
BARNEY, 23/10/2022
Hay muchas cosas del fútbol actual que no entenderé jamás, pero compruebo desesperanzado que estas chorradas cobran más importancia cada año y sin embargo, la pierden los asuntos que para mí son (o deberían ser) más relevantes. Por ejemplo, no entiendo ni comparto los premios individuales en un deporte colectivo como el fútbol. Siempre que se habla de estos temas me viene a la mente la frase de Don Alfredo Di Stéfano:

Sorprende el bombo que se da durante meses a un invento de una revista francesa como el Balón de Oro (el puto Balón de Oro, como dije en su día, en plena rivalidad Messi-Cristiano). No tengo ninguna duda de que hay muchos intereses comerciales detrás de tanta publicidad gratuita durante meses. El interés de Nike o Adidas por mover a sus figuras, por destacar al individuo por encima del colectivo, la necesidad de tantos patrocinadores de crear ídolos que vendan tal o cual marca de coches, perfumes, videojuegos, páginas de apuestas, ropa interior o relojes. Todo es marketing y la gala hortera del Balón de Oro, su colofón.
Me interesa muy poco lo que ocurre cada año con la designación de France Football, pero creo que el Balón de Oro de 2022 no admite discusión y lo celebro con la falta de pasión con la que me informo sobre estas cosas. Un tipo como Karim Benzema que es puro fútbol, que ha sabido evolucionar, cambiar su juego, adaptarse siempre a lo que el equipo necesitaba, sin problemas con rivales en el campo, sin un mal gesto nunca, sin dar la lata año tras año con sus renovaciones, en definitiva, un superclase que ha tenido que esperar el momento de reconocimiento «oficial» cuando los aficionados ya se lo dábamos por sus méritos deportivos desde hacía años. Mi razonamiento es muy similar al que hice en 2018, cuando se lo llevó Luka Modric. Grandes jugadores que representan lo que me gusta del fútbol, sin divismos, sin estridencias, sin nada ajeno que perturbe lo que hay que hacer en el terreno de juego. Como Xabi Alonso, como Iniesta, como Canales, como Puyol, como tantos futbolistas de los ochenta con los que crecí, tan alejados todos ellos de los patrones sobreactuados actuales.
Pero la soplapollez de estos premios es tan grande que uno no sabe ni qué es lo que se premia, ni si los que votan lo hacen de manera desinteresada o atendiendo a sus sponsors, o si se premia una temporada, la calidad del jugador o el momento puntual. El Balón de Oro es un premio que en su momento ganaron Igor Belanov, Cannavaro, Mathias Sammer o Michael Owen, luego está claro que no se elige al mejor futbolista. Y si se elige por los triunfos de sus respectivos equipos o selecciones en el año, como se justificó con los mencionados, podrían haberlo ganado Roberto Carlos (Mundial y Champions en 2002), Varane (Mundial y Champions en 2018), o (aquí risas) Khedira en 2014 y Karembeu en 1998 por idéntico doblete.
Este año Sadio Mané ha quedado en segundo lugar por su temporada con el Liverpool y por haberse llevado la Copa África con Senegal, pero cualquiera que sepa mínimamente de fútbol entenderá que es una broma que el belga Kevin De Bruyne quede por detrás de él. Según entiendo yo el fútbol, solo hay un jugador que haya podido competir con Benzema en cuanto a su importancia para alcanzar los títulos de Liga y Champions: Thibaut Courtois, solo séptimo. O Vinícius, votado en octavo lugar, por detrás de Salah o Mbappé. Todo es una broma que parece dirigida.
En Estados Unidos el deporte profesional está hiper profesionalizado, como todo, y las votaciones para el MVP de la temporada o los playoffs no suelen deparar los desaguisados de cualquier votación que se haga en Europa, donde siempre queda un tufillo de sospecha. Este año, sin ir más lejos, se ha dado un premio como mejor club del año al Manchester City. Y como segundo, al Liverpool. El Real Madrid que se cepilló a ambos (jo, jo, jo) ha quedado (juas, juas, juas) tercero. Lo justificaron con argumentos peregrinos como que se valoraban otros aspectos, incluido el rendimiento de la sección femenina. Claro, claro, quizás olvidaron que también en la Champions femenina el Real Madrid eliminó a las féminas del City.
Luego llegan premios como el Kopa al mejor jugador joven y te enteras de que se lo ha llevado Gavi, el leñero más rápido de Europa. El Kopa del año pasado fue para Pedri. Sin desmerecer el juego de ambos (creo que el canario sí va a resultar en un gran jugador, aunque ahora mismo su fama en la prensa supera su aportación en el terreno de juego), me parece que hay talentos jóvenes que ya han sido más importantes en sus clubes que ambos jugadores del Barça. Jude Bellingham, Musiala, incluso Camavinga fue fundamental para la última Champions, mientras que los dos culés no aportaron gran cosa en un equipo que lleva tiempo bordeando la mediocridad. Pero la mejor prueba del cachondeo de estos premios es que entre los 30 seleccionados estuvo Ansu Fati. Para mí, el mayor talento que ha salido de la cantera del Barça estos últimos años, pero el caso es que estuvo todo el año lesionado, luego insisto, ¿qué se premia aquí? O más bien, ¿quién premia aquí? ¿Tiene algo que ver el patrocinio de socios.com, la empresa que mantiene negocios con el Barça y con Jaume Roures?


Socios.com, uno de los patrocinadores de la gala, celebra los premios a algunos de los clubes con los que colabora, el Barça y el City. Es el cachondeo de las votaciones, aunque el récord se lo lleva esta semana la revista FourFourTwo, que ha seleccionado a Xavi Hernández entre los 15 mejores entrenadores del mundo. Ya saben, Guardiola, Ancelotti, Klopp, Tuchel y también Xavi Hernández, que tiene una marca mucho peor que la de Koeman en sus primeros cincuenta partidos en el banquillo del Barça. Son unos genios del relato. Pero luego se pone el balón en juego y resulta que el equipo que tiene (según estas votaciones) al mejor delantero de Europa, a los dos mejores jóvenes y a uno de los 15 mejores entrenadores del mundo, no es capaz de ganar a los peores Inter y Bayern de los últimos años. Peligra pasar la primera fase de la Champions por segundo año consecutivo, pero, oye, si los expertos nos dicen que son los mejores, pues habremos de creerlo.
En fin, cuánto tiempo perdido en estas chorradas, yo mismo acabo de hacerlo. Por fortuna luego empieza un partido y aparece un tío como Fede Valverde. Inagotable, con capacidad de pase en corto y largo, capaz de romper líneas como pocos y con un disparo letal. ¿A ver cómo quedó en la votación para el Balón de Oro? Mmmmhhh…. no lo encuentro. ¡Coño, dicen «los que saben» que ni entre los treinta primeros!
Pues nada, que sigan a lo suyo, promocionando a los jóvenes de otros equipos y criticando a Vinícius, Rodrygo y Militao, o ignorando a Valverde, Mendy, Tchouaméni y Camavinga. El futuro del Real Madrid pinta muy bien en lo deportivo, que es lo que nos importa a los que nos gusta el fútbol, y no los premios. Solo así, acertando con los jóvenes, se podrá competir con los jeques del City o el Qatar Saint Germain. Por cierto, queda menos de un mes para el arranque de ese vergonzoso Mundial de Catar en mitad de las competiciones nacionales y continentales. La segunda parte de la temporada se prevé más que complicada para todos los equipos. Enhorabuena a los dirigentes de la FIFA por su plan de pensiones. Si entre sus planes está acabar con el fútbol que nos gusta a tantos, van por buen camino.