Prevaricar, por Barney

var penalti vinicius

Prevaricar es tomar una decisión injusta a sabiendas. PreVARicar, atendiendo a la etimología de la palabra, es exactamente lo que está ocurriendo en España:

  • «Pre»: prefijo que indica «antes de» o «con carácter previo a», predisposición, premeditación.
  • VAR: yo creo que ya nos hemos cansado todos de los juegos de palabras, el VAR y el bar, F.C. VARcelona, o como tituló a toda página el diario Sport, BarVARidad, cuando el árbitro Gil Manzano osó expulsar a Lenglet tras un codazo al jugador del Girona Pere Pons en el que la nariz todavía seguía en su sitio y ni siquiera perdió pieza dental alguna, menudo desVARío. El Video Assistant Referee, al que dediqué hace un año un artículo diciendo que no funcionaría gracias a sus tres miembros indispensables, el trío calavera Villar-Arminio-Roures, ha cambiado de representantes, pero está sirviendo para justificar la misma mierda de siempre. Ahora es un «Velasco-And-Roures» o «Velasco-And-Rubiales», pero oyendo a algunos comentaristas parece que el VAR sirve para demostrar que fue falta de «Vinicius-A-Rulli».
  • «i»: conjunción copulativa «y» que cuando forma parte de un solo sustantivo formado a partir de la unión de varias palabras se convierte en «i» latina, p.ej. «correveidile», como los chivatos de la prensa en el caso Cheryshev, o «paniguados» como los medios cómplices en el caso Chumi.
  • «Car»: terminación en primera conjugación verbal, pero también, inicio del verbo carcajearse.

Todo junto, amigos, convierte la definición de preVARicar en la siguiente:

Def. PreVARicar:

Tomar decisiones injustas a sabiendas y con premeditación, apoyándose en el uso del VAR, para luego descojonarse de los madridistas que lo cuestionan.

Porque la rueda de prensa que sucedió a las críticas por el uso tendencioso del VAR solo cabe encuadrarla en el sistema creado hace muchos años en el que la prensa es cómplice y actor fundamental de la farsa. Como dijo el escritor uruguayo Eduardo Galeano: «nos mean y los diarios dicen llueve».

Hay cosas que no cambian y ya ni sorprenden, como el hecho de que haya un solo equipo al que no le han pitado penaltis en contra, no hace falta que diga cuál es, supongo. El que juega con un Reglamento diferente.

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El caso es que la temporada no comenzó mal, quizás porque los árbitros sabían que las cámaras les podían poner en evidencia, y al Madrid le señalaron varios penaltis a favor (que lo eran), contra Girona, Leganés, Celta y Valladolid, pero ya había indicios que no me gustaron, como que nos intentaron anular varios goles. Mejor dicho, los anularon o los dejaron en suspenso hasta que revisaron con lupa y durante al menos dos minutos las jugadas enteras:

  • Leganés: por una falta del defensa sobre Benzema que Jaime Latre convirtió en todo lo contrario.
  • Español: fuera de juego de Asensio que no era.
  • Valencia: yo creo que los madridistas todavía estamos tratando de averiguar por qué revisaron el segundo gol del Madrid, el de Lucas Vázquez, porque no hay fueras de juego, ni faltas previas, ni dudas de ningún tipo, excepto para los de la sala del VAR. Igual rebobinaron diez minutos de partido para encontrar algo irregular en un despeje en el centro del campo o así.

La prensa cómplice, siempre dispuesta a una crítica de más, le dio la vuelta a la tortilla y en lugar de reconocer que los árbitros habían perjudicado al Madrid y el VAR lo había corregido, dijeron que:

Gracias a estas correcciones de los errores arbitrales, el Madrid no había sido perjudicado como en las vergonzosas diez o doce jornadas iniciales de la temporada pasada, cuando el Villarato moribundo daba sus últimos coletazos y contribuyó a poner a los suyos con diez puntos de ventaja sobre un Madrid que le había vapuleado en la Supercopa. Pero hay un cambio de criterio claro tras la quinta jornada, cuando el Madrid gana 1-0 gracias al gol de Asensio que había sido injustamente anulado, y sobre todo, tras el empate del VARça con el Girona en el partido de la mencionada expulsión de Lenglet.

La campaña de ataque al VAR iniciada desde Barcelona fue tremenda, tras una jugada que para la mayoría de periodistas estuvo correctamente sancionada. El Barça elevó su protesta a la Federación, exigió aclaraciones, pidió que le quitaran el partido de sanción al central y sobre todo movilizó a todo su aparato mediático. Aquella semana fue horrible, era poner la tele y encontrarte día tras día a alguien del Barça clamando contra la injusticia a la que habían sido sometidos.

Algo cambió, estoy seguro, se dieron instrucciones, también estoy seguro de ello, y por ejemplo los madridistas apreciamos algo con mucha claridad: si el criterio en las jugadas dudosas por fuera de juego era dejar acabar la misma y revisar luego en el VAR, los asistentes dejaron de hacerlo en los partidos del Madrid. A la mínima que un jugador se escapaba solo, levantaban el banderín como si les hubieran pinchado con una aguja en la axila. Y una vez cortada la jugada, ya no entra a juzgar el VAR. Así que recuerde, hubo una muy clara contra el Valladolid (con 0-0), tres contra el Éibar (innecesarias, ya perdíamos 2-0), otra contra el Barça en el Camp Nou con 0-0 y el mismo calambrazo en los asistentes jornada tras jornada.

Para colmo de males, el llamado «arquitecto del VAR», Nacho Tellado, empezó a demostrar en algún programa de televisión que las líneas de fuera de juego que tiraba Mediapro estaban mal hechas. Fueras de juego que no eran aparecían en las imágenes de Mediapro como si lo fueran, o a la inversa, utilizando líneas torcidas o demasiado gruesas, o tomando el punto de referencia del jugador en la bota y no en la parte más adelantada del cuerpo, como indica el Reglamento.

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Nacho Tellado fue expulsado de los platós tras demostrar esta realidad. Ahora está en el As (no sé si durará mucho tiempo en este medio hostil) donde ha demostrado entre otras cosas algo que muchos sospechábamos: que la distancia del balón a las barreras es muy superior a los 9,15 metros reglamentarios… cuando lanza Messi.

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El sistema empezaba a cuestionarse, a generar dudas en los aficionados. Y más cuando comprobamos que entraba a juzgar algunas jugadas y otras no, con un criterio que podría parecer aleatorio, pero no lo era en absoluto. El Athletic de Bilbao, el otro equipo de Villar, en apuros y rondando los puestos de descenso, tuvo dos ayudas escandalosas contra Girona y Getafe: un penalti a favor en el 92 (1-0) y un agarrón de judo al delantero del Getafe Mata en el 94 (1-1). El VAR ni entró a ver ambas jugadas.

Nos vendieron que si el árbitro de campo veía clara la jugada, el VAR no entraba a corregir el criterio, no rearbitraba. Otra mentira más, como pudimos ver en el Clásico del Camp Nou en octubre. El árbitro Sánchez Martínez señalaba un córner tras un lance entre Varane y Luis Suárez, y los jugadores del Barça rodeaban como posesos al colegiado para que revisara la imagen. En el momento que vi que accedía a hacerlo, supe que lo iba a pitar. Porque lo era, no me quejo. El VAR acertó, para eso está. Y además porque al mando del VAR estaba el mejor aliado azulgrana de los últimos años; Hernández Hernández.

Sin embargo, lo que no parece normal es que el VAR no entrara a juzgar el posible penalti a Isco al principio de la segunda parte y la enésima roja perdonada al uruguayo Suárez por su agresión a Nacho. Ahí los del VAR debían de estar en el baño.

Desde entonces hemos visto cosas muy extrañas con el uso de este sistema, pero sin duda me quedo con dos:

  • El gol de Piqué al Villarreal, con 0-0 en el marcador, viene precedido de un clarísimo fuera de juego de Dembelé, que es quien centra al área. Lo raro no es eso, sino que en las explicaciones posteriores al partido nos contaran que la sala del VAR no tenía imágenes de la posición de Dembelé. ¿Me están diciendo que Mediapro, la empresa del culé Roures, escamoteó las pruebas del delito? Yo conseguí encontrarlas veinticuatro horas después y mira, con el logo de la tecnología 360 grados. Luego había no una, sino muchísimas cámaras apuntando a ese momento, uno de tantos que «se perderán, como lágrimas en la lluvia». Los mismos tipos del VAR no vieron tampoco los manotazos de Piqué y Busquets, dos claras agresiones de tarjeta roja. ¿Quién estaba al mando del VAR ese día? Sí, Hernández Hernández.

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  • El penalti a Vinicius. Creo que hasta los más culés del aparato mediático han reconocido que lo era. Pues bien, después de que Isaac Fouto y los lameculos habituales del sistema nos explicaran que el árbitro había visto clara la jugada y por tanto el VAR no podía intervenir en la misma, en los audios que enseñó Velasco Carballo en la rueda de prensa del pasado lunes, comprobamos que sí lo hizo. Y eso es lo más sorprendente, que después de ver las imágenes, y con evidentes urgencias, le transmitieran al colegiado que no había nada, que podía reanudar el juego, con una frase que va a ser recordada por muchos años: «Todo OK, José Luis».

PreVARicar, eso es lo que está ocurriendo. Equivocarse intencionadamente y reírse en nuestras jetas. Menos de una hora después del penalti no pitado a Vinicius, al Getafe le anulan un gol totalmente legal contra el Barça, con 0-0 en el marcador. Que siga la fiesta, el Barça ganó 1-2. El Madrid está haciendo una temporada lamentable, con muy poco fútbol y todo lo que queráis, pero no es normal el uso parcial y discrecional del VAR que se hace en España.

¿Por qué nos gustó tanto en el Mundial y tan poco el que se utiliza aquí? No sé de qué me quejo: Roures manipulando las imágenes, Velasco designando los peores árbitros posibles (sorprendente la insistencia en Hernández al cuadrado, el mismo que comprobó la semana pasada el gol de Canales frente al Madrid y lo dio por válido pese a que era fuera de juego), y Rubiales, que nos la tiene jurada desde el fichaje de Lopetegui. Tiene mala pinta y mientras tanto, seguirá siendo más fácil ganar la Champions que la Liga española.

Cara Barney