Una furgoneta del siglo XIII, por Travis

Reconozco que tengo una sensación agridulce tras mi última entrada (Libros de atrezzo). Una sonrisa de oreja a oreja porque pude comprobar que soy capaz de inventar cosas con convicción, lo cual puede ser muy útil (y peligroso) en la vida diaria, y una ligera sensación de fastidio al saber que hubo gente que se creyó todo lo que contaba, pese a que me despedía con un «disculpadme la broma, amigos». Por si no quedó clara la cosa, todo lo referido al «libro intruso» era mentira, pura ficción, no así las imágenes de contenido sexual en películas de Disney.

Quizás lo único cierto en mi ficción sea que Sigue leyendo