Correr por el placer de correr

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LESTER, 02/05/2020

Correr. Tranquilo, suave, ligero, rápido o a tope. Inspirar profundamente, acompasar la respiración al ritmo de tus zancadas, poner una buena selección de música y salir. Daba igual cómo, el caso era salir a trotar. A las seis de la mañana se levantaba la prohibición y a las siete y cuarto yo ya estaba corriendo por las calles de mi barrio.

No es que tuviera mono, como decían tantos runners por los foros o en grupos de amigos, no es eso. Es que salir a correr representa en cierto modo recuperar la libertad. La sensación de libertad que provoca correr sin rumbo fijo aunque sea para volver al mismo sitio, correr por el circuito de siempre o dejarme llevar por sitios nuevos, sin prisas, disfrutando cada bocanada de aire, pero sin pausas, dejando que mis piernas me marquen el ritmo y pidiendo «un poco más de vidilla» a cada nuevo paso.

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La normativa aprobada que nos llevará a esa cosa extraña de «la nueva normalidad» nos permite correr dentro del municipio y ya no sé si con el límite máximo de una hora, así que he hecho un circuito en los alrededores de un poco menos de doce kilómetros con ritmo progresivo. Me gusta correr con sol cuando no pica, o en esos días soleados de invierno, o en días nublados que no terminan de abrir, pero también me encanta correr con lluvia cuando es fina, cuando te acaricia la cara pero no la golpea, cuando te moja pero no te empapa, cuando te dan ganas de extender los brazos para sentir cómo te llega. Me gusta correr de noche, a última hora de la tarde cuando necesitas dejar sobre el asfalto las tensiones de la jornada, pero me gusta aún más correr con las primeras luces del nuevo día que comienza, o con la neblina melancólica de la primera hora, como he hecho hace un rato.

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No voy a decir el tiempo que he hecho porque podría estar reconociendo la comisión de un delito, pero ha sido una gozada. Ya desde las primeras zancadas, mis piernas, a las que lo fío todo ya sea en entrenamientos o en las carreras, me decían que iban cómodas porque no sentían los golpes del fútbol y el baloncesto, ni la inexistente sobrecarga de entrenamientos de los días previos. Sí notaba, en cambio, otros músculos cargados por el exceso de bici estática de estas semanas de confinamiento. Da igual, he corrido por sensaciones, dejándome llevar, apretando en los últimos kilómetros y he finalizado esprintando los últimos doscientos metros. Cuando uno acaba con fuerza un entrenamiento la sonrisa aparece de modo natural. Y después de un buen entrenamiento la ducha sienta mejor ¡y no digamos un desayuno relajado! Igual que en días así sales a correr sin mirar el cronómetro, con el desayuno pasa lo mismo. Y todo sienta bien, aunque te pongas como en el bufé del mejor hotel.

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Yo tenía un plan para el domingo pasado desde hacía varios meses: tenía que estar en la salida del maratón de Madrid. Se suspendió, como todo desde mediados de marzo. Como las comidas familiares, las cervezas con los colegas, las ligas de fútbol o los conciertos. Como el medio maratón de París, donde empezamos a tomar conciencia de que esto iba en serio. Así que he estado siete semanas sin correr, el tiempo más largo que he estado así desde… ¿2003, quizás? Por eso pienso que volver a trotar por las calles representa para los tipos raros como los corredores el inicio de la recuperación de la normalidad. Se han roto muchas cosas que ahora debemos empezar a reconstruir entre todos y esta rutina quizás sea una de las más sencillas.

Correr no es solo un acto de libertad, te aporta la sensación de estar a gusto contigo mismo, con un cuerpo que preparas, entrenas y mejoras, te convence de que todavía puedes, como ese Rocky Balboa cuyas piernas fluyen con mas soltura a medida que avanza el Gonna fly now o el Eye of the tiger. Correr por el placer de correr.

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«Correr sin cronómetro, por placer, descubriendo sitios desconocidos. Correr en Central Park, en las islas Aland, por bosques finlandeses o rodeando el Stanley Park de Vancouver. La recta final de tu primer maratónLa recta final del último. El cachondeo sano de la San Silvestre. Correr sin rumbo fijo mientras tus auriculares reproducen a Lennon y McCartney, y también al George Harrison de While my guitar. A Eric Clapton, Steve Vai, Dire Straits y el Angie de los Rolling«. Este párrafo forma parte de lo que escribí en mi lista de Cosas que hacen que la vida valga la pena hace varios años y lo mantengo.

Hace unos meses escribí mis razones para seguir corriendo después de tantos años, por qué no cuelgo las zapatillas. ¿Por qué corremos los cuarentones?. Pese a todas los motivos que expuse, este año una idea me rondaba la cabeza, tenía la sensación de final de un ciclo. El maratón de Madrid iba a ser mi 18º maratón, «la mayoría de edad maratoniana» recién cumplidos los cincuenta, y me parecía un momento estupendo para dejar de correr estas largas distancias. No porque adquiera una conciencia que nunca he tenido, sino porque cada año me costaba más sacar el tiempo necesario para entrenar bien una carrera tan dura como esta.

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Y sin embargo, como ocurre cuando te arrebatan algo, lo valoras más, te das cuenta de cuánto lo apreciabas y cómo lo echas de menos, y anhelas su vuelta para atraparlo y no dejarlo ir. Así que allí estaré en la nueva fecha del 15 de noviembre en la salida del maratón de Madrid. Empezaré a entrenar a lo bestia en verano, con «la fresca» y daré lo mejor de mis piernas sobre los 42 kilómetros de Madrid.

Y el año que viene… ya estamos pensando en algo.

Un comentario en “Correr por el placer de correr

  1. ¿Lo has publicado un mes antes de suceder?

    Enhorabuena por no dejar el «vicio» de correr maratones. Como ya sabemos la distancia es perfecta porque hay que «echar gasolina» durante la carrera y el esfuerzo mental de los entrenamientos es muy interesante para aplicarlo a la vida diaria. Carreras de menos de 30 kms (mas o menos el muro) se hacen casi sin entrenamiento especifico.

    Animo con los entrenamientos para Madrid. Cada vez que tengamos pereza y malas escusas para saltarnos los entrenamientos tenemos que pensar en todos estos días que hemos estado encerrados faltos de aire, sol y libertad.

    ¡¡¡¡Vamos a por ese 5min/km!!!!

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