Breathtaking es una palabra inglesa que viene a definir un estado de ánimo o de asombro al ver algo que te corta la respiración, o que te deja sin aliento. No encuentro un buen sinónimo en español. Sería algo así como impresionante o sobrecogedor, pero no son exactamente palabras para lo que quiero definir. Así que me quedo con el inglés y digo que uno de los sitios más breathtaking en los que he estado en mi vida es San Juan de Gaztelugatxe, una ermita situada en un pequeño islote al que se accede desde la carretera que va de Bermeo a Bakio. Qué sitio, la primera vez que estuve allí me quedé completamente embobado.
El País Vasco tiene rincones maravillosos, como éste, y sitios espantosos a unos pocos kilómetros, como la herriko taberna de Bermeo, el único sitio en el que tuvimos problemas en aquellas dos semanas de estancia en la región. Son los contrastes de Euskadi, del País Vasco. Mi amigo Iñaki, que es tan de allí como el que más, me describió estas contradicciones perfectamente: «Esta tierra tiene la mejor gente del mundo, gente noble, sana, honesta, hospitalaria. Pero también algunos de los peores sujetos que jamás he conocido. Nuestro problema es que algunos, muchos de los primeros, no son capaces de darse cuenta de la maldad de los segundos, o la disculpan en parte porque son sus hijos, nietos o sobrinos, porque son sangre de su sangre, o simplemente porque son de la tierra». Iñaki me regaló un relato que había escrito con las tripas tiempo atrás, tras una experiencia vivida por un amigo suyo. Aquí lo dejo. Sigue leyendo