Pues aquí estoy de nuevo, a menos de 12 horas del inicio de un nuevo maratón (¡el decimosexto ya!), y como siempre repleto de dudas. Supongo que ahora me acostaré, intentaré dormir, empezaré a darle vueltas al coco y me vendrán las mil preguntas habituales de siempre:
- ¿Irá todo bien?
- ¿Conseguiré acabar sin lesiones?
- ¿Cogeré o no una pájara? (Me doy cuenta de que esta frase para un argentino puede tener un sentido completamente distinto).
- ¿Acabaré? Hasta ahora lo he hecho siempre, incluso cuando peor he estado, pero la duda me abruma como las quince veces anteriores.
Y sobre todo, la principal pregunta:
- ¿Por qué coño lo hago?
Tengo los cincuenta tacos a la vuelta de la esquina y lo peor no es que vaya a someter a mi cuerpo a un esfuerzo extremo para terminar de un tirón los 42 kilómetros del recorrido. Como dice un amigo cada vez que me oye: «No he corrido tanto en toda mi vida, Hulio». Lo peor no es el día de las mil dudas y la prueba en sí, sino los tres meses previos, racaneando tiempo de donde puedes, buscando el mínimo hueco en la apretada agenda para correr tus diez, doce o puede que más kilómetros de entrenamiento, diciéndole a tu mujer que te calzas las zapatillas para salir a trotar un rato.
A veces me ve algún vecino corriendo a las seis de la mañana (cuando «no han puesto ni las calles»), y me saluda como diciendo «hola», pero sé que en el fondo piensa «puto zumbao», o a veces observo la cara de algún compañero de trabajo cuando le digo que no puedo ir a comer con ellos «porque tengo que correr doce kilómetros» y veo que piensan: «lo que siempre dije, como una puta cabra». Este año además, en los meses de junio, julio y agosto.
En el diálogo que establezco con mi cuerpo, este me va lanzando mensajes que yo trato de responder:
- ¿No estás un poco mayor para estas cosas? Porque sabes que la curva de rendimiento es descendente desde hace ya un tiempo.
- ¿No te das cuenta de que ya no puedes jugar tres partidos de fútbol en una semana y tratar de entrenar entre medias? ¡¡¡Que tienes cuarenta y muchos!!!
- ¿No te has parado a pensar que esas molestias en el talón no van a desaparecer si no frenas unos días?
La mayoría de las veces solo encuentro respuesta en mi cabezonería. Este año el cuerpo me ha dado algunos avisos en forma de molestias en el talón, en el gemelo derecho, y sobre todo en el piramidal, que para el que no lo sepa viene a ser ese pellizco en la nalga (pellizco que no me dan las becarias de mi oficina, que no se me malinterprete) que te puede pinzar un nervio y dejarte la pierna medio dormida. Por su culpa no pude correr un solo kilómetro en la semana 8. Y hablo de un plan de entrenamiento de 14 semanas, así que me vinieron nuevas dudas.
Hace años leí a alguno de nuestros ilustres maratonianos, Martín Fiz o Chema Martínez, que cuando empiezan a tener mala cara es que están preparados, y eso es lo que yo hago, tratar de tener mal aspecto, delgado, enfermizo, me dejo una barba asquerosilla,… Cuando empiezo a tener aspecto de homeless, sé que estoy a punto para la batalla.
Mi cuerpo me ha dicho este año que no piensa perder ni un solo kilo de peso, que por mucho que corra y entrene, tanta cena, cervezas con los amigos, barbacoas de fines de semana y los caprichos típicos del verano se me van a quedar alrededor de la cintura. El cuerpo me ha dicho que necesita reservas, así que voy a correr con 78 kilos de peso, unos 3 más de lo que debiera, o del peso en el que tendría que haberme puesto con lo que he entrenado.
Así que le he dicho a mi cuerpo que se prepare, que aunque no le haga gracia mañana toca palizón. Me ha recordado que hace diez días salí de Madrid y que si fuera futbolista diría que es imposible estar bien físicamente porque he hecho más de 18.000 kilómetros en avión, y unos 2.000 en coche, aparte de las decenas de kilómetros que he recorrido pateándome las calles de Melbourne, Canberra y Sídney, antes de acabar en la Sunshine Coast. «Y además este año la carrera es a las 6 de la mañana, cabronazo», me reprocha, «las 10 de la noche en España». Me levantaré a las 4 de la mañana de la madrugada del sábado, cuando no han salido ni el de la basura ni el panadero y solo quedan los jóvenes que salen de copas.
Pero no soy futbolista, sino un aficionado a todos los deportes que sigue encontrando maravilloso este vicio extraño de correr y sufrir, así que le digo a mi cuerpo por qué voy a hacerlo:
- Porque me gusta cómo me siento cuando mi cuerpo va adquiriendo el punto adecuado de forma, y veo que las piernas fluyen incluso haciendo series (no tendré aire, pero las piernas parece que aguantan), cuando compruebo que los tobillos se perfilan y van adquiriendo su mejor figura (había puesto «estilizada figura», pero lo he corregido en la revisión, no he tenido unos tobillos estilizados en mi vida).
2. Porque me encanta el ambiente que rodea a la prueba mítica del maratón, las dudas previas de todos los corredores, las sonrisas nerviosas en la salida, el ambiente festivo, la expectación del público entre el que esperas encontrar a familia y amigos. Este año además me acompañarán mis hijos durante la primera media maratón, ¿quién querría perderse esa experiencia?
3. Porque me encanta sentirme ligero durante esos 25 a 30 kilómetros que mi cuerpo disfruta realmente sobre el asfalto.
4. Porque nada me ayuda más que la sonrisa de mi mujer cuando las piernas empiezan a flaquear, o una palmada en la chepa de un desconocido, o el aliento de un chaval que te anima a seguir.
5. Porque me encanta correr por el interior de esas ciudades fantásticas que han cortado sus calles para nosotros, «los putos zumbaos», y decir que he corrido por la Fontana di Trevi, el Puente Verrazzano, la Puerta de Brandeburgo, el puente de Carlos en Praga o el Parlamento de Budapest.
6. Porque sigo emocionándome cada vez que paso el cartel con el kilómetro 41, y se me sigue poniendo la carne de gallina cada vez que entro en meta.
7. Fundamental, muy importante, la misma que el tipo del chiste «de la isla desierta en la que está a solas con Charlize Theron, sexo salvaje y tal, y aun así no es plenamente feliz»: porque me gusta contarlo, vacilar en un blog narrando lo pasado y sufrido, escribiendo que he logrado otra vez superar los avisos que me va dando el cuerpo.
¡Deseadme suerte, ya os contaré!
Pasito a pasito. Vamos Lester que segun tus calculos ahora mismo debes haber pasado la media maraton!!!! A por esa deseada marca!!! Tu siempre positivo y nunca negativo!!!
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Hosti!!! 1:39:14 en los 20K con todos los splits unos seg por bajo de 25 mln!!! Esto pinta muy bien!!! (A 5 min el km no hace falta hacer muchas cuentas ya) Vamos abuelo a por tu 3h:30!!! Mañana lo sabremos… good night and keep going mate!!!!
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ENHORABUENA!!! Lastima por el «tio del mazo» que se ve que te ha dado cerca del km 30. Muy poca gente sabe realmente lo duro que es entrenar una maraton a 5mln/km. Tu lo has hecho y ademas has estado mas de 20 kms por delante del «Vitorino». Tomate una Foster’s a la salud de todos los fondistas!!!
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Bravo, Lester. Estoy seguro de que te ha ido bien, pero también estoy ansioso de saber cómo ha sido. No tardes en contarlo.
Enhorabuena por las 16 veces. que ya suman casi 700 kms de maratón, qué barbaridad.
Abrazo.
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Muy bien Lester!! Estás hecho un crack… yo sigo sin entender muy bien los beneficios y satisfacciones del «dolor por extenuación voluntaria», pero oye, has explicado muy bien los porqués… a otros nos gusta hacernos mil kilómetros sobre la moto en un día y no sé explicar muy bien el por qué, pero seguro que es más fácil que lo de una maratón… tanto correrla como explicarlo.
Enhorabuena por coger a Rafa Nadal en maratones o «grand slam» para tu cuerpo… ¿llegarás a superar a Federer? Lo veremos 😉
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Enhorabuena Lester! Muy positiva tu entrada, per lo mejor, la foto de tus zapas. Como diria Home….¡¡¡Asesinas!!!
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