TRAVIS, 06/11/2024
Como no podía ser de otro modo en una serie de post dedicada a las terceras partes, tenía que concluir de igual manera, con una tercera parte. Como si se tratara de una «Trilogía» de terceras partes:
- Buenas, muy buenas, obras maestras.
- Dignas, aceptables.
- Espantosas, innecesarias, errores desde su misma génesis.
Terminator 3: la rebelión de las máquinas. el simple hecho de que la secuela no contara con la heroína principal y verdadera salvadora de la humanidad, Sarah Connor (Linda Hamilton), ya me hacía dudar de esta continuación innecesaria. Fue rodada en 2003, doce años después de la maravilla visual y argumental que fue la segunda de James Cameron sobre la rebelión de las máquinas. Tarde, a destiempo, y con un argumento pobre. Tras esta tercera sucederían nuevas tramas como Salvation o Genesis, que no están mal, pero que debieron desesperar a James Cameron hasta tal punto que se puso de nuevo tras la producción para cargarse a John Connor de la línea y recuperar a Sarah Connor (Terminator: Dark fate). La tercera era tan floja que la idea de la Terminatrix sensual (el pibón Kristanna Loken), de metal líquido y que podía convertir sus miembros en armas, se desechó para posteriores entregas. Mala, floja. Aunque el final me parece que no estuvo mal del todo (alerta spoiler: la inevitabilidad del Día del Juicio Final).
Superman III: un claro ejemplo de lo mal que pasa el tiempo para algunas películas. O lo mucho que cambia nuestra percepción. Se estrenó en 1983, por poner las cosas en contexto. La vi en el cine con trece años y salí como con las dos anteriores: «wow, qué divertida y qué efectos especiales, qué buen rato he pasado». Si no la habéis visto en estos cuarenta años, guardad ese recuerdo en vuestra memoria, no estropeéis la ilusión de aquel niño que fuisteis. En definitiva, no hagáis como yo, que volví a verla no hace mucho y me sorprendí de todo: de la trama absurda, del tono de comedia y no de peli de superhéroes, del verdadero protagonista de la historia (el cómico Richard Pryor, no Supermán, y tiene momentos estomagantes), ¡hasta de los efectos especiales! Estarían bien en su época, como los de tantas otras producciones, pero hoy te llevas las manos a la cabeza pensando en cómo la ilusión de un niño impedía que vieras todas las «costuras» en cada centímetro de la pantalla. Gene Hackman debió intuir el despropósito de película y se bajó del proyecto antes de tiempo. Aunque volvió para la cuarta, que fue aún peor. Ya era mala cuando se estrenó, no quiero ni imaginarme lo que podría ser verla hoy.
Batman forever: nunca me gustaron las pelis de Tim Burton sobre el caballero oscuro, pero tenían un pase, volvieron a poner de moda a los superhéroes en mallas y tuvieron bastante éxito de taquilla. Tim Burton pasó a la producción y cedió los trastos de dirección a Joel Schumacher, quien se encargaría de la tercera y la cuarta de la saga. Me alegré del cambio de actor principal, Val Kilmer en lugar de un Michael Keaton al que nunca me creí como superhéroe, ni tan siquiera como tipo duro, pero ni por esas. El reparto tenía una pinta estupenda, con Tommy Lee Jones, Nicole Kidman y Chris O’Donnell como Robin. Contaba también con Jim Carrey en la época en la que Jim Carrey podía hacerte detestar una película entera (El show de Truman lo perdonó todo). Pero de ese gazpacho salió una trama absurda en la que cada personaje quería meter su cuña, Val Kilmer ponía cara de no saber qué hacía por allí y el director logró hacer algo tan difícil como aburrir (en defensa de Schumacher, hay que decir que la anterior, de Burton, también era bastante tostón). Muy floja, mas, al igual que con Superman III, todavía podía empeorarse con una cuarta.
Parque Jurásico 3: un claro ejemplo de película sacada adelante con el único objeto de aprovecharse de sus secuelas y recaudar. La primera de la saga, de 1993, junto a Terminator II (1991), fueron las obras, quizás, que nos hicieron pensar que «ya se puede hacer cualquier cosa en el mundo de los efectos especiales». Las dos primeras entregas de la saga sobre los dinosaurios clonados y resucitados para la vida moderna contaban con dos maestros en lo suyo: Michael Chrichton en la escritura (dos novelones que aportan tanta ciencia ficción como entretenimiento) y Steven Spielberg en la dirección. En esta no aparece ninguno y el resultado es el que es: un absurdo con mercenarios sueltos por la trama y un desarrollo totalmente rutinario de la acción. Los efectos mejoraban tras cada película, pero sin un genio como Spielberg en la dirección, el resultado es tan pesado como un braquiosaurio.
El Hobbit: la batalla de los cinco ejércitos. Se veía venir. A ver, quizás me he pasado al incluirla en la categoría de «espantosa», que no lo es, pero no es digna de todo lo que la precedió. Pero es que se veía venir. El señor de los anillos de Tolkien era una novela fantástica de 1.100 páginas, de la que Peter Jackson fue capaz de extraer la esencia, los personajes y componer una trilogía extraordinaria. Había tanto material que incluso tuvo que descartar alguna trama secundaria (Tom Bombadil, ¡menos mal!). La versión estrenada en los cines superaba las nueve horas, y la versión extendida se iba cerca de las doce. El Hobbit era una novelita de menos de trescientas páginas de la que resultaba imposible hacer una trilogía de pelis de tres horas, por mucho que Peter Jackson incorporara leyendas de El Silmarilion. Lo que ocurrió era previsible: el desarrollo de las dos primeras entregas ya se apreciaba alargado, con escenas varios minutos más largas de lo que el ritmo requería. 169 minutos en la primera, 161 minutos en La desolación de Smaug, a la que ya le sobraba media hora como poco, y un final que se me hizo muy pesado aunque el metraje se acortara hasta los 144 minutos. No la veo con desagrado, pero mi culo avisaba de que se me estaba haciendo muuuuuy larga.
Shrek Tercero: otra que no es especialmente mala, pero que tenía el serio problema de rebajar varios puntos el nivel altísimo de sus dos predecesoras. Las dos primeras pelis de Dreamworks sobre el ogro verde malhumorado y la princesa Fiona eran dos obras maestras del entretenimiento para niños y para no tan niños, pero esta tercera carecía de la frescura de los argumentos originales, aparte de que había perdido el factor sorpresa inicial de darle la vuelta a las pelis de princesas, héroes salvadores y monstruos malísimos de la muerte. La ves, la disfrutas un rato con tus hijos y la olvidas enseguida. La mejor prueba de que no es digna sucesora de las anteriores es que si un día pillas la primera o la segunda en la tele, te quedas un rato a verla. Con esta tercera desconectas al minuto, no engancha. La propia productora intentó alargar las historias del ogro verde con una cuarta, pero finalmente optó por otra vía y desarrolló el personaje del Gato con botas.
Arma Letal 3, Superdetective en Hollywood III: las pongo juntas porque han pasado tantos años que ya ni sabría decir qué aportaba cada una de ellas respecto a las anteriores de sus sagas. Más de lo mismo, más de buddie movies, poli negro-poli blanco, tipos estrictos vs tipos con métodos alternativos. No defraudan a sus seguidores, pero yo reconozco que me quedé en las primeras, que sí me entretuvieron. Pero ya, ya tenía suficiente. Sé que he visto estas terceras, y la cuarta de Arma Letal, pero también sé que las he olvidado y no pienso volver a intentar verlas de nuevo.
Viernes 13 3, Pesadilla en Elm Street 3, Scream 3… He visto muchas de estas tres colecciones interminables de terror, pero de verdad que no sé si he visto la cuarta de Jason, la quinta de Freddy o la tercera del tipo de la máscara de El grito de Munch, pero es que, el que sepa distinguir las obras del género llamado slasher se merece todo mi reconocimiento. Yo reconozco que no soy capaz. Sé que he visto la cuarta de Pesadilla porque el director (Renny Harlin) pasó a continuación a la saga de La jungla de cristal, y por eso quise verla. Tuvo sus momentos ocurrentes (esa pizza…), pero ya, mi tiempo dedicado a estas pelis ya pasó, ya tuve suficiente.
Concluyo ya. Habrá quien diga que no ha habido una sola mención en estos tres textos sobre Piratas del Caribe y las películas de Harry Potter. Tengo que reconocerlo en público: no he visto ni una sola de la docena que deben sumar entre ambas. No creo que sean malas, más bien al contrario, estoy seguro de que disfrutaría algunas, pero, por la razón que sea, no he visto ni una. No me atrevo a catalogar sus terceras partes, ni las cuartas, ni las primeras. ¿Alguien que me aconseje?
Leí hace poco que se anuncia una nueva de Gremlins, la que sería la tercera, para 2025, y yo me pregunto: ¿de verdad es necesario?
