mayor paliza en la Euroliga a esas alturas de la competición (100-62). Con unos incomensurables Rudy Fernández, Sergio Llull y Chacho Rodríguez (21 puntazos), a los que se unió un gran Nikola Mirotic, por aquel entonces en el «lado bueno», jejeje.

Puede que estos grandes jugadores nos regalen otras victorias épicas. Lo normal sería lo contrario. Si lograran acceder a la final, sería el penúltimo baile para una generación única. Y sería el penúltimo, porque sé que todos les pediríamos uno más. The last dance.

Apéndice:

El Madrid tendrá que competir contra todo esto. Y también contra lo que predice la Inteligencia Artificial, el popular ChatGPT, que otorga pocas posibilidades a los nuestros. Aquí os dejo un ejercicio que hice con esta aplicación:

El Madrid también tendrá que derrotar a ChatGPT.

¡Enhorabuena, culés!, por Barney

ch10
Enhorabuena, culés, ya tenéis las mismas Copas de Europa que el Real Madrid en 1960.

20150606_225943Anoche estuve en el cine, que estaba vacío, por cierto. No entiendo muy bien por qué. Así que voy a hablar poco de un partido que no vi, pero sí mucho de por qué doy la enhorabuena a mis eternos enemigos del Barça. Ellos siempre se acuerdan de nosotros, en sus derrotas, y lo que es más triste, también en sus victorias.

Enhorabuena por tener una Copa de Europa más que sumar a esa serie iniciada en 1992, la edición más floja de toda la historia del torneo.

Voy a intentar no ser demasiado forofo, y Sigue leyendo