Volver al asfalto

LESTER, 01/10/2021

Empecemos por cambiar ese eslógan por el de «Slower than ever».

Había ganas de volver a una carrera popular, ya fuera de diez kilómetros o un maratón completo como el del pasado domingo en Madrid. Había ganas de rodearse de esforzados corredores con la intención de pasar un buen rato (o sufrir), escuchar esa música atronadora e hiper motivadora por los altavoces y salir a disfrutar de una mañana que se despertó radiante. Sol y muy buen ambiente, ¿quién quería más? Las dudas acerca de cómo respondería el cuerpo tras tantos meses de parones, confinamientos, virus y en algunos casos, lesiones.

Si me paro a pensar que en marzo y abril estaba con sesiones de fisio y molestias en cada pisada, y que hasta el 26 de mayo no me puse a correr de nuevo, el hecho de haber completado los 42 kilómetros el domingo pasado, aunque fuera con un tiempo horrible, me suponen una enorme satisfacción. Quizás tanto como aquella primera vez hace ya diecisiete años en el Mapoma, ese Mapoma al que definí como «…una antigua novia a la que le dediqué mucho tiempo e ingentes esfuerzos, a la que le tengo un enorme cariño pese a lo mucho que me hizo sufrir, y a la que vuelvo cada cierto tiempo porque los buenos recuerdos, como en el amor o las relaciones de pareja, superan con creces el dolor».

Cuando todo nuestro mundo saltó por los aires en marzo de 2020, me pilló en muy buena forma y en plena preparación de este mismo maratón, pero todo ha cambiado tanto en este tiempo que lo importante era volver, ganar otro terreno hasta hace poco vedado (las concentraciones multitudinarias) y olvidarnos de marcas, forma física y mejorar. En mayo estaba en 82 kilos y tras un esforzado verano he conseguido ganar. A la báscula, pero también ganar a la pereza, a la desidia, al hecho de ver que mis ritmos estaban muy lejos de los que tenía en el pasado. A ganar en el sentido de Haile Gebreselassie:

“Se necesitan tres cosas para ganar: la disciplina, el trabajo duro y, por encima de todo, tal vez, el compromiso. Nadie va a lograrlo sin las tres. El deporte te enseña eso”.

Pues si hago caso a uno de los más grandes de todos los tiempos, si no el que más, con el permiso de Bekele y Kipchoge, el domingo gané. Recuperé sensaciones, pasé el medio maratón en 1h. 55 minutos, al ritmo previsto de 5m. 30s. por kilómetro, y luego… el hundimiento. Pero disfruté, sonreí con la animación, agradecí cada muestra apoyo del numeroso público y atravesé la meta, pese a que nunca estuve tan cerca de pensar que no lo haría. Las piernas daban para lo que daban, así que preferí dejarme llevar por la cabeza y tomarme de manera humorística ese bajón. El relato que compuse se publicó el lunes pasado en La Galerna y todo lo que cuento es verídico. Especialmente ese final, la conclusión de un proyecto.

Aquí lo dejo: La Galerna en el maratón de Madrid.

Ahora que he pasado de categoría (+50) y con estas marcas, solo puedo aspirar a mejorar. Ya estoy pensando en el próximo.

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Un comentario en “Volver al asfalto

  1. Tu lo has dicho: Lo importante era volver. Con el tiempo valorarás mucho mas la marca de esta primera maratón post pandemia y post cincuenta.

    Enhorabuena!

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