La Champions de los héroes inesperados

Pues sí, ya puede decirse, cantarse, celebrarlo: sí, sí, sí, la Champions ya está aquí. La 15, ni más ni menos, o la Decimoquinta. Para los que bordeábamos la treintena sin haber visto al Madrid ganar una Champions, lo que estamos viviendo es una barbaridad, un sueño, una enormidad descomunal. Nueve «orejonas» en los últimos veintiséis años.

Es el resultado de una buena gestión en lo deportivo y en lo económico, de un equipo en el que todos han aportado lo que se necesitaba en cada momento. Hoy apenas quiero mencionar a los mejores, Vini con sus regates y sus incansables esfuerzos por desbordar en banda, Jude Bellingham, quien no pudo mantener toda la temporada el fenomenal juego y ritmo que tuvo los primeros cinco meses en el club, y, por supuesto, Toni Kroos con la manija, dirigiendo al equipo, marcando la velocidad a la que debía jugarse o dónde trazar la línea del conjunto. Ancelotti ha levantado su quinta Champions, lo que no va a evitar que algunos sigan cuestionando su valía como estratega, como ENTRENADOR, o que quede nuevamente como poco más que un gestor de egos. Un alineador, que era lo que decían de Zidane esos supuestos expertos que no se cansan de errar en sus predicciones.

De todos ellos se esperaba su rendimiento, sobresaliente, como el de Valverde, Rüdiger (vaya paso adelante el suyo) o el de Modric en sus medias horas finales, pero hoy quería hablar de los héroes inesperados, los guerreros que resultaron claves para lograr este éxito:

Lunin: en verano se lesionó Courtois y en el propio club se confiaba poco en el ucraniano como portero titular para toda la temporada, tan poco que incluso se contrató a un refuerzo, Kepa. Lunin se fue haciendo con la portería con sus buenas actuaciones, y con la confianza fue creciendo y creciendo hasta resultar infranqueable frente al Leipzig en octavos y ante el Manchester City en los durísimos cuartos de final. Para la historia, la tanda de penaltis ante los de Guardiola. El gesto de Lunin apenas varió tras la clasificación. Hablamos de un tipo que se casó en chándal, un extraterrestre impertérrito que sorprendió día a día, incluso con el juego de balón con el pie. Esta Champions le debe mucho a Lunin, sin olvidar el comportamiento perfecto de Kepa durante los diez meses de cesión. Nunca una mala cara, un mal gesto, siempre estuvo ahí para colaborar con el equipo, como al aleccionar al ucraniano sobre los lanzadores del City.

Mendy: comenzó la temporada muy cuestionado, que si el Madrid debía reforzar este puesto con Alphonso Davies o con algún otro, que si las lesiones, que si su manera de sacar el balón jugado… Ferland Mendy ha dado una exhibición tras otra en defensa de lo que debe ser un defensa. Claro que no es un extremo izquierda, ni será nunca un espectáculo ofensivo como Roberto Carlos o Marcelo, pero ha sido una roca inexpugnable, un muro que no han podido superar los rivales en ningún momento. Ayer mismo leía una estadística que decía que solo le habían regateado una vez en todas las eliminatorias: fue ante el Bayern de Múnich y supongo que fue la de Sané en la ida. Ni una sola vez se fueron los atacantes del Leipzig ni del Dortmund la marca de Mendy. Ni una sola vez, y fue clave, los extremos del Manchester. La seguridad de Mendy fue tal que Carletto pudo diseñar un entramado defensivo sin ayudas para el francés, lo que no pudo hacer en el otro lateral, donde Valverde tuvo que multiplicarse para apoyar a Carvajal ante Grealish, Doku y todo el que atacaba machaconamente por allí.

Joselu: cómo me alegro del éxito de este jornalero del fútbol, de un tipo al que le llegó la oportunidad de su vida el verano pasado, con 33 años. Tras descender de manera consecutiva con sus últimos equipos, Alavés y Espanyol, parecía que a Joselu le quedaba un final de carrera en equipos entre la Segunda y la pelea por evitar el descenso, pero llegó a Chamartín y se puso a disposición del entrenador para lo que hiciera falta. ¿Que había que rematar algo, lo que fuera, un centro preciso o uno malo, una sandía, un pelotazo al centro del área? Ahí estaría él para meter la cabeza, el pecho o la rodilla. Cuando el Madrid perdía ante el Bayern de Múnich a falta de quince minutos para el final, a Ancelotti y a su hijo no se les ocurrió mejor alternativa: sacamos al tipo este que lo remata todo. Y Joselu respondió como siempre, con lucha y con acierto. Dos goles, el segundo de ellos con la espinilla, y a la final.

Brahim: pocos jugadores han aprovechado mejor los pocos minutos que el joven malagueño (que jugará con Marruecos, por cierto, por la incompetencia del seleccionador y los dirigentes de la Federación). La colección de golazos que nos ha dejado Brahim esta temporada es bestial. Villarreal, Cádiz y, sobre todo, el que sirvió para que el equipo se llevara la victoria en Leipzig. Para mí, firme candidato al top-5 de goles de la Champions. Otro jugador al que nunca se le vio una mala cara pese a que sus buenas prestaciones no fueran acompañadas de más minutos sobre el campo.

Nacho: el capitán que tuvo el honor de levantar el trofeo, el hombre de club que lleva catorce temporadas sin ser titular, pero que ha jugado cientos de partidos en los que ha rendido siempre al máximo nivel. Había dudas sobre si afrontar toda la temporada solo con Rüdiger y Nacho, tras las lesiones de larga duración de Alaba y Militao, y el de Alcalá de Henares ha respondido siempre, aunque tuviera enfrente los delanteros más peligrosos de Europa. Se merece ese momento con la Champions, esa foto alzando la copa. Y ojalá siga. Una temporada más, al menos. No hay defensas en el mercado con un perfil tan solvente y polivalente.

Carvajal: vaya temporada la suya, vaya manera de sacar los dientes en defensa y de contribuir en ataque. Tras varios años en los que las lesiones sembraron dudas sobre el lateral, este curso ha dado una lección tras otra de buen hacer sobre la banda, de cubrir muchísimo campo, de ampliar las opciones en ataque (no sé si podré acostumbrarme a un Madrid sin los pases cruzados de Kroos para Carva). Por si todo lo que aportó en defensa (pese a los complicadísimos retos ante Bayern y City) no fuera suficiente, marcó el gol decisivo en la final de Wembley. De cabeza, entre los gigantones alemanes. Es su sexta Champions y en las seis ha sido titular, algo que no pueden decir ni Nacho, ni Modric. Este equipo es imprevisible y sus héroes, inesperados.

Davide Ancelotti: «algo está tramando», me decía una y otra vez cuando le veía decir algo a su padre al oído. Hay que cambiar esto, o lo otro, o sacar a Joselu, o cambiar a Rodrygo de lado. Algo había visto en su tablet que tenía que ser corregido y se lo mostraba a Carletto, quien, con la cena levantada, daba el OK. Esta Champions es también de Davide, del «enchufe» al que estoy seguro que veremos como primer entrenador algún día. No sé dónde será, pero estoy convencido de que lo veremos. Los jugadores lo adoran, no hay más que ver el cariño que le profesan en cada cambio, en todas las celebraciones.

¿Y Courtois? Otro al que no se esperaba y llegó al final de la temporada para aportar su granito de arena. Y Lucas Vázquez, le pongan donde le pongan. Camavinga, ya sea como revulsivo o como titular con todo el peso del centro del campo, como en la final. Tchouaméni, Rodrygo, el joven Güler… A ver hacia dónde progresa este equipo, a ver de qué manera encaja Endrick, si eso supondrá alguna salida, y a ver qué ocurre finalmente con Mbappé. En estos años de su no-llegada, el equipo ha levantado dos Champions. Tres, si contamos también la de 2018, cuando fichó por la sucursal de Catar en París. Solo pido que haga como todos los que he mencionado: que aporte al grupo, que no interfiera este clima tan sano que se ha creado en la plantilla.

Y ya desde hoy, con la 16ª en el punto de mira.

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