BARNEY, 11/08/23
Este fin de semana comienza la Liga 2023-24, y al igual que hace un año dije que corrían “malos tiempos para LaLiga”, los actuales tienen pinta de ser mucho peores, si cabe. Alfredo Relaño, director durante muchos años del diario As, se despachaba el domingo pasado con un artículo en el que decía que “a La Liga se le caen muchos cromos”, porque es un campeonato que no podía competir ahora mismo en fichajes con la Premier (nadie está en disposición de hacerlo), pero tampoco con la Serie A italiana, la Ligue 1 francesa, la Bundesliga, y lo más sangrante, la Saudi Pro League (en la fecha del artículo):
- Premier League: 1.370 mill.
- Serie A Italiana: 549 mill.
- Ligue 1 francesa: 475 mill.
- Bundesliga alemana: 451 mill.
- Saudi Pro League: 409 mill.
- LaLiga española: 254 mill.
De esos 254 millones invertidos en fichajes, el cuarenta por ciento se lo lleva un solo jugador, Jude Bellingham, tras el traspaso pagado por el Real Madrid. Ya no es que los equipos españoles no puedan fichar, es que solo han podido inscribir a 55 de los 90 fichajes (información del jueves) y alguno va a tener dificultades para hacerlo en estas primeras jornadas. A todo eso se suma la sensación de preconcurso de muchos clubes, la necesidad de ventas premeditadas, las cutreces de tantos y tantos dirigentes (mención especial a las Finanzas ridiculés),… Jugadores interesantes de nuestra liga, con destacadas actuaciones individuales, han tenido que emigrar a otras competiciones: Pau Torres y Jackson (Villarreal) a la Premier, Chukweze y El Bilal a Italia, Kondogbia y Dembélé a la Ligue 1 francesa… Lo que no esperaba ver era que uno de los mejores centrocampistas de la temporada pasada, Sergio Canales, terminara en la liga mexicana (Rayados de Monterrey) por 15 millones de euros. Y además está la sensación de que, si pudieran, si llegaran buenas ofertas, los clubes se desprenderían de “lastre” salarial: Morata, Joao Félix, Saúl, Christensen, Kessié… o media plantilla del Sevilla, Valencia, Betis o Getafe.
Alfredo Relaño finaliza su artículo con una velada queja al tratamiento fiscal de los salarios de los futbolistas en España, lo que convierte nuestro campeonato en menos competitivo, y termina hablando del exitoso (en pasado) plan de austeridad de LaLiga, pero advierte que hoy podría convertirse en “austericidio”. No pide abiertamente una relajación de las normas, lo que favorecería de nuevo a los infractores de los últimos ejercicios (con el Barça, como siempre, en cabeza), pero sí dice que “LaLiga ha podido llegar a ser cosa de tres, incluso de dos, pero lo que no puede ser es cosa de uno”. Yo creo que lo está pidiendo de manera cobarde: ayuden al Barça, al Atleti y al resto de clubes. Al Madrid no, que lo ha gestionado bien.



Hace dos meses se publicó el informe Annual Review of Football Finance 2023, realizado por la prestigiosa empresa de auditoría Deloitte. El Informe se basa en la temporada 2021-22, la primera post-covid, por tanto, sus comparaciones con el ejercicio anterior tienen que ser favorables por fuerza. El informe habla de la buena salud en general del fútbol, del aumento del interés entre los aficionados, de la recuperación de los datos económicos y de los balances de los clubes por la vuelta a los estadios, del incremento de los derechos de televisión,… Pero algunas cifras son cualquier cosa menos positivas, o al menos tranquilizadoras. El informe es interesante para comparar datos entre los distintos campeonatos. Se aprecia una distancia considerable y creciente entre las cinco grandes ligas y el resto de las competiciones europeas:

Del mismo modo que se incrementa la distancia entre la Premier y las otras cuatro grandes ligas (ESP, ITA, ALE, FRA). Es una pena que España no supiera aprovechar ese lustro de dominio europeo (2014-18), o esa década de rivalidad de los dos mejores jugadores del mundo (Messi y Cristiano) en dos de los clubes más mediáticos del mundo.

En cuanto al tamaño de los campeonatos y de qué manera se generan los ingresos, también se aprecian algunas diferencias significativas. La media de ingresos de un club de la Premier es de 322 millones, mientras que en LaLiga española ronda la mitad de esa cifra (164 mill.), por debajo de la Bundesliga (175 mill.), pero muy por encima de las ligas italiana (117 mill.) o francesa (101 mill.). También es cierto que las cifras de los clubes españoles están «contaminadas» por el peso de los dos grandes clubes, Real Madrid y Barça, como veremos en la segunda parte.
La temporada analizada muestra un récord de asistencia a los estadios de la Premier League. Los big six ingleses (Liverpool, Tottenham, Arsenal, Chelsea, Manchester United y Cuty) continúan copando el mercado, pero hay una mejoría notable de las cifras de otros clubes por la llegada de inversores potentes, como el fondo de Arabia Saudí al Newcastle. A los seis les va muy bien de esta manera, o así deben considerar sus gerentes, y por ese motivo se salieron con celeridad y cobardía de la Superliga (por cierto, se ha vuelto a retrasar la sentencia sobre su creación).
El siguiente apartado del informe trata sobre la sostenibilidad financiera de los clubes ingleses, que está en duda, y realiza una comparación con la situación en otros países. El informe habla de la necesidad de implantar fuertes medidas de control para gestionar uno de los principales activos exportadores de Inglaterra (literalmente, “one of the country’s greatest exports”), y en esa línea el gobierno inglés ha aprobado la creación de una autoridad independiente para controlar las finanzas del mundo del fútbol, la IREF (Independent Regulator for English Football). En este punto soy muy escéptico cuando Deloitte se refiere a los propietarios de los clubes y a la preocupación mostrada por la sostenibilidad de los mismos con sus propios ingresos. Abu Dábi, Catar, Arabia Saudí, en su día Abramóvich… no veo mucha preocupación por seguir inflando los patrocinios.
El apartado The next signing transformation of football explica la generación de nuevos ingresos para los clubes, con la explotación de posibles nuevas líneas de negocios. Algunos son muy claros, ya existentes, como el nombre de los estadios o nuevas formas de patrocinio, y otras son incógnitas: aplicaciones de móvil, generación de contenido adicional en redes sociales y otras plataformas, activos digitales, NFT, metaverso… Yo soy de otra generación y solo me interesa el juego en sí, el deporte, con un Reglamento que debería cambiar y en el que se debería suprimir todo aquello que hace que termine odiándolo. Particularmente, yo no veo ningún interés a estas formas de explotación, pero es posible que varias de esas fórmulas funcionen en el medio plazo. De momento, aunque no genere ingresos reales, al Barça le ha servido su división de activos digitales para inscribir los fichajes de la temporada 2022-23, y va a revender los mismos para los de la 2023-24 (que Tebas y el resto de clubes traguen con esto es parte de la «manga ancha» que Relaño solicitaba). Un tocomocho que estallará cualquier día, pero que le valió, entre otras cosas, para ganar la pasada Liga:
El informe continúa con un detalle de la Nueva regulación de la UEFA. Me tengo que reír cuando leo que se espera que la introducción gradual de la regulación sobre Sostenibilidad Financiera (UEFA’s Financial Sustainability Regulations from 2022/23) promoverá que los clubes (y hace referencia expresa a los fondos propietarios) sean más sostenibles en el futuro. Lo dice Ceferin, quien va de la mano en todo con Al-Khelaifi. Por cierto, seguimos sin ver sanciones (salvo algún lavado de cara ridículo) al Paris Saint Germain, el Chelsea o el City por sus reiterados incumplimientos. El Informe reserva un apartado al trabajo realizado por la Saudi Pro League y cómo los fichajes han traído un notable incremento de asistencia, de número de seguidores en Instagram o que los derechos de emisión hayan sido vendidos a 36 países…
Quizás la parte más interesante del informe esté en todo lo referido a la situación de los clubes de la Premier League. Entre la primera y la segunda división, los equipos ingleses han perdido más de 1.000 millones de euros, pese al poderío que han mostrado en Europa en los últimos tiempos. La preocupación del gobierno hizo que en febrero de este mismo año se publicara el White Paper por “Un futuro sostenible – La reforma de la gobernanza de los clubes de fútbol”, donde se insiste en la creación de esa autoridad independiente que controle las finanzas del fútbol. Hay una parte que me recuerda a tiempos pasados en nuestra Liga (el famoso no-descenso de Sevilla y Celta, por ejemplo), que es lo referido a que las autoridades son conscientes de las especificidades del fútbol,cuáles son sus grupos de interés (aficionados, espectadores y espónsores), y que todos ellos se rigen por unas reglas algo diferentes a las de una empresa. La propuesta de Deloitte sobre gobernanza en los clubes hace referencia a una profesionalización de la gestión: definición de los objetivos, la adaptación a las nuevas necesidades sociales (inclusión, diversidad, medio ambiente, tengo dudas de que estén en la mente de los gestores del negocio…), la monitorización de ratios, el control de riesgos en la toma de decisiones y la planificación estratégica.
Al final, los aficionados de un club solo se preocupan de los éxitos deportivos, pero el deporte tiene ganadores y perdedores, y el informe menciona los riesgos de este tipo de gestión y algunos ejemplos, como el colapso financiero del Bury FC, o los episodios de racismo y sexismo en el rugby y el cricket (de eso sabemos mucho en España). La mala gestión de las finanzas de los clubes pueden conllevar la desaparición de clubes, del mismo modo que los riesgos reputacionales pueden suponer un abandono de los patrocinios. La implantación de un código de buenas prácticas traerá “long-term financial sustainability”. Mi duda es si existe la paciencia en el mundo del fútbol para mirar a largo plazo.
El big six genera entre el 66-76% de los ingresos totales los días de partido y por comercialización (sin derechos TV). La diferencia entre el sexto, Arsenal, y el séptimo, West Ham, es de 368 millones de libras frente a 255 mill., pero lo significativo es el peso de los salarios sobre el total de ingresos, un ratio que los clubes no deberían descuidar nunca (y lo hacen, vaya si lo hacen).

Los clubes de la Premier llevan 4 años seguidos dando pérdidas. El resultado operativo no incluye traspasos u otros ingresos y costes como “palancas”, amortizaciones de fichajes o de activos:
No copio aquí la parte del informe referida a la deuda porque no es concluyente al estar viciada por las inyecciones de capital de los nuevos propietarios (Chelsea, Newcastle), o los ya existentes (City). La mayor deuda que figura en los balances es la del Tottenham, vinculada a la construcción del nuevo estadio. Lo que sí me sorprendió fue la cifra de los clubes de la “segunda” división, pues entre todos palman otros 300 millones de libras:
Es insostenible. Se mire como se mire. En España se han hecho bastantes cosas bien, no hay más que comparar con la deuda que existía hace veinte años entre los clubes y la Seguridad Social o la Agencia Tributaria. De eso tratará la segunda parte. El ejercicio de contención se ha hecho, al menos la mayoría de clubes. Sería muy peligroso que se abriera de nuevo la mano por esas razones específicas del fútbol y por la irracionalidad de sus dirigentes y aficionados. Aunque ya se está haciendo. Con el Barça, como siempre. No debe ser casual que el escudo de LaLiga haya cambiado un balón por dos «palancas».


Por cierto, para los que me hablen de los fichajes del Madrid, del dineral invertido, etc., les dejo este cuadro de Maketo Lari (@maketolari) sobre el saldo neto en fichajes (compras menos traspasos) desde 2013. El Real Madrid no está en el top-20:
Una gestión eficiente y sostenible desde el punto de vista financiero… que no se premia.
Para ampliar estas y otras informaciones, mantuvimos una charla recientemente en el canal de Kollins:







