Maratón de Nueva York (I), antes…

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LESTER, 05/11/2016

En apenas diez horas estaré en ese grupo de más de cincuenta mil corredores chiflados que se lanzan a recorrer 42 kilómetros en el maratón más famoso del mundo, el de Nueva York. Todos los años vemos esas espectaculares imágenes por televisión de la salida por el puente Verrazano y supongo que muchos, como yo, le decían a su mujer o amigos: «ahí voy a estar yo algún día». El primer post del año ya dejaba alguna pista de mis intenciones.

Pues bien, el día ha llegado. A las seis de la mañana tengo que estar en la biblioteca pública de la Quinta Avenida para tomar uno de los autobuses que nos llevarán a la salida en Staten Island. ¡Seis de la mañana! Y la salida de mi turno es a las 10,15 horas. El acceso a la isla se corta varias horas antes de la carrera y los corredores tenemos que pasar varios controles de seguridad. Supongo que con las elecciones apenas un par de días después, habrá aún más controles de los habituales.

Y frío, mucho frío, supongo. Hace dos años se suspendió el maratón por la tremenda ola de frío que atacó la costa este americana. Para esas horas está prevista una temperatura de entre seis y ocho grados, así que hasta puedo decir que ha habido suerte este año. Y nos dejan ahí, a la intemperie. Con una lista enorme de artículos prohibidos, entre ellos tiendas de campaña, sacos de dormir, palos selfie (selfis, según la RAE), y por supuesto, armas de fuego, cuchillos, explosivos,… Lo típico cuando sales a correr. Mira que ya dije en el formulario para entrar a Estados Unidos que no pensaba atentar contra el Presidente americano (ni aunque fuera Trump), pero no se fían y te lo recuerdan.

Cuatro horas pasando frío antes de ponernos a correr otras tres, cuatro o cinco horas más.

– ¿Y habéis pagado por eso?

Me preguntó un colega. Pues sí, y una pasta además. Para inscribirte al maratón de Nueva York hay varias maneras:

  • Sorteo: hay que apuntarse a un sorteo pagando unos 15 dólares, y si eres uno de los afortunados en el sorteo del mes de marzo pagas la inscripción completa, unos 495 dólares. Este año había casi 150.000 personas apuntadas al sorteo.
  • Charity: hay una ONG americana que fomenta el deporte entre la juventud, Run For Kids, y tiene asegurado un número de dorsales que garantizan la participación a todo aquel que colabore generosamente con ellos. Yo hablé en febrero con ellos y el precio de la colaboración es de 2.620 dólares. Y aparte los 495 dólares del dorsal. Ayer vi en la feria del corredor que este año habían recaudado 34 millones de dólares, en su mayoría procedentes de estas colaboraciones, aunque están todo el año organizando actos, carreras, eventos de todo tipo.
  • Agencias colaboradoras: la organización del maratón presume de que cada año participan atletas de numerosos países (creo que 134 este año), así que facilita la inscripción desde cualquier lugar del mundo a través de unas agencias de viajes homologadas a las que puedes acceder desde la propia web del maratón. Esta ha sido mi opción y tras hablar con las cuatro agencias que gestionaban el viaje desde España, Sportravel, Fernando Pineda, Marathínez y Viajes Andrómeda, me decanté por esta última, que fue la más flexible a la hora de organizarme el viaje a mi manera (días de vuelo, hotel,…).

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Las cifras que mueve el maratón de Nueva York son enormes, gigantescas, tanto como sus rascacielos o el tamaño de las Coca-colas que se zampan los guiris por la calle. La organización del maratón corre a cargo de New York Road Runners, una empresa con fines sociales (no sé si es exactamente lo que nosotros conocemos como ONG) que facturó 82 millones de dólares en 2015, según sus propias cifras. Según su propia página:

New York Road Runners is a non-profit community running organization, founded in 1958, whose mission is to help and inspire people through running. We serve more than 430,000 people—including 215,000 youth—annually.

20161105_230441En 2014 recibió el premio Príncipe de Asturias del deporte por su contribución para unir el deporte profesional con el aficionado. Sea empresa, negocio, ONG, o charity, lo que es indudable es el pastizal que mueve. Desde que me apunté al maratón, allá por el mes de marzo, he estado recibiendo sistemáticamente publicidad para animarme a quemar la tarjeta como si no hubiera un mañana tras esta carrera. El último mes ha sido espectacular. Apúntate a esta carrera de 60 dólares, cómprate estas camisetas de entrenamiento por 90, descárgate los planes de entrenamiento (el más barato, 50 dólares, el Premium, 149,95), llévate esta oferta personalizada de fotos, grabado de la medalla y diploma por el módico precio de 249,95 dólares,…

20161104_140512Si hubiera hecho como el protagonista de Super Size Me, di que sí a todo lo que te ofrezcan, hoy estaría arruinado. He recibido publicidad de cosas impensables, como la joyería Tiffany’s, que ofrecía unos «maravillosos» colgantes con el logo NYC Marathon 2016 (me imagino a mi mujer con ellos) por solo 300 y 400 dólares. Ayer, 4 de noviembre, se celebraba la cena de los campeones, a la que me invitaban a apuntarme, en la que iban a estar algunos de los mejores maratonianos americanos ya retirados, algunos atletas actuales y «a former European football star», Raúl González Blanco. Coño, me dije, vamos a apuntarnos. Iluso de mí. El cubierto más barato tenía un precio de 300 dólares. A ver, si me voy con mi mujer y los niños,… y si no ceno durante los próximos seis meses… no, déjalo, mejor buscamos otro sitio.

Esto es América, esto es Estados Unidos. Todo a lo grande. Y todavía dice el lema de campaña de Donald Trump: Let’s make America great again! Ayer cuando recogí el dorsal en la feria del corredor pude comprobar otro detalle de lo colosal de todo lo que se mueve aquí: la feria era monstruosamente enorme, o enormemente monstruosa. Y abarrotada de gente que había pagado un pastizal por este disfrute masoquista y seguía aflojando billetera para comprar zapatillas a 250 pavos, camisetas a 100 dólares, geles energéticos y pociones mágicas, bandas para el iPhone,…

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Yo, que corrí mi primer maratón en 2004, cuando esto de correr no estaba tan de moda como ahora, que hasta se llama running, tengo un poco desmitificados algunos de estos productos milagrosos. Si lees el libro Nacidos para correr, sobre la facilidad natural de los indios tarahumara para correr largas distancias sin lesionarse, encontrarás más motivos para huir de esta vorágine consumista. Se puede correr descalzo y no sufrir lesiones. Se puede comer y beber todo lo que no recomiendan y acabar perfectamente un maratón. Justo lo que he hecho yo estos días, al menos la primera parte de la frase.

20161105_163834Tampoco es que lo desdeñe del todo, para poder permitírmelo haría falta un talento natural que no tengo. Después de trece maratones aprendes lo que te funciona y lo que no. Lo que sí es importante antes de una carrera es descansar, y yo esta vez no lo he hecho. Es imposible descansar en Nueva York, en una ciudad donde todo es colosal, gigantesco, donde no puedes parar por la calle porque te arrollan, donde no puedes preguntar porque nunca te van a resolver la duda, donde quieres verlo todo y todo pilla a gran distancia. Hasta una tienda de pequeñas chocolatinas como los M&M’s tiene tres plantas enteras dedicadas al único tema de la pastillita de colores… de chocolate.

20161104_200143Después de haber visto en dos días el Empire State, el Top of the Rock, Central Park, el Upper West Village, el crucero por el puerto, Times Square, un partido de la NBA en Brooklyn, la Grand Central Station,… solo puedo decir que estoy fundido. Que no sé si podré en unas horas con las zapatillas, más aún cuando llevo los últimos diez días con una molestia en el muslo derecho que no se va.

Da igual. Hay dos momentos que no me quiero perder:

  • La salida por el puente Verrazano, al ritmo del New York, New York de Frank Sinatra, un clásico.
  • La llegada en Central Park. Tengo claro que no voy a luchar por hacer mi mejor marca (3 horas, 37 minutos), y he entrenado bien para estar en esos tiempos. He perdido casi cuatro kilos desde el inicio del verano, pero todo eso no será suficiente si finalmente me da un pinchazo en el muslo. El objetivo será entonces acabar, aunque sea andando. Recuerdo que Martín Fiz, el gran Martín Fiz, se lesionó en el maratón de Berlín de 2011 (yo estaba allí ese día que, no me canso de recordar, gané a Gebreselassie) y quiso acabar, aunque fuera en cuatro horas y media, para sentir lo que sentíamos los mortales. Si yo finalmente pincho, me plantearé acabar aunque sea en seis horas, andando. La foto entrando en Central Park no tiene precio. Bueno, sí, 29,95 dólares.

Así que a ver si hay suerte y acabo bien. Y si no… ahorraré otros diez años y lo intentaré de nuevo. ¡Gracias a los que me habéis mandado ánimos!

Cara Lester

9 comentarios en “Maratón de Nueva York (I), antes…

  1. Lo vas a lograr Lester!!!! Como siempre qie te propones algo!!! Ese eres tu, dando siempre lo mejor de ti mismo!!!! , Animo y a darlo todo como solo tu sabes hacerlo. Tu ilusión, tu energía, tu fuerza y tus ganas de llegar a esa meta que no es otra que la de superarte a ti mismo cada día. Eso es lo que vas a hacer hoy, hagas el tiempo que hagas lo habrás logrado y alli estaremos todos para aplaudirte orgullosos.

    Disfruta y graba cada segundo en tu memoria, es tu momento!!!

    Suerte!!!

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  2. El tema precios me baja la libido totalmente. Seguiré soñando con que me caiga la primitiva, o que cuando tenga 60 años pueda entrar directamente por marca mínima. Como me gustaría escuchar ese ruido infernal de la gente animando que se intuye por TV.

    Con esto de tu experiencia por fascículos, nos dejas intrigados y con la miel en los labios de mas experiencias de la capital del mundo.

    Tienes un SMS del día 6. No destrozaré tu próximo relato si digo que Raúl hizo 3h:26m y hace unos años Luis Enrique 3h:14m. Ya sé que el tiempo es lo de menos y mas si se trata de NY, pero a primera vista, se puede afirmar que futbol y carreras de fondo no son muy compatibles.

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