BARNEY, 18/10/19
El VARça-Real Madrid previsto para el próximo día 26 se aplaza. De momento sine die, pendiente de fecha, privándonos a los aficionados de uno de los mayores espectáculos que se puede ver en el mundo del fútbol. Es una victoria de las algaradas callejeras, de los radikales, que han conseguido «enmierdar» un partido que veíamos más de 600 millones de espectadores en todo el mundo. Una vergüenza que se debe a muchos factores y a numerosos actores, entre los cuales está el presidente de uno de los principales brazos propagandísticos del movimiento indepe, el F.C. Barcelona. Josep María Bartomeu y su directiva sacaron sus títulos de Derecho del cajón y criticaron duramente la sentencia del Tribunal Supremo con un escrito totalmente previsible publicado antes incluso de haber leído las 500 páginas de la misma. El aplazamiento es un triunfo de la «kulé borroka», de la promoción de la desobediencia y la rebelión frente a una decisión judicial del Tribunal Supremo. Ya puestos en faena, animo a los dirigentes del club a que cambien desde ya el escudo de la institución:
La resolución del Comité de Competición responde a una decisión precipitada y, en palabras del Madrid, «una ocurrencia poco meditada» del nefasto presidente de La Liga, Javier Tebas, quien propuso de modo inmediato dicha medida tras la grave situación política que se vive estos días en Cataluña. ¿De verdad no se puede garantizar la seguridad del partido a diez días vista? ¿Existen informes de los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional o el Ministerio del Interior que avalen la decisión de Tebas? Según dijo ayer mismo el F.C. Barcelona, no hay ningún informe del Departamento de Interior de la Generalitat que indique que no se puede garantizar la seguridad del partido. Entonces, ¿Javier Tebas sabe algo que se escapa a los responsables de controlar una situación que se fue de las manos hace mucho tiempo por culpa de pirómanos como Torra, Artur Mas, Puigdemont y Bartomeu?
Busco en Google otras ligas del mundo en países con conflictos permanentes y veo que, salvo Yemen, Siria y poco más, los campeonatos se siguen disputando con aparente normalidad en Nigeria, Cisjordania, Irak, Etiopía o Venezuela. ¿Tan mal está la situación en esa «Cataluña de las sonrisas», tan cosmopolita y abierta al mundo como la Tractoria en la que se está convirtiendo?
Los más jóvenes no recordarán lo que era el fútbol en los ochenta, en los que por desgracia nos acostumbramos a tragedias como las de Heysel, Bradford o Sheffield, o a las peleas y asesinatos de hinchas en las ligas sudamericanas. En España además teníamos la lacra de ETA amenazando tras cada gran acontecimiento, con avisos de bombas, pancartas de apoyo (¡de mierda!) en los campos de fútbol, intimidación en las gradas (recordad El Sadar y el «petardo-bomba» lanzado a Buyo) y sin embargo los partidos se disputaban. Los campeonatos se celebraban pese a todo.
Para acabar con esta lacra se aprobaron una serie de leyes con fuertes regímenes sancionadores para erradicar todo lo que pudiera promover la violencia en el deporte, y de modo especial en el que se mostraba con mayor crudeza, el fútbol. La Football Spectators Act en Inglaterra supuso un antes y un después en ese mundo convulso de hooligans y aficionados alcoholizados.
En España se aprobó la Ley del Deporte en 1990 que fue un referente en la lucha contra la violencia en el deporte, y actualmente tenemos la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. En mi modestísima opinión de aficionado madridista y no jurista, lo que se tendría que hacer con el Clásico del 26 (y lo que se debería haber hecho desde hace años) es algo a lo que están desacostumbrados los dirigentes catalanes, ya sean del Parlament o de la directiva blaugrana: aplicar la Ley. Lo repito: aplicar la Ley. Les dejo el enlace a la Ley aquí. Lamento dejarlo en esa lengua que el presidente de la Generalitat Quim Torra define como propia de «bestias con forma humana», pero estoy seguro de que aun así serán capaces de entenderla.
Según esta Ley, art. 2, son delitos o faltas tipificadas:
b) La exhibición en los recintos deportivos, en sus aledaños o en los medios de transporte organizados para acudir a los mismos de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que, por su contenido o por las circunstancias en las que se exhiban o utilicen de alguna forma inciten, fomenten o ayuden a la realización de comportamientos violentos o terroristas, o constituyan un acto de manifiesto desprecio a las personas participantes en el espectáculo deportivo.
e) La emisión de declaraciones o la transmisión de informaciones, con ocasión de la
próxima celebración de una competición o espectáculo deportivo, ya sea en los recintos deportivos, en sus aledaños o en los medios de transporte públicos en los que se pueda desplazar a los recintos deportivos, en cuya virtud se amenace o incite a la violencia o a la agresión a los participantes o asistentes a dichos encuentros, así como la contribución significativa mediante tales declaraciones a la creación de un clima hostil, antideportivo o que promueva el enfrentamiento físico entre los participantes en encuentros o competiciones deportivas o entre asistentes a los mismos.f) La facilitación de medios técnicos, económicos, materiales, informáticos o tecnológicos que den soporte a la actuación de las personas o grupos que promuevan la violencia, o que inciten, fomenten o ayuden a los comportamientos violentos o terroristas, o la creación y difusión o utilización de soportes digitales utilizados para la realización de estas actividades.
Los recintos deportivos deberían ser lugares, como explica el Preámbulo de la Ley, para el disfrute del deporte, no para manifestaciones políticas, ni para remover a las masas con temas que encienden tantas bajas pasiones como el nacionalismo. El CDR (Club Deportivo Radikal) Barcelona ha sido durante años uno de los pilares del independentismo, una de las organizaciones que ha facilitado la estructura del club para la difusión del mensaje secesionista por el mundo, y nunca se le han parado los pies, pese a que, entre sus obligaciones, están:
Leo todo lo que dice la Ley y creo que han incumplido el ochenta o noventa por ciento de las obligaciones. Lo que ocurre es que hablo de un club en el que sus dirigentes y principales jugadores se siguen descojonando de lo que ocurrió en 2002 con Figo, el lanzamiento de botellas y el cochinillo. De un club que ha blanqueado siempre el apedreamiento del autobús del Real Madrid, una práctica que no es de tiempos inmemoriales. Este artículo es de 2010, por ejemplo. «Estos chicos…» son como los chicos de la gasolina de Arzallus, siempre presto y dispuesto a blanquear la imagen de los radicales.
Aquel día de la vuelta de Figo al Camp Nou no ocurrió una desgracia de milagro, pero aun hoy los culés más recalcitrantes siguen diciendo que Figo fue a provocar al tratar de realizar un acto tan ominoso como el que solía hacer en cada encuentro: sacar un córner. La sanción al club fue la que era de esperar, el cierre por dos encuentros, pero como a este club no le aplican las leyes, ya sean civiles o deportivas, la sanción quedó sin cumplir. Favor por favor, e inicio del terrible Villarato.
El «mès que un club» está haciendo estos días lo que ha hecho toda la vida: ponerse al lado de aquel del que puede sacar tajada, ya sea la Generalitat, Mediapro, LaLiga de Tebas, Villar, la UEFA o Franco. Y por alguna extraña razón hay miedo a aplicarles la ley, como el cierre del estadio, la pérdida de puntos por llegar tarde a un encuentro, la sanción por no presentarse a un partido, las prohibiciones de la UEFA de hacer política en los campos, negociar con jugadores con contrato en vigor, no ceder jugadores a la selección, poner un partido después de las 12 de la noche, cerrar el Camp Nou al público el 1-O, y tantas y tantas otras.
Casualmente, por primera vez en años el Madrid contaba con un día más de descanso que el Barça antes del Clásico, porque juega el martes y el Barça el miércoles. ¿Qué tendría que hacer el Madrid? Ir a jugar el partido a la hora prevista, y si se incumple la ley en lo relativo a las (putas) pancartas o a las garantías de seguridad, o apedreamiento del autobús, pedir la suspensión del mismo. La cancelación del encuentro y una sanción ejemplar para el club, ¡coño, lo que dice la Ley!
Si el partido es una vergüenza, como lo fue en su día el del cochinillo y la botella de JB, que lo vea todo el mundo, si hay lanzamiento de objetos que se suspenda, que Ramos pida que se retiren todas esas pancartas ofensivas que llaman a España estado opresor, que vean en China, Arabia Saudí y los Estados Unidos en qué se ha convertido este club que hace un cuarto de siglo no era ni por asomo el altavoz del odio en que se ha convertido hoy en día. Que se aplique la Ley, que es lo que se hace en los estados de Derecho sin «tsunamis democràtics»:
Siento una enorme pena por lo que está ocurriendo en Cataluña estos días. La falta de condena de la violencia y las imágenes de estos días me recuerdan a los años de plomo del País Vasco, con Otegi equiparando «las violencias de todos los lados», las nueces que recogía Arzallus mientras ETA ponía las bombas, me viene a la memoria el silencio de los que están acojonados porque no se atreven a decir su opinión en público. Futbolistas incluidos, ¿qué han hecho Iniesta, Villa, Pedrito o Luis Enrique todos estos años? Lo mismo que hicieron aquellos años los futbolistas y seguidores que no apoyaban al separatismo vasco, callar. Solo pueden hablar los de siempre: Piqué, Sergi Roberto y los millonarios cataríes Guardrolona y Xavi Hernández.
El Barça, en lugar de poner sensatez, ha echado más gasolina. Si no se puede garantizar la seguridad del partido, se suspende y se les pone una sanción ejemplar. Pero que esta vez la cumplan. Una de las propuestas era que se juegue el día 4, pero ya ha dicho el Barça que no le viene bien porque el día 1 tiene partido contra el Atleti. Por primera vez en años a Tebas le preocupa que los dos equipos cuenten con los mismos días de descanso. Ya veréis cómo lo ponen cuando peor le viene al Madrid, que una vez más tiene que dar ejemplo y ya veréis cómo es el que recibe los palos de prensa y Liga.
Actualización del 19/10/19: según la última noticia de ayer por la tarde, parece que se jugará el 18-D. Para el Madrid, 4 días después de visitar Mestalla y 3 días antes de recibir al Athletic de Bilbao. Mucho peor que ahora.
Lo dicho: la kulé borroka todavía recibe un premio.
9 teorías surrealistas (y una anormal) para aplazar el Clásico. En La Galerna.
Lo siento mucho, Barney, pero, por primera vez, tu relato no me ha gustado nada de nada.
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Pues yo también lo siento, pero entre este blog y los textos de La Galerna llevo casi un centenar de escritos, así que si esta es la primera vez, consideraré que no es mal porcentaje. A mí no me gusta nada de nada que se mezclen política y deporte, llevo mucho tiempo criticándolo en este foro. No me gusta que se utilicen los campos de fútbol y baloncesto para soflamas de una de las ideologías mas nefastas del pasado siglo, los nacionalismos, principales agentes causantes de las dos guerras mundiales y de decenas de enfrentamientos en un mundo que debería ser cada vez más global y menos local. Que el Barça llene un campo con 30.000 esteladas y sus dirigentes digan hipócritamente que no tienen nada que ver cuando al palco de ese mismo día habían invitado a los líderes de las tres formaciones que entregaban banderas a catalanes, chinos, rusos y árabes a las puertas del Camp Nou, demuestran lo que son: parte del movimiento propagandístico. Que pongan pancartas hablando de derechos humanos y presos políticos en los sitios seleccionados por Roures, otro agente del movimiento, y que lo hagan mientras lucen la propaganda de Qatar, demuestran de nuevo su hipocresía. Que Guardiola y Xavi hablen de opresión en España, una de las democracias más sólidas del mundo según los índices internacionales, mientras ellos cobran del régimen catarí debería hacer que se les cayera la cara de vergüenza y no que se les muestre como adalides de la libertad. The Guardian ya se lo ha recordado a Pep.
No me gusta nada de nada esta deriva. Nacionalismo y un estadio de fútbol, dos sentimientos que mueven las más bajas pasiones, una bomba de relojería. Hace apenas un mes entrevistaban a Joan Gaspart en la radio y le recordaron el episodio de Figo y el cochinillo. Todavía, casi 20 años después, seguía diciendo que Figo fue a provocar. Ni una mala palabra del vergonzoso comportamiento de los aficionados, ni un solo reproche, y los comentaristas le reían las gracias. Pues nada, sigamos celebrando estas actitudes y luego nos extrañaremos de que lancen adoquines a la policía. Ojalá pare esta locura pronto, ojalá pongan un poco de cordura todos los que pueden hacerlo. Un abrazo.
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