The US Presidents según Hollywood (II)

TRAVIS, 03/09/2020

Como ya dije en la primera parte, para llegar a la presidencia de Estados Unidos conviene tener una elevada capacidad actoral, porque la carrera electoral en realidad es una interminable sucesión de shows and performances adaptada a cada uno de los escenarios, es decir, a la mentalidad de los espectadores/habitantes de cada estado. Ahora que parece que se confirma la victoria de Joe Biden, es un momento excelente para alabar la interpretación de un actor como Jim Carrey transmutado en Joe Biden con el mismo acierto con el que Alec Baldwin lleva años interpretando el personaje de Donald Trump. Por esa capacidad de actuación, no debe extrañar que un actor con una larga carrera en Hollywood como Ronald Reagan accediera a la Casa Blanca en 1980. O que Arnold Terminator Schwarzenegger se convirtiera en gobernador de California. O que ascendiera a presidente de los Estados Unidos en The Simpsons: the movie. Genial esta parodia sobre la toma de decisiones de un presidente en el Despacho Oval:

Me interesan más las películas sobre los presidentes posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que suelen ser mucho más críticas y ácidas, que las anteriores, porque el tiempo tiende a mitificarlo todo, a suavizar los errores de los personajes y a ensalzar sus virtudes. En muchas películas sobre personajes históricos, los actores que los interpretan hablan con ese aire de grandeza que les da el lugar que la Historia tiene reservado para ellos, y el problema es que parece que lo hubieran tenido siempre, incluso desde su formación como cadetes en una academia militar o en una universidad. Se convierten en verdaderas hagiografías, biografías demasiado elogiosas y poco humanas del personaje.

Para los interesados en el tema, George Washington aparece, entre otras, en Los inconquistables, película de Cecil B. De Mille de 1947, con Gary Cooper y Paulette Goddard, en El Patriota (2000), la estupenda recreación de Roland Emmerich de la guerra de Independencia, con Mel Gibson y Heath Ledger, o en George Washington: la leyenda (2000), en la que el primer presidente de la historia de Estados Unidos es representado por Jeff Daniels. De Thomas Jefferson solo recuerdo Jefferson in Paris (1995), uno de esos tostonazos de época rodados por James Ivory que no acabé de ver, pese a que contaba con Nick Nolte y Greta Scacchi en el reparto. Ulysses Grant aparece brevemente en uno de mis wésterns favoritos de siempre, Murieron con las botas puestas (Raoul Walsh, 1941), con Errol Flynn haciendo de General Custer, y también en esa cosa abominable llamada Wild Wild West (1999, esperpento perpetrado por Barry Sonnenfeld).

El «padre de la patria» estadounidense actual que, sin duda, aparece en más películas es Abraham Lincoln. El nacimiento de una nación (1916) y Abraham Lincoln (1930), ambas de D.W. Griffith, Lincoln en Illinois (1940, John Cromwell) y de esa época, la muy recomendable de John Ford, El joven Lincoln (1939), en la que Henry Fonda interpreta el papel de ese joven abogado que terminaría como presidente de la nación. Mucho más modernas son La conspiración, de 2010, el acercamiento de Robert Redford al complot que culminó su asesinato con éxito, y Lincoln, de 2012. Como todo lo que hace Steven Spielberg es muy interesante, y como todo lo que hace Daniel Day-Lewis resulta de una intensidad un tanto agobiante.

En ese mismo año 2012 se estrenó un delirio titulado Lincoln: cazador de vampiros, del que me bastó ver el tráiler para saber que no me interesaba lo más mínimo ver al presidente convertido en un Van Helsing cualquiera que, hacha en mano, se dedica a descuartizar vampiros. Quizás una noche en la que me encuentre muy, muy, muy, pero que muy aburrido…

Y de un presidente asesinado durante su mandato a otro: John Fitzgerald Kennedy. Sin duda, su asesinato y muerte prematura idealizaron para la posteridad su figura. La fenomenal disección del magnicidio de 1963 en Dallas que Oliver Stone muestra en JFK (1991) nos hace dudar casi de cada punto relacionado con la versión oficial de la comisión Warren. La exposición de la teoría de la bala única resulta magistral en pantalla, pero ya sabemos que Oliver Stone suele ser tan hábil como tramposo en sus películas. Un genio en lo suyo. Kennedy aparece también en Trece días (2000), sobre la crisis de los misiles de Cuba, interpretado por Bruce Greenwood y en El mayordomo (2013), con el aspecto que le da James Marsden.

Si a alguien le interesa de manera especial este tema, El mayordomo, que no es otro que Forest Whitaker, cuenta la historia de ficción de un trabajador humilde que nace como esclavo en una plantación, entra a trabajar en la Casa Blanca como mayordomo y conoce a siete presidentes norteamericanos. La película aprovecha todo ese período histórico para hablar de los conflictos raciales en Estados Unidos y termina, como no podía ser de otro modo, con una recepción con Barack Obama. Robin Williams interpreta sorprendentemente al primer inquilino del Despacho Oval que conoce este mayordomo, Dwight Eisenhower, el predecesor de Kennedy. Robin Williams, con un poco de ayuda y caracterización, lo mismo te interpreta a Eisenhower que a otro presidente como Theodore Roosevelt (Noche en el museo, 2006).

A Eisenhower le tendré siempre cierta simpatía por la serie Ike, con Robert Duvall en su papel, por su breve aparición en una de las películas bélicas más míticas de siempre, El día más largo (1962), cuando era «solo» general en el desembarco de Normandía, y por ser ese presidente que lanza la carrera espacial en Elegidos para la gloria (The Right Stuff), la fenomenal epopeya espacial dirigida por Philip Kaufman en 1983.

John Fitzgerald Kennedy estrechó la mano de Forrest Gump en una de las tres visitas de este a la Casa Blanca, en la famosa (e hilarante) escena de Tom Hanks tratando de contener sus ganas de mear ante JFK. Aunque me gustó más aún el momento en que Forrest visita por fin el baño y se encuentra con un retrato de Marilyn Monroe, ¡qué cabr… este JFK!

Tras su asesinato y en cuestión de horas, según nos contó Oliver Stone, Lyndon B. Johnson sucedió a Kennedy, y por supuesto recibió otra visita de Forrest Gump, casi más desafortunada que la primera, pues acaba enseñándole la herida de guerra “en el pompis” (palabra que, por cierto, aparte de los dobladores, no sé si usa alguien más). Liev Schreiber interpreta a este “presidente por accidente” en El mayordomo, al hombre al que le tocó el período entre los dos presidentes que sin duda más impacto tuvieron en la política mundial entre los sesenta y principios de los setenta: el mencionado Kennedy y Richard Nixon.

Nixon es otra figura que ha dado mucho juego a Hollywood. Todos los hombres del presidente, de Alan J. Pakula (1976), es una magnífica recreación de la investigación que realizaron los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein sobre lo que acabó siendo el Watergate, el caso de espías ilegales que le costó el cargo a Nixon. Qué tiempos aquellos en que los altos cargos dimitían cuando eran pillados cometiendo actos delictivos. Nixon no se libra de la visita de Forrest Gump, un error del que “se arrepentirá”, pues según el filme de Zemeckis, el Watergate se destapa por una llamada nocturna del bueno de Forrest.

John Cusack interpreta a Nixon en El mayordomo de una manera contenida, incluso amable, nada que ver con la interpretación de Anthony Hopkins en Nixon (1995), de nuevo de Oliver Stone. El Nixon de Hopkins y Stone parece siempre crispado, desconfiado, incluso el lenguaje gestual no me parece el adecuado según los vídeos que he visto del Nixon real. En ese sentido, me gusta más el Nixon de Frank Langella en Frost contra Nixon (2008), la película de Ron Howard sobre la famosa entrevista del periodista británico en 1977.

Ahora bien, si tengo que hablar de Nixon y Kennedy, nada me gusta más que la teoría que Watchmen deja caer en sus versiones: el disparo frontal que asesinó a Kennedy fue obra de El Comediante y Nixon se mantiene como presidente hasta mediados de los ochenta gracias a la intervención del Doctor Manhattan en la guerra de Vietnam. ¡Toma ya!, casi nada en la obra maestra de Alan Moore y Dave Gibbons.

Ya metidos en los ochenta, resulta paradójico que el actor metido a presidente Ronald Reagan haya contado con muy pocas caracterizaciones en el celuloide. Un actor sin ningún parecido con el difunto presidente como es Alan Rickman interpreta al antiguo cowboy en El mayordomo. Creo que falta algo de tiempo para que veamos alguna gran película sobre su figura, al igual que sobre Barack Obama (que fue “borrado” en La noche más oscura, la película de Kathryn Bigelow sobre la ejecución de Bin Laden). O sobre Bill Clinton, pues los personajes de Primary Colors y La cortina de humo eran poco más que remedos del expresidente.

Donald Trump es un personaje en sí mismo cuya presidencia dará para varias obras. De momento, ha aparecido en el documental de Michael Moore Fahrenheit 11/9 sobre su acceso a la presidencia, con un momento muy potente en lo visual, en el que se emiten imágenes de Hitler y el nazismo con discursos del propio Trump. La obra de Michael Moore es también muy crítica con la presidencia de Barack Obama, tanto en la teatralidad (el vaso de agua de Flint, Míchigan) como en sus “logros” como presidente.

Michael Moore tiene otros documentales sobre los presidentes norteamericanos, como Michael Moore in Trumpland (2016) o el acojonante (por lo que cuenta y por cómo lo cuenta) Fahrenheit 9/11, Palma de Oro en Cannes en 2004. Se centra en la figura de George W. Bush, comenzando por el robo de las elecciones en el estado de Florida en el año 2000, con el apoyo del gobernador Jeb Bush en un proceso completado por los jueces del Tribunal Supremo nombrados en su mayor parte por su padre, George Bush Sr., y continuando por las sospechosas y extrañísimas vinculaciones empresariales entre la familia Bush y la familia de Osama Bin Laden. Todo ello con las imágenes del 11-S, el 9/11 americano, de fondo. Ni el mejor de los guionistas de Hollywood habría escrito nunca nada similar al momento en el que informan al oído de Bush de los ataques terroristas sobre el World Trade Centre. Siete minutos bloqueado escuchando un cuento infantil. Asusta.

Como asustan las dos caracterizaciones más recientes que hemos visto del mismo presidente en W. (2008) y Vice, El vicio del poder en España (2018). ¿En qué se parecen Josh Brolin y Sam Rockwell? En nada, pero ambos hacen unas muy buenas caracterizaciones de George W. Bush. El primero, en la película de Oliver Stone (¿quién, si no?) sobre los «años locos» de Bush, sus problemas con el alcohol, su incompetencia para los negocios, la conversión al catolicismo y los sabios consejos de su padre (interpretado por James Cromwell), que acabarían llevándole a la presidencia de los Estados Unidos.

Sam Rockwell, por su parte, compone un Bush Jr. despreocupado por la política exterior, que deja a su capricho (y enriquecimiento propio) al Vice-President Dick Cheney. No evita casi ningún asunto: Halliburton, las invasiones de Afganistán e Irak, y el enriquecimiento de las empresas de Cheney mientras Bush mira para otro lado o directamente no se entera de los negocios de su brazo derecho. Grandes interpretaciones de Rockwell como Bush y de Christian Bale como Cheney, pero asusta ver que un tipo así no ha acabado sus días en prisión.

Poco más me queda por contar, alguna referencia más para curiosos. Como Benjamin Button tiene tantas similitudes con Forrest Gump, no podía dejar de conocer a un presidente: Theodore Roosevelt. El otro Roosevelt, Franklin Delano, aparece con la cara de Jon Voight en Pearl Harbor (Michael Bay, 2001), y su sucesor, Harry S. Truman, en Banderas de nuestros padres (Clint Eastwood, 2006) y como amigo de ese sueco chiflado que fue El abuelo que saltó por la ventana y se largó (2013). Quería acabar de una manera similar a la primera parte: con una parodia de uno de los grandes, Leslie Nielsen, haciéndole todo tipo de perrerías a esa primera dama entrañable que era Barbara Bush en The naked gun (Agárralo como puedas). La habré visto un millón de veces y me sigo partiendo la caja:

Preveo que en poco tiempo estaré comentando alguna peli sobre Trump, ¡hasta entonces!

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