Uno de los goles que más he celebrado en mi vida fue el llamado «Tamudazo», aquel gol de Raúl Tamudo en el último minuto simultáneo al de Van Nistelrooy en La Romareda. Ocurrió en junio de 2007 y lo celebré tanto porque prácticamente supuso una Liga para el Madrid, pero sobre todo por lo que tuvo de «justicia divina». De no haberse producido el Tamudazo, el Barça habría ganado ese partido gracias a un gol anotado claramente con la mano por Leo Messi y con la victoria se habría llevado la Liga.
El gol fue muy similar al de Maradona, ese otro crack zurdo argentino con el que han comparado siempre la carrera de Messi. «La mano de Dios», comentó con gracia Diego Armando Maradona tras su gol a los ingleses en México 86. El problema es que si Dios jugara al fútbol, o si simplemente interviniera en los resultados, estos serían siempre justos, o al menos no vendrían marcados por decisiones injustas o por errores arbitrales. Quizás Dios sí quiso enmendar el error de dar por válido aquel primer gol de Maradona contra los ingleses y se convirtió durante nueve segundos en la zurda del argentino, «la zurda de Dios».
Comento esa mano concreta de Messi para hacer ver que los errores arbitrales sí pueden decidir campeonatos, al contrario de lo que suelen comentar algunos pagafantas del periodismo deportivo patrio, «el mejor del mundo» en sus propias palabras. Lo normal es que un campeonato tan largo lo gane el mejor equipo, el que ha sido más sólido y consistente durante las treinta y ocho jornadas, y lo deseable sería que los errores arbitrales se repartieran de modo equitativo, de tal manera que el conocido mantra periodístico «unas veces te dan, otras te lo quitan» fuera cierto. El problema es que desde hace muchas temporadas esto no ocurre. En estas últimas once temporadas en las que el Madrid solo se ha llevado dos ligas frente a ocho del Barcelona, el Barcelona ha sido mejor en la mayoría de ellas, pero no en todas. Y en las dos que venció el Madrid tuvo que ser no solo el mejor equipo, sino mantenerse a un nivel altísimo hasta el final porque al Barça le fueron llevando en volandas hasta las últimas jornadas.
Durante el partido de ayer que enfrentó al Barça con la Real Sociedad, los donostiarras estaban siendo mucho mejores que los locales, dominaban el juego y tenían las mejores ocasiones, y de repente tras el fallo en una de ellas (creo que de Monreal), el árbitro fue llamado para revisar una jugada que había sucedido casi un minuto antes. En cuanto vi la repetición, sin que Martínez Munuera hubiera llegado al monitor, supe que iba a pitar penalti. El Barça estaba en dificultades y quedaban poco más de diez minutos. ¿Era penalti? Pues con la nueva circular que dice que todas las manos en el área son sancionadas con penalti, la respuesta solo puede ser que sí. El problema es que en su día nos dijeron que esta otra de Arturo Vidal no lo era por no sé qué razón sobre la intención o la posición natural, o lo que tocara inventarse esa semana.
Jugadas calcadas, resultados diferentes. Y creo que el problema no es el árbitro, que se sabe el reglamento, sino su manera de interpretarlo. En un partido del Granada el mismo árbitro tuvo que decidir sobre esta otra mano y no sancionó nada.
Hace dos semanas el Madrid perdió con el Levante tras un mal partido. En aquel encuentro hubo dos manos de jugadores locales en el área, manos tontas y fortuitas, no intencionadas, pero que según este nuevo protocolo deberían haber sido revisadas y sancionadas. ¿Que el Madrid no estaba jugando bien? De acuerdo. ¿Que no merecía la victoria? Vale, te lo admito. Pero a unos les meten en el partido y a otros les sacan. El árbitro de ese partido era el ínclito Alejandro Hernández Hernández. No quiso acercarse al monitor del VAR ni a veinte metros, como si fuera un foco de Coronavirus.
Sin embargo este mismo árbitro no tuvo ningún problema ayer en el Wanda en acercarse dos veces al monitor para comprobar dos jugadas mucho menos claras y concluir que ambas eran penaltis. Jugadas dudosísimas, no como las del Levante, que no dejaban margen a la interpretación.
El problema está en esos cambios semanales de interpretación. Al principio de Liga nos dijeron que todos los pisotones serían sancionados con tarjeta roja, como el de Modric en la primera jornada, pero esa norma se fue al limbo como se ha visto a lo largo del campeonato, incluso ayer mismo con el pisotón de Messi a Llorente.
Creo sinceramente (aunque no lo tengo cien por cien claro) que el Madrid ganará este campeonato porque ha sido mejor equipo que el Barça. Si solo tiene un punto de ventaja es porque van a seguir empujando hasta el final al Barça, o VARça, como les llamo desde hace un par de años en foros. Si tienen un partido complicado, como contra el Granada o el Betis, se expulsa a un jugador rival.
Si las jugadas se producen en el área culé, se mirará a otro lado, como hicieron durante el Barça-Madrid de diciembre, el del aplazamiento infame por la kulé borroka. Oh, casualidad, el árbitro de aquel partido era el mismo Hernández Hernández, secundado por el fiel escudero De Burgos Bengoetxea. Parece fácil criticar ahora el VAR y lo incomprensible que resulta su aplicación, pero es que el problema no es ese. Es una herramienta que puede ser cojonuda, pero que, como dijimos en este mismo blog antes de su puesta en funcionamiento, jamás funcionaría mientras perviviera el sistema arbitral de designaciones y puntuaciones. Y mientras el poder establecido contara con el arma de la manipulación de las imágenes. La semana pasada hubo un penalti de Jordi Alba a Vinicius en el Madrid-Barça del Bernabéu. No me refiero al posible pisotón, dudoso, sino a otro que ni siquiera se repitió y que pasó desapercibido para la mayoría de espectadores. ¡Porque nos lo volvieron a ocultar!
Gracias a que Rafa_NMJ lo ha subido pudimos verlo y LaGalerna le dedicaba un artículo completo varios días después, bajo el esclarecedor título El secuestro de un penalti. El árbitro del VAR ese día, el que miró hacia otro lado, fue José Luis González González. Hoy pitará el Betis-Real Madrid y probablemente terminará el trabajo que ayer comenzó en el Camp Nou su compañero. Nada es casual en esta Liga.
Por desgracia estos medios no tienen la repercusión mediática de todo el aparato de Roures y sus afines, colocados en las principales radios y periódicos. Alguno de ellos se las da de experto en VAR y su protocolo, pero lo cierto es que cambia de opinión casi cada semana y muchas veces dependiendo del color de la camiseta. Defender que estas manos de Feddal y Piqué no son penaltis, pero que la de ayer sí… es un ejercicio de equilibrista muy complicado.
O que esta de Ramos sí era penalti claro:
O que el VAR no entra en jugadas que no son claras o manifiestas:
Decir que el árbitro no puede ir a revisar el inicio de una jugada, como no se hizo en este fuera de juego de Griezmann con el Levante que acabó en penalti y gol, y hacerlo ayer un minuto después… parece raro. Más que raro, una tomadura de pelo.
Vamos a ganar esta Liga. Será un acto de justicia, llámenla divina o humana, pero no puede ganar la Liga este VARça que está jugando tan lamentablemente mal. Ya ganó la pasada jugando horrible, pero no tengo nada que objetar porque el Madrid fue mucho peor. No será la mano de Dios la que ayude al Madrid a levantar el título, pero sí espero que la mano que acaricia el gato, maneja las imágenes y financia a Tebas deje de echar esa misma mano a los suyos. ¡Iluso de mí!