El rechazo frontal a la Superliga

De todo lo que rodea a la Superliga, lo que más me sorprende es el rechazo tan frontal que ha recibido sin haber llegado ni a escuchar el proyecto. Por parte de dirigentes deportivos y políticos, periodistas, directivos de clubes modestos, de clubes ricos, federaciones y algunos aficionados, muchos de ellos subvencionados o promovidos por los mismos que propagan “el mensaje único” con una coordinación propia de bots en redes sociales.

Mi perplejidad va en aumento cuando leo que el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, ha promovido y logrado la firma de 25 países de la Unión Europea “en contra de la Superliga”. O eso nos han dicho. ¿Es posible que los principales líderes europeos, y no hablo del mundo del deporte, hayan firmado un documento para exigir que todos los clubes europeos se acojan a lo que marque un organismo como la UEFA? ¿En lugar de respetar lo que indicó la reciente sentencia del Tribunal de Justicia (ojo) de la Unión Europea sobre “la libertad de mercado” y contra “el abuso de su posición dominante” de la UEFA y la FIFA? ¿Todos ellos han firmado que el fútbol debe seguir sometido a los dictados de un organismo ubicado en Suiza, que no cumple las leyes comunitarias, dirigido por un tipo siniestro con relaciones con Catar y Rusia? Pues eso parece. O puede que sea una interpretación interesada porque me niego a creerlo.

La reacción de Javier Tebas de esta misma semana sigue siendo desmedida, pero es coherente: ya no habla tanto de la ilegalidad de la Superliga como del perjuicio económico que supondría para “su negociado”. Y de entre las gilipolleces escuchadas, tengo que destacar la de Áxel Torres, porque es sublime:

  1. El proyecto actual de la Superliga vs la nueva Champions

El mayor error de la Superliga fue, a mi modo de ver, la penosa presentación en sociedad, en un programa frívolo e insoportable como El chiringuito, bajo la forma de un proyecto cerrado organizado por doce clubes que se garantizaban su presencia, y liderado por Florentino Pérez. Aún se sigue pagando ese error. Aquello no tuvo ningún sentido, era demasiado rígido, poco atractivo, con puestos garantizados para los fundadores, y además, puso como cabeza visible y casi única del proyecto al club con más seguidores, el Real Madrid, pero movilizó también a otro grupo con un número superior: el de los antimadridistas.

El proyecto actual es bien distinto, mucho más atractivo. Además, ahora lo está explicando y vendiendo un profesional de los medios y la comunicación, Bernd Reichart, CEO de A22 Sports Management, la empresa designada por ESL (European Super League) para gestionar el proyecto. Lo explica en un perfecto español, mejor que el de muchos de los periodistas que le preguntan, y lo hace con conocimiento, con pasión, con datos y con educación, considerablemente superior a la de los maleducados «axeltorres» de los medios. Desde que salió la sentencia favorable al desarrollo de campeonatos paralelos a los gestionados por la UEFA (diciembre de 2023), se ha pegado un tour por todas las cadenas de radio, televisión, prensa escrita y webs que han querido recibirlo para explicar el proyecto. Y el proyecto resulta atractivo, al menos para escucharlo. Luego ya podemos preguntar todas las dudas que nos surgen, como los criterios de admisión inicial, o los 20 nuevos equipos que entrarán año tras año, pero de primeras, suena interesante. En apenas dos minutos lo explican de manera muy gráfica, pero, por lo que escuché en algunos de los programas de radio, la mayoría de «opinadores» no lo habían visto:

Frente a este modelo sobre el que se podría empezar a discutir, la UEFA ha reaccionado con un campeonato incomprensible para la temporada 2024-25, que me temo que va a ser un fracaso mayúsculo. Intento explicarlo: la nueva Champions constará de 36 equipos participantes que serán incluidos en una única clasificación general y jugarán ocho partidos contra ocho rivales diferentes, cuatro en casa y cuatro fuera, pero repito, contra distintos equipos. Habrá un ranking previo de participantes para que los ocho partidos de cada club sean, al menos en la teoría, de similar dificultad: cuatro bombos teóricos de nueve, para que cada equipo juegue contra uno de su bombo y dos de cada uno de los restantes. De los 36 equipos se clasifican 24: 8 pasan directamente a cuartos, y los 16 siguientes, es decir, del 9º al 24º, juegan una eliminatoria a doble vuelta para clasificarse a octavos, donde se encontrarían con los 8 ya clasificados en primer lugar. Bufff, pereza, veremos cuando cada uno vea a su equipo entre el 10º y el 20º, por ejemplo, y crea que es por el azar de ese programa que ha repartido los enfrentamientos de una forma que será cuando menos curioso. En cualquier caso, todo es opinable, ahora que los clubes son libres de elegir, según la resolución del TJUE, podrían sentarse a negociar y ver qué modelo les atrae más. O podrían negociar la UEFA y A22 y tratar de alcanzar un consenso, pero no veo a los primeros por la labor.

2. Los ingresos

Los gestores de la Superliga dicen que cuentan con 15.000 millones de euros para arrancar los tres primeros años, a razón de 5.000 millones por temporada. De estos ingresos, el 8 por ciento se destinará al fondo de solidaridad para ayudar al fútbol de formación y a los campeonatos menos potentes, es decir, 400 millones de euros. El resto se repartirá entre los clubes participantes, los 64 mencionados en el vídeo, repartidos en las categorías Gold, Star y Blue.

Por su lado, la UEFA repartió 3.700 millones entre la Champions y la Europa League, de los cuales destinó poco más de 100 mill. al fondo de solidaridad, se quedó con el 5,5 por ciento por la organización (203 mill.) y descontó el 8 por ciento por los gastos de gestión (296 mill.). Hablamos de las cifras de la 2023-24, con un reparto a los clubes que ya era considerablemente superior a los de los dos años previos, casualmente cuando surgió el proyecto de la Superliga. Y esta misma semana han anunciado que aspiran a llegar a los 4.800 millones de euros de 2024 a 2027, una cifra muy similar a la de la Superliga, y más de 1.000 millones superior a la que se repartía hasta ahora. ¿De la noche a la mañana, Ceferin? De algo ha servido ya la Superliga, aunque nunca se ponga en marcha.

3. Fútbol en abierto

Uno de los puntos fuertes del proyecto de la Superliga es la emisión de los partidos en abierto, a través de una plataforma ya presentada llamada Unify. Si de verdad quieren hacerme creer que hay aficionados al fútbol que se oponen a esto sin recibir pasta por detrás, pues lo siento, que no lo intenten conmigo. Todavía no está claro cómo funcionará Unify, si será una especie de Twitch, YouTube, Twitter o Netflix, pero es la clave del proyecto, la que permitirá generar los ingresos por publicidad y con contenidos Premium. El precio actual del fútbol de pago es elevadísimo y se nota en las audiencias.

En ligas como la española, apenas los partidos del Real Madrid y del Barça se acercan o superan el millón de espectadores en España, y este dato, a largo plazo, es letal. Los partidos de Champions tienen audiencias elevadas a nivel global, pero se quedan muy lejos de las cifras cuando se emite en abierto. Uno de los datos que dejó caer Florentino Pérez en la presentación fue que los jóvenes estaban perdiendo interés en el fútbol. Javier Tebas quiso rebatir esta idea y respondió con datos de algunos partidos de la selección española o de la Copa del Rey con audiencias por encima de los seis u ocho millones de espectadores… en abierto. ¡Pues claro que interesa el fútbol en abierto! Los jóvenes no pueden pagar más de cien euros al mes para ver fútbol y las webs piratas cada vez lo tienen más complicado por los cambios normativos.

4. Control de gastos

En mi opinión, es otro de los puntos fuertes de la Superliga. La mayoría de los equipos europeos lo están pasando económicamente mal, como expliqué en el post sobre la (in)sostenibilidad financiera de las principales ligas europeas, de la que no escapa el declive económico de la española. Y buena parte de la culpa la tiene la permisividad con los equipos que gastan de manera descontrolada, sustentados por fondos que no provienen del propio fútbol, sino de Oriente Medio (Catar, Emiratos y en breve, Arabia Saudí). La Superliga plantea un control de gastos real, un fairplay financiero que no sea el despelote que la UEFA permite, tolera y hasta promueve. Los clubes que participen en la Superliga no podrán exceder en sus costes salariales el 55 por ciento de los ingresos, incluyendo en esos costes las fichas, los traspasos y las comisiones de agentes.

Puedo entender que a los principales clubes de la Premier no les interese porque sería una competición paralela a la «superliga» que ya están creando en Inglaterra con el descontrol en el gasto, pero habrá que ver cuánto tiempo aguantan palmando 1.000 millones de euros anuales como en estos últimos dos ejercicios. Hay preocupación en el gobierno británico, hasta el punto de haber creado una autoridad independiente para controlar las finanzas del fútbol.

5. Gobernanza

Para mí particularmente, escapar de las garras de la UEFA del mismo modo que la Euroliga escapó de la FIBA es una de las mayores ventajas del proyecto, pero se ve que los principales directivos de los clubes no piensan del mismo modo. La Superliga permitiría a los clubes tomar el control de las competiciones del mismo modo que la Premier League tomó el del fútbol inglés en el 92 o LaLiga en España. En el 92 se criticó mucho a los clubes y se dijo que esta «independencia» iba a suponer el final del fútbol para los aficionados. Con la sentencia del caso Bosman también se dijo que el fútbol quedaba herido de muerte al permitir que los equipos jugaran con once extranjeros. Sorprende ver cómo se repiten los argumentos.

La mejora de la gobernanza y de la transparencia es lo que me posiciona del todo a favor de la Superliga. Ahora mismo no se conoce bien cómo la UEFA genera los ingresos y cómo los gestiona y distribuye. Algo similar a lo que el Real Madrid acaba de plantear a LaLiga de Tebas: cómo y en qué estadios se generan los ingresos por comercialización de publicidad o por alquiler de espacios, y en función de qué criterios se reparten a los clubes. A ver si va a ocurrir que una buena parte se genera en el Bernabéu y la pasta se distribuye a clubes más afines con dirigentes más dóciles.

La Superliga también mejoraría el control de las finanzas y de los fondos que entran en los clubes, es una oposición a las inyecciones ilimitadas que reciben el Qatar Saint Germain o el Abu Dhabi City, fundamentalmente. Dinero que no viene del fútbol y que distorsiona la competición. Ceferin está encantado con la situación actual, como se ha visto en los expedientes de los últimos años a estos y a otros clubes. Habrá que ver qué determina la Premier con respecto a los 115 incumplimientos de la normativa financiera de los que está acusado el equipo de Manchester, el actual campeón de Europa.

6. Las reacciones

No las entiendo. Puede entender las de Ceferin, la UEFA, el big six inglés, Javier Tebas, Al Khelaifi y el PSG, pero, ¿el presidente de la Federación italiana, amenazando con justo lo que dice la sentencia del TJUE que no puede hacer, la expulsión de los clubes y los jugadores? ¿El Bayern de Múnich? ¿La prensa? Bueno, en España está sometida por la ingente publicidad que Javier Tebas inyecta en los medios. Con dinero de todos los clubes, por cierto. Pero no entiendo al Borussia de Dortmund, por ejemplo. Al West Ham, el Nottingham Forest, el Newcastle o el Aston Villa. Equipos históricos, muchos de ellos con títulos europeos que podrían tener una continuidad en campeonatos europeos y generar más ingresos. La Sampdoria, el Ajax de Ámsterdam, el PSV Eindhoven, el Milan, el Olympique de Lyon o el Atlético de Madrid, que sigue jugando a dos bandas. Creo que es cuestión de tiempo que numerosos equipos empiecen a sumarse al proyecto, están a medio camino entre la expectación y el acojonamiento colectivo. De momento solo el Nápoles ha manifestado su interés por el proyecto, pero sospecho que son muchos más los que han dado el OK a Bernd Reichart.

Y luego está un asunto que se comenta poco: frenar a la UEFA y la FIFA con las decenas de partidos intrascendentes de selecciones con las que rellenan los calendarios. Estos dos organismos se forran a costa de los clubes, ponen en riesgo a sus futbolistas a cambio de tres duros e interrumpen las competiciones varias veces a mitad de las temporadas. El mundial de Catar no será nada al lado de un mundial de mes y medio con 48 selecciones en noviembre y diciembre: Arabia 2034.

Y 7. El comunicado de Macron y los 25 países

Como era de esperar, el comunicado no podía oponerse a un proyecto avalado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, así que vamos a leer con calma lo que dice. No habla de la UEFA, ni de la Superliga. El texto dice que los responsables del deporte de los 25 países respaldan sin fisuras “las características clave de un Modelo Deportivo Europeo, incluida la estructura piramidal, el sistema abierto de promoción y descenso, el enfoque de base y la solidaridad, el papel del deporte en la identidad nacional, la construcción de la comunidad y las estructuras basadas en el voluntariado, así como sus funciones sociales, educativas, culturales y sanitarias”. Esto de los ascensos y descensos y la estructura piramidal me recuerda al vídeo de presentación de la Superliga. En cuanto a la función social, estoy de acuerdo en ello, y por eso siempre será mejor emitirlo en abierto y para todos, que no en formato de pago y exclusivo, ¿no? La solidaridad también es importante, claro que sí, y digo yo que 400 millones es más solidario que 120. Vamos bien.

Los países firmantes también instan “a los órganos de gobierno del deporte a que organicen las competiciones deportivas respetando los principios de apertura, igualdad de oportunidades, mérito deportivo, relación entre el rendimiento anual en las competiciones domésticas y todas las competiciones europeas, solidaridad financiera, integridad y equidad para promover la función social del deporte y el acceso de todos a él”. Perfecto, adelante con la Superliga, nada de fondos ilimitados de satrapías del golfo Pérsico, y que se acceda al torneo en función de los resultados de las competiciones nacionales. Quizás el comunicado sea un palo para el Seis Naciones de rugby, que no respeta los principios de apertura, ni permite que entren otras selecciones a su reducido coto.

Y por último, los gobiernos firmantes piden que “los órganos de gobierno del deporte que se adhieran a las normas más estrictas de buena gobernanza». Sé que la idea de este comunicado era atacar el proyecto de la Superliga, pero la falacia sobre la buena gobernanza del fútbol UEFA se cae por su propio peso.

De todo ello hablamos en el vídeo del canal de Kollins con el que comienza este post. Veremos en qué queda la cosa.

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