
LESTER, 04/07/2024
Quizás un Taller de Agradecimiento no suene especialmente motivador para la gente de mi generación, los prejuicios hacen que los mayores pensemos en «cosas raras». Sin embargo, escuchas Gratitude Bootcamp, te cuentan que es una experiencia inmersiva en la India en la que podrás conocer otra cultura, encontrarte con gente excepcional, reflexionar sobre lo importante de la vida, incluso meditar, si es lo que quieres… reconectar con tu esencia o con aquellas cosas que la velocidad de tu día a día podía haber hecho que olvidaras, y puede que te suene mejor. Si además te explican que tu estancia allí va a ayudar a que se mantenga una escuela con 800 niños, lo normal es que ya te intereses, que quieras saber más. Y en cuanto lo conoces, te pones a mirar fechas para apuntarte al siguiente grupo.
Cuatro jóvenes españoles, Raquel, Andrea, Victor e Ismael, han creado en 2024 este Gratitude Bootcamp, toda una inmersión en una de las zonas más espirituales de la India. Como ellos lo explican mucho mejor que yo, les cedo la palabra.
EQUIPO GRATITUDE BOOTCAMP.- El Gratitude Bootcamp es una experiencia inmersiva de una semana donde participantes de España viajan a Bodhgaya, al noreste de la India, para vivir un viaje de la razón al corazón, conectar con uno mismo, tomar perspectiva y, sobre todo, aprender a vivir desde la gratitud. El coste de esta experiencia va íntegramente donado a la escuela Bodhi Tree School Foundation, una escuela que da educación de calidad a más de 800 niños de las zonas más pobres de la India. Completando cuatro Gratitude Bootcamps al año, lograremos soportar los costes básicos del colegio.
¿Cómo surge este proyecto?
RAQUEL.- Este proyecto surge de un viaje a la India que hicimos Andrea y yo en 2023 para ir a una boda en Calcuta de un amigo nuestro. Una boda que resultó ser acordada por las familias, ambas de clase alta, que duró tres días y en la que abundaron el lujo y el despilfarro. Allí le propuse a Andrea visitar Bodhi Tree School, un colegio único en el mundo, donde yo había estado como voluntaria allá por 2016 (Vacaciones solidarias en la India) y al que siempre había querido volver. El contraste no pudo ser mayor, pasamos de la ostentación y la riqueza desmesurada a la pobreza extrema en menos de una hora de avión. Fue vivir desde dentro las dos caras de la India.
Visitar el colegio fue increíble, ver cómo había evolucionado en estos ocho años, pasando de tener 400 a más de 800 niños, creando una unidad para niños con discapacidad o con habilidades especiales como dicen allí, creando una sala informática, un huerto para enseñar a los niños a cultivar sus propias frutas y verduras, una sede bancaria para enseñarles desde pequeños a ahorrar… Volver a ver a Dhirendra, fundador del colegio, después de tantos años y poder conversar con él durante horas sobre Bodhi Tree School y la transformación que viven estos niños cuando llegan al colegio fue muy especial e inspirador. Podría quedarme horas hablando de los increíbles cambios que había experimentado el cole y lo emocionante que fue para mí volver y verlo todo.
Sin embargo, algo que nos marcó mucho fue el daño que el Covid había hecho al colegio y a la región. El colegio se había quedado sin recursos, pues se sostenía sólo a base de donaciones y visitas de voluntarios y desde la pandemia los voluntarios habían dejado de venir, las donaciones habían bajado muchísimo y las necesidades allí, por el contrario, se habían triplicado. En ese momento que estuvimos no podían dar de comer a todos los niños del cole, cosa que sí hacían en 2016, y no eran capaces de calcular el número de niños nuevos que podían acoger por la inconsistencia e inestabilidad de sus recursos.
Ahí fue cuando Andrea y yo estuvimos dándole vueltas a qué podíamos hacer para ayudar a que Bodhi Tree pudiera ser sostenible económicamente y lograra seguir dando educación a más y más niños. Desde el minuto uno se unieron Victor e Ismael, nuestras parejas, que se emocionaron con todo lo que les contamos a la vuelta y quisieron ayudarnos a dar con la idea. Así fue cómo surgió el Gratitude Bootcamp.

¿Qué se va a encontrar todo el que se apunte al Gratitude Bootcamp, por qué decís que es un proyecto win-win, de doble dirección?
ANDREA.- Todo el que participa en el Bootcamp realiza un viaje de la razón al corazón, reconectando con su esencia, con las cosas realmente importantes de la vida: el amor, la alegría, la compasión y la gratitud. Ver el cambio que Dhirendra ha generado en estos 800 niños y sus familias demuestra que el progreso es posible y que, incluso con recursos muy limitados, todos podemos marcar la diferencia en el mundo.
En definitiva, es una experiencia transformadora que llena a los participantes de energía y de sentido del propósito, algo que se llevan a su vida cotidiana, haciendo pequeños y grandes cambios en su día a día y en el de su entorno.
Se genera un win-win porque, además de reconectar a las personas occidentales con los valores más importantes, ayuda a financiar el colegio. Cada participante aporta un mínimo de 600 euros por su alojamiento, dietas, visitas y transporte durante su estancia en la India, lo que deja un margen suficiente para invertirlo en mejoras sustanciales para el colegio. Además, para los niños de Bodhi Tree School, es una manera de relacionarse con personas de otras culturas, ampliar sus horizontes y ganar confianza en sí mismos, especialmente para las niñas, que en la India viven en condiciones de desigualdad.
En definitiva, se trata de un proyecto de doble impacto que permite que este oasis de gratitud y alegría en un sitio remoto de India se autofinancie y al mismo tiempo genere valor en los participantes que conectan con su parte más auténtica.

¿Qué es lo que hizo que te unieras a organizar una experiencia así sin haber estado nunca en el colegio ni en la India?
ISMAEL.- Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante. En occidente siempre decimos la frase “no tengo tiempo de nada”, pero la realidad es que nos metemos en un bucle donde el día a día nos come y a menudo nos olvidamos de cosas como ayudar a los que más lo necesitan, cuidar a la gente de nuestro entorno o incluso cuidarnos a nosotros mismos y ser realmente felices.
Cuando Andrea me habló, con ese brillo en los ojos, de cómo era Bodhi Tree School y cómo era Dhirendra, tuve claro que el mundo tenía que conocerlos. Y nos pusimos manos a la obra para crear un modelo sostenible que financie el colegio, pero a su vez ayude y genere impacto en personas de occidente.
Tengo la suerte de haber trabajado en diversos retiros y experiencias tanto con niños como con adultos. En general, se genera una transformación muy importante en la vida de las personas, pero, además, si puedes hacerlo en un lugar tan mágico como la India, donde vives una realidad muy distinta a la nuestra, la predisposición de los participantes y por tanto los resultados que consigues son aún mucho más profundos. En resumen, ¡no podía no sumarme a esta aventura!
¿Cómo fue la experiencia una vez allí? ¿Era cómo esperabas o habías visualizado?
VÍCTOR.- Fue una experiencia muy enriquecedora, por un lado tuvimos la oportunidad de sumergirnos en la cultura local, aprender su forma de vida, su cultura y tradiciones y por encima de todo, su forma de pensar basada en la gratitud y en la ausencia de ese EGO que tanto daño nos hace. Por otro lado, las dinámicas de desarrollo personal del Gratitude Bootcamp nos permitieron hacer una pausa en nuestra vida para poder reflexionar, responder a «¿Quién soy y de dónde vengo?» y fijar un propósito cuya meta es tu felicidad.
Disfrutamos, reímos, lloramos, aprendimos y sobre todo, nos lo pasamos muy, muy bien.
¿Cómo está organizada la escuela Bodhi Tree School? ¿Y quién es ese sujeto al que todos definís como excepcional, que es Dhirendra Sharma?
ANDREA.- Dhirendra Sharma o, como nosotros decimos, Gandhi 3.0, es un hombre procedente de la zona rural de Bihar, una de las regiones más pobres de India. Creció en una familia muy pobre y fue el primero de su familia en pisar la ciudad y descubrir la ropa interior, el váter y el jabón a los 20 años. Al llegar a la universidad, a pesar de ser discriminado por su baja casta, Dhirendra se propuso aprender inglés a base de hablar con turistas y aprendió oratoria en la universidad. Su misión era demostrar al mundo que la educación puede borrar las líneas de la pobreza y la desigualdad. Así, fue ganando credibilidad dentro de la universidad y conoció a su maestro, uno de los últimos discípulos de Gandhi. Decidió dedicar su vida a la obra social a base de ofrecer oportunidades educativas a los niños de las zonas rurales de India, para romper el círculo vicioso de la pobreza.
Sin apenas recursos para llevar a cabo su sueño, Dhirendra se dedicó en los primeros años de su juventud a idear su proyecto. Definió los valores, el tipo de escuela que querría construir, y hasta visualizaba dónde estaría ubicada y qué elementos tendría.
Un buen día, conoció a un americano turista que quedó maravillado por los valores de Dhirendra y su vocación. Completamente inspirado por su historia y su propósito, él y su mujer decidieron donar sus ahorros para la fundación del proyecto, y así nació Bodhi Tree School.
12 años después, Bodhi Tree es un colegio de más de 800 niños becados en el que los alumnos aprenden, más allá del currículum académico básico, los valores de la gratitud y la alegría, el arte de la meditación, el respeto hacia la naturaleza, la igualdad entre hombres y mujeres, y desarrollan la capacidad de ser quienes realmente son, sin necesidad de encajar en los moldes estrictos de la sociedad.
Tal como lo describen algunos de los participantes del Bootcamp, este colegio representa “el cambio que todos queremos ver en el mundo”
Contadnos un poco sobre la región de Bodhgaya y su importancia «espiritual» en la India.
VICTOR. – La ciudad de Bodhgaya se encuentra en la región de Gaya, al noreste de la India. Lo más destacable de Bodhgaya es su templo Mahabodhi, erigido junto al Bodhi tree, lugar donde Siddhartha Gautama, Buda, se sentó a meditar, alcanzando la iluminación espiritual. Es considerada la cuna del budismo y sus seguidores peregrinan hasta allí para conocer el árbol, meditar y realizar ofrendas. Sus numerosos templos budistas, repartidos por toda la ciudad, y la multitud de fieles que se congregan en Bodghaya, confieren a la región una atmósfera espiritual que te invita a la reflexión y el autoconocimiento. Recorrer la ciudad es un continuo descubrimiento, te cruzas cantidad de monjes budistas vestidos con sus típicas túnicas naranjas y en cada rincón te sorprendes con algún ritual o pequeña ofrenda.

RAQUEL, en febrero de 2024 hicisteis el primer Bootcamp con 22 participantes, ¿podrías hablarnos del doble impacto generado con este bootcamp y los proyectos que se financiaron con el dinero?.
El Bootcamp de febrero fue nuestro “estreno” y no pudo salir mejor. Nos permitió confirmar que no éramos los únicos locos que se maravillaban con Dhirendra y con el colegio, nos hizo ver que la gente necesita una experiencia así para dar un parón en su día a día, tomar perspectiva y valorar aspectos de su vida. Gracias al primer Bootcamp pudimos financiar varios proyectos que Dhirendra llevaba años queriendo hacer:
- Reparación del autobús escolar: 2.000 euros. Con la reparación del bus ahora se puede llegar a niños de aldeas rurales más lejanas y traerles a Bodhi Tree School. Además han reparado el autobús convirtiéndolo en una librería móvil que los fines de semana va por los pueblos llevando libros a los más pequeños.
- Instalación de un purificador de agua en el colegio: 1.500 euros. Gracias al purificador, ahora los niños pueden beber un agua segura y estar siempre hidratados, sobre todo en las épocas de más calor (Enlace a Nuestro Nobel de Economía).
- Instalación de paneles solares: 3.000 euros. El ser autónomos con la energía ayuda a que el cole no sufra cortes de electricidad constantes, algo muy común en la zona.
- Adquisición de productos de higiene femenina: 500 euros. Muchas niñas no tienen acceso a estos productos o no pueden permitírselos y, gracias a esta donación, ahora Bodhi Tree School cuenta en su enfermería con una amplia gama de productos de higiene femenina.
- Reacondicionamiento de algunas clases: 500 euros. Se han pintado las clases, reparado algunas fachadas del colegio y adquirido pupitres nuevos.


¿Qué se va a encontrar el viajero/voluntario/alumno del Bootcamp? ¿Qué mentalidad o disposición debe llevar el viajero para sacar el máximo provecho de una experiencia así?
ISMAEL. – En primer lugar, el viajero debe saber que solo con su participación está ayudando a estos 800 niños a tener la oportunidad de cambiar su presente y su futuro a través de la educación, y de tener una oportunidad de salir de ese círculo de pobreza.
Pero la participación en Gratitude Boodcamp es mucho más, es un viaje interior en el que buscamos reconectar con la esencia más pura de cada persona. Queremos encontrar esa zona de genialidad que todos tenemos y sacarla a relucir o potenciarla aún más, para lograr lo mejor de nosotros mismos.
Así que, para poder hacer una transformación tan importante, necesitamos tres elementos:
- Humildad: debe hacer una introspección, sin miedo y dejando el ego a un lado, para identificar aquellas cosas en su vida que no están fluyendo y que pueden mejorar.
- Voluntad de cambio: deben ser exploradores con ilusión para conseguir ser su mejor versión.
- Capacidad: conocerán herramientas y estrategias para implementar esos cambios en su vida, pero deben trabajar y ser valientes y constantes, para integrar todos los nuevos elementos.


Y aunque a Dhirendra no le guste hablar de las cosas materiales, ¿qué coste tiene la semana de inmersión y qué cubre?
ANDREA.- El bootcamp dura siete días y tiene un coste de 600 euros, que incluye el alojamiento, la comida y todos los desplazamientos y visitas. No se trata de un voluntariado, sino de una especie de campamento-retiro, donde por las mañanas hacemos actividades culturales, visitamos templos y monumentos, y pasamos tiempo en el colegio, contagiándonos de la alegría y gratitud de los niños, y por las tardes realizamos actividades de introspección y desarrollo personal.
Es un proyecto sin ánimo de lucro, donde los organizadores somos voluntarios que trabajamos con el propósito de ayudar a Bodhi Tree School a autofinanciarse y a seguir creciendo. Normalmente, al terminar el Bootcamp, los participantes realizan un recorrido por algunos puntos de interés de la India, y muchas veces lo hacen en grupo, ya que surgen amistades y vínculos muy profundos tras haber vivido una experiencia transformadora como esta.
¿Es una experiencia recomendada solo para gente joven o para todas las edades?
RAQUEL.- Sin duda, para casi todas las edades. En el primer Bootcamp, los participantes teníamos entre 25 y 43 años, pero en el de agosto vamos a tener a gente de más de 50 y hasta cuatro personas con más de 60 años. Para el año 2025, estamos pensando en montar un grupo para que puedan acudir familias con sus niños, ya que hay muchas personas que nos lo han preguntado. Antes de ir conviene saber lo que te vas a encontrar: al tratarse de una inmersión total en el país, el alojamiento es austero, sin grandes lujos ni comodidades, pero en el que te vas a sentir muy cómodo. La comida es sabrosa y abundante, a todos nos encantó, pero es la que hay en la India, no vas a encontrar un menú a la carta. Por tanto, el Bootcamp es apto para todas las edades, además, la diversidad enriquece la experiencia. Lo importante son la actitud y las ganas de empaparse de la experiencia.
¿Podríais decirnos nuevas fechas, cómo inscribirnos, redes sociales y otras maneras de colaborar para los que no puedan ir al Bootcamp?
EQUIPO GRATITUDE BOOTCAMP.-
Nos quedan pocas plazas, pero aún hay disponibilidad para los dos próximos bootcamps:
- Del 9 al 18 de agosto.
- Del 25 de octubre al 3 de noviembre.
- Del 1 al 9 de diciembre.
Los interesados solo tienen que visitar nuestra página web o nuestras redes sociales: @gratitude.bootcamp en Instagram.
Y rellenar el formulario de interés: https://btef.ngo/es/gratitude/.
A partir de ahí, nos ponemos en contacto con ellos y resolveremos todas sus dudas sobre el proyecto, los viajes y demás.
Igualmente, aquellas personas que quieran contribuir con donativos u otros medios, existe un GoFundMe donde hacer donaciones: https://www.gofundme.com/f/help-us-sustaining-bodhitree-school o pueden ponerse en contacto con nosotros a través de la web o las redes sociales, y les ayudaremos a encontrar la forma correcta.





