La gran siesta de la democracia (y II), por Josean

abrazo-pedro-sanchez-pablo-iglesias-tras-firmar-acuerdo-gobierno-1573632566552

Durante décadas escuchamos o leímos cómo se utilizaba la cursilería esa de «la gran fiesta de la democracia» para referirse a la ilusión que provocaba ir a votar, al menos las primeras veces, creer que podíamos decidir sobre algo tan importante como la elección de nuestros dirigentes para los siguientes cuatro años. Tras cambiarlo por «siesta» para referirme a la modorra que nos provocaba la repetición de este proceso dada la inutilidad de las anteriores, uno de los lectores me dejó en los comentarios una mención a que llevábamos cuarenta años de siesta, y que «cuando despertemos, el dinosaurio todavía estará allí».

Pues sí, le doy toda la razón. Ese dinosaurio es el nacionalismo, que no solo seguirá allí, sino que habrá crecido, engordado y reproducido. Posiblemente no haya nada más prehistórico que el sentimiento de pertenencia a una tribu que hermana a todos los nacionalismos/regionalismos, esta es mi tribu, mi grupo, tenemos unas características comunes y nos juntamos para defendernos de las tribus vecinas. Lo peor es que hemos alimentado a ese dinosaurio y lo hemos cebado pensando que podríamos dominarlo, pero ahora es un voraz tiranosaurio desbocado.

Uno analiza los resultados de las elecciones del pasado domingo y comprueba que tropezamos en la misma piedra de siempre, la anomalía de este «magnífico» sistema que nos condena a depender de los nacionalismos para formar gobierno. Igual que hace un año. El mismo motivo que hizo que no se aprobaran los presupuestos hace doce meses y que provocó las elecciones del 28-A. Las mismas razones por las cuales los partidos que podían hacer de bisagra que uniera el bipartidismo, ya fueran Ciudadanos y Más País ahora (con reservas), o UPyD en el pasado, estén condenados a su infravaloración y con ello a la irrelevancia y, por qué no, a la desaparición.

Ya sé que esto se ha explicado mil veces, pero no está de más verlo de nuevo con las cifras definitivas extraídas de los resultados del 10-N. Dejando al margen los cuatros partidos con mayor número de votantes, PSOE, PP, Podemos con sus diferentes marcas y Vox, he agrupado a la mayoría del resto de partidos en dos bloques:

10N 1

O explicado de un modo más gráfico, que esto del Excel bien utilizado te lo hace en un momento:

10N 2

Es absurdo, es surrealista, pero sobre todo es suicida. Al final la gobernabilidad de toda la nación depende de los localismos, sean rupturistas o no, moderados o violentos, secesionistas o cooperadores, me da igual, todos van a tender a lo mismo: anteponer el interés particular de su región, conseguir las mayores ventajas para los miembros de su tribu o aldea, si se me permite el símil del principio. Que en el fondo es lo mismo que han hecho los dos principales partidos, los que podían haber cambiado este sistema, los únicos que llevan gobernándonos desde 1982: anteponer el interés particular de todos «los suyos» al general, preocuparse de todos aquellos a los que han ido colocando durante décadas en puestos remunerados en la administración pública (y después en las grandes empresas privadas). Si para mantenerse tenían que pactar con Pujol o Arzallus, lo hacían, ya fuera González, Aznar, Zapatero, Rajoy o Sánchez.

El libro ¿Por qué fracasan los países? de los economistas Daron Acemoglu y James Robinson resulta visionario en ese sentido. Distingue entre países que fomentan unas élites extractivas frente a otros que promueven instituciones inclusivas. Las élites extractivas «tienen como objetivo extraer rentas y riqueza de un subconjunto de la sociedad para beneficiar a un subconjunto distinto», mientras que los segundos «crean mercados donde las personas no solo tienen libertad para ejercer la profesión que mejor se adapta a su talento, sino que también proporcionan la oportunidad de que sea así». PSOE y PP han funcionado como élites extractivas, pero además con su actitud han fomentado la aparición de las élites extractivas nacionalistas, de mayor voracidad.

Tanto el PSOE como Unidas Podemos han perdido un importante número de apoyos, 730.000 votos los primeros y 630.000 los de Iglesias. Le han visto las orejas al lobo y van a hacer cuanto puedan para agarrar el poder y mantenerse ahí cuatro años. Resulta hilarante escuchar las palabras de Pedro Sánchez hace apenas dos semanas acerca de lo difícil que iba a ser para él conciliar el sueño teniendo a Pablo Iglesias y a los suyos en el Consejo de Ministros y ver ahora a ambos dándose abrazos y alterando los términos que utilizan para aparentar una confianza y un entendimiento que no tienen ni de lejos. Son esclavos de sus palabras y dicen mucho de la categoría de todos ellos (no excluyo a casi nadie) sus continuos cambios de opinión sobre el problema catalán, los impuestos, la normativa laboral, el concepto de nación, la independencia del poder judicial y por supuesto, acerca de sus rivales y ahora aliados.

Durante esta semana he visto y escuchado a gente muy preocupada por lo que está por venir. Determinados medios asustados por los 52 diputados de «¡la extrema derecha!» y no por los de Bildu, la CUP o los CDR, digo, ERC. Otros medios, por el contrario, hablando de la ruptura de España, los Balcanes 2.0, los bolivarianos, ¡Venezuela! El miedo de algunos recuerda a 2015, cuando «los antisistema», como los denominaron entonces, se hicieron con el control de los ayuntamientos de Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valencia.

10N 4

Lo que de verdad me preocupa no es tanto este pacto como la cantidad inagotable de cesiones que van a tener que hacer a toda esa maraña de partidos que suma 39 escaños para lograr su apoyo o abstención.

Algún día habrá que acabar con la anomalía de que un voto valga muy distinto dependiendo de la provincia en la que haya sido depositado, porque nos estamos poniendo una pistola en la sien. Se generan además otros peligros, como se ha visto con el escaño obtenido in extremis por el PP en Vizcaya, por 61 votos de diferencia, el centenar de sufragios que ha impedido la entrada del partido Islamista Coalición por Melilla en el Congreso o el peso de los centenares de votos anulados a Vox en Navarra. Se amplifica el poder del voto en algunas provincias y con ello se prima la posibilidad de manipulación.

Apenas veinticuatro horas después de las elecciones, socialistas y comunistas alcanzaron un pacto por una mayoría autodenominada hasta la saciedad «progresista». Publicaron los diez puntos en los que se basará el acuerdo de gobierno, y en los mismos se puede encontrar un poco de todo, intenciones universales con las que es imposible estar en desacuerdo al menos hasta que se lea la letra pequeña y gasto público, mucho gasto que se pretende cubrir de algún modo según se desprende de las últimas dos palabras: equilibrio presupuestario.

1. «Consolidar el crecimiento y la creación de empleo: combatir la precariedad del mercado laboral y garantizar trabajo digno, estable y de calidad». Pocas veces los gobiernos de las naciones crean puestos de trabajo, salvo los del propio partido o el personal público, que con las limitaciones presupuestarias de estos últimos años ha sido escaso. “Consolidar el crecimiento y la creación de empleo” cuando las cifras dicen todo lo contrario suena a broma de mal gusto. La EPA publicada justo un día después del debate anunciaba la mayor destrucción de empleo en siete años, y la Unión Europea anunció esta semana una rebaja de las expectativas de crecimiento para 2020. Hay que arrancar ya, de una vez.

2. Trabajar por la regeneración y luchar contra la corrupción. La sentencia de los ERE se va a conocer a lo largo de la próxima semana y ya hay quien ha dicho que si Pedro Sánchez llegó al gobierno tras la moción de censura para desalojar a Rajoy por la sentencia de la Gürtel debería ser coherente y marcharse a su casa. No lo hará porque su respuesta será que él no estaba en el PSOE andaluz ni era el líder del partido durante esos años. Y a otra cosa.

5bb4b5eb745a3

3.- Lucha contra el cambio climático. Pues vale, y la paz mundial.

4.- Fortalecer a las pequeñas y medianas empresas y a los/as autónomos/as. «Impulsar la reindustrialización y el sector primario. Facilitar desde la Administración las bases para la creación de riqueza, bienestar y empleo, así como el impulso digital». Las instituciones inclusivas según Acemoglu y Robinson. Sin embargo, el modelo de Podemos es una economía fuertemente intervenida. Veremos.

5.- «Aprobación de nuevos derechos que profundicen el reconocimiento de la dignidad de las personas como el derecho a una muerte digna, a la eutanasia, la salvaguarda de la diversidad y asegurar España como país de memoria y dignidad». Aquí empezamos a entrar en temas que requieren la aprobación de leyes en el Congreso y sobre todo un amplio consenso que ahora mismo no existe. Respecto a la memoria, solo pido un imposible: que no sirva para dividir y polarizar aún más a la sociedad como lo ha hecho en estos últimos quince años.

6.- Asegurar la cultura como derecho y combatir la precariedad en el sector. En el real decreto sobre un tema totalmente distinto como el registro de jornada ya se colaron algunos artículos sobre el estatus de los artistas. Y claro que la cultura es un derecho, pero ¿qué significa esta frase? «¡Más subvenciones para los actores, para los de la ceja!», pronostican algunos. Veremos.

7.- «Políticas feministas: garantizar la seguridad, la independencia y la libertad de las mujeres a través de la lucha decidida contra la violencia machista, la igualdad retributiva, el establecimiento de permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles, el fin de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y la elaboración de una Ley de igualdad laboral». Se aprobó un real decreto que recogía la mayoría de estos aspectos en marzo y aquí ya le dediqué dos posts completos, así que no voy a dar más la brasa con el tema.

8.- Revertir la despoblación: «apoyo decidido a la llamada España vaciada». Nada que objetar. A ver cómo lo plantean, a ver si encuentran la fórmula milagrosa.

9.- Garantizar la convivencia en Cataluña: «el Gobierno de España tendrá como prioridad garantizar la convivencia en Cataluña y la normalización de la vida política. Con ese fin, se fomentará el diálogo en Cataluña, buscando fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución. También se fortalecerá el Estado de las autonomías para asegurar la prestación adecuada de los derechos y servicios de su competencia. Garantizaremos la igualdad entre todos los españoles». Diálogo, pero siempre dentro de la Constitución. ¿Lo habrán entendido los Junqueras, Torras y los abrazaCDRs? Espero que no se traspasen dererminadas líneas, y no estoy seguro de la firmeza del PSOE o de Sánchez llegado a cierto punto de la negociación. Enfrente habrá tipos como Torra o Pere Aragonés a quien esta misma semana escuché decir que el corte de carreteras o todo el vandalismo reciente forma parte del legítimo derecho de manifestación de los ciudadanos que la Generalitat debería proteger. Con dos cojones. Respecto al fortalecimiento de las autonomías, creo que va en el sentido contrario al que debería ir, de ahorro de gasto, pero claro, necesitan el apoyo de todos esos partidos regionales. De nuevo el problema del sistema.

10.- Justicia fiscal y equilibrio presupuestario. «La evaluación y el control del gasto público es esencial para el sostenimiento de un Estado del bienestar sólido y duradero. El Gobierno impulsará políticas sociales y nuevos derechos con arreglo a los acuerdos de responsabilidad fiscal de España con Europa, gracias a una reforma fiscal justa y progresiva que nos acerque a Europa y en la que se eliminen privilegios fiscales». Subida de impuestos, sin duda, como si con eso y no con un férreo control del gasto se pudiera alcanzar el equilibrio presupuestario. Podemos ya planteó el impuesto a la banca hace un año y por justicia fiscal entienden que es crujir a las grandes empresas. El argumentario habitual. Supongo que desde Europa pondrán coto a presupuestos inverosímiles.

10N 3

En estas estamos, repletos de incertidumbres que se resolverán en las próximas semanas. Si el PSOE cede mucho tendremos un gobierno con la mochila repleta de compromisos inasumibles. Y si no, ¿elecciones de nuevo en abril?

Qué pereza, ahora sí que me voy a echar la siesta.

Cara Josean

Un comentario en “La gran siesta de la democracia (y II), por Josean

  1. Muchas gracias por la mención «anónima». Esa frase es de Augusto Monterroso y es, quizá con justicia, el «cuento corto» más famoso del mundo en lengua española. Respecto a lo que explicas en la entrada, ciertamente la LOREG es la primera piedra que hay que remover para que nuestro sistema sea verdaderamente representativo. La casta política nos ha mantenido, como nación, en una situación muy parecida a la insulinodependencia. Algún día tendrá que terminar esta farsa.

    Del programa que aquí desgranas sucintamente… yo me hago una pregunta: ¿cuándo el comunismo, o su vecina, la socialdemocracia radical, han hecho otra cosa que arruinar un país? También esto es un aviso a navegantes: Stalin, en los tiempos de Lenin, fue «Comisario de las Nacionalidades». Y cuando llegó al poder deshaciéndose de todos sus rivales, las «nacionalidades» fueron concienzudamente aplastadas.

    Saludos,
    Aguador.

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.