BARNEY, 02/06/19
«Tarde de expectación, tarde de decepción», como dicen en los toros. Esperábamos mucho de esta final y resultó un partido feo, trabado, incluso soso para lo que suelen ser los equipos ingleses. Actualizo la información al final de lo escrito ayer. Casi acierto la porra, pero Alisson demostró tener muy buenas manos, no como las de su predecesor.
BARNEY, 01/06/19
Voy a comenzar de prepotente sobrao (con la única intención de que trinen los antimadridistas) afirmando con convicción que se me hace raro una final de Champions en la que no esté el Madrid. Hasta ese nivel nos habíamos acostumbrado, se jugara bien o mal a lo largo del resto de la temporada. La última vez que se dio esta circunstancia fue el 6 de junio de 2015, hace casi cuatro años, cuando el Barça derrotó a una Juventus que entonces no era «un equipo de viejos».
Se me hace más raro aún presenciar esta final de Champions en mi ciudad, con autobuses y marquesinas engalanadas para la ocasión, con una Orejona enorme frente al Palacio Real, y pensar que la desastrosa temporada de los blancos nos ha privado de asistir una vez más al partido más importante del año.
Se me va a hacer raro que el Madrid no sea campeón de Europa después de 1.099 días. Hasta ahí hemos llegado, un período tan largo como los que solo Bayern Múnich (1974-76), Ájax de Ámsterdam (1971-73) y Real Madrid (1956-60) habían gozado en la historia de este torneo.
Pero sin duda para rareza la de los seguidores del Atleti cuando vean una Champions en su estadio, en un Wanda Metropolitano al que acceder por el bulevar de los sueños rotos, sueños destrozados en el minuto 93 o estrellados directamente contra el palo. Los atléticos podrán verla, visitarla, fotografiarse junto a ella,… pero solo por unas horas. Es una bonita metáfora de la historia de ese club, tan cerca que puedes rozarla con los dedos, pero nunca alcanzarla.
Por mi parte veré la final tranquilo y será la primera vez en los últimos cinco años que se de tal circunstancia. Me da igual quien la gane, no tengo filias ni fobias especiales hacia ninguno de los dos equipos, y según parece por el silencio de la prensa no hay deudas que pagar a nadie en esta ocasión. Lo digo abiertamente, me gustan ambos finalistas, me agrada su concepción del juego un tanto a la vieja usanza y el modo que tienen ambos entrenadores de plantear los partidos.
Ocurre que en esto del fútbol la emoción aumenta si tomas partido por uno de los contendientes, como ocurrió con el pasado Boca-River o con los partidos del Mundial que vi en directo, ya fueran un Dinamarca-Francia (con los rivales de los bleus, por supuesto) o un Nigeria-Islandia (con las islandesas, claro que sí). Así que pregunto: ¿con qué equipo voy esta noche?
Argumentos a favor del Liverpool:
Desde pequeño el Liverpool fue uno de esos segundos equipos que todos tenemos, como para mí eran el Ínter de Milán o la selección danesa. Una de las primeras finales que vi en directo fue la de 1984, aquella en la que derrotaron a los locales de la Roma en la tanda de penaltis. Por aquel entonces los reds tenían un equipo que cumplían la máxima del monólogo de Leo Harlem según la cual las marcas de ginebra escogen su nombre añadiendo una «s» a un jugador del Liverpool: Grobelaar, Grobelaar’s, la ginebra de moda, Whelan, pues Whelan’s, la ginebra joven, Neal, Neal’s, la más cool, etc, y así podríamos seguir hasta MacManaman y la ginebra más chic, la inventada MacManaman’s.
Solo dejé de ir con ellos en aquella terrible noche de Heysel en 1985, y aun así, era tal mi manía a los equipos italianos que mi subconsciente a veces prefería que ganaran los ingleses. Volví a vibrar con el Liverpool aquella noche de 2005 en Estambul cuando levantaron tres goles al Milán en una segunda parte memorable, con Xabi Alonso y Gerrard tirando del carro. Tiene a su favor una afición envidiable, con un himno mítico, el You’ll never walk alone, y este año (y ya es triste) nos ha regalado quizás la mayor alegría de la temporada, al menos la que mejores chistes nos ha traído: el 4-0 al Barça.
El Barça del mejor jugador de la historia de todas las civilizaciones y las galaxias interestelares, acompañado del mejor portero, el mejor central, el mejor lateral, el 9 estratosférico,… que se volatilizan cuando el conjunto cae derrotado con estrépito:
Argumentos a favor del Tottenham:
La cosa pintaba muy chunga para los madridistas tras la eliminación a primeros de marzo. Si ganaba el Barça andando, como había hecho toda la temporada, teníamos cachondeo asegurado. Si ganaba la Juventus, tendríamos que escuchar a Ronaldo decir que el Madrid era él y nada más que él, y tras su marcha el abismo. Pero si hubiera ganado el City del «inventor del fúpbol», nos habría tocado escuchar de nuevo todas esas cantinelas sobre la reinvención del juego, la verdad absoluta sobre el único estilo posible y su profeta Pep, el semidiós todopoderoso (entiéndase por «todopoderoso» contar con 1.400 millones de inversión).
Así que le debemos al Tottenham que se ventilara al City y a esos muchachotes rubios del Ájax que juegan tan bien al fútbol y que nos bajaron del pedestal tres años después. Son muchos puntos a su favor. Este artículo del As que intentaba echar mierda de nuevo sobre el Madrid me empezó a dar la pista sobre a quién apoyar:
Resulta que lo que intentaban vender sobre que «gracias a que el Tottenham se deshizo de lastres millonarios que se llevó el Madrid, el equipo pudo crecer», se convierte en un artículo que elogia casi punto por punto lo que ha hecho el Real Madrid en su gestión deportiva en los últimos ejercicios: vender bien para invertir en talento joven, reforzar algunos puestos con la cantera e invertir en un nuevo estadio. ¿Verdad que el artículo podía haberse titulado de un modo completamente distinto? «Un exitoso modelo de gestión similar al del Madrid», por ejemplo. Pero claro, hablo del As de Relaño, o de su émulo Vicente Jiménez, qué se puede esperar.
El Tottenham ha estado fuera y casi eliminado varias veces a lo largo de la competición:
- Pasó la primera fase debido a su empate en el minuto 85 en el Camp Nou y sobre todo, gracias a que el Inter no fue capaz de ganar en San Siro en la última jornada al PSV Eindhoven.
- Contra el City estuvo eliminado en el minuto 94 durante unos segundos, justo los que tardó el VAR en anular el gol de los locales y dejar a Pep con el mismo careto que con la declaración frustrada de independencia.
- Contra el Ájax necesitó esperar al minuto 95 para completar su heroica remontada con el hat-trick de Lucas Moura. Tremendo.
Cuando un equipo ha tenido tantas veces el agua al cuello, está preparado para enfrentarse a cualquier reto.
Los entrenadores:
Me caen bien los dos, me parece que lo que han conseguido tiene un mérito acojonante. Será la tercera final de Klopp, una con el Dortmund y la segunda consecutiva con el Liverpool. Su sonrisa transmite hambre y confianza a toda la plantilla, jugadores que corren como posesos, presionan y salen a la carrera sin pensar en especular con el balón en los pies. Pero Jurgen Klopp se pasó meses diciendo muchas tonterías acerca de la desgraciada lesión de Salah en la final de Kiev, y cayó en el ridículo al mantener la estupidez de la conmoción cerebral del portero Karius, el hombre de las manos de mantequilla que fue rápidamente enviado a Turquía para seguir con su carrera de errores.
Por el otro lado, el argentino Mauricio Pochettino está llamado a dirigir en un futuro no muy lejano al Real Madrid. Un tipo muy correcto, estudioso del fútbol, ex jugador y entrenador del Español, madridista, como no se cansa de repetir, y que nos regaló aquella genial frase acerca de si entrenaría al Barça en algún momento de su vida.
Definitivamente voy con el Tottenham, pero soy tan cenizo que ganará el Liverpool 2-1. Ganará el fútbol en cualquier caso, disfrutémoslo.
Actualización tras la final
Fue un partido feo, una final que me recordó a algunas de los ochenta y noventa cuando el que marcaba el primer gol se llevaba el título. Todo estuvo condicionado muy pronto por lo sucedido en el primer minuto, un penalti que yo sigo sin ver (¿no decía Valdano que no se podían pitar penaltis tan pronto?), aunque quizás con el Reglamento a aplicar desde la próxima temporada sí lo sea:
Por momentos pareció que el partido iba a finalizar 1-0 con un penalti que no era. Como la final de Heysel en 1985, cuando, una vez retirados los cadáveres (aun hoy sigo estupefacto con aquello), se decidió con un penalti fuera del área a Boniek transformado por Platini. En aquellos años decíamos que en televisión se veía clarísimo, que esto había que cambiarlo. Pues nada, ayer teníamos VAR, decenas de cámaras y que el árbitro se niegue a consultar la pantalla es uno de esos sinsentidos que no podremos comprender jamás.
Hubo mucho miedo en ambos equipos, sorprendente en ambos entrenadores, y lo más imperdonable es ese miedo cerval a perder la posesión del balón. Van a tener que prohibir ceder el balón a los porteros o el campo atrás, porque ralentiza el juego, lo vuelve soporífero por momentos. No es ninguna barbaridad, igual que se aprobó la norma hace años para que los porteros no pudieran jugar con las manos en las cesiones de sus compañeros. Algo que mejore el juego.
El Liverpool no quería perder su ventaja y el Tottenham no quería exponerse demasiado en defensa ante un equipo con puntas tan veloces como los reds. Así que tuvimos un tostón de partido. El Liverpool se encomendó a Van Dijk en defensa y al buen hacer de Alisson en la portería. Klopp dijo muchas tonterías hace un año sobre la conmoción de Karius, pero bien que se gastó 75 millones de euros en fichar a un porterazo de manos recias como el brasileño, el crack que estuvo «el día de Manolas» y «el día del córner más Origi-nal del mundo».
Los Hotspurs no tiraron a puerta hasta el minuto 70, cuando Dele Alli lo intentó con la fuerza de mi hija. De mi niña cuando tenía cuatro años. Me parece un jugador muy sobrevalorado, como Eriksen o Pogba, dos que suenan para reforzar al Madrid. El Tottenham mejoró mucho con la salida de Lucas Moura, que no sé por qué no estuvo en el once inicial.
Ayer surgió un debate en algunos foros sobre si había sido la peor final de la historia de la Champions, y yo creo que no, me he tragado bodrios mucho peores que el de ayer, por flojo que fuera el partido.
- 1988: PSV Eindhoven 0 – Benfica 0.
- 1990: Milán 1 – Benfica 0.
- 1991: Estrella Roja 0 – Olimpique de Marsella 0.
- 2003: Milán 0 – Juventus 0.
Y hubo otra final aburridísima, disputada en Sevilla en 1986, pero cuyo hilarante desenlace nos dejó una sonrisa de oreja a oreja: Steaua de Bucarest 0 – Barcelona 0.
Fin de la temporada futbolística, a ver qué nos depara la próxima. Esperamos grandes cosas, o al menos una mejoría. El suelo está muy bajo.
Un recuerdo para José Antonio Reyes, una pena su fallecimiento en el día de ayer. Muy bonito el homenaje de su antiguo compañero Alberto Moreno.
DEP.