Inútil, por Travis

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Prometí a Lester que tendría un texto listo para esta semana, pero veo que no llego a tiempo. Mi último post acerca de los suicidios me dio una idea para hacer una derivación sobre otro tema relacionado con este suceso tan «cinematográfico». Pero veo que no lo termino, y como tenía que entregar algo, recordé que en aquel último post mencionaba un guion que escribí hace casi dos décadas para un concurso de cortos que (obviamente) no gané.

Lo he recuperado. Se titula Inútil y llevaba una sinopsis de dos líneas: «La historia de un fracasado. Tan fracasado que es incapaz de quitarse la vida sin quitársela a los demás».

20161012_232057En aquellos años, a mediados de los noventa, rodé un par de cortos con amigos, solo para nosotros y los más cercanos. Sin pretensiones, solo por el placer de reírnos un rato y grabar nuestras historias. Hasta diseñé un logo que hay quien dice (no sé por qué) que se parece sospechosamente al de la Warner.

Producciones Q3, o cutres, o Q3 Productions, esos éramos nosotros. En mi caso, leí mucho sobre cine, sobre su «arquitectura», leí numerosos guiones, revistas, me harté de seguir programas de radio y con todo ello y sin más estudios me creí capacitado hasta para escribir mis propios guiones. Y me lancé a presentarlos a algunos concursos, como este que ahora rescato.

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Ahora lo leo y me sigo riendo, que en el fondo es de lo que se trataba, si bien no encontré a nadie que lo encontrara interesante para rodarlo. Es un intento de un aficionado, sin más pretensiones. Ahí lo dejo, por si alguien (profesional o amateur) está interesado, que hable conmigo. Trataba de tener el humor del gran Álex de la Iglesia, ese humor negro y un tanto bestia que siempre me ha gustado, e incluso me imaginaba a algunos de sus actores fetiche en los principales papeles. Solo he tenido que cambiar un par de cosas (las pesetas por euros, un Mp-3 por un walkman y una frase sobre la mili), lo demás está exactamente igual, con las virtudes de un veinteañero con muchas ganas y todos los defectos de la inexperiencia.

Si alguno tiene valor, que lo lea. Y si tiene más valor, que me diga su opinión y sea cruel conmigo.

INÚTIL

ESCENA 1 – INTERIOR. COCINA

Un hombre gordo, barbudo, calvo y feo, en torno a la cincuentena, aunque en apariencia sexagenario, sentado a la mesa esperando la cena. Una mujer menuda y de cara afilada fríe un huevo de espaldas al hombre.

MUJER

Te he dicho cien veces que no cenes con la ropa de trabajo. Estoy harta de limpiar los manchurrones de grasa de tus camisas. ¿Y las corbatas? ¿Todavía no te has enterado de que no te las puedo lavar?

HOMBRE

¡Qué más da! Si son de las baratas, mujer. ¿Sabes lo que me ha pasado hoy, cuando venía para acá?

MUJER

No me interesa lo más mínimo. ¿Sabes tú que los niños ya se han acostado y que ni siquiera te han visto?

La mujer se acerca a la mesa con la sartén en la mano. Un par de salchichas bañadas en ketchup esperan en el plato. La mujer recoge el huevo frito con la espumadera y, más que depositarlo, lo arroja en el plato.

HOMBRE

Venga, no me eches la bronca. (Relamiéndose) Esta cena me encanta.

El hombre acaricia el brazo de la mujer. La mujer no responde con similar cariño y vuelca el aceite sobrante de la sartén sobre el brazo de su marido. El hombre profiere un aparatoso grito de dolor.

MUJER

Pues disfrútala, tontorrón, porque es la última. Lo tengo decidido. Mañana me voy con los niños a casa de mi madre. Cuando quieras comenzamos los trámites de divorcio.

El hombre se frota con la palma de la mano el antebrazo abrasado.

 HOMBRE

Tú estás loca.

MUJER

Y tú siempre fuiste un estúpido. Peor que eso, un inútil.

HOMBRE

Vete tú, si quieres, pero los niños se quedan. Ellos no tienen nada que ver con tu locura.

MUJER

No voy a obligarles a hacer nada que no quieran hacer. El que prefiera quedarse contigo, que lo haga.

HOMBRE

Ahora mismo vas a ver cómo tu menopausia no les ha afectado a ellos.

ESCENA 2 – INTERIOR. DORMITORIO DEL NIÑO. NOCHE

El dormitorio está a oscuras. Un pequeño cuerpo en una pequeña cama asoma su pequeña cabeza. El padre se acerca al niño, se sienta sobre la cama, le acaricia el pelo suavemente. El niño se da la vuelta y masculla algo entre dientes.

NIÑO

Déjame dormir.

HOMBRE

Hola, campeón. ¿Qué tal te ha ido el día?

NIÑO (incorporándose)

No quieras arreglarlo ahora. Te odio. Hoy era mi cumpleaños y seguro que ni te has acordado.

HOMBRE

Yo, bueno, he tenido mucho trabajo, acabo de llegar.

NIÑO

Dice Mamá que mañana nos vamos con la Abuela, y yo me alegro. Es lo único que me ha hecho sentirme un poco feliz hoy. No quiero verte más, déjame dormir.

El niño se da la vuelta. El hombre se retira. 

ESCENA 3 – INTERIOR. DORMITORIO DE LA HIJA. NOCHE

Una adolescente sentada en el suelo viendo la tele.

HOMBRE

¿Cómo está mi pequeñaja?

HIJA

Yo no soy tu pequeñaja.

HOMBRE

Veo que Mamá os ha puesto en mi contra.

HIJA

¿Me vas a dejar ver el final de la película o voy a tener que dejarla para otro día?

FUNDIDO A NEGRO

ESCENA 4 – EXTERIOR. CALLE. TARDE

El hombre conduce su coche. Lleva un aire entre despistado y amargado. Se salta un STOP. El coche que viene por la derecha tiene que pegar un frenazo para evitar la colisión. El conductor asoma la cabeza por la ventanilla.

CONDUCTOR

¿Pero es que no mira por dónde va? ¡Inútil!

Una palabra resuena en la cabeza del hombre: “Inútil” La oye repetidas veces. Por boca del dueño del vehículo, por boca de su mujer, por boca de un tío con aspecto hitleriano: “¡Ramírez, inútil, le dije que quería la mesa limpia de papeles! ¡Inútil!” Resuenan las distintas voces: “¡Inútil! ¡Inútil! ¡Inútil!”

ESCENA 5 – INTERIOR. CASA. TARDE

El hombre llega a casa y lo primero que hace es encender la tele del salón. Se dirige luego a su dormitorio y enciende la radio de la mesilla. Entra a continuación en la cocina y enciende un pequeño aparato de radio portátil. Abre la ventana. Se bebe un vaso de agua. Se pone a llorar. Respira profundamente y adquiere un aire decidido. Cierra la ventana. Abre la llave de paso del primer fogón de gas. Repite la operación con los tres fogones restantes. Cierra la puerta de la cocina y se sienta con una caja de cerillas en la mano. No se mueve, como si escuchara la radio. Empieza a oler el gas. Abre la caja de cerillas, extrae una. La enciende.

ESCENA 6 – EXTERIOR. HOSPITAL. NOCHE

Una ambulancia llega a Urgencias. Sacan un cuerpo de su interior en una camilla.

ESCENA 7 – INTERIOR. HABITACIÓN HOSPITAL. DÍA

Un médico se dirige a la mujer y los hijos del frustrado suicida. Éste se encuentra en una cama rodeado de tubos y sondas, con el cuerpo parcialmente vendado.

MÉDICO

Ya saben. Ante todo, necesita reposo. Nada que pueda alterarle. Tranquilidad absoluta.

El médico se retira. La mujer se acerca a la cama.

MUJER

¡¿Pero tú eres idiota?! ¡Te dejo un día solo y vuelas la casa! Eres peor que un niño. ¿Se puede ser más inútil? ¿Te crees que voy a volver sólo para evitar que te mates? Ahí te pudras, estúpido. Vámonos, niños.

El niño le saca la lengua cuando está a punto de abandonar la habitación.

MUJER

Ah, por cierto. Te has cargado al hijo de la Loli, ¿lo sabías?

ESCENA 8 – EXTERIOR. CALLE. TARDE

Frente a un edificio lleno de andamios. El hombre aparca su coche. Sale del coche y entra en el portal.

ESCENA 9 – INTERIOR. SALÓN. NOCHE

El hombre presenta una imagen decadente: en calzoncillos, viendo el fútbol, comiendo patatas fritas de una enorme bolsa, con dos tiritas en la cara.

ESCENA 10 – INTERIOR. COCINA. NOCHE

El hombre se dispone a freírse un huevo. Coge una taza, lo casca ligeramente. No consigue romperlo. Le pega más fuerte. El huevo se rompe y cae fuera de la taza en su mayor parte. La sartén, al fuego, suelta bastante humo. Las voces resuenan nuevamente en su interior: “Inútil, inútil, ¡Inútil!” Apaga el fuego. Tira los restos del huevo a la basura. Coge un cuchillo de cocina.

ESCENA 11 – INTERIOR. COMEDOR. NOCHE

Con el cuchillo corta el cable de la tele. Hace un nudo y se lo coloca alrededor del cuello. Se sube a una silla y ata el otro extremo del cable a una enorme lámpara. Patalea hasta que consigue tirar la silla. Queda colgado un par de segundos. La lámpara se desprende en su base y arranca una circunferencia casi perfecta de un metro de diámetro de techo. El hombre cae al suelo con estrépito.

ESCENA 12 – INTERIOR. SALÓN DEL PISO SUPERIOR. NOCHE

Una adorable anciana se mece leve y acompasadamente. Le cuelgan las gafas de una cadena sobre el pecho. Los ojos cerrados. Sujeta un MP-3 con una mano. Con la otra marca el ritmo. Lleva unos cascos puestos. Está escuchando música. Rock duro. Una de las patas de la mecedora se acerca peligrosamente al boquete que se ha formado en el suelo a espaldas de la anciana. El suelo está astillado. El ritmo de la música se acelera. La anciana marca con énfasis el cambio. La mecedora se apoya en el borde del socavón. El suelo cede. La anciana se precipita al vacío con su mecedora.

 ESCENA 13 – EXTERIOR. HOSPITAL. NOCHE

La misma ambulancia llega al mismo hospital. Sacan el mismo cuerpo del interior en la misma camilla. 

ESCENA 14 – INTERIOR. HABITACIÓN HOSPITAL. DÍA

La mujer con los niños. Una enfermera eleva hasta la mitad el respaldo de la cama del hombre. Le coloca una almohadilla bajo la cabeza.

ENFERMERA

Así estará mejor. Estará contento, ¿no? Ha venido a verle toda su familia.

La enfermera abandona la habitación.

MUJER

A mí no me engañas. Tú no estabas arreglando la lámpara. Sabía que eras inútil, pero no hasta esos extremos. Tú has intentado suicidarte. (Con voz de falsete) “Que si los techos eran viejos, que si no habían arreglado la estructura”, no sé cómo te han creído. Por cierto, la madre de Don Vicente, la abuela rockera, como tú la llamabas, murió en el acto. Al menos gracias a ti pudo hacer realidad su sueño de morir escuchando a Rosendo.

ESCENA 15 – INTERIOR. CASA. TARDE

El hombre llega a casa. Suelta la chaqueta sobre la primera silla que encuentra. Oye ruidos. Avanza en dirección a los dormitorios. Se oyen jadeos. Provienen del cuarto de su hija. Abre la puerta. Su hija está en la cama con otro chaval de la misma edad.

HIJA

¡Hola, Papá! ¡Qué pronto has llegado!

El chaval ha cesado en sus movimientos, pero sigue sobre ella. Mira al padre con gesto sorprendido. El mismo gesto que el padre, por otro lado.

PADRE

¿Se puede saber qué haces?

HIJA

Me dijiste que viniera siempre que quisiera, ¿recuerdas? Ah, no os he presentado. Éste es Dani. Dani, mi padre.

Dubitativos, se estrechan las manos, se saludan.

PADRE

Cuando te dije que vinieras, me refería a otro tipo de visitas.

HIJA

Venga, Papá, no me dirás que no te alegras de verme.

PADRE

Haced el favor de salir de aquí inmediatamente.

Sale de la habitación. Cierra la puerta.

ESCENA 16 – INTERIOR. COMEDOR. TARDE

El hombre mira por la ventana con tristeza. El chaval cruza el comedor a su espalda. La hija aparece con la camisa por fuera y los zapatos en la mano. Se sienta en una silla para ponérselos.

HIJA

Mamá tiene razón. No tengo por qué aguantarte.

PADRE

¿Cuántos años tienes? ¿Eh? Contéstame. ¿Y qué te has creído que es esto? ¿Tu picadero particular?

HIJA (se pone de pie)

Nunca cambiarás. Nos largamos. No esperes verme otro día por aquí.

PADRE

Mejor.

El hombre se queda solo. Contiene el llanto.

ESCENA 17 – INTERIOR. COCINA. NOCHE

El hombre se dispone de nuevo a acometer la difícil tarea de freír un huevo. Lo casca sin problemas. Se autofelicita. Al derramarlo sobre la sartén sobrevienen las dificultades. La yema se abre y se distribuye casi uniformemente por la sartén. El aceite le salta en los brazos. Se protege con un trapo. Entre el trapo y la espumadera sujeta con el brazo extendido, más parece un torero a punto de entrar a matar que lo que realmente es. El resultado es patético. Harto, arroja la espumadera con furia, con tan mala suerte que golpea con el asa de la sartén. El aceite le salta en las piernas. No es una sensación desconocida y emite el mismo alarido de la escena primera. 

ESCENA 18 – INTERIOR. SALÓN. NOCHE

El hombre contempla la típica e irreal foto de familia feliz colocada sobre una mesilla. Le da la vuelta. Sale a la terraza. Intenta encaramarse a la barandilla, pero su exceso de tejidos adiposos se lo impiden.

HOMBRE

Tranquilo, hombre, tranquilo. 

Vuelve la vista hacia el salón. Su mirada tropieza con los ojos penetrantes de una foto enmarcada de su mujer. La mujer frunce el ceño, aprieta los dientes. Acerca una silla a la barandilla de la terraza. Se sube a la silla. Vuelve nuevamente la vista atrás, sobre la cara afilada de su mujer, sobre sus ojos inyectados y sus dientes puntiagudos. 

HOMBRE

Hasta nunca, bruja.

Se arroja por la terraza.

ESCENA 19 – EXTERIOR. CALLE. NOCHE

Un coche acaba de aparcar. Dos niños salen corriendo del mismo, junto con su madre. 

NIÑO 1

Te echo una carrera.

NIÑO 2

Vale.

MADRE

Tened cuidado, niños.

Los niños salen corriendo. El hombre los ve en plena caída. Demasiado cerca, demasiado cerca. Demasia…

ESCENA 18 – EXTERIOR. HOSPITAL. NOCHE

Dos ambulancias llegan a Urgencias. La segunda frena muy cerca de la primera. Sacan un cuerpo en camilla de la segunda ambulancia. El conductor de la primera y su ayudante no pueden abrir las puertas de la ambulancia.

ESCENA 19 – INTERIOR. HABITACIÓN HOSPITAL. DÍA

El hombre yace en una cama con medio cuerpo vendado y una pierna en alto. Un médico examina unas radiografías. La mujer y el hijo esperan sentados. La hija no está. 

MÉDICO

Bien, sólo cuatro costillas rotas. Ha tenido suerte.

MUJER

Sí, la que le faltó al pobre Albertito.

El médico abandona la habitación.

MUJER

(Voz de falsete) “Regando las plantas, regando las plantas”. ¿Alguna vez en tu vida has regado tú las plantas? Pasarás a la historia. Charles Manson, Freddy Krueger y tú. El único hombre tan inútil que le resultaba imposible quitarse la vida sin quitársela a los demás. Anda, (al pequeño) vámonos.

El niño se acerca a la cama. Su cabeza apenas sobrepasa la altura de la misma. Levanta un brazo y le pega un puñetazo a su padre justo en las costillas. Salen.

ESCENA 20 – INTERIOR. CASA. TARDE

El hombre entra en la casa con aire inquieto. Lleva una bolsa de plástico. Entra en la cocina. Deja el contenido de la bolsa sobre la mesa. Una botella de DYC y un bote de pastillas. Abre botella y frasco. Comienza a ingerir ambos contenidos con prisa. Una pastilla, un trago. Dos pastillas, un trago. Un puñado, un trago. Algunas pastillas se le salen de la boca, al igual que el segoviano. Acaba el frasco de pastillas. Todavía le queda media botella. Intenta beber, pero no puede.

ESCENA 21 – INTERIOR. ESCALERA. TARDE

Un hombre con una camisa mugrienta y barata por fuera de un pantalón corto y un muñón de colilla pegado al labio llama a la puerta. Es el casero. Vuelve a llamar. Golpea la puerta más fuerte.

CASERO

¡Vamos, abra! Sé que está ahí. Le he visto entrar. Me debe ya tres meses, ¿lo ha olvidado? Y esta vez no me cuente películas.

Golpea la puerta cada vez con más virulencia.

CASERO

¡Abra de una puta vez! Sé que me está oyendo. No me obligue a echar la puerta abajo. 

La puerta se abre. El hombre se arrastra por el suelo con los ojos idos.

CASERO

¿Qué coño…? (Recoge el bote vacío de pastillas de la mano del hombre) ¡Ay, Dios!

El casero entra en la casa esquivando el voluminoso cuerpo. Llama por teléfono.

CASERO

¿112? ¡Un intento de suicidio! ¡Vengan rápido! Un tío se ha tragado un bote entero de pastillas. ¿La dirección? Calle La Estrella, número 18. Quinta planta. ¿Qué hago? ¿Que le mantenga despierto? ¿Cómo? Sí, claro, qué fácil.

Cuelga. Se agacha a levantar al hombre. Apenas puede con su peso. Le abofetea varias veces. El hombre se mueve torpemente. El casero pasa la cabeza por debajo del brazo del hombre. Intenta sujetarlo, mantenerlo en pie. 

CASERO

Vamos, aguante. No puede hacerme esto. Me debe dinero, ¿sabe? Nadie debería morirse sin cancelar antes sus deudas. Total, ya que más le da. Venga, andemos un poquito. 

Intentan andar. Tiran todos los objetos a su paso: fotos, una lamparita, una figura de porcelana…

CASERO

Le dejo que me pague el mes que viene. Con usted haré la excepción, pero por favor, no se me muera, que no está la vida para perder inquilinos. 

Se tambalean. Al adormilado obeso se le doblan las piernas. Cae sobre el casero, que intenta sujetarle. Ambos caen al suelo. El gordo cae sobre el casero.

CASERO

Joder, pasarme esto a mí. ¡Mierda!

Intenta mover los brazos. No puede. Han quedado atrapados bajo el peso del hombre. El casero patalea, intenta moverse.

CASERO

¡Socorro! ¡Que alguien me ayude! (Su voz se va apagando, no le llega el aire) ¡Socorro!

ESCENA 22 – EXTERIOR. HOSPITAL. TARDE

Una ambulancia llega al hospital por la derecha. Abren las puertas. Otra ambulancia llega por la izquierda a toda velocidad. Frena. Golpea a la primera de frente. La camilla de ésta sale despedida.

ESCENA 23 – INTERIOR. HABITACIÓN HOSPITAL. DÍA

La mujer acude a visitarle sola. El hombre, en su cama, presenta un gesto cansado. 

MUJER

Me ha dicho el médico que debes tener un dolor de cabeza de muerte. Pues escúchame bien (acerca la boca al oído): ¡Imbécil! ¡Eres un auténtico imbécil! Muerte por asfixia, ¿es un nuevo sistema? Todavía me dirás que no estás tan gordo. Pero mira que eres inútil, desgraciado. Te voy a dar un consejo: córtate las venas en la bañera. No harás daño a nadie. Espero que sea la última vez que vengo a verte. ¡Imbéeeeecil!

ESCENA 24 – INTERIOR. SALÓN. DÍA

El hombre vuelve a su casa. Viene acompañado de un chico joven. Es su asistente. 

ASISTENTE

Recuerde, estoy aquí para ayudarle. Oficialmente soy su asistente social, pero yo prefiero considerarme su amigo. Cualquier cosa que pueda necesitar, no dude en pedírmela. Mi objetivo es evitar que se autolesione hasta que consigamos que afiance su confianza en usted mismo.

HOMBRE

Chico, ¿y de verdad que esta es tu vocación?

ESCENA 25 – INTERIOR. SALÓN. NOCHE.

El chico está sentado leyendo el periódico. El hombre contempla con aburrimiento un partido de fútbol. El chico deja el periódico. 

ASISTENTE

Bueno, voy a preparar la cena. ¿Qué le apetece?

HOMBRE

Un baño. Es lo único que me apetece.

ASISTENTE

Muy bien. Le prepararé algo de todos modos. 

Se levantan. El chico se dirige a la cocina. El hombre, al baño. Pone el tapón de la bañera y abre el grifo. Mientras se llena, va a la cocina. Aprovechando que el chico está de espaldas, coge el cuchillo más grande del cajón. 

ASISTENTE

¿Le parece bien que le prepare un …? ¡Quieto! ¿Qué lleva ahí? 

Agarra el brazo del hombre. Descubre el cuchillo. Se lo quita.

ASISTENTE

¿Qué pretende? Me dijeron que estaba como una cabra, pero no les creí. Ahora comienzo a ver que se quedaron cortos. Da usted pena. ¿Voy a tener que esconderle las cosas?

El aceite comienza a crepitar en la sartén. El chico se vuelve para bajar el fuego.

ASISTENTE

Peor que un niño. Es peor que un niño.

ESCENA 26 – INTERIOR. BAÑO. NOCHE

El baño está preparado. El hombre realiza un gesto de resignación. Bajo el lavabo descubre el radiocassette de su hija. Mira el enchufe. Tiene una idea. Empieza a quitarse la ropa. Se le cae la cartera. Enchufa la radio y la acerca a la bañera. Emiten un boletín informativo. El hombre se mete en la bañera. Coge la radio y la levanta. Se dispone a arrojarla al agua. 

RADIO

La suerte. Los seis números del sorteo de la Primitiva de hoy son los siguientes: dos, cuatro, dieciséis,…

El hombre pone gesto de sorpresa. Apoya la radio en el borde de la bañera. Busca su cartera por el suelo. La recoge. Busca y rebusca hasta que extrae un boleto de la Primitiva. 

RADIO

…dieciocho, veinticinco y cuarenta y tres. El complementario es el treinta. 

El hombre salta de júbilo en la bañera. Tiene los seis. Chapotea. Se estruja la esponja en la cara. Observa en la cartera una foto de su mujer. 

HOMBRE

(Sacando la lengua) ¡Chincha, pedorra! 

RADIO

La recaudación ha ascendido a setenta y cuatro millones, trescientos cuarenta mil euros, lo que, añadido al bote de las dos semanas anteriores, podría otorgar un premio de aproximadamente ciento veinte millones de euros a su único acertante…

 El hombre patalea en la bañera. Desorbita los ojos. Mueve aparatosamente los brazos. Grita. En uno de sus compulsivos movimientos, golpea el radiocassette. Lo hace caer en la bañera. Se oyen ruidos de chispazos. El hombre desorbita los ojos, mientras su cara parece preguntar: “¿Por qué?”

FIN

Cara Travis

8 comentarios en “Inútil, por Travis

  1. Qué bueno!!! Ha empezado en un estilo «Manolito gafotas» para terminar recordando al humor de nuestro querido Álex de la Iglesia.

    Como propuesta de actores para su interpretación me decantaría por Luis Varela o Emilio Gutiérrez Caba en el papel del «Inútil», pero creo que exceden de la edad del personaje. Me gustaría ver entonces a Antonio de la Torre como protagonista. A Maria Barranco como la «Mujer» con sus fracesicas en tono «Antonio Alcántara». A Enrique Villén en el papel de «Casero» con camiseta interior blanca y una buena barrigola. Y por último, sólo imaginándome a Carlos Areces interpretando al «Asistente», la carcajada está asegurada.

    Gracias por compartir tus reliquias cinéfilas, Travis!!

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    • Veo que le has pillado el punto, Roca de Telmo, aunque a Luis Varela y Emilio Gutiérrez Caba les falta peso para el papel. Fernando Albizu o Santiago Segura cuando estaba con medio quintal de más podían dar el pego. Desde luego que María Barranco es una de esas actrices en las que pensé, pero también encajaría Mónica Cervera, la fea feísima de Crimen Ferpecto. Enrique Villén, perfecto para el casero, aunque recuerdo que en su día pensé en Ramón Barea. Fantástico Carlos Areces para el asistente, me lo apunto. Te veo de directora de casting, ahora hay que buscar la pasta para sacarla adelante. Saludos.

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