
Planes propuestos por el club de lectura, cine y documentales El club de los currelas muertos para no ver el mundial de la infamia de Catar.
La cabina cumple medio siglo. El mediometraje de Antonio Mercero titulado La cabina se estrenó en Televisión Española el 13 de diciembre de 1972. No sé en qué año la vi yo, probablemente pocos años después, con ocho o nueve años, pero la recuerdo perfectamente. Me dejó huella, como a tanta gente. Creo que solo he vuelto a verla completa una vez más, pero sus imágenes nos vienen a la cabeza de todos los que vivimos en los setenta y a todos los que usamos con frecuencia alguna cabina telefónica… en los tiempos en que había cabinas telefónicas. En su día escuché a gente decir que le daba cierto miedo usar una cabina desde que vio la película de Mercero, y el propio director o José Luis Garci, guionista de la perversa trama, contó en la radio que durante un tiempo mucha gente que llamaba desde las cabinas dejaba siempre un pie para sujetar la puerta y evitar que se cerrara.
La cabina se rodó en la plaza del Conde del Valle de Súchil, junto a la calle Arapiles, en Madrid. Junto al lugar de rodaje se colocó una cabina roja como la de la película, como Homenaje a La Cabina de Antonio Mercero. Dejo la ubicación y cómo se ve a través de Google View. Métete ahí dentro si tienes coj… coraje.


A lo largo de sus poco más de treinta minutos de metraje, el espectador experimenta todo tiempo de sensaciones: curiosidad, diversión, como los vecinos que se reúnen alrededor del pobre desafortunado, preocupación, angustia, para acabar con el terror. El miedo. Del protagonista y del espectador. No se concibe La cabina sin José Luis López Vázquez mostrando todos esos estados de ánimo. Del hartazgo inicial a ese terror que nos hace sentir. Durante el paseo del pobre hombre atrapado en la cabina, vemos el Madrid antiguo o no tan antiguo: el scalextric de Atocha, el túnel de María de Molina, las afueras de Madrid. Las imágenes de los exteriores de la ciudad se rodaron en la presa de Aldeadávila y en Portugal.


Creo que fue el propio Mercero (o puede que fuera Garci) quien contó en una ocasión que La cabina tuvo problemas con la censura, pues el censor consideraba que en una de las escenas, en la que López Vázquez miraba al cielo como buscando una salida, el camión con la cabina a cuestas pasaba cerca de un Ministerio, y que con ello se podía estar dejando caer el mensaje subliminal del ciudadano atrapado en una dictadura sin salida que ansiaba su libertad. El director se quedó sorprendido ante lo fino que hilaban los censores de la época y seguramente se lamentó de no haber tenido él mismo esa idea tan brillante.
Me parece un planazo volver a La cabina. A la obra de Mercero y Garci, quiero decir. Aquí la dejo: