Las referencias futboleras en el discurso del Rey, por Barney

 

Felipe VI

Creo que nunca he escuchado el discurso del Rey Juan Carlos I en Navidad. Ni por supuesto he prestado atención a cualquiera de los numerosos y soporíferos discursos que nos ha regalado a lo largo de casi 40 años de reinado. Me valía y me bastaba con las frases seleccionadas en los telediarios sobre “el marco incomparable” o “los estrechos lazos que nos unen”.

Sin embargo, por una de esas casualidades del destino, me tragué enterito el discurso de proclamación de Felipe VI el pasado mes de junio. No es que me haya vuelto monárquico de repente, es que esa casualidad del destino se llamaba “estantería a montar en sólo 90 minutos”, y me metí en faena poniéndome el discurso de fondo. “Es un momento histórico”, pensé. Lo que son las cosas, en lugar de ponerme a los Rolling, como antaño.

Como la mayoría recordaréis, ese día de junio apenas habían pasado unas horas desde la eliminación de España en el Mundial tras la derrota ante Chile. Teníamos una cierta desazón por el estrepitoso fracaso de nuestra selección, un incómodo desasosiego porque nos habían borrado de un guantazo la sonrisa boba que nos acompañó durante los seis años anteriores.

Con ese estado de ánimo, me dispuse a montar la puta estantería y a escuchar a nuestro nuevo Rey. Debo reconocer que me gustó, igual que a veces confesamos otros vicios inconfesables. Lo primero que me agradó fue su voz, porque se trataba de alguien contemporáneo y casi de mi quinta. Pero si de verdad me gustó fue porque descubrí a un Rey moderno y muy futbolero. Lo vi en todas sus palabras y en muchos de sus gestos de complicidad. Estaba claro, Felipe VI quería mandar un mensaje de ánimo a una nación alicaída por la eliminación ante Chile. Me juego un brazo a que estuvieron cambiando el discurso a toda pastilla durante la madrugada para lanzar ese mensaje esperanzador.

¿No me creéis? Pues aquí os dejo unos detalles que no son meras casualidades. Comenzó con un homenaje a esa gran nación (claramente se refería a esa gran selección) a “cuyo destino me he sentido muy unido siempre”, y a la gratitud que debíamos sentir por los que nos habían llevado hasta allí (Del Bosque). Habló de cómo esa generación de españoles había superado “diferencias que parecían insalvables”, como las originadas tras los clásicos Madrid-Barça, destacó “su pluralidad” y cómo habían logrado poner a España en “su lugar en el mundo”. Estaba un poco dolido por algunas actitudes tras la eliminación y por eso decía que “La Corona (la selección) debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza”. Y exigía renovación, como todos nosotros en nuestras casas. “Una Monarquía (una selección) renovada para un tiempo nuevo”. Ya no somos campeones del mundo, pero tenemos que poner las bases para recuperar la ilusión y tratar de serlo en el futuro: Hoy es un día en el que, si tuviéramos que mirar hacia el pasado, me gustaría que lo hiciéramos sin nostalgia, pero con un gran respeto hacia nuestra historia; con espíritu de superación de lo que nos ha separado o dividido; para así recordar y celebrar todo lo que nos une y nos da fuerza y solidez hacia el futuro”. “Hoy es un día en el que me gustaría que miráramos hacia adelante, hacia el futuro; hacia la España renovada que debemos seguir construyendo todos juntos al comenzar este nuevo reinado”.

Yo creo que claramente estaba intentando mandar un mensaje de ánimo a la afición. Tranquilos que en dos años vuelve a haber Eurocopa y en cuatro, otro Mundial, y podemos comenzar un nuevo reinado. Eso sí, tras una renovación a fondo del equipo, sin del Bosque, Casillas, Xavi, Xabi, Torres, etcétera,… Pero no los machaquemos, no los destrocemos, nos han dado grandes alegrías, aunque su momento ya ha pasado. No olvidemos “ese gran éxito colectivo admirado por todo el mundo y del que nos sentimos tan orgullosos”. Nos animó a que mejoráramos “ese valioso legado” para que sus seguidores “recuperen y mantengan la confianza” en la selección. Recalcó “nuestra diversidad”, “en la que cabemos todos”, el tiki-taka de los jugadores del Barça con la solidez de los del Madrid, y añadiendo las pinceladas de los que juegan en otras ligas: “en los tiempos de la construcción europea” debíamos aprovechar esa diversidad de estilos que “debemos revitalizar cada día, con el ejercicio individual y colectivo del respeto mutuo”, “cada uno con su propia personalidad y enriqueciendo la colectiva”.

Y se mantuvo en la necesaria renovación para afrontar los retos del siglo XXl, “una tarea que demanda un profundo cambio de muchas mentalidades y actitudes y, por supuesto, gran determinación y valentía, visión y responsabilidad”. Yo creo que en ese momento demandaba a Villar y del Bosque esa determinación que luego no han demostrado tener. Con gran sentido de Estado quiso recordarnos que “los grandes avances de España se han producido cuando hemos evolucionado”. Claramente se refería al paso de la furia al juego de toque. “Y nos hemos adaptado a la realidad de cada tiempo; cuando hemos renunciado al conformismo (cuando creíamos que era un éxito llegar a cuartos) o a la resignación (jugamos como nunca y perdimos como siempre)”.

A continuación nos habló de esos retos inmediatos que debíamos afrontar. El nuevo Rey es consciente de que hemos ganado las dos últimas Eurocopas, y por eso dijo que “Europa fue una aspiración de España en el pasado”, pero que había que recuperar la ilusión, y por eso nos dijo que Europa aun así “nos interesa” y “es uno de los principales proyectos para el Reino de España”. Quedan menos de dos años para la próxima Eurocopa, el reto más cercano.

Lanzó un recadito a los chilenos que nos acababan de eliminar y a los brasileños que tan mal nos han tratado durante el Mundial: “Con los países iberoamericanos nos unen la historia y lazos muy intensos de afecto y hermandad”. ¿A qué ese odio o esa rabia visceral que se ha visto en tantos estadios en contra de nuestra selección?

Y por último, puso el punto de mira en el Mundial de Catar, en 2022, al hablar de nuestra relación con Oriente Medio y los países árabes, “en una zona de tanta relevancia estratégica, política y económica”. Le dio corte hablar de su “relevancia futbolística”.

Se despidió intentando cambiar la percepción pesimista y negativa que teníamos esa mañana: “tenemos un gran País; Somos una gran Nación (selección), creamos y confiemos en ella”.

Como dije al principio, nunca he sido monárquico, pero con este discurso tiene en mí al primero de sus súbditos. Bueno, a uno de los diez mil primeros, que soplagaitas monárquicos hay a patadas.

Un par de horas más tarde estuve viendo el besamanos y dentro de las innumerables personas que por allí aparecieron había varios deportistas, que fue con los que repartió más gestos de complicidad. Especialmente llamativo fue el caso de Gasol, con quien el monarca tiene una relación especial de largos años, según parece, y con quien intercambió varias sonrisas y gestos fuera de protocolo. Si supiera leer los labios, estoy seguro de que el diálogo que se cruzaron debió ser algo similar a éste:

PAU.- Cuando me dijiste que ibas a meter varias morcillas sobre la selección, pensé que estabas de coña.

FELIPE VI (riéndose).- ¿Y qué te ha parecido el discurso?

PAU (deshuevándose).- Le he dicho a mi novia: “¡Qué cabrón, se ha atrevido!”

Cara Barney

4 comentarios en “Las referencias futboleras en el discurso del Rey, por Barney

    • Algún día me gustaría saber qué parte de los discursos es propia del Rey, y qué parte es de los «negros» que se los escriben y le dicen lo que conviene en cada momento. Algún cachondo podría hacer maravillas manejando el sarcasmo o la ambigüedad.

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