Los cómplices necesarios

El pasado viernes 12 de diciembre, el presidente del Barça Joan Laporta acudió a declarar al juzgado de Barcelona que instruye el denominado caso Negreira. El máximo dirigente azulgrana estuvo cerca de una hora con un tono evasivo, poco preparado, incluso maleducado, por no dirigirse en castellano nada más que a su abogado, no así al fiscal ni al representante del Real Madrid. Se puede ver su declaración completa en el canal de Ramón Álvarez de Mon (enlace). Estuvo bastante impreciso en sus respuestas, por no decir que mintió abiertamente, como algunos blogueros, youtubers y gente del mundo Twitter (con formación jurídica) han demostrado tras comparar sus respuestas con la documentación conocida o existente en el propio caso.

A la prensa española, por mucho que durante dos años haya tratado de no mojarse demasiado en este lodazal, no le quedó otra que pronunciarse al día siguiente. El diario deportivo con el mayor número de lectores de este país, Marca, escondió la noticia de la declaración en su web durante horas, a veces como la 42ª de mayor importancia y durante apenas un rato, entre la cuarta y la quinta del día. Un viernes, que no había competiciones relevantes a esa hora. Lo peor vino al día siguiente, con su burda manera de enmascarar la noticia en la portada de la edición en papel:

He tenido que ampliar mucho y recortar la imagen para que el lector pudiera ver dónde iba la noticia, ahí, en chiquitito, con una letra de un tamaño tres veces inferior a la destinada para las declaraciones de Juan del Val, fuente relevante de información deportiva. El propio tono de la noticia era desinteresado. «Declaró ayer», sin más, no entraron a hacer lo que corresponde a un periodista: informar. Analizar las contradicciones, estudiar lo que dijo, contrastarlo con la amplia información disponible. Nada de eso, el autoproclamado «Mejor periodismo deportivo del mundo» volvió a escaquearse de un asunto tan grave como este. El diario As sí llevó la noticia a su portada y destacaba varias de las «sorpresas» de la declaración del presidente, como que no conoció a Negreira, pese a que le cuadruplicó el sueldo, que el vicepresidente del CTA era habitual del palco del Camp Nou y que existen vídeos en los que se les ve juntos. Como buenos culés.

Todo el que siga habitualmente este blog, sabrá que le he dedicado mucho tiempo a este escándalo desde que estalló (me hizo unir todas las piezas del puzzle de corrupción que sospechaba desde hacía tiempo, dio sentido a varios artículos previos) y me dio hasta para un libro entero sobre el asunto, de ahí que me cabree el nulo seguimiento de la prensa. Los que no se han dedicado a ignorarlo han sido peores: han desinformado quién sabe con qué intereses. Si de manera altruista (o antimadridista), o bienpor pertenecer a los medios generosamente subvencionados por Javier Tebas. LaLiga de Javier Tebas invierte mucho en medios de comunicación, entre 30 y 36 millones de euros anuales, ya roza los 40, algo que no voy a criticar pues entiendo que esa inversión es totalmente necesaria para comercializar y difundir su producto, aunque el modo de hacerlo sea manifiestamente mejorable. Pero, como ocurre con otros líderes caciquiles, y hay numerosos ejemplos en la política actual, el que pone la pasta trata de controlar lo que publican los medios que financia.

El propio Tebas lo ha reconocido en más de una entrevista, que le gusta que se informe de «su» competición de una manera determinada, mostrando lo que entiende que se debe mostrar. El Español, a través de Jorge Calabrés, criticó en varios artículos su modo de hacer las cosas y de controlar lo que se muestra en los medios, y Javier Tebas demandó al periódico, como forma parte de su práctica habitual, pero ha perdido en los juzgados.

El caso es que esos mismos medios que reciben publicidad suelen coincidir con el presidente de LaLiga en no hablar de aquello que incomoda, que «no gusta», como el caso Negreira. Uno de los programas de mayor audiencia de la radio, el Carrusel Deportivo, informó de la declaración de Joan Laporta de este modo tan particular.

Vaya. Con la versión del presidente, con la negación del club y sus anteriores entrenadores acerca de los favores. ¿De verdad? ¿Ni un comentario sobre las incongruencias declaradas o sobre el hecho de que Laporta basara su defensa en unos informes inexistentes, millonarios, que no llegaron a sus destinatarios porque directamente no existían? ¿O que los únicos mostrados por el club eran del hijo, cuyos emolumentos no eran aquellos por los que se le preguntaba, y que tratara de engañar a la jueza diciendo que eran por los que pagaban a Dasnil? ¿De verdad este es el trabajo de un periodista?

Busqué la noticia en medios generalistas, como El País, alojamiento durante décadas de culés de cuna, y su titular no solo era falso, sino que se contradecía con el texto del propio artículo:

No, no dijeron que no los usaban. Leed la noticia: Valverde declaró que “en su época en el Barcelona no supo de su existencia” y Luis Enrique “también negó conocer los informes sobre árbitros para los que supuestamente se contrató a Negreira y su hijo”. Es obvio que no se pagaba por unos informes para una dirección deportiva que no los había solicitado ni los necesitaba, del mismo modo que resulta obvio que no aumentaron los pagos a las empresas de Negreira porque los técnicos requirieran de mayor número de ellos. Hasta por cuatro multiplicó Laporta la retribución a Negreira. Una empresa con un trabajador y una secretaria que factura más de medio millón de euros al año por honorarios profesionales. Pretender que esto cuele es un insulto para todo el que sepa un mínimo de lo que es el trabajo de consultoría (recordad las Finanzas ridiculés).

Tengo mi anécdota particular al respecto. En noviembre presenté mi Anatomía de un Negreirato en Barcelona, en la peña madridista de Belvitge, conjuntamente con la de Hospitalet, en un evento presentado por Javi «Kollins» y el gran Tomás Guasch, periodista de larga trayectoria y uno de los pocos que quedan que llama a las cosas por su nombre. Cuando llegó a la radio ese mismo día, a Tiempo de juego de la Cope, apenas un par de horas después de la presentación del libro, informó en directo del acto, del título del libro y de ese «juicio que no veremos» que lleva por subtítulo. Primero se lo tomaron a cachondeo y apenas unos segundos después se hizo un breve silencio y pasaron a otro tema. Les faltó decir «Tomás, que no vamos a hablar de Negreira, que no nos dejan». He recogido el corte de la radio y lo he unido a las imágenes en este breve vídeo:

La Cope es otro de esos medios que lleva desinformando desde el inicio del caso, dando voz a supuestos especialistas que casualmente siempre dan la visión de que «hay que mirar hacia delante que aquí no ha habido corrupción deportiva». Y además, le da un micro a un tipo maleducado, macarra y fullero como Isaac Fouto, portavoz oficioso del CTA y de LaLiga, un tipo resentido, antimadridista, que insulta a todo el que hable del caso Negreira como lo que es: un puñetero escándalo, una vergüenza.

Una nueva coartada es que el Barça fue engañado, estafado. Te tienes que reír. También le prestan el micro a un tipo inmoral y sin principios como Toni Freixa, un tipejo que perteneció a las directivas de Laporta, Rosell y Bartomeu y, por tanto, vivió de primera mano cómo el club aumentó con generosidad los salarios de Negreira. A este tipo lo invitan a la radio y se permite hablar de ética, valors, criticar al Real Madrid ¡y el resto le ríen sus gracietas! Solo lo escucho a través de los cortes de El Radio, de Richard Dees (impagable trabajo), y me revuelve el estómago.

No puedo más. Entre el espectáculo podrido que vemos cada semana y la manera de comportarse de casi todo el mundo del fútbol, cada día me cuesta más ver un partido. Se me hace bola. Florentino Pérez ha tardado en entrar en esta guerra, pero lo hizo a saco en la copa de Navidad con la prensa de esta misma semana. Tarde, pero era necesario. La lentitud de la justicia va a jugar del lado del Barça y de todos los que quieren que nos callemos con este asunto, pero no lo van a lograr. Sé que vende mucho más hablar mal del Madrid, crear conflictos inexistentes y continuar con sus campañas de desestabilización del equipo, y todo eso hasta puedo entenderlo, pero jamás perdonaré a estos «cómplices necesarios» que no hayan hecho su trabajo. En Italia se investigó y condenó a varios periodistas por cooperadores con la bazofia del Moggigate. Aquí me entra la risa solo de pensarlo.

Todo este desencanto por el corrompido mundo del fútbol me llevó a escribir un artículo para La Galerna titulado Ilusión de indulto, ilusión de castigo. Es una referencia a una frase del psiquiatra Viktor Frankl, superviviente de Auschwitz, de su libro El hombre en busca de sentido.

“Hay en psiquiatría un estado de ánimo que se conoce como la “ilusión del indulto”, según el cual el condenado a muerte, en el instante antes de su ejecución, concibe la ilusión de que le indultarán en el último segundo. También nosotros nos agarrábamos a los jirones de esperanza y hasta el último momento creímos que no todo sería tan malo”. (Viktor Frankl)

Hay en el madridismo un estado de ánimo en todo lo relacionado con las trampas del Barça que se conoce como la “ilusión del castigo”. Según este estado, los madridistas, en el instante antes de conocer una sanción al club que lo ha corrompido todo, concebimos la ilusión de que los sancionarán en el último segundo. También nosotros nos agarramos a los jirones de esperanza y hasta el último momento creímos que no todo sería tan malo.

Yo perdí la “ilusión del castigo” hace muchos años. Conozco el país en el que vivimos, he visto demasiadas tropelías por parte de los dirigentes del fútbol español y mantuve la ilusión poco más allá de la inexperiencia de la juventud, pero la perdí hace más de un cuarto de siglo, más o menos. Supe que nunca les cerrarían el Camp Nou tras lo de Figo, pese a que estuvieron dos años jugando mientras ignoraban la clausura por dos partidos. Siempre supe que les perdonarían no haberse presentado a un partido de Copa, o que jamás tendrían una descalificación por alineación indebida, ni les darían un partido por perdido aunque no hubieran llegado a la hora convenida. Los que hemos jugado toda la vida al fútbol aficionado sabemos que existen diez minutos de rigor en cualquier liga de medio pelo, pero no en LaLiga de Tebas, que presume de ser de las mejores del mundo.

Sin embargo, tengo amigos veteranos que todavía hoy, o ayer, creían que se iba a hacer justicia con alguna tropelía del Barça. Son tantas que ya no sé si la última fue con los palcos VIP y los inversores fantasma, o con el reconocimiento de la incobrabilidad de las palancas falsas que les permitieron inscribir a media docena de jugadores, o con la inscripción de Joan García, pero sí recuerdo cuando gané una de tantas apuestas por las tropelías “indultadas”. Recordad que a principios de enero parecía que “esta vez sí”, que se les iba a frenar por una vez y que iban a quedarse sin inscribir a Dani Olmo. La cagada del Barça era enorme, un ridículo descomunal. Habían pagado 60 millones de euros por un jugador y más de cuatro meses después quedaba libre. En esta ocasión, al contrario que otras veces, ni LaLiga ni la Federación se saltaron su normativa y denegaron cualquier posibilidad de inscripción fake. Mi colega decía que era imposible revertir la situación, que esta vez sí se habían caído con todo el equipo, albergaba esa “ilusión del castigo” que yo perdí hace mucho, así que le dije tajante:

—Jugará la Supercopa, no tengo ninguna duda. Con otra cautelar, como Gavi, con permiso del Papa, o con algún nuevo resquicio que busquen, pero jugará y al día siguiente todos mirarán al dedo que señala y no al señalado.

—No voy a ser yo el que niegue la posibilidad de que el gobierno cometa una ilegalidad para beneficiarles, pero también es cierto que eso no impediría a los clubes acudir a los tribunales —me contestó.

Los clubes… comenzando por el Real Madrid, que presionó al Consejo Superior de Deportes para facilitar la inscripción. Y ya no hay “caso Olmo” ni cautelarísima que valga. Apenas un mes después, el resto de clubes se alinearon con el Barça para redactar un obsceno comunicado contra el Real Madrid por señalar lo que la Guardia Civil había denominado “corrupción sistémica” de la competición.

Aún recuerdo que aquellos días del “caso Olmo” (así denominado, como cuando hay un escándalo de corrupción), Televisión Española hacía otro de esos ejercicios de condicionamiento e informaba acerca de la situación de “los jugadores damnificados”. Según la RAE, damnificado significa que ha sufrido un grave daño de carácter colectivo. Coño, es puro Orwell, neolengua manipuladora. La maquinaria culé a pleno rendimiento.

El viernes pasado, Joan Laporta declaró en los juzgados por el caso Negreira. Dejó las justificaciones falaces de siempre y muchas preguntas sin contestar. LaLiga, personada en la causa como perjudicada, solo hizo una pregunta, bastante irrelevante, por cierto, acerca de los acompañamientos del hijo de Negreira a los árbitros. Recordemos que el presidente de LaLiga dijo nada más conocer el escándalo de los pagos que “era gravísimo”, pero que todo estaba prescrito. Que siguiéramos con nuestras vidas y olvidáramos la ilusión del castigo porque “su” indulto ya estaba dado. El abogado de la Federación Española de Fútbol, organismo del que dependen los árbitros, no sé si conviene recordarlo, no hizo una sola pregunta a Joan Laporta. Ni una. Qué XXXX vergüenza. Para ellos ya ha pasado todo, nos han vendido que se ha regenerado el Comité Técnico de Árbitros y que conviene mirar hacia delante. El nuevo presidente del CTA, Fran Soto, intervino recientemente en la COPE para animarnos directamente a todos a “olvidar el caso Negreira”.

¿Alguien espera algo del llamado “cuarto poder”, la prensa? ¿De verdad alguien creía que los medios subvencionados iban a presionar para que este escándalo se investigara o, al menos, para criticar como merecen a los organismos que debían velar por la limpieza de la competición y hacen una mísera e irrelevante pregunta al tipo que cuadruplicó los pagos al vicepresidente de los árbitros? El diario deportivo más leído, el poco gallardo Marca, se retrató el sábado pasado, como se puede ver en la portada que dejo al inicio de este post. En letra casi ilegible. Con la mitad de tamaño que la opinión de Juan del Val sobre Xabi Alonso. Esa es la importancia que le dan.

¿Qué nos queda, la UEFA? El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, dijo nada más salir a la luz el escándalo de los pagos del Barça a Negreira que era “lo más grave que había visto nunca en el mundo del fútbol, para la UEFA no ha prescrito”, y a buen seguro que este tipo ha visto muchas cosas en este mundo del fútbol, tan dirigido por golfos y gente de la peor calaña. Pues bien, meses después, tras la visita de Joan Laporta a Eslovenia a ver al máximo dirigente de la UEFA, no sabemos qué pasó o qué “favores” se prometieron (muy a la manera de Vito Corleone, cierto), pero todo cambió. Podemos intuir que la renuncia pública a la Superliga era la moneda de cambio para que a Ceferin se le olvidara “lo más grave que había visto nunca en el mundo del fútbol” y desde entonces se le ha visto muy ufano en el palco del Barça. En un giro nada sorprendente de los acontecimientos, ha permitido que el club cliente de Negreira se saltara la propia norma de la UEFA para el retorno al Camp Nou. Ya tiene el OK “ceferino”.

Solo queda la FIFA. Según parece, la relación de Florentino Pérez con Gianni Infantino es excelente. El Real Madrid ha enviado una serie de informes al máximo organismo del fútbol mundial, ha pedido que la FIFA supervisara nuestra podrida competición (estas últimas jornadas son un muestrario excelente para los informadores) e implora su intervención pues parecen ser los únicos que podrían llegar a sancionar deportivamente, incluso, sin esperar a una resolución en nuestros juzgados, famosos por su proverbial lentitud. Ya lo hicieron con la Juventus de Turín y ese Moggigate o Calciopoli, ridículo en duración y comparación con el caso Barça-Negreira.

Por eso, entiendo que sean muchos los madridistas que aún albergan “la ilusión del castigo”, desilusión en mi caso. Joan Laporta, por su lado, juega como toda su vida lo ha hecho, no con “la ilusión del indulto”, sino con su certeza. A mí me han echado del fútbol, de un deporte que me encantaba y que ahora detesto ver.

Un comentario en “Los cómplices necesarios

  1. Avatar de Yebrita

    no se puede quitar ni una coma de lo que escribes, Rafa.

    Espero que la FIFA actúe cusndo reciba y lea el informe del Real Madrid. El hecho de que, con su reglamento, no haya prescrito y que no confabulen nada con el Barça, como hace la UEFA, me hace albergar esperanzas ds sanción. Y eso es lo minimo, porque el castigo justo seria obligarles a desaparecer.

    Espero que pueda entrar la FIFA en deshacer el CTA y renovarlo de verdad.

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