Debido al seguimiento que tuvo la primera parte, centrada en las chapuzas contables del Barça y en la huida hacia delante en la que el club lleva años inmerso, Javier «Kollins» Alberdi me pidió que mantuviéramos otra charla, en esta ocasión sobre los litigios que mantiene el «mès que un club» con la Agencia Tributaria.
El vídeo lleva 12.000 visitas en su primer día y por los comentarios que dejaron los seguidores del canal se ve que algunos de los asuntos tratados, fundamentalmente los de los años noventa, eran desconocidos para el gran público, seguramente porque esa parte fundamental del «Tinglao», la prensa, «la mejor del mundo», no se enteraba de nada o era untada para no difundirlo y dar esa imagen bucólica-idealizada del Barça.
La pillada del «Barçagate» o el «caso Negreira»
En el escandalazo del que llevamos hablando el último mes, al Barça lo pillan por un delito fiscal. Como a Al Capone. Había indicios de criminalidad en muchas de sus actuaciones, pero no podía probarse nada. La «omertá», la cercanía con el poder, el retorcimiento de la contabilidad, las disputas entre famiglias… veo muchos paralelismos. La Fiscalía acusa al Barça por corrupción continuada en los negocios y administración desleal (Rosell y Bartomeu), pero también por falsedad documental.

La denuncia de la Fiscalía concluye que el Barça se había deducido facturas por servicios no prestados. Cada excusa que da el club es peor que la anterior: que si había vídeos, que si asesoramiento verbal, que si coaching con los árbitros, que si informes de jugadores de divisiones inferiores… Todo mentira. El propio club firmó un acta de conformidad tras la inspección de Hacienda en el que reconoce que no podía acreditar los servicios pagados a la empresa de Enríquez Negreira, y por tanto, tuvo que devolver el IVA que había deducido y ajustar el gasto en el Impuesto de Sociedades de los ejercicios objeto de la inspección. Para que un no experto en materia fiscal lo entienda, voy a utilizar la medida del «Negreira», es decir, una factura de 40.000 euros más IVA por los servicios de lobby arbitral, por utilizar un eufemismo:

Y así muchas facturas y muchos euros por servicios no prestados de los que trataban de recuperar el IVA y la deducibilidad del gasto. Según el artículo de El Confidencial, solo en los ejercicios inspeccionados, de 2016 a 2018, la propuesta de regularización del Impuesto de Sociedades es de 404.249 euros, más 52.324 euros por intereses de demora. En cuanto al IVA, la inspección regularizó 473.050 euros, con sus correspondientes 84.991 euros de intereses. Si hacemos la cuenta en «Negreiras», tendremos la realidad de los pagos totales realizados a favor del vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros solo en tres años.
Con la regularización de Hacienda, «las facturas perdieron la presunción de validez», según indica la Fiscalía en su querella. En mayo de 2022, y la fecha es importante, ante los indicios de delito por los pagos no justificados, el expediente de la Agencia Tributaria fue enviado a la Fiscalía. Mayo de 2022, repito. La Ley del Deporte se cambia en diciembre, perpetrada por, entre otros, Albert Soler, director general del Consejo Superior de Deportes hasta enero de 2023 y directivo del Fútbol Club Barcelona entre 2014 y mayo de 2021. La Ley del Deporte amplió los plazos de prescripción de los delitos deportivos, pero solo de los leves y graves, y mantuvo la de los muy graves en la ridiculez de los tres años. Qué puñetera casualidad.
El Barça podía haber ajustado el gasto en el impuesto de sociedades (considerarlo no deducible) y a lo mejor hoy no tendríamos constancia del caso. Por poner un ejemplo, el Barça sí puede deducirse el gasto y el IVA de los pagos a detectives, periodistas y medios de comunicación, porque quedó acreditado que habían prestado un servicio. Se puede cuestionar su ética o no, su conveniencia o no, pero no la deducibilidad fiscal. Son los socios del club los que podrían denunciar a sus dirigentes por administración desleal o quebranto patrimonial, pero con Hacienda no habría problema alguno.


Hacienda investiga el destino de esos fondos
Como ya dije en este blog desde el primer día, aquí falta gente por salir, «faltan los peces gordos». Negreira era posiblemente solo un nexo de unión. Según la investigación de la Agencia Tributaria, el ex árbitro, ex vicepresidente y «lobbista», no ha tenido un incremento importante en su patrimonio. El dinero era retirado «en efectivo o mediante cheques al portador que cobraban terceras personas por encargo del árbitro». Hoy se ha sabido por El Confidencial que el dinero era retirado por la secretaria de Negreira y un empleado de la sociedad pantalla. Solo durante el período de 2016 a 2019 fueron 550.000 euros en efectivo. Y seguramente fue mucho más en los años anteriores. Pero si no hay un incremento sustancial del patrimonio de Negreira, si sus gastos de desplazamiento y dietas eran asumidos por la Federación Española de Fútbol durante los años del villarato, ¿dónde fueron a parar esos fondos, hay más implicados? ¿Podría ser un desvío de fondos con Josep Contreras, como algunos han tratado de justificar ya?

Por otro lado, la tenencia de dinero en efectivo no es prueba suficiente para acreditar la corrupción. En el vídeo recuerdo el caso Ciempozuelos, a cuya sorprendente sentencia dediqué un post (Coño, es un pato, 2ª parte). Falta por acreditar que los fondos fueron pagados para comprar los favores del estamento arbitral, que es lo que en el Moggigate se pudo demostrar con las horas ty horas de grabaciones de los directivos de la Juventus. En la sentencia del caso Ciempozuelos, pese a los cientos de miles de euros que ingresaron los ex alcaldes del municipio en Andorra, pese a los 800.000 euros que tenía uno en su caja fuerte, y pese a los acreditados intentos de soborno de un promotor inmobiliario, el juez consideró que “no puede descartarse que el dinero que llega al ANDBANC sea un dinero, “negro”, si se quiere, oculto a la Hacienda Pública, pero lícitamente ganado, (o incluso ilícitamente ganado pero no en razón de los hechos objeto de acusación)”.
Hay una parte peligrosa de aquella sentencia que me hace pensar en lo que podría llegar a ocurrir en este Barçagate o en el caso Soule, y es que la investigación se lleve mal de manera interesada. Ya sabemos que es muy complicado meterse con «el ejército de un país desarmado» y con la propia Cataluña o sus símbolos (recomiendo leer el artículo de Joaquín Manso Barça: ejército simbólico y corrupto). La carta del victimismo frente al Estado opresor ya ha empezado a jugarse en algunos medios. En aquella sentencia se decía que «Existían en la causa indicios de delito. El hecho de que la investigación haya sido incompleta o mal orientada y no permita, incluso pese al claro esfuerzo del Ministerio Fiscal, imputaciones suficientemente precisas, no significa que los hechos no revistieran indicios de presuntos delitos».
Y ahí se quedó, en indicios, y los investigados, absueltos de todas las acusaciones. Habrá que acreditar la compra de favores y aunque no será fácil sin grabaciones, la propia declaración de Negreira, su famoso burofax o la advertencia sobre cómo podía controlar el VAR podrían ayudar a alcanzar dicha conclusión. Respecto a la defensa del Barça como víctima de una estafa continuada, no soy jurista, pero si lo que se pretende argumentar es que entre Negreira y Contreras saquearon al Barça por servicios que el vicepresidente del CTA no podía dar, eso no eximiría al Barça del delito de corrupción continuada en los negocios, puesto que el destino de los fondos tenía un objetivo claro, según la Fiscalía: influir en la competición, en la designación de los árbitros y en presionarlos a base de decidir ascensos, descensos o promociones a internacionalidades.
Las actas de Hacienda de los noventa
Durante la revisión que hice de las cuentas del Barça para la primera charla (Finanzas ridiculés), pude remontarme hasta el ejercicio 2003-04. En el informe de auditoría se hace referencia a las actas de inspección de los ejercicios 1990 al 93 y 1996 al 99, por las que la Agencia Tributaria reclamó al club 22,3 y 30,5 millones respectivamente.

Lo sorprendente es saber a qué se debían dichas actas de inspección. El Barça había ideado un sistema para pagar las fichas de sus futbolistas mediante el cual pagaba una parte del salario de manera oficial, y los derechos de imagen suponían más del cincuenta por ciento del salario de los futbolistas, que tenían una tributación menor. De esta norma se beneficiaron la mayoría de clubes, el Real Madrid también, por supuesto. El «problema» radica en que los derechos de imagen de los jugadores del Barça (de fútbol, baloncesto y balonmano) eran abonados directamente por TV3 en sociedades radicadas en los Países Bajos.

El responsable de la sección de Deportes de TV3 en aquellos años era el que siempre aparece en estos temas: Jaume Roures. El problema es que aquí no ejercía de presidente de una empresa privada, sino que era un gestor de dinero público, de todos los catalanes, los culés y los del Espanyol, el Sabadella, el Nástic o el Girona. Fue un escándalo mayúsculo que pasó bastante desapercibido, sin mucho ruido mediático. Josep María Minguella ha presumido en varias ocasiones de cómo se fraguaron algunos fichajes de estrellas por el Barça… sin coste para el Barça. Con dinero público. Y de nuevo Jaume Roures y Tatxo Benet como hacedores o intermediarios.

El Barça terminó de liquidar las actas de Hacienda entre finales de 2009 y principios de 2010, y con los intereses la deuda se disparó hasta los 60 millones de euros. Casi veinte años para liquidar una herencia de Josep Lluís Núñez. «El club borra un pasado oscuro en el que ha habido deudas con Hacienda…», jajajaja, me deshuevo, «borra», dice.
Y ya que hablamos del Barça, de Hacienda y aparece el nombre de Núñez, es inevitable recordar que el ex presidente del Fútbol Club Barcelona estuvo dos años y medio en prisión por sobornar a inspectores de Hacienda. El delito fue cometido en sus negocios particulares, pero si un tipo sin escrúpulos fue capaz de sobornar a inspectores de Hacienda, y además era un redomado hooligan culé, sabemos que era capaz de cualquier cosa. Además del soborno, fue condenado por cohecho, por lo que tuvo que pagar 1,5 millones de euros. ¿Hay algún delito en el que no hayan incurrido los presidentes del Barça?


Y tras Núñez llegó Joan Gaspart, quien a la presidencia del Barça añadió los cargos de vicepresidente de la Federación Española de Fútbol y representante del Comité de competiciones de la UEFA. Pero estoy seguro de que se comportó de manera honesta y honrada durante todos estos años y en todos sus cargos. Claro que sí, wapis. Lástima de años perdidos, de ¿por qués? sin responder que prescribieron y desaparecerán en el tiempo como lágrimas en la lluvia, penaltis de Mascherano o agresiones de Suárez.