El club de los currelas muertos (XX)

Planes propuestos por el club de lectura, cine y documentales El club de los currelas muertos para no ver el mundial de la infamia de Catar.

El hijo del trampero nació el 9 de diciembre de 1916, en el seno de una familia de campesinos rusos emigrados a Estados Unidos. Hoy habría cumplido 106 años, si la muerte no se lo hubiera llevado por delante hace dos años. Su nombre al nacer fue Issur Danielovitch Demsky, y vino al mundo en Ámsterdam, no la capital neerlandesa, sino un pequeño pueblo del estado de Nueva York.

El hijo del trampero fue vendedor de refrescos en la calle, repartidor de periódicos, dependiente, jardinero y bedel (a cambio de una plaza en la universidad Saint Lawrence, de Nueva York), campeón de lucha libre universitario, profesor de Arte Dramático y oficial de telecomunicaciones en pleno Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Uno esos currículums de película que ya mencioné en alguna ocasión. Nunca renunció a sus orígenes humildes y de ahí el título de su biografía, El hijo del trampero, mundialmente conocido como Kirk Douglas.

Anoche hice la prueba de buscar en la tele «a la carta» una película suya, y me apareció una decena a cual más apetecible: Cautivos del mal, El último tren de Gun Hill, 20.000 leguas de viaje submarino, El extraño amor de Martha Ivers, El loco del pelo rojo, Senderos de gloria y Los vikingos, que me apetece mucho porque hace años que no la veo. Por desgracia no estaban disponibles Espartaco ni El gran carnaval, las que más me apetecían para un viernes de cine. Mucho para elegir. Muchísimo.

Happy birthday, Mr. Douglas.

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