Currículums de película, por Travis

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Hacia el final del libro El marciano (The Martian, de Andy Weir), el náufrago Mark Watney deja una de sus reflexiones cuando está a punto de abandonar el planeta rojo después de un año y medio malviviendo en su superficie:

Mi lucha terrorífica por mantenerme con vida se convirtió en una rutina. Levantarme por la mañana, desayunar, cuidar mis patatas, arreglar cosas rotas, comer, responder correo electrónico, mirar la tele, cenar, irme a dormir. La vida de un granjero moderno.

Luego fui camionero y recorrí un largo trayecto por el mundo. Finalmente, obrero de la construcción, reconstruyendo una nave de formas que nadie había imaginado hasta ahora. He hecho un poco de todo aquí, porque no hay nadie más para hacerlo.

CV2Y yo diría que Mark es modesto una vez más, porque a lo largo del libro ejerce muchos más oficios: llegó como astronauta y botánico, tuvo que ejercer de ingeniero de telecomunicaciones, granjero, transportista de material nuclear, mañitas tipo Ikea o M.A. Barracus, que todo lo arreglaba con cinta aislante, y hasta pinchadiscos setentero y crítico de series de televisión. (Para el que le interese, he dejado una actualización de la entrada Marte (The Martian) con mis comentarios acerca del libro).

Todas estas actividades me dieron la idea de hacer esta entrada, dedicada a aquellos personajes de película que no se han limitado a hacer una sola cosa a lo largo del metraje, sino que han desarrollado un amplio currículum de oficios o trabajos. Por ejemplo, no me valdría uno de mis personajes favoritos, Indiana Jones, porque es siempre un arqueólogo y nada más que un arqueólogo, ya sea dando clases en la universidad o robando reliquias a los nazis. Luke Skywalker comienza como granjero pero una vez que se hace caballero Jedi se dedica solo a eso, a dar mandobles con su sable láser y a pilotar ocasionalmente un X-Wing. Visto su aspecto en los últimos segundos de El despertar de la Fuerza tiene pinta de haber pasado una vida o muy aburrida o un poco excesiva con el alcohol.

Un personaje que podría mostrar un currículum envidiable es Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994). Si tuviera la capacidad de escribirlo todo en un CV al uso, yo le contrataría sin dudarlo. Incluso después de hacerle una entrevista, porque no me parecería menos espabilado que algunos elementos con carrera y máster que he conocido a lo largo de mi vida. Forrest Gump podría presumir de ser licenciado universitario, figura del fútbol americano, runner de ultrafondo, campeón de tenis de mesa, jardinero, pescador de gambas y accionista de éxito de Apple y Bubba Gump. Ah, y veterano de guerra condecorado y padre de un niño con la mujer de su vida, Jenny. Y todo ello con un cociente intelectual inferior a 75. ¿Se puede llegar a más con menos?  Sí, sin duda, échale un vistazo a algunos directivos de empresas del Ibex-35.

Como ya comenté en otro post, hay muchas similitudes entre esta película y El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2008). Y como las dos describen un amplio período de la vida de estos dos personajes, Benjamin Button no podía ser menos: marinero en un buque mercante, propietario de una fábrica de botones, asistente en un asilo de ancianos, millonario como Forrest,… y por supuesto, héroe de guerra y padre de una niña con la mujer de su vida, Daisy. CV3

Claro que si hablamos de curriculum vitae ya sabemos que la gente miente cual político en campaña, y puestos a mentir como bellacos, nadie mejor que el Frank Abagnale de Atrápame si puedes (Steven Spielberg, 2002), papelón interpretado por Leonardo DiCaprio. En esta película, el protagonista se hace pasar por médico, abogado, agente del FBI y piloto de líneas aéreas, cuando no es más que un magnífico falsificador. Y todo ese currículum sin haber llegado a la veintena. Al final añadió una profesión más a su historial puesto que terminó trabajando para el FBI como experto en falsificaciones. CV4

Para tener un amplio y extenso currículum lo normal es haber vivido muchos años y no haber corrido tanto en la vida como Frank. Creo que una de esas frikadas que recordamos muy pocos es que Pequeño gran hombre (Arthur Penn, 1970) tiene un curioso récord Guinness por representar el período más largo de la vida de una persona en una película. El protagonista, Jack Crabb, interpretado por Dustin Hoffman, cuenta su vida desde los 17 hasta los 121 años de edad y a lo largo del metraje narra cómo fue criado por los cheyennes, ejerció de vendedor de falsos productos milagrosos, se alistó en el Séptimo de Caballería, fue comerciante, trampero, ermitaño, explorador,… Conoció al general Custer y al pistolero Wild Bill Hickok, se casó con una sueca (¡las suecas, Don Alfredo!) y se la pegaba al vicario con su mujer. En definitiva, una vida larga y aprovechada.

Y ya que hablamos de suecos, hay otro abuelete centenario que vivió recientemente sus grandes momentos de éxito: Allan Karlsson, El abuelo que saltó por la ventana y se largó, personaje creado por Jonas Jonasson y llevado a la gran pantalla por Felix Herngren en 2013. El libro permite al genial personaje desarrollar un abanico de actividades más amplio todavía que el de la película: experto en explosivos, ladrón de maletones, secuestrador de mafiosos, guerrillero en el bando republicano y amigo de Franco, agente de la CIA, inútil confidente de Stalin, falso científico, inventor de la bomba atómica, guardaespaldas de la mujer de Mao Zedong, recluso en el gulag, alpinista en el Himalaya, asistente de la embajadora de Indonesia en París,… Todo ello con la naturalidad de quien se toma un vaso de licor. O dos. Y quien dice dos, dice catorce, que los nórdicos son así.

Lo que me resulta curioso es que pese a estos carrerones de película, repletos de aventuras y proezas, resulta que un personaje que hizo de la nada virtud, como The Dude, el «Nota» de El gran Lebowski (Hermanos Coen, 1998), papel mítico de Jeff Bridges, se ha convertido en todo un referente de vida al margen del cine. Se han publicado ensayos, recopilaciones de frases y pensamientos de todo tipo (hasta relacionados con Shakespeare) sobre The Dude y su modo de ver la vida.

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La película tiene un principio interesante, como casi todas las de los Coen, pero no remata bien ninguna historia, como casi todas las de los Coen. The Dude (me gusta mucho más que su versión doblada, el «Nota») es un tipo vago que solo quiere pasar el día sin hacer nada, tirado en la alfombra, fumándose un peta o tomándose un White Russian, y como toda actividad física solo aspira a jugar a los bolos hablando de cosas intrascendentes con sus colegas. Hace mucho que no la veo, pero creo recordar que al principio de la peli otro personaje le recuerda sus grandes trabajos, y no tiene desperdicio (no he sido capaz de encontrar ese momento en YouTube, lo dejo en tareas pendientes), algo así como manager de un grupo de rock aficionado, guardaespaldas de alguna starlette de medio pelo,… Tengo que encontrarlo.

Actores con vidas más intensas aún que sus papeles

ChLeeHace un año por estas fechas falleció Christopher Lee. En los días siguientes a su muerte circuló una foto por internet y guasap con sus grandes hazañas, tanto delante como detrás de las pantallas. Estuvo en Star Wars y El señor de los anillos, y ya solo por eso le considero uno de los seres más privilegiados que jamás ha habido sobre la faz de la Tierra, la Tierra Media, Endor o Coruscant. Fue el conde Drácula, Lucifer, Fu Manchú y un villano de Bond, Scaramanga, entre más de doscientos papeles. Hablaba varios idiomas, estudió en Eton, estuvo en la Segunda Guerra Mundial, donde sirvió cinco años en la RAF y hasta sacó un disco de heavy metal.

La vida de muchos actores, sobre todo del Hollywood clásico, es tan interesante o más que algunos de sus papeles en el cine. En ocasiones sus habilidades desarrolladas antes de llegar al cine les sirivieron  posteriormente en algunas películas.

Es muy conocido el caso de Harrison Ford, carpintero de profesión, habilidad que mostró en Único Testigo y La costa de los mosquitos. Cuenta la leyenda que estaba trabajando en los decorados de Star Wars cuando se enteró de que buscaban un actor para Han Solo y le animaron a que se presentara. Me cuesta creer que fuera exactamente así, cuando ya había participado en varias películas, entre ellas American graffiti, dirigida por un tal… George Lucas.

Charles Bronson, nacido Charles Dennis Buchinsky, era el undécimo hijo entre quince de una familia de inmigrantes lituanos. En sus años mozos trabajó de minero pese a sus problemas de claustrofobia. Curiosamente algo similar le ocurrió en La gran evasión, en la que era el encargado de excavar los túneles (inolvidables Tom, Dick y Harry)… pese a su claustrofobia. ¡No tenía que interpretar!, y lo hizo con tanto acierto que el resto de su carrera consistió precisamente en eso. CV5

Burt Lancaster fue acróbata antes de actor y mostró sus artes en algunas de las mejores películas de aventuras de siempre, como El temible burlón o El halcón y la flecha.

El australiano Errol Flynn tiene una biografía de lo más peculiar. Fue buscador de oro en Nueva Guinea, prospector minero, reclutaba esclavos y se encargaba de la dinamita. Posteriormente trabajó en una plantación de cocos y probó con el tabaco y la minería de diamante antes de llegar al cine. Pero por encima de todo ello era un excelente boxeador, hasta el punto de llegar a participar en los Juegos Olímpicos de 1928 en Ámsterdam. Uno de sus papeles más recordados es el del boxeador que interpreta en Gentleman Jim (Raoul Walsh, 1942).

Toda esta gente vivió mucho, o como dijo John Huston de sí mismo en sus memorias:

«He vivido muchas vidas. Tengo tendencia a envidiar al hombre que ha protagonizado solo una, con un solo trabajo, una sola esposa, en un solo país, bajo un solo Dios. Puede que no sea una vida excitante, pero al menos cuando tiene 73 años, él sabe que los tiene».

Y es que John Huston fue mucho más que un magnífico director, un gran guionista y un actor con una presencia de las que acojonaban. Fue boxeador, pintor callejero en París, periodista, agregado militar, criador de caballos, coleccionista de arte,…  Y cazador de grandes presas, como nos contó Clint Eastwood en Cazador blanco, corazón negro, sobre el rodaje de La Reina de África.

“Mi vida se compone de episodios fortuitos, tangenciales y dispares. Cinco esposas, muchos enredos, algunos más memorables que los matrimonios. La caza. Las apuestas. Los pura raza. Pintar, coleccionar, boxear. Escribir, dirigir e interpretar más de 60 filmes”.

Esa afán por hacer cosas, por vivir experiencias, me recuerda al poema de La vida en los bosques, de Thoreau (no me las doy de erudito, lo conozco por El club de los poetas muertos):

«Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida… para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido”

Termino con uno de los más grandes, uno de mis favoritos, quizás el único actor vivo que queda de la época dorada de Hollywood: Kirk Douglas. Este año, si la salud le llega, se unirá al club centenario de Allan Karlsson y el Pequeño gran hombre. Issur Danielovitch Demsky tenía claro que con ese nombre y siendo hijo de unos campesinos rusos en plena caza de brujas del senador McCarthy lo iba a tener muy difícil para triunfar en Hollywood. Pero lo logró, vaya si lo logró. Antes de alcanzar el éxito tuvo que ser vendedor callejero de refrescos, repartidor de periódicos, dependiente en unos grandes almacenes, jardinero, campeón de lucha libre universitario, profesor de Arte Dramático y oficial de telecomunicaciones en pleno Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.

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En el cine hizo papeles todavía más memorables que los de Christopher Lee: fue cowboy, tanto en el bando de los buenos como en el de los malos, fue Ulises, fue un cabronazo vikingo tuerto, el arponero Ned Land de 20.000 leguas de viaje submarino, el coronel Dax de Senderos de gloria, Van Gogh en El loco del pelo rojo, fue espía, soldado, mafioso, científico en el espacio y sobre todo, y por encima de todos los demás papeles, fue Espartaco (Stanley Kubrick, 1960). Esclavo, gladiador y líder de los rebeldes contra el poder establecido. Uno de los más grandes, pese a lo cual la Academia jamás se lo reconoció con un merecido Óscar (años después, en 1996, le darían el honorífico).

Cara Travis B-N

EXTRA: Este juego de los oficios recuerda a esa canción de Sabina titulada La del pirata cojo, esa que comienza con:

y como además sale gratis soñar
y no creo en la reencarnación,
con un poco de imaginación
partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas,
a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel
de todos los hombres
que nunca seré

Y continúa con una retahíla de oficios de todo tipo, algunos bien conocidos en estas páginas, como taxista en Nueva York, viejo verde en Sodoma, Al Capone en Chicago, y otros atractivos en principio: pintor en Montparnasse, negro en Nueva Orléans, tahúr en Montecarlo, billarista a tres bandas, insumiso en el cielo, Casanova en Venecia,…

Para acabar a lo grande:

Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas yo escojo
la del pirata cojo
con pata de palo,
con parche en el ojo,

con cara de malo,
el viejo truhán, capitán
de un barco que tuviera
por bandera
un par de tibias y una calavera

5 comentarios en “Currículums de película, por Travis

  1. Muy original esta entrada. Siempre he pensado que una de las mayores ventajas de ser actor es el poder interpretar multitud de personajes con personalidades totalmente distintas.
    Por cierto algunas de las pelis que mencionas no las he visto, me las apunto en mi lista de «pendientes». Y la mención a la canción «La del pirata cojo»… ¿qué decir? Muy bien traída, ¡una de mis favoritas de Sabina!

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  2. Ahora estoy leyendo un par de libros de Manu Leguineche… reportero en las guerras de Argelia (1961), India-Pakistan (1965), Vietnam, Líbano, Afganistán, Bangladesh o Nicaragua… nada que ver con una vida «normal» de oficinista de 9 a 7. Hace poco murió Miguel de la Quadra: lanzador de disco en los JJOO de Roma (1960), reportero en el Chile de Pinochet, a punto de ser ejecutado en el Congo, artista circense, explorador del Amazonas, creador de la Ruta Quetzal… A mí me producen una envidia tremenda…

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  3. no se si era el caballero de la triste figura aquel que decía algo así como «amigo Sancho, en la vida uno no es lo que dice que es. Ni siquiera uno es lo que se piensa acerca de sí mismo que se es sino que se es simplemente lo que se hace…» Aunque bueno, algo así también lo podría haber dicho Mariano Rajoy

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