Están locos estos finlandeses, por Lester

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«Ve con cuidado cuando retas a un sueco a beber, si no eres finlandés o al menos ruso». Esta es otra de las geniales frases que extraje del libro El abuelo que saltó por la ventana y se largó, novela que narra las peripecias de un centenario sueco llamado Allan Karlsson que todo lo soluciona a base de licor en vena, ya sea con Franco, con Stalin o con Harry Truman.

Hoy voy a hablar de Finlandia, Sigue leyendo

Son vikingos, por Lester

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Este mes de agosto he pasado buena parte de mis vacaciones en Finlandia y Estocolmo. Vaya por delante que el viaje ha sido una maravilla, recorriendo sitios maravillosos con un tiempo espectacular, y que nos ha encantado todo lo que hemos visto. A los finlandeses quizás les dedique una entrada otro día, pero hoy quería hablar de mi experiencia sueca, quería desmontar con algo de humor algunos de los tópicos o de las ideas preconcebidas que tenemos sobre Suecia y sus habitantes.

¿Y cuáles son esos tópicos? Sigue leyendo

Historia de un ascensor, por Lester

ascensor portadaD. Antonio Buero Vallejo escribió y logró llevar al teatro la obra Historia de una escalera, en la que a partir de este elemento que comunica las distintas viviendas de un edificio nos cuenta las vidas de una serie de familias españolas durante la posguerra. Hoy en día casi nadie usa las escaleras, apenas para bajar, por más que nos digan lo saludable que resulta subirlas, así que si ahora un dramaturgo pretendiera hacer una radiografía de la sociedad española tendría que situar el escenario en un ascensor. Que da mucho juego, por cierto, como trataré de explicar en esta entrada. Sigue leyendo

Felices 45, por Lester

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Desde hace un par de meses soy consciente de que cada día que pasa me acerco más a la cincuentena. Buff, medio siglo, qué pasada. También sé que cada día que pasa me alejo de los (temidos para algunos) cuarenta. Para mí no lo fueron, creo que no pasé esa «crisis de los cuarenta», ni hice ninguna de las cosas que un compañero me comentaba recientemente que hacíamos casi todos al llegar a esa edad. A saber, decía, «una de tres: Sigue leyendo

La entrada 100, el visitante 10.000, por Lester

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Esta de hoy es la entrada número 100 de este blog, y por alguna extraña razón que seguro que algún falso psicólogo ha creído descubrir, tipo “las formas redondas son más agradables que las rectas de los unos, los cuatros o los sietes”, o “los ceros nos recuerdan a los pechos de una mujer”, el caso es que a la mayoría nos gustan los números redondos. De hecho, las webs están llenas de listas con “los 10 sitios que no debes dejar de visitar”, “los 20 bares exóticos que no te puedes perder en Manila”, “las 1.000 películas que hay que ver antes de morir”, o cualquier chorrada tipo “las 50 imágenes estrafalarias que te harán replantearte tu vida un viernes después de la siesta”.

En el caso de los cuatro amiguetes, Sigue leyendo

Recordando a Dire Straits, por Lester

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Tardaba poco más de un Sultans of Swing, versión del Alchemy por supuesto, en llegar de casa de mi novia a la mía. Hablo de un tiempo pasado, lejano más de veinte años en el recuerdo, en el que nada más ver entrar a “Mi bella dama” en el portal de su casa, comenzaba mi ritual. Enchufaba la cinta de Dire Straits, quemada ya de tanto escucharla, la adelantaba hasta el final de Private Investigations, subía el volumen y Sigue leyendo

Madre, no hay más que una (Lester)

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La coma está bien puesta, como explicaré al final. Ahora me pongo en plan “cuentos de antaño” y comienzo:

Mi madre tocaba el piano (pongan Chopin de fondo) y lo sigue tocando. Se pasaba horas Sigue leyendo

El día de nuestros padres, 2 de 2

  (Continuación de El día de nuestros padres, 1 de 2)

Nos queda a Lester y a mí, Josean, hacer nuestro particular homenaje-recuerdo de la influencia que nuestros respectivos padres han dejado en ambos, en la formación de nuestra personalidad y en lo que a la larga han sido nuestros intereses o aficiones.

Cara JoseanJOSEAN 

No sé muy bien por qué he terminado hablando en este blog de política, yo, que la he detestado toda la vida. Sigue leyendo

No se puede hacer más lento, por Lester

Hace aproximadamente un mes, el 7 de febrero, escuché por la radio que acababa de fallecer René Lavand. El nombre no me decía nada, pero cuando oí que se trataba de un mago argentino y manco, su imagen me vino de inmediato a la cabeza.rené lavand

Es sorprendente porque sólo le había visto actuar dos veces y las dos por televisión, pero sus actuaciones se me grabaron en la memoria para siempre. En especial, recuerdo la frase con la que titulo esta entrada: “No se puede hacer más lento”. A la que añadía: “O quizás”, y entonces nos repetía el truco haciéndolo más lento todavía a ver si éramos capaces de detectarlo. Y no lo pillamos nunca. Pura magia.

El no menos mágico mundo de internet me ha permitido rescatar una de sus actuaciones:

René Lavand era diestro, pero perdió el brazo derecho a los 9 años de edad en un accidente. No quiero ni imaginarme el número de horas que le requirió el adiestramiento o “azurdamiento” de los trucos de magia que le harían famoso.

René Lavand te maravillaba con sus trucos, pero sobre todo, si recuerdo sus actuaciones aun tantos años después, es porque te embaucaba con las palabras. Adornaba los trucos con elegancia, utilizando las palabras precisas con la entonación adecuada y con su característico acento porteño, narrándote una historia como quien no quiere la cosa mientras te cambia las cartas sin que te des cuenta. ¿O era magia?

Con el acento argentino me pasa como con las antiguas novias: las amas o las detestas. No hay término medio. Me encanta por su elegancia el acento de Julio Cortázar, el gran Federico Luppi, Ricardo Darín y sobre todo, Héctor Alterio. Nadie mejor para transmitir la serenidad, la pausa en la vida.

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Por el lado contrario, detesto porque suena a tramposo y vanidoso a la vez, el acento de Cristina Fernández de Kirchner, su difunto marido el Tuerto, Maradona o cualquiera de los ex presidentes de los últimos cuarenta años. Me dice Barney que meta a Messi, pero no lo voy a hacer porque no odio su acento. Sobre todo porque no le entiendo cuando habla y de ahí que sus anuncios sean mudos.

Incluso se da el caso de acentos argentinos que pueden estar en el primer grupo y pasan al segundo. Como las antiguas novias. Jorge Valdano, por ejemplo. Como futbolista y en sus primeros años como ex futbolista, me parecía un tipo culto y cultivado, que hablaba bien, no como sus colegas de profesión, que no sólo se permitía opinar de literatura, sino que además había escrito un relato que quizás sea el mejor que he leído relacionado con el fútbol. Se titulaba Creo, vieja, que tu hijo la cagó. Internet me ha permitido rescatarlo, y compruebo que es del año 88. Casi nada. Aquí dejo el enlace. Sumamente recomendable.

Con los años, sin embargo, Jorge Valdano ha pasado para mí a ese segundo grupo de acentos argentinos de vendedor de coches defectuosos de segunda mano que te lo intenta encasquetar a precio de Ferrari. Será por sus comentarios interesados en radio y prensa, será por el cargo “político” que ocupó en su última etapa en el Real Madrid, desconozco las razones, pero el caso es que ahora no le aguanto. Me parece un cantamañanas. Con estilo, pero un cantamañanas.

Pero no quería desviarme del tema principal, que era la magia. Recuerdo a René Lavand por su elegancia, esa cadencia barajando las cartas con una sola mano, engatusándonos con una historia con regusto a clásico y ¡zas! cambiándonos los naipes delante de nuestras propias narices. Por mucho que dijera “la cámara implacable no me deja mentir” el caso es que lo hacía. Y lo hacía muy bien. René definió su arte como la “lentidigitación”, en contraposición, claro está, a la prestidigitación del resto de magos. tamariz

Vi esas dos actuaciones en los programas de magia de otro gran genio para mí, Juan Tamariz. El primero era Magia Potagia en TVE, y el segundo, Chan-tatachán, en Telemadrid. Creo que sigo a Tamariz desde que le vi por primera vez en televisión, allá por mediados de los setenta, cuando tenía 6 ó 7 años de edad. Juan Tamariz debe tener ahora la edad que siempre aparentó y sigue exactamente igual que entonces, con su sombrero de copa, su chaleco, los piños destrozados… “Igual de atractivo”, dirá el mago con su sentido del humor habitual.

Hace un par de años llevé a mis hijos y a mi mujer a ver un espectáculo de Tamariz en el Teatro Marquina. Quería ver su reacción ante esos maravillosos trucos de magia y también, por qué no, comprobar si los viejos chistes del maestro seguían funcionando con las nuevas generaciones. Y por supuesto que funcionan, mis hijos disfrutaron el espectáculo desde el primer minuto hasta el último. Me encanta la mirada virgen y asombrada de un niño ante estos espectáculos, si bien es cierto que la misma mirada virgen y emocionada es la que mantenía yo en mi butaca. Porque la sensación es nueva cada vez, los trucos son inagotables y por mucho que un adulto intente aplicar la lógica o la física, lo cierto es que pocas veces, por no decir nunca, acertará con el truco. Por mucho que el artista lo haga a cámara lenta.

Hace más años, como ocho, tuve oportunidad de hablar con Jorge Blass, cuando no era tan conocido como es ahora. Mis hijos estaban presenciando el diálogo con los ojos bien abiertos. El día anterior habíamos visto todos uno de sus espectáculos, y no pude dejar de preguntarle sobre uno de sus trucos: “estábamos apenas a cinco metros de ti, ¿cómo lo hiciste?” Aunque me escudé en que eran mis hijos, lo cierto es que era yo el que necesitaba saberlo, y el buenazo de Jorge Blass me contestó:

– No hay truco, es magia.

Y a veces pienso que es verdad, porque aunque algunos trucos los puedas imaginar, otros te parecen inconcebibles, o directamente desafían las leyes de la ciencia, la física o la lógica.

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Lo bonito de la magia es lo inagotable de sus recursos, y cómo los espectáculos se renuevan año tras año. Hace un par de años llevé a la familia a un espectáculo titulado Mister Snow, de un desconocido joven llamado Antonio Díaz. Fue de lo mejor que he visto en mi vida, un espectáculo lleno de sensibilidad, buen gusto y sobre todo, gran magia. Acompañado por música de grupos como Coldplay o Police, o un número de lo más sugerente al ritmo del Romeo and Juliet de los Dire Straits. Le dije a mi mujer: «este chico va a ser un crack, llegará lejos». Ahora es el famoso Mago Pop que sale continuamente en televisión, y le he visto hacer trucos tan bestiales y novedosos (al menos para mí) como el del viaje en directo a Tokio:

Y la semana pasada encontré un vídeo que no sabría cómo definir (¿alucinante? ¿flipante? ¿increíble en el sentido de que no me lo puedo creer?) que utiliza la última tecnología para dejarnos embobados frente a la pantalla. Concretamente el artista utilizaba un IPad en el programa de Ellen de Generes.

La cara de la presentadora es la misma que tengo yo cuando presencio un espectáculo de magia o la de mis hijos viendo a Tamariz, Jorge Blass o el mago Pop. ¿Cómo lo hacen? Sólo cabe explicarlo con la magia. Pero la magia no existe. ¿O quizás?

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Cara Lester

Mis teorías de la conspiración favoritas (2 de 2), por Lester

Continuación de «Mis teorías de la conspiración favoritas (1 de 2)»  impostura2

El 11-S o el 9/11 americano

La madre de todas las teorías de la conspiración. Hace unos cuantos años, debió ser allá por 2002, vino a España un francés llamado Thierry Meyssan a presentar su libro La gran impostura. Como este título no tenía suficiente gancho, el libro llevaba un subtítulo rompedor: Ningún avión se estrelló en el Pentágono.

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Recuerdo haber escuchado una entrevista en la radio en la que daba innumerables detalles que alimentaban su teoría: “el ancho del boquete abierto en el Pentágono es muy pequeño para tratarse de un Boeing 757”, “no hay restos del fuselaje en los alrededores del edificio”, “los papeles y objetos del piso superior al del impacto estaban intactos, ni se habían movido”,… Recuerdo también perfectamente la pregunta del entrevistador: “¿cuántas veces ha visitado Washington para su documentación o para recabar información?”

La respuesta de Thierry Meyssan fue:

– Ninguna, lo he deducido todo por las fotos que he encontrado, por las que se han publicado.

Y aquí surge una duda similar a la de la llegada a la Luna: ¿un tío desde su casa viendo fotos por Internet tiene más credibilidad que todo el aparato investigador de la primera potencia del mundo? Lo triste es pensar que sí, que a eso nos han llevado nuestros dirigentes.

El libro hablaba de muchas más cosas, empezando por el final de la democracia en Estados Unidos, cuyo Gobierno, siguiendo los dictados de las grandes corporaciones del petróleo y la venta de armas, era quien estaba detrás de la autoría de los atentados. Osama Bin Laden no era más que un producto de la CIA, que le contrató a principios de los 80 en Afganistán para luchar contra la invasión soviética, y fue utilizado como chivo expiatorio para justificar la posterior invasión del país, y sobre todo, de Iraq, el verdadero objetivo. Si esto fuera así, ayudaría a explicar esas extrañas conexiones de la familia Bin Laden con la familia Bush en el Consejo de Carlyle Group, que tan bien explicó Michael Moore en su documental Fahrenheit 9/11.impostura 4

La teoría de Meyssan desmonta no solo la autoría de los atentados, sino también la causa de la caída de las torres, porque como explica, nunca un rascacielos se ha derrumbado o colapsado tras un incendio de ese modo tan “ordenado”. Según el libro, las torres cayeron por la detonación de varias cargas explosivas, no porque la estructura metálica se fundiera por el incendio. En 2009 un grupo de científicos dirigidos por un profesor de Química de la Universidad de Copenhague publicó un estudio en el que decían haber encontrado partículas de un explosivo entre los restos de polvo generado tras el colapso de las torres del World Trade Center, lo que sin duda ayudó a difundir las teorías de la conspiración.

Por el contrario, años después vi un documental muy técnico que explicaba por qué se colapsaron de ese modo las torres. La temperatura de fundición de los materiales, el peso de la estructura, gráficos en 3D… Era muy aburrido, así que no lo terminé de ver. Las conspiraciones mundiales son mucho más entretenidas que la verdad. «No dejes que la realidad te estropee un buen titular», le suelta Walter Burns (Walter Matthau) al periodista Hildy Johnson (Jack Lemmon) en Primera Plana, de Billy Wilder (película con grandes frases, de la que, por cierto, ya habló Josean en la entrada Periodismo a vuelapluma).

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Un amigo que tengo, cuyo nick es Dagos Elva, una especie de visionario-filósofo encerrado en Matrix que persiste en su empeño de abrirnos los ojos al resto de la humanidad, me dijo en su día que George Lucas se había basado en los atentados del 11-S para su película El ataque de los clones (2002). “¿Cómo dices?”, le pregunté. Para mí, hasta entonces, esa película era simplemente la más soporífera de las seis de Star Wars, con mucha diferencia, no le había encontrado más interpretaciones. “Sí, mira, el senador Palpatine, que sería el equivalente a George Bush, necesita un gran golpe de efecto para que el Senado le de plenos poderes para hacer lo que le venga en gana, y necesita un motivo para iniciar una guerra, porque además lleva años desarrollando un gran ejército, los clones. El senador, nombrado después Canciller, es quien está detrás del secuestro y posterior intento de asesinato de la princesa Amidala, la excusa perfecta para iniciar una guerra con los separatistas. ¡El guion es genial!”.

Hombre, visto así,… En lo que no le voy a llevar la contraria es en que tras el atentado del 11-S a George Bush se le permitió hacer lo que quisiera en aras de la seguridad: restringir derechos de los ciudadanos, invadir Iraq inventándose la patraña de las armas de destrucción masiva, la vergüenza de Guantánamo,…

¿Sabremos algún día toda la verdad? ¿O seguiremos creyendo que ese pastor de cabras refugiado en una montaña sucia y cutre de Pakistán o Afganistán, sin acceso ni tan siquiera a un ordenador, era el responsable de los atentados más brutales que se recuerdan? Prefiero creerlo, pero…

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El incendio del edificio Windsor

Estos días se ha recordado este incendio porque se acaban de cumplir diez años del suceso. El edificio se quemó por completo, ardieron todas sus plantas, como pudimos ver todos por televisión. Pero sin embargo, la torre no se colapsó, al contrario que las del World Trade Center. Tras la investigación, no se encontraron responsables y siguen sin tenerse claros el origen ni las causas del fuego. Tampoco se encontró una explicación creíble a esas personas que vimos todos en la planta 12, con el edificio en plenas llamas. La explicación de los reflejos del edificio de enfrente no se las creyó nadie, y reconozco que «mola más» pensar que fue intencionado. De ahí que aparecieran libros con teorías sobre el incendio o artículos como el de esta misma semana, titulado Las sombras del misterio de una torre en llamas.

La Fiscalía Anticorrupción llevaba años investigando a Francisco González y a su sociedad FG Valores, y solicitó a la auditora de esta, Deloitte, sus papeles de trabajo de la misma. ¿Es una casualidad que esa petición llegara el día antes del incendio? ¿Y que tanto la planta 21, foco del incendio, como la 12, donde aparecieron esos dos tipos, estaban ocupadas por Deloitte? ¿Y que se perdieran irremisiblemente para siempre esos documentos tan peligrosos? Nunca se sabrá, aunque sinceramente me cuesta creer que no hubiera copias en un archivo externo o que quemar el edificio entero fuera la mejor manera de hacer desaparecer unos documentos.

11M

El 11-M: los atentados de Madrid

La verdad es que no me gusta demasiado hablar de estos atentados, por respeto a las victimas. No es que no lo tenga por los casi 3.000 muertos del World Trade Center, pero es que siento muy cercano lo ocurrido en los atentados de Madrid, en un tren que todos hemos cogido alguna vez, en lugares tan conocidos como la estación de Atocha.

El 11-M español se complicó aún más al haber elecciones generales apenas tres días después, como todo el mundo recordará. Con el nivel de la clase política que tenemos, no podíamos esperar algo distinto a la manipulación que se hizo de absolutamente todo. Versiones oficiales incompletas, ocultación de información, utilización de medios afines para manipular y tratar de captar votos, creación de pruebas falsas,…

El tsunami conspirativo no se detuvo tras las elecciones, sino que continuó, y continúa, años después. Un grupo de periodistas muy respetables (y algunos no tanto), con Pedro J. a la cabeza, se pasó años desmontando punto por punto la versión oficial y el sumario del juicio posterior de la matanza. Y es cierto que hay numerosos puntos sin explicación aparente, pero me resulta menos creíble aún esa teoría de la conspiración. Aunque solo sea por los cientos de personas que debieron trabajar en el supuesto complot: guardias civiles, la policía de Asturias dirigida por Rubalcaba, trabajadores de Mina Conchita, etarras subcontratando el trabajo a unos moros de Lavapiés, altos cargos del Ministerio de Interior, policías de la comisaría de Vallecas, jueces, fiscales, periodistas,… Un golpe de Estado en toda regla. Respeto mucho el trabajo de Pedro J. Ramírez, pero siempre le he visto atrapado en el síndrome de Watergate, en su creencia ciega en ese cuarto poder capaz de derribar gobiernos y cesar presidentes.

Josean se pasó años contándonos detalles que no cuadraban de la versión oficial, y llegó a aburrirme con sus explicaciones sobre el humo blanco de la Goma 2 Eco y el negro del DNT, o será al revés, ya no recuerdo los detalles. Sí es cierto que tanto en el 11-S, como en el 7-J o en los atentados de Bali, había terroristas suicidas, mientras que en las explosiones de Madrid los terroristas habían dejado las mochilas y se habían largado. Unos días después, se suicidaron en un piso de Leganés, o «los suicidaron», como reitera Federico Jiménez Losantos desde entonces. Muchas cosas son extrañas, como la destrucción de los trenes (y por tanto de buena parte de las pruebas) a los pocos días de los atentados, o la profanación de la tumba del GEO muerto en el asalto al piso de Leganés, o la ocultación de los informes sobre el explosivo, o que varios de los condenados fueran confidentes de la policía, o…

Fue tal la avalancha de información, cada medio tratando de justificar su versión, que uno llega a perderse por mucho empeño que ponga. Seguí el caso en varios medios y era imposible seguir el hilo de la realidad. Algunas resultarían hilarantes, si no fuera porque se estaba hablando de un tema muy triste. Recuerdo por ejemplo lo ocurrido con la Kangoo encontrada en Alcalá de Henares. Los de la, llamemos, «versión etarra», dijeron que en esa furgoneta se habían encontrado conexiones con el Grupo Mondragón, y por tanto, de modo indirecto con ETA. Por su lado, los que seguían la línea oficial del atentado yihadista, informaban de que lo realmente encontrado era una cinta de la Orquesta Mondragón. Creo que no cabe error en algo así, fue una manipulación por parte de alguno de los medios, y lo peor es creer que todos te la están colando. Hubo otro titular que no sé muy bien cómo definir, ¿gracioso, ridículo, indignante?, portada de La Razón el 19 de octubre de 2004: «Un marroquí de origen vasco dirige el grupo que reivindicó el 11-M». Y es que se trataba de buscar la conexión con el País Vasco como fuera. No he sido capaz de encontrar la página, pero sí varios enlaces que hacen referencia a él, como este.

¿Sabremos algún día la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Desgraciadamente no.

Las teorías de la conspiración favoritas de los cuatro amiguetes

Josean se quemó con el 11-M, cuanto más leía, más lejos se veía de la realidad.

Barney tuvo una época muy mourinhista y estuvo convencido, al igual que el entrenador madridista, de la teoría de la conspiración pro-Barça y anti-Madrid: «¿Por qué? ¿Por qué Unicef? ¿Por qué Bussaca, De Bleckeere,…?». ¿Lo recordáis? Y de acuerdo con esa teoría, el Barça jugaba en superioridad numérica los partidos importantes: la final de París, la semifinal contra el Madrid, la semifinal contra el Inter, el partido de octavos contra el Arsenal,… Hay cientos de vídeos en Internet de esos años que explican esta teoría, algunos muy manipuladores, os dejo uno:

Travis me envió hace tiempo este otro vídeo sobre los Illuminati, su control del mundo y sobre todo, de Hollywood. Resulta sorprendente la cantidad de símbolos que nos cuelan en las películas de Hollywood, y, más sorprendente aún, las referencias a los atentados del 9/11, mucho antes del 9/11. No puede ser una casualidad, pero tampoco puede no serlo, ¿no? Menudo lío:

A mí me entretienen y me cabrean. Me entretienen, porque la ficción conspiranoica suele ser mejor que la realidad, aunque tantas veces se dice que la realidad supera a la ficción (a botepronto, el genocidio judío, o el bosnio, o Ed Gein, Kim Jong-Il, o la violencia extrema entre hutus y tutsis,…). Y me cabrean, porque aunque no quieres creerlo, a veces piensas que sería mejor tomarse la pastilla roja, ¿no, Dagos? Si de verdad existe un gobierno de grandes corporaciones, sectas o logias masónicas, entenderíamos mejor que tantos países entre las primeras potencias del mundo tengan presidentes que son auténticos peleles de ínfimo cociente intelectual.

Mis teorías favoritas son aquellas que unen dos desgracias, como la de los accidentes de Malasia y Ucrania, o como esta otra que une el siniestro del avión de Ucrania con las investigaciones sobre el Ébola.

También le dediqué mi tiempo a aquella otra sobre los atentados en el maratón de Boston, porque algún día espero estar allí también, en la línea de meta. Uno de los dos hermanos Tsarnaev, los supuestos autores, murió, y el otro recibió un disparo en la garganta, por lo que nunca podrá hablar. Sin embargo, en un vídeo aficionado que grabó la detención del mayor de los hermanos se le ve de pie, esposado y sin heridas de consideración en el cuello. Luego hay gente que ha encontrado numerosos agentes de seguridad de la compañía CST en los vídeos de las cámaras de los alrededores del atentado, y que ha querido difundir una especie de autoría de los mismos por parte de estos, un «trabajo interno» de ese equipo de élite con no se sabe muy bien qué objetivos.

No resulta demasiado creíble. Y dejo ya la última, muy divertida: ¡la máquina de crear terremotos! El terrible HAARP. El terremoto que causó el desastre de la central nuclear de Fukushima no fue natural, fue provocado por el HAARP, la máquina con la que los americanos controlarán el mundo:

Ahí lo dejo, junto con este enlace a un blog en el que lo explica con todo lujo de detalles. Me abruma tanta información.

Buenas noches, y mañana por la mañana, abran bien los ojos y elijan la pastilla adecuada.

Cara Lester