Tradiciones navideñas en la empresa, por Josean

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Al igual que cada Navidad nos encontramos con los anuncios de Freixenet, el Almendro que vuelve a casa por Navidad, el de la Lotería (y sus numerosas parodias), los de colonias y despampanantes chicas cayendo rendidas a nuestros pies, en todas las empresas se nos presenta por estas fechas  una serie de tradiciones que se mantienen arraigadas («como la cuajada», recordad otro famoso anuncio).

Los personajes que intervienen en todas estas tradiciones son los siguientes:

– Chistoso: es el graciosete de la plantilla, ese que se cree gracioso, tanto que tiene hacer sus gracias en un tono de voz muy elevado, para que le oiga toda la oficina.

– Rarete: ese tipo gris, de físico alternativo (modo políticamente correcto de decir que es feo y raro a partes iguales), que no participa en nada y que apenas se relaciona con el resto, sólo con la otra más friki de la oficina.

– Tocagüebos: evidentemente es el que se queja siempre de todo, nada le parece bien y consigue tocar los huevos al resto de alegres trabajadores.

– Jefelisssto: es jefe y no es que sea listo, es que es un lisssto, además de poco discreto. Se escaquea de todo, pero consigue a base de ejercer su posición que siempre haya otro que se encargue del asunto.

– Abnegada: es ese o esa pobre compañero/a que se encarga de organizar estos eventos extraoficiales, recaudar el dinero, proponer fechas, empujar para que todo salga bien y… recibir las críticas. Como el marrón suele tocarle a una mujer, lo pondremos en femenino.

Pues bien, con estos personajes y una oficina en la que trabaja una plantilla de tamaño medio-alto (más de 50 personas), suceden todas las Navidades una serie de acontecimientos que te hacen replantearte tu modo de actuar para el año siguiente. Sucede que en Navidades los sentimientos se intensifican (dicen que como en la casa de Gran Hermano, ¿no?), y así como el que es alegre está más alegre, y el tristón acrecienta su tristeza, en las oficinas, Chistoso está más chistoso y menos ocurrente que nunca, Tocagüebos te toca las narices más que el resto del año, hasta el punto de plantearte arreglarle el tabique nasal a puñetazos y Abnegada se tiene que volver más servicial y cumplidora que nunca para que todo salga bien. Comenzamos con las tradiciones navideñas en las que se mueven estos personajes:

1. La lotería de Navidaddécimo

Jefelisssto empieza a buscar a alguien que se encargue de comprar un número para todos los compañeros, con frases nada sutiles pero sin sujeto que empiezan con un «habrá que…»

JEFELISSSTO.-Habrá que ir pensando en comprar la lotería, ¿no? Que yo tengo que comprar para mucha gente.

Por supuesto que la tarea le cae a Abnegada, que se encarga de mandar un correo a la gente de la oficina, elegir una fecha tope, buscar el número, recoger el dinero, ir a la Administración de lotería con cuatro o cinco mil pavos en el bolso y escuchar luego lindezas como:

CHISTOSO.- Lo elijo yo, ¡que termine en 69!

RARETE.- No, yo no juego, eso no toca nunca.

TOCAGÜEBOS.- ¡Qué número más feo! ¿Quién lo ha elegido? Es imposible que toque, ni siquiera la pedrea, el año que viene voy a tener que… (Venga, dilo, dilo, Tocagüebosdeloscojones)

CHISTOSO.- Teníamos que haber elegido el 18776, ¡la fecha de nacimiento de la Pataky!, Jo, jo, jo,… O el 25514, la fecha de la Décima.

ABNEGADA.- O el 91214, el día que te voy a pegar un tiro -piensa la pobre mujer.

JEFELISSSTO.- Ya sé que está cerrado, pero es que tengo más compromisos, de otra gente, ¿me puedes conseguir más décimos del mismo número?

ABNEGADA.- Pues ya no sé si vamos a poder, porque quedaban muy pocos.

JEFELISSSTO.- Joder, pues qué faena, entérate, habla con otras administraciones, o búscalo por internet, pero no puedo darle ahora un número distinto a esta gente. Anda, cúrratelo un poquito.

ABNEGADA.- Veré qué puedo hacer… (Aparte) ¡Hijodeputa, siempre me hace lo mismo!

Resultado final del sorteo: no toca nada, ni siquiera la pedrea, porque el premio cae en una ciudad pequeña, en la que casualmente habían comprado Fabra y Roca.

JEFELISSSTO.- ¡Otro año más que no me toca nada! Con toda la pasta que me he gastado. Habrá que ir pensando en encargar la del Niño.

2. La cena de Navidadcena navidad

En estas épocas de crisis, las grandes cenas de Navidad financiadas y promovidas por la empresa en restaurantes caros, con alquiler posterior de discoteca o garito de copas, se han reducido notablemente, y han quedado en algo más modesto, tipo cenas de departamento para una veintena o treintena de personas. En ocasiones, pagando incluso los compañeros parte de la cena.

JEFELISSSTO.-Habrá que ir pensando en un sitio para la cena, ¿no? Que luego se pone todo hasta arriba. ¿La hacemos con mujeres?

CHISTOSO.- Vale, mientras no sean las nuestras.

ABNEGADA manda un correo proponiendo un par de sitios con los que ha hablado y tienen disponible esas fechas, cierra un menú y pide ayuda o colaboración para recaudar la pasta o cerrar un tugurio para después de la cena.

TOCAGÜEBOS.- Jo, no me gusta ninguno de los sitios. Podíamos haber ido a «La Cocina de…» («Detuputamadre», piensa Abnegada), que conozco al dueño y nos podía haber hecho menú especial.

ABNEGADA.- Me parece genial, el año que viene te encargas tú, ¿vale?

Evidentemente, al año siguiente la conversación es exactamente igual, con Tocagüebos hablando en condicional («podríamos») y Jefelisssto en impersonal («habría que»). Rarete no contesta a los correos y si se le pregunta:

RARETE.- No, es que no me apetece estar con algunas personas.

3. Los regalos que llegan a la oficinacesta

Los proveedores, algunos clientes y, en los años buenos, incluso los bancos, mandan en ocasiones algún detalle a la empresa, pero sólo a los trabajadores con más peso. Vamos, a los jefes.

JEFELISSSTO.- ¿Tú te crees? Mira qué mierda de cesta me manda este. ¿Y este vino? Para la chacha, joder, es preferible que no manden nada a que manden esta castaña. Y ya nadie manda jamones de los buenos, cómo se nota la crisis, ¿eh?

ABNEGADA.- Ese vino ya es un vino mucho mejor que el que he recibido yo. Ninguno.

TOCAGÜEBOS.- Vete a saber qué favores le deben a este para que le regalen todo eso.

Esa es la versión 1. Tiene una 2, que es:

TOCAGÜEBOS.- Qué barato se venden algunos. Te digo yo quién nos va a llevar el mantenimiento el año que viene.

CHISTOSO.- (en la recepción, cotilleando para quién van los paquetes recibidos) Joder, qué cabrón, al de compras le mandan un jamón, 3 botellas de reserva y ese paquete enorme. Por el tamaño seguro que es una muñeca hinchable, que me parece que este es la única forma de… Jo, jo, jo…

Rarete no recibe ni un Christmas, ni felicita nunca a nadie. El primer día del año vuelve como cualquier lunes a su cubículo. En alguna remota ocasión, Abnegada recibe una caja con 3 botellas de vino, y las comparte con los compañeros. Si recibe una cesta con cava, abre la botella con los compañeros para brindar por la Navidad o por el Año Nuevo. Chistoso brinda por que follemos más, Jefelisssto se bebe media botella y pierde los papeles y Tocagüebos destaca la mala calidad del cava. Eso, si no se queja primero diciendo que él no bebe cava catalán. Rarete no acude al brindis.

4. La felicitación del Líder Supremo

Desde hace tiempo existe la costumbre de que el Líder Supremo de la empresa, el Presidente o el CEO, envíe un comunicado de felicitación a todos los empleados. También lo hacen el Rey y Mariano Rajoy, como si les importáramos el resto de los mortales. Me recuerda al momento ese que se da todos los años en Wimbledon cuando los duques de Kent saludan a los recogepelotas, como si la realeza o la nobleza tuvieran un día de preocupación por la plebe. Lo más curioso es que parecen escritos por la misma persona. Será por esos expertos de comunicación que preparan los grandes discursos y comunicados para quedar bien con todo el mundo. Si os fijáis con detalle, encontraréis los siguientes puntos en común en ambos comunicados:

a) Reconocer las dificultades, incluirse ellos entre los que las han padecido, y anunciar que ya queda menos. Rajoy dice que quiere «…comenzar esta intervención haciendo un reconocimiento expreso a la actitud de todos los españoles en un año que ha sido difícil, pero en el que pienso que ya se han comenzado a ver los resultados de tanto esfuerzo.” 

b) Agradecer a los mortales que no nos hayamos sublevado. Rajoy: «Quiero agradecer a todos, a trabajadores, autónomos, funcionarios públicos y empleados públicos, empresarios, pensionistas… en definitiva, a todos los españoles, su comprensión, su sentido común, su coraje y su responsabilidad para afrontar el final de esta etapa que ha sido tan dura, tan larga y tan difícil». 

c) Reconocer que nos han dado bien por ahí, y que lo van a seguir haciendo, aunque menos. Rajoy reconoce algo parecido a mi Presi que «…los esfuerzos más duros ya los hemos hecho, pero no podemos relajarnos en este asunto, porque sería tanto como echar a perder el enorme trabajo realizado hasta el día de hoy». 

d) Un poco de autobombo y hablar de los logros obtenidos: reducción de la deuda, inversores extranjeros, exportaciones, valor en Bolsa,…

e) Volver a mandar al futuro cualquier esperanza de mejora. Y por supuesto, hablar mucho de confianza. Rajoy dice que «…tenemos ya un fundado derecho a la esperanza y… que el año que viene será mejor que éste; un año en el que definitivamente dejaremos atrás miedos e incertidumbres y volveremos a recuperar ese bien tan preciado que es la confianza». 

Chistoso bromeó asegurando que el mensaje del Presidente dice que nos van a subir el sueldo. Abnegada se aguantó su mal humor por un mensaje que le sonaba a conocido y repetido. Rarete lo eliminó sin leer. Tocagüebos, con su habitual tono contrariado, trató de contagiar su negatividad al resto: «o sea, que nos van a seguir dando por el recto». Y Jefelisssto dijo… Dijo… «habría que encontrar a alguien que leyera el mensaje y me lo resumiera».

¡Feliz Navidad a todos, en la empresa y fuera de ella!

2 comentarios en “Tradiciones navideñas en la empresa, por Josean

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