Terminator: Génesis y…, por Travis

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Antes de nada informo a los posibles lectores de que esta entrada no contiene spoilers de Génesis, no hablo del final, de los giros o sorpresas de guion, y apenas mencionaré la trama de la nueva película de Terminator que, bajo el título Terminator: Génesis, se estrenó en julio. Todo eso lo dejo para la entrada que colgaré en próximos días titulada: Terminator: …y Apocalipsis. Sí hablaré lógicamente de las anteriores películas, porque doy por hecho que cualquiera con la paciencia suficiente para leer este texto, las habrá visto y no le estropearé nada. Dicho lo cual y establecidas las reglas, vamos allá.

El cariño a ciertas sagas

Pues sí, le tengo cariño a esta saga, y no debo ser el único, porque cuando fui al cine a verla conté exactamente seis personas en la sala. Incluyéndome a mí. Una pareja (me imagino al chico convenciendo a su novia de que esta era la mejor película de la cartelera esa día), y cuatro tipos solitarios, cada uno en una fila distinta. Cuatro tíos que por alguna razón habíamos decidido que queríamos invertir nuestro dinero y parte de nuestro tiempo de vacaciones en una saga que ya daba muestras de estar finiquitada con la tercera entrega (2003). Ese cariño te hace ser condescendiente con algunas inconsistencias del guion y tragarte cosas que no tolerarías en otras películas. Qué le vamos a hacer, no es una opinión imparcial, está condicionada por el afecto.

Pero esos otros tres tipos como yo, frikis que vamos al cine a divertirnos y no a criticar lo que vemos, tenemos la sana costumbre de coger aprecio a las sagas, sobre todo a las buenas, por más que a veces se empeñen en quitárnoslo a base de pésimas secuelas. Por ejemplo, con Indiana Jones. Tenía que haber terminado con La última cruzada, que para algo era la última, y más contando con Sean Connery. Nada bueno podía aportar una secuela como El reino de la calavera de cristal, y menos veinte años más tarde.

O Matrix, una de las tres enormes películas de 1999, junto a American Beauty y El club de la lucha. El primer Matrix es una obra maestra absoluta. Los hombres frente a las máquinas en un futuro apocalíptico, como Terminator. Aguantamos bien la segunda por algunas escenas de acción y por el grato recuerdo de la primera. La tercera,… Buff, estás deseando que termine. No he vuelto a verla, lo cual es una señal.

O Alien. Tras la genial de Ridley Scott vino la magnífica secuela Aliens: el regreso, de James Cameron, y ahí tenía que haber terminado todo. Luego, pese a (o quizás por) David Fincher y Jean-Pierre Jeunet la saga se fue al carajo, y degeneró definitivamente con una cosa llamada Alien vs Predator, que no he tenido el ¿placer? de ver. No me interesa. Como Jason vs Freddy, o como Las crónicas de Sarah Connor que emitieron por la tele y a las que dediqué unos dos minutos.

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Sí podrían despertar mi atención los cuatro números de cómic con guiones de Frank Miller que se titularon Robocop vs Terminator. Pero nunca como película.

La saga de Terminator

T2Comienza en 1984, así que el cariño que le tengo vendrá sobre todo porque me devuelve a la adolescencia. La película, con dirección y guion de James Cameron (aunque luego tuvo que acreditar a un tal Harlan Ellison para evitar un pleito), tiene aire de serie B por la escasez de medios, pero lo suple con creces con imaginación. Hace años escuché a Francis Ford Coppola en una entrevista que decía:

I think the smaller the budget, the bigger the ideas can be. And the bigger the budget, the smaller the ideas are and the exploration and the adventure and the challenge.

Haría bien James Cameron en aprenderse esta frase que contrapone imaginación y presupuestos.

T3Los efectos especiales de esta primera chirrían en varios puntos, como el careto de Schwarzenegger tras los disparos o el movimiento del T-800 al final de la película, pero no me importa en absoluto. El presupuesto fue de unos 6 millones de dólares, así que el resultado fue magnífico para los medios de que dispuso. La película es una lección de ritmo cinematográfico desde el primer minuto. Pero ritmo controlado, no eso que ahora llaman «ritmo», que consiste en comenzar con una explosión brutal, mover mucho la cámara durante dos horas, correr y hablar atropelladamente, y destrozar cosas cada vez más grandes.

Schwarzenegger es una máquina implacable de matar y creó escuela, por mucho que se le critiquen sus dotes interpretativas. Es cierto, se repitió en el papel a raíz del éxito de Terminator, pero, ¿me lo parece solo a mí o Javier Bardem copió la figura del asesino implacable que no gesticula en No es país para viejos? ¡Y a él le dieron un Óscar, manda huevos!

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Hace poco volví a ver el principio en televisión, lo cual me vino perfecto para este Terminator: Génesis que se acaba de estrenar, como veremos en la próxima entrada. Y creo que resiste muy bien el paso del tiempo, pese a la incongruencia de que el Reese enviado desde el futuro por John Connor resulte ser el padre del propio líder de la resistencia humana. Incongruencias que sí trataban de explicar en parte en Regreso al futuro un año después, en 1985. Otra saga, por cierto, a la que le perdonamos la tercera parte por ese mismo aprecio que sentimos por las dos primeras. ¡Esto es cine, no buscamos coherencia científica!

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Siete años después de la primera, en 1991, se estrena Terminator II: el juicio final. De nuevo con guion y dirección de James Cameron, y con unos efectos especiales que no habíamos visto nunca, aunque se intuían ya sus posibilidades en Abyss (1989, James Cameron).

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Quizás sea la mejor de toda la saga, entre otras cosas porque ya contaba con más de 100 millones de dólares de presupuesto, y un guion sólido. Con sus incongruencias temporales de siempre, pero un guion sólido.

T13Tanto, que el especialista en guiones Syd Field lo incluyó en su libro Prácticas con 4 guiones, libro que disfruté hace ya varios años y que explicaba los aciertos de esta película.

Resulta paradójico que, al igual que en la primera el viaje al pasado de Reese posibilita el nacimiento de John Connor en el futuro, en esta nos enteramos de que el viaje al pasado del T-800 posibilita todo el desarrollo de Skynet y el nacimiento del T-1000, que aparece en esta secuela interpretado por Robert Patrick.

La peli está muy bien, moooola. La volví a ver entera hace poco. Otra vez. La pillé según empezaba y no pude despegarme de la tele hasta el final. Me gusta todo. Bueno, casi todo. No me gusta Edward Furlong, el John Connor adolescente. Yo hubiera dejado al Terminator que se lo cargara, y hubiera nombrado líder de la resistencia a su madre, Sarah. El personaje que interpreta Linda Hamilton en esta secuela ha evolucionado considerablemente desde la primera, se ha puesto cachas, se ha convertido en una experta en el manejo de armas, y la veo capaz de liderar a la humanidad en esa guerra. Pero al niñato del Furlong, no, ni de coña.

T4BUn momento intrigante, que ya comentó Lester en Mis teorías de la conspiración favoritas: en la persecución del canal, el aviso que aparece sobre el puente. Caution 9’11». Aviso o advertencia: 11-S. ¡Diez años antes de 2001!

Ahí tenía que haber terminado la serie, con la auto eliminación del bueno de Schwarzie en la fundición. Con el pulgar en alto. Recuerdo que la vi en su día en un cine de Coslada y el tío que tenía delante de mí levantó el pulgar y repitió el gesto hacia la pantalla. Creo que tenía lágrimas en los ojos.

T6Nada aportó Terminator 3: la rebelión de las máquinas, (2003), por mucho morbo que nos diera la Terminatrix, una desconocida (para mí) Kristanna Loken. 200 millones de dólares ya de presupuesto, pero una historia que ya olía y que no aportaba nada nuevo. ¿Que el futuro no se puede cambiar? Pues lo habéis hecho treinta veces en la saga.

La nueva Terminator: Génesis homenajea a las dos primeras películas de la serie (en ocasiones, las copia descaradamente), pero esta tercera dejó tan poca huella que no se ha utilizado nada, ni el T-X que tantas posibilidades ofrecía.

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Terminator Salvation (2009) traslada la acción al futuro, y aunque mejora bastante sobre la tercera, lo cual no era difícil, el interés por esta historia comienza a decaer de modo definitivo incluso para los más fans de la serie. Son tantos los giros del guion y las vueltas de la historia sobre sí misma, que por mucho que los guionistas intentan encajar las piezas, resulta imposible. Tiene a Christian Bale, imágenes impactantes, mantiene las «alfombras» de calaveras y huesos aplastadas por máquinas, la sonrisa calavérica de los Terminators,… pero ya agota. Cansa. Parece que era el principio de una trilogía, pero ojalá abandonen la idea.

Respecto a Génesis, hablaremos la semana que viene, en Apocalipsis. Y la criticaremos. Y alabaremos lo positivo de la misma. Y por supuesto, haremos spoilers a saco.

Cara Travis