Quizás no haya mejor semana que la actual, con la Cumbre del Cambio Climático en Madrid, para ceder este blog a una nueva colaboradora con una historia emocionante que contar. La autora de este texto, Sara Marín, es Licenciada en Ciencias Ambientales, con un Máster en Gestión sostenible de los residuos, y actualmente trabaja como Jefa de Producción en Valoriza Servicios Medioambientales. Todo su conocimiento y su amplia experiencia, al igual que sus ganas, fueron de gran utilidad en un país como Perú en el que la gestión de los residuos es totalmente diferente.
Después de dieciséis horas de vuelo, llegamos a Piura, una ciudad al norte de Lima. Era de noche y la diferencia horaria respecto a España ya se hacía notar. A pesar del cansancio, las cuatro estábamos ilusionadas porque por fin había llegado nuestro ansiado viaje y allí estábamos, frente a la representante de Ayuda en Acción, hablando de nuestras futuras semanas de trabajo en Perú.
El 27 de marzo de 2017, Piura quedó totalmente inundada por el fenómeno del Niño, agravado por el efecto del Cambio Climático, lo que produjo que el río de la ciudad con el mismo nombre se desbordara, arrasando cada calle, cada casa, escuelas, comercios e incluso vidas humanas.
El distrito de Cura Mori, donde se centra nuestro proyecto, fue de los más castigados por este fenómeno. Uno de los motivos por los que los canales del río no pudieron hacer frente a las grandes lluvias, se debió a la gran cantidad de residuos depositados en él, haciendo que en varios puntos se obstaculizaran parte de estos canales. Cuando el nivel de alerta establecido llegó al máximo, numerosas familias fueron desplazadas a zonas seguras.
Gracias a las fundaciones Proyecto Peruanos, Centro de Estudios y Prevención de Desastres-Predes, Ayuda en Acción y la Universidad de Piura, se crearon albergues temporales para la población afectada, dando comienzo al proyecto “Reconstruyendo vidas: Nuevo comienzo de familias desplazadas en Cura Mori”, el cual cuenta con el apoyo de la Unión Europea.
Actualmente, Ayuda en Acción colabora con estos ciudadanos asesorándoles para la producción y comercialización de sus productos locales, permitiendo ingresos económicos para sus familias y favoreciendo una economía local. De este modo, existe un vivero, poseen ganados y cultivos de banano, además de un tanque de agua potable, letrinas ecológicas e incluso un pequeño molino de viento para generar energía eólica.
Tras varios días de conocer cada uno de los proyectos en los que trabaja esta ONG, a nosotras solo nos quedaba resolver una pregunta: ¿Cuál sería nuestra labor como voluntarias? Y aquí comenzó nuestra experiencia…
Los primeros días nos reunimos con la Municipalidad de Cura Mori, que en España sería lo equivalente a un Ayuntamiento. Tras varias reuniones, conocimos a sus tenientes municipales, sus líderes comunales y algunos de sus ciudadanos. Escuchamos sus historias, sus opiniones sobre la situación en Cura Mori después del desastre y nos comentaron los avances que se habían realizado. A pesar de ello, el distrito seguía rebosante de todo tipo de residuos por sus alrededores y parte de ellos se vertían en la zona del río o eran quemados, originando gases tóxicos. Parecía que nadie era consciente de que la situación que provocó que hace unos años numerosas familias tuvieran que desplazarse, siguiese vigente en ese momento, porque seguían ensuciando su apreciado distrito y contaminándolo.
Sin embargo, el día que las conocimos, nos dimos cuenta que no todo estaba perdido. Nuestras protagonistas son seis mujeres, que actualmente, siguen luchando por mejorar la situación en Cura Mori. Sus nombres son Emma, Olga, Rosa, Juana, Herminia y Margarita. Recuerdo el día que las conocimos. Estaban muy calladas y tímidas, pero con el paso de los días nos demostraron que son unas personas maravillosas, cariñosas y muy amables, con un corazón enorme y lo más importante de todo, mujeres valientes por querer cambiar las cosas.
Cada día, estas mujeres se levantan muy temprano para realizar las tareas de la casa y cuidar de sus familiares. Cuando terminan se visten con sus uniformes y salen a la calle con una sonrisa para comenzar a recolectar los residuos de sus vecinos. La Municipalidad ha creado un sistema de recolecta donde puede colaborar cualquier ciudadano. Por tanto, el hogar que quiera colaborar está señalado con una pegatina en la puerta. Cada familia debe almacenar sus residuos hasta el día de la entrega a nuestras seis mujeres. Finalmente, las personas que participan en este sistema de recolecta son premiados por parte de la Municipalidad con un incentivo. El problema que existe es que se premia igual a una familia que haya recaudado una gran cantidad de residuos, como a otra que simplemente haya recaudado, por ejemplo, una lata. Igualmente, mediante esta práctica, los ciudadanos no están concienciados, ya que muchos de ellos nos comentaron que reciclan porque les recompensan con el incentivo.
Para recolectar, nuestras mujeres se dirigen andando a aquellas casas que tengan la pegatina, haga frío o calor, con una bolsa de grandes dimensiones que utilizan para guardar cada uno de los residuos. Las bolsas se llenan de residuos de todo tipo (latas de conservas de comida y botellas donde se almacena lejía, aceite o agua, entre otros) y cargan en todo momento con ellas a la espalda. Una vez que están llenas, las cierran con sus propias manos, con trozos de tela de ropa vieja, teniendo cuidado de no lastimarse puesto que hay residuos cortantes y oxidados.
A través del esfuerzo de estas mujeres, se reciclan gran cantidad de elementos y se evita que estos lleguen al vertedero o sean depositados en las calles o a las afueras de los municipios. Posteriormente, las bolsas son llevadas en vehículos pequeños a una nave de la Municipalidad. Cuando hay un gran número de bolsas almacenadas, estas mujeres arrojan los residuos al suelo y con sus manos desprotegidas comienzan a separar cada elemento por tipo de material. De esta forma, cada bolsa contendrá un tipo de residuo que posteriormente será vendido al reciclador. Un porcentaje de la venta le corresponderá a la Municipalidad y otro a las mujeres.
A nosotras nos sorprendió que no les proporcionaran guantes, mascarilla o botas para realizar todas estas tareas. Muchos de los residuos contenían líquidos peligrosos y lixiviados o incluso, cuando los vertían sobre el suelo, emanaban ciertos gases debido a la descomposición de los mismos. También sorprendía la gran cantidad de residuos plásticos que se generan, siendo un distrito que se caracteriza por su ganadería y donde el compost podría ser un producto local a vender.
Después de analizar todas las cosas positivas y negativas tras una semana de trabajo, nos pusimos a trabajar en las oficinas de Ayuda en Acción en Piura y junto con la ayuda de nuestros compañeros, las cuatro comenzamos a organizar un Plan de Comunicación. Este Plan promueve al máximo el reciclaje y la reutilización, incluyendo objetivos sociales, económicos y ambientales.
Por tanto, los objetivos específicos son ocho, a través de los cuales se establecen unas acciones en función de sus características. Los principales objetivos consisten en realizar una caracterización de los residuos generados en Cura Mori y un estudio de mercado para conocer las alternativas ante empresas compradoras de residuos. En este proceso se debe involucrar a las mujeres y a través de la ONG, enseñar los conocimientos adecuados para que tengan una formación empresarial y un poder de negociación. Además, es importante que tengan un nombre profesional y que se integren en las acciones de la Municipalidad para reforzar su prestigio en la Comunidad. El nombre elegido ha sido “Agente Ambiental” y la asociación se ha denominado “AMAR” (Asociación de Mujeres Amigas del Reciclaje). También creamos un logo, el cual se incorporaría en la ropa que constituye el uniforme de estas trabajadoras. Todas estas acciones son útiles para devolver la dignidad a unas mujeres cuya autoestima se encuentra un tanto afectada, tanto por su condición de mujeres en una sociedad en la que no lo tienen sencillo como por dedicar su tiempo a recolectar y tratar los residuos de sus vecinos.
Otro de los objetivos a tener en cuenta es la reorganización del sistema de incentivos, de tal forma que se haga mediante incentivos graduales y el establecimiento de un mínimo de residuos a entregar. Del mismo modo, se impondrán sanciones en función de diferentes aspectos ambientales, es decir, ruido, depósito de residuos en el suelo o quemas de los mismos perjudicando la calidad del aire, etc.
Después de ver las condiciones en las que trabajaban nuestras seis mujeres, sería necesario que les proporcionaran equipamientos de protección individual adaptado a las necesidades del trabajo y mesas adecuadas para realizar la separación de los residuos, e incluso, una báscula para pesar las bolsas llenas antes de entregarlas al reciclador.
Finalmente, de cara a un futuro, es muy importante que no solo la Municipalidad reconozca el trabajo de estas seis mujeres, sino que sus propios vecinos y ciudadanos de otros distritos conozcan el esfuerzo que requiere su trabajo y las ganas que tienen para seguir luchando por mejorar la situación de Cura Mori. Por este motivo, se decidió que sería buena idea crear un concurso en el que se premie el barrio más limpio y aquel que más residuos reciclables proporcionase a las Agentes Ambientales. También se decidió crear talleres educativos, donde se realizasen juegos para niños y jóvenes destinados al cuidado del Medio ambiente. En el transcurso de estos concursos, se aprovecharía para generar espacios de diálogo con sus vecinos, hacer publicidad de su labor como Agentes Ambientales y captar nuevas asociadas.
Durante nuestro último día en Cura Mori, tuvimos una reunión con la Municipalidad, las mujeres y Ayuda en Acción, donde les transmitimos todos los objetivos nombrados anteriormente, y les mostramos imágenes de cada día de trabajo junto a ellas. Sé que hicimos un buen trabajo, porque cada miembro de la Municipalidad nos agradeció enormemente todo el esfuerzo realizado en tan solo unas semanas. Ahora sí que estaban concienciados para que la situación en Cura Mori cambiase y estaban dispuestos a ayudar a estas mujeres en todo momento.
La noche de antes de coger el avión para iniciar nuestro retorno a España, las cuatro comenzamos a preguntamos si realmente había servido nuestro trabajo como voluntarias. Siempre sientes que es muy poco lo que se ha hecho, bien porque la estancia en el país ha sido corta o porque hay tantas cosas que cambiar que se requieren años para ver los resultados. El día de la despedida nos dimos cuenta que todo lo que habíamos hecho tenía su recompensa. Entre lágrimas en los ojos y con una sonrisa en sus mejillas, Emma, Olga, Rosa, Juana, Herminia y Margarita nos comentaron que gracias a nosotras habían vuelto a sentir confianza en ellas mismas y les habíamos dado las fuerzas que necesitaban para seguir adelante. Nadie en tan poco tiempo les había dado tanto cariño, y a nosotras nadie nos había dado tanto amor en tan solo unas semanas. Lo mismo ocurrió con nuestros compañeros de Ayuda en Acción y con los tres voluntarios que conocimos durante nuestra estancia. No solo conoces a personas, sino que creas un vínculo tan fuerte con ellas que sientes que formas parte de una familia. Clara, Flor, Jesús, Xavier, gracias por todos los momentos compartidos, un trocito de nosotras está en Piura y estoy segura de que nuestros caminos se volverán a cruzar. Maider, Ruth y Alex, muchas gracias por conseguir que este proyecto siguiera adelante, esperamos encontraros en otro voluntariado donde volver a trabajar juntos.
A día de hoy, seguimos recibiendo vídeos y fotos sobre el avance del proyecto. Han mejorado mucho las cosas gracias al apoyo de Ayuda en Acción. Las mujeres tienen uniformes nuevos, una báscula para pesar los residuos y conocimientos para saber negociar con los recicladores. Los talleres educativos fueron un éxito, los niños estaban encantados participando y jugando, y se han realizado dos concursos entre Comunidades.
Es muy bonito saber que has formado parte de algo y que, gracias a tu decisión de dedicar unas vacaciones y un dinero a un proyecto de voluntariado, se ayuda a personas que lo necesitan. No solo se les ayuda durante tu estancia en el lugar del proyecto, sino en compartir momentos con ellas, hacerles ver que te importan y que has recorrido kilómetros de distancia solo para estar a su lado. Disfrutar de conocerlas y que, a la vez, esas personas te ayuden a ti, cambiando tu mentalidad y viendo qué cosas realmente son importantes en la vida.
Las cuatro sabemos que nos llevamos un regalo enorme y ese regalo son todos los recuerdos que hemos vivido, en un país diferente, con personas diferentes, en una cultura diferente, pero con objetivos comunes, luchar para cambiar todo aquello que sea necesario y conlleve una mejora.
Porque….
“Mucha gente pequeña,
en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas,
puede cambiar el mundo”
(Eduardo Galeano)
Equipo de voluntarias de Ayuda en Acción en el proyecto de Piura: María Santillán O’Shea, Inmaculada Bonvehi Baro, Sara Marín Martínez y Marina Fernández Estacio.